Monday, January 21, 2013

EXTRANJERO EN SU TIERRA: EL RETORNO DE UN COLOMBIANO - VIII



Día 8: De Paseo Por Medellín

Viejo barrio,
Perdoná si al evocarte
Se me planta un lagrimón,
Que al rodar en tu empedrao
Es un beso prolongao…
Tango de Battistella y Le Pera

Yo voy a Medellín como en un viaje a través del tiempo a ponerme en contacto con mis ancestros. Mis abuelos salieron de La Ceja y Rionegro por allá en los años veintes y treintas del siglo pasado para irse primero a Risaralda y luego al Quindío. En el Quindío echaron raíces y nunca pensaron en regresar a sus patrias chicas con la noción de que patria es donde le va bien a uno. De ellos heredé una visión idealizada de Antioquia que es difícil reconciliar con la realidad de los últimos 40 años, pero ello no importa pues Antioquia actúa como el motorcito que lo pone a uno a andar por el mundo con mente alerta, corazón abierto y actitud pronta a aprovechar la oportunidad que se presente para seguir andando. Además, de la abuela materna heredé el cariño que nunca se ha enfriado y la hospitalidad siempre generosa de las primas que viven en la ciudad.

Medellín es una ciudad de grandes contrastes sociales y culturales, muy similar a otras grandes ciudades del país.  En cosa de minutos uno pasa de barrios de exquisita belleza a vecindarios de abrumadora fealdad, de áreas diseñadas con elegancia y esmero a otras de construcción improvisada, de entornos redolentes de inmensa riqueza privada a entornos de abyecta miseria. 

El centro de la ciudad es un hormiguero de gente en constante movimiento que hace difícil caminar y produce en algunos visitantes forasteros una sensación de inseguridad y peligro. En lugares más residenciales y áreas comerciales menos congestionadas el peatón tiene que competir con el tráfico automotor por un lugar en las calles. Hay numerosos centros comerciales con gran variedad de mercancías y servicios que combinan la funcionalidad del mundo desarrollado con el sentido de la decoración de los nativos de clase media y alta y donde uno está aislado de las muchedumbres que llenan el centro de la ciudad.

Las calles, en contraste con las de Bogotá, están en buen estado. Pero en los vecindarios más nuevos, igual que en Bogotá, se ha ignorado completamente la existencia del peatón. Los diseñadores urbanos no anticiparon andenes, ni áreas de cruce en las intersecciones de las calles o en las avenidas de circulación rápida, ni paraderos de buses que den protección a los pasajeros. En un país donde la mayoría de la población anda a pie y usa transporte público, especialmente la servidumbre que trabaja en las casas de los pudientes, esta es una negligencia que para mí bordea lo criminal.

El metro es una obra de la que están muy orgullosos los paisas y con razón. Es bella, eficiente, bien mantenida. Ellos prefieren no hablar del costo que tuvo construirla y de cuánto más se hubiera podido construir con el mismo dinero. Los rieles del metro corren paralelos al río Medellín en algunos tramos. El río fue canalizado hace muchos años y con el tiempo la administración municipal construyó un parque con árboles, flores, zonas verdes y caminos peatonales en lo que fueron sus riveras. El paisaje desde el nivel del metro es muy atractivo. Uno se siente tentado a caminar por el parque. Es tentación que uno debe resistir. La ciudad no ha logrado eliminar completamente el uso del río como vertedero de aguas negras y de su cauce se levanta un vaho de materias fecales.

Los habitantes de Medellín se preparaban para dos conciertos de Madonna que tendrían lugar el 28 y 29 de noviembre. En anticipación de los turistas que esperaban del resto del país y de los países vecinos y para darles un buen recuerdo del que pudieran hablar al regresar a sus casas las autoridades locales adelantaron la iluminación pública navideña de la ciudad.
Esta iluminación se ha convertido en uno de los eventos cívicos que más entusiasman a los nativos y con toda razón. Los decoradores contratados por la ciudad convierten el río que la atraviesa, debidamente canalizado como está, en un río de luz que en opinión de los entendidos compite con la iluminación navideña de otros lugares del mundo. Este año el tema escogido por los decoradores fue la flora y fauna tropicales. Tuve la oportunidad de presenciar uno de los ensayos de funcionamiento que se hicieron en los días anteriores al gran evento y quede debidamente impresionado.

Ha desarrollado la ciudad un plan de tolerancia del consumo público de marihuana que en la práctica es similar a la tolerancia que la sociedad ha tenido siempre con el consumo de alcohol. Hay varios lugares que han sido designados como áreas seguras para fumar marihuana y tomar alcohol aunque en ellos mismos no hay expendio autorizado de dichas substancias. En estos lugares las autoridades han ordenado la presencia de la policía y de inspectores del departamento de salud e higiene con el propósito de garantizar la seguridad de los participantes, darles educación sobre el abuso de substancias toxicas y ofrecerles asistencia pre-médica si la necesitan.

 En mi opinión esta es una manera válida de confrontar los aspectos de política internacional y de salud pública del consumo de drogas. De una parte, la guerra a las drogas liderada por los Estados Unidos adolece de debilidades e inconsistencias que han puesto una carga desmedida sobre la población negra y latina pobre de los Estados Unidos mismos y sobre los países productores de las substancias condenadas por los gobernantes de dicho país. De otro, ha inducido a una criminalización del consumo que ignora la realidad científica de la adicción y experimentación con las drogas (que son similares a las relacionadas con el alcohol y el tabaco) como problema de salud. 

En este sentido, un país productor como Colombia tiene que forzar a las autoridades estadounidenses a revisar el papel dominante de su país en el mercado de drogas como consumidor masivo de las mismas y beneficiario primario del dinero que su tráfico genera así como a reconsiderar la represión del consumidor y reconocer los beneficios de la prevención y el tratamiento de la drogadicción.

Estuve en el Parque de los Periodistas, uno de los lugares donde oficialmente se tolera el consumo de marihuana, con unos amigos en un fin de semana. Dos cosas me llamaron la atención: la presencia bien recibida de las autoridades de policía e higiene  y la representación de todas las clases sociales en un espacio compartido, donde personas de múltiples estratos sociales conversan y se relacionan sin distancias físicas y culturales. En un país de notoria, rígida e intolerante estratificación social como es Colombia y en especial Antioquia resulta paradójico  como dijo uno de mis sobrinos, que sea alrededor de una actividad nociva para la salud social e individual donde la gente encuentra un nicho de comunicación, contacto, interacción y desarrollo potencial de relaciones de amistad libres de barreras artificiales.

Luis Mejía –  de enero del 2013

4 comments:

  1. No habrá otra palabra para "nativos" ya que puede resultar confusa creyendo que se trata de los indígenas nativos y no de los habitantes locales? Que conste que no tengo nada en contra de los indígenas, primeros dueños de nuestras tierras. Es más, soy bienvenido en dos de los resguardos del Suroeste Antioqueño.

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    1. La palabra nativo ha ido adquiriendo en Colombia la connotación de que se refiere exclusivamente a los descendientes de los aborígenes o habitantes del país a la llegada de los invasores españoles en el siglo XVI. En mi opinión es parte de una tendencia entre ciertos segmentos educados de ‘adecentar’ el lenguaje, tema al que me referiré en una entrada próxima de este blog. La palabra indio, usada por generaciones para identificar a dicha población, adquirió un cariz negativo en ciertos contextos -igual que la palabra negro- porque sirvió por mucho tiempo como puntal de la discriminación racial que practicaban los descendientes de los españoles y sus imitadores de otras razas. Dos de las definiciones de nativo que da la Real Academia Española –válidas en cuanto ya no podemos renegar del idioma como herencia de esa invasión- rezan: “Perteneciente o relativo al país o lugar en que alguien ha nacido. Suelo nativo. Aires nativos” y “Nacido en el lugar de que se trata”. Estos significados quedarían eliminados de nuestro uso si aceptamos que la palabra solo se refiere a los que ya no queremos llamar indios e implicaría un empobrecimiento del lenguaje en el que no nos acompañarían los demás pueblos hispano-hablantes.

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  2. Hola Luis, entre al blog producto de mi búsqueda sobre opiniones de gente extranjera sobre Colombia, esto debido a la coyuntura en el país, es decir el paro agrario y demás. Podría decirse que buscaba una opinión externa ante este mamotreto de país gobernado por mercachifles. Dos coincidencias: como bogotano estoy de acuerdo con tú opinión sobre mi ciudad, y en general creo que esa regla de construcciones feas y desorganizadas se aplica en las ciudades que conozco. Además estuve en Medellín para la misma fecha en la que estuviste, de este viaje he estado reflexionando sobre Antioquía y sus gentes, ya que Medallo me dejo una grata impresión. Bueno, seguiré leyendo el blog. Gracias.

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    1. Andrés, bienvenido a mi blog. Espero que lo disfrutes y que, como lo has hecho ahora, compartas tu reacción a lo que leas conmigo y con los demás lectores.

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