Monday, September 17, 2012

VIOLACIÓN Y ABORTO: ATKIN Y EL DEBATE SOBRE EL DERECHO DE NACER


Atkin y el Aborto en Caso de Embarazo Violento

Todd Akin es un miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos que ha ganado las elecciones primarias del partido republicano en el estado de Missouri para ser candidato al Senado federal. Sus votos en la cámara, así como su participación en la comisión legislativa sobre ciencia y tecnología, han estado siempre dentro de las líneas más ortodoxas –y menos científicas- de su partido.

En una entrevista para la televisión en la ciudad de San Luis del mismo estado el 19 de los corrientes expresó una opinión sobre el aborto y los actos sexuales no consentidos que ha causado justificado asombro en el país no republicano y en el resto del mundo. . Dijo:

“Por lo que yo les entiendo a los médicos, eso [el embarazo durante una violación] sucede muy raramente. Si ase trata de una violación legítima –o de buena fe- [ambas son versiones válidas de la palabra inglesa “legitimate”] el cuerpo de la mujer tiene mecanismos para tratar de inmovilizar toda la cosa [el sistema reproductivo]. Pero supongamos que quizá no sucedió así o que algo pasó. Creo que debería haber algún castigo. Pero el castigo debería ser del violador, no atacando el niño”.

La traducción al castellano de lo que dijo el Representante Akin es confusa pues refleja la manera muy desordenada e ilógica en la que él se expresó. Algunos políticos tienen una manera de hablar ajena a la sintaxis y a la lógica. Me inclino a pensar que hablan así en parte porque no saben de qué están hablando y en parte porque  no quieren expresarse con claridad.

A pesar de la manera poco profesional –como lingüista, no como político- en que se expresó Akin, la opinión pública entendió lo suficiente como para generar una reacción crítica que forzó a los voceros oficiales de la campaña presidencial republicana a lanzar una ofensiva de relaciones públicas para limitar el daño causado por Akin.

Atkin y Sus Fuentes de Información

Akin se vio forzado a aclarar su opinión. Dijo que había usado la palabra incorrecta pues realmente quería referirse a violación a la fuerza, que ha oído mencionar a personas que han llegado a ser famosas a pesar de haber sido fruto de una violación y que la información médica que le servía de base a sus afirmaciones sobre el mecanismo natural del cuerpo femenino para volverse estéril en un acto de violación la obtuvo leyendo las obras de un Dr. John Willke.

Akin se graduó en ingeniería pero no desarrolló capacidad crítica para seleccionar sus fuentes de información científica y preocupa que alguien de entendimiento tan limitado participe en el proceso legislativo y tenga poder para tomar decisiones sobre temas científicos. Willke, a quien Akin considera su mentor en asuntos biológicos, se graduó de medicina, posa de científico y ha escrito extensamente sobre problemas de sexualidad y reproducción humana. Uno de sus admiradores lo cita para justificar la siguiente afirmación: “el trauma físico de la violación a la fuerza puede interferir con la producción de hormonas y la concepción”. Ningún científico de verdad lo toma en serio o gasta su tiempo leyéndolo pues sus pronunciamientos son pura ficción.

Absurdos Científicos Sobre la Concepción

Esta es la manera como Willke explica los mecanismos que permiten el embarazo de una mujer: “Para que una mujer quede preñada y permanezca preñada su cuerpo debe producir una mezcla muy sofisticada de hormonas. La producción de hormonas está controlada por una parte del cerebro que es fácilmente afectada por las emociones. No hay un trauma emocional más grande para una mujer que el de una violación por asalto. Esto puede trastornar radicalmente la posibilidad de ovulación, fertilización, implantación y aún mantenimiento de un embarazo. ¿Que reducción porcentual de los embarazos resultará de esto? Nadie lo sabe pero con toda seguridad [sic] reducirá los embarazos por lo menos en un 50% y probablemente más.” Garantizo a mis lectores que no he inventado una sola palabra en esta opinión de Willke y a pesar de que obviamente su ignorancia del tema es total hay grupos de fanáticos cristianos caracterizados por su ignorancia de la ciencia y su temor del sexo, especialmente del sexo de los demás, que le dan credibilidad y vocería en las discusiones sobre políticas públicas de salud y fertilidad. Willke ha hecho una carrera en un medio donde nadie tiene capacidad intelectual –o valor moral- para cuestionar las cosas absurdas que dice.


GAZAPO: PONER Y OTRAS COSAS QUE YA NO HACEN LOS COLOMBIANOS



Definición De Poner

El verbo poner tiene una vida, una presencia y una tradición muy grandes en el castellano hablado y escrito. Las expresiones que los hablantes del idioma hemos construido con él son ricas en significado e intención.

El diccionario de la real academia de la lengua trae 44 acepciones de poner, todas castizas, útiles, facilitadoras de la comunicación, y 22 expresiones construidas alrededor suyo que le dan color y fuerza a la descripción de personas y situaciones. La definición básica es “Colocar en un sitio o lugar a alguien o algo”, pero también se extiende a apostar o arriesgar algo en el juego, al caer de un astro –el sol se pone-, aplicar un nombre –poner apodos-, suponer o aceptar una conjetura –pongamos que es verdad lo que dices- y, finalmente, una acepción entre muchas, “dicho de un ave u otro animal ovíparo: Soltar o depositar el huevo”

La academia menciona expresiones compuestas con este verbo como poner en apuros, poner la mesa, poner un negocio, poner la radio, ponerse de parte de alguien, poner en duda, poner por escrito, poner ley, poner paz, ponerse bien o mal, ponerse a hacer algo, poner en claro, poner por delante o por detrás, ponerse al corriente, ponerse colorado.

Se Acostumbraba Poner En Colombia

El habla colombiana ha hecho generoso uso del verbo poner en expresiones que a veces se vuelven mini-cuentos. Así:

1] Poner el pecho lo hacía quien tenía valor para enfrentar situaciones difíciles: Me le quito el sombrero a esa mujer, se quedó sola, le puso el pecho a las dificultades y sacó adelante a su familia.

2] Poner el hombro lo hacía quien ayudaba a otro o en una causa de una manera efectiva, comprometida, seria: El puso el hombro como todos los demás cuando construimos el centro se salud en la vereda.

3] Poner la cara lo hacía quien tenía valor de asumir las consecuencias de lo que hacía o decía: Lo acusaron de falsificación, puso la cara y el juez lo encontró inocente; o bien, Ese hombre anda hablando mal de mí pero no ha sido capaz de ponerme la cara para sostenerlo.

4] Poner la mano lo hacía quien golpeaba a otro: Le puso la mano y lo dejó de hospital; o bien, Usted me pone la mano y no respondo de lo que le haré.

5] Poner la mano por otro lo hacía quien era testigo y garante de la integridad y honorabilidad de una persona: Yo pongo la mano por mi primo.

6] Ponerse de largo sucedía cuando los muchachos todavía usaban pantalones cortos hasta los diez o doce años y se ponían pantalones enteros por primera vez, también cuando las muchachas de sociedad se ponían traje largo: Ese muchacho se puso de largo para su confirmación, o Esa muchacha se puso de largo para la boda de su prima.

7] Ponerse algo se usaba para indicar la acción de añadir algo físico al cuerpo o para expresar una intuición o anticipación: El caballero se volvió a poner el sombrero después de saludar a las damas, o Se me puso que la seduciría.

8] Tener la cabeza bien puesta era una manera de reconocer la inteligencia, el buen criterio y un sentido básico de equidad que caracterizaba a alguien: Ese muchacho tiene la cabeza bien puesta, va a llegar lejos.

9] Quita y pone era lo que hacía un jugador cuando se comía una pieza del ajedrez, parqués o damas chinas y la reemplazaba con la propia, o lo que hace un presidente cuando cambia los nombres de sus ministros.

10] Poner la firma lo hacía quien daba la palabra para refrendar una promesa o compromiso o quien era conocido por saber de qué hablaba: Cuando prometo algo es como si hubiera puesto la firma; o bien, Si ella lo dijo, póngale la firma, eso tiene que ser cierto.

11] Poner los puntos sobre las íes lo hacía quien decía la verdad a alguien que no la quería oír y lo llamaba al orden moral: Ese comerciante estaba haciendo trampas en la plaza de mercado, el comisario de policía lo llamó y le puso los puntos sobre las íes; o bien, Ese hombre se la jugaba a la mujer todo el tiempo hasta que su propia mamá le puso los puntos sobre las íes.

12] Poner punto final era dar por terminada una situación, cerrar un episodio, concluir un proceso, acabar una discusión: Hay que ponerle punto final a las guerras que nos mantienen atrasados.

13] Poner en blanco y negro describía la capacidad de alguien para expresar los dilemas o alternativas en una situación, proceso o conflicto: El profesor de religión lo puso en blanco y negro, matar a cualquier persona y robarle al pobre lo poquito que tiene deben ser crímenes que la sociedad no perdone; se me pone que el profe es comunista.

14] Poner en el mismo saco describía la acción de revolver almas buenas y almas malas en la misma categoría o juicio moral: A mí no me ponga en el mismo saco con esos hampones.

15] Poner a cantar era lo que hacía quien lograba que alguien confesara sus delitos reales o inventados y revelara la identidad de sus compinches aunque fueran ficticios; era un arte para los investigadores criminales y un resultado que no querían pronto los torturadores, profesionales o aficionados.

16] Poner tatequieto es una expresión antioqueña muy hermosa y significaba hacer quedar quieto a alguien de conducta indisciplinada, desordenada, díscola: Ese hombre le hacía males a la gente todo el tiempo hasta que vino la muerte y le puso tatequieto; o Ese  niño tan travieso necesita que sus padres le pongan tatequieto con una correa; o bien A esa mujer no le pone tatequieto ni el putas, hasta el último día andará persiguiendo hombres…

17] Ponerlo era una expresión popular que me trae a la memoria la mujer de la última historia y que servía para describir la actividad sexual de quien lo hacía con su activo consentimiento, desdibujando así los roles estereotipados del sujeto activo y pasivo, pues decir: Esa muchacha lo pone, o Ese muchacho lo ponía pero ya nadie lo voltea a ver, implica un deseo, voluntad, querer hacer que es diferente del indicado en la expresión: A ese se lo comía el gobernador, o A esa se la ha comido todo el equipo de balompié, que implican una actitud sumisa, emocionalmente pasiva. Valga la pena mencionar que uno bien podría decir tener concúbito con otra persona del mismo o del sexo opuesto, como lo recomienda la Real Academia de la Lengua Española, y especificar si se hace en vaso apto o vaso no apto, como de ello dan ejemplo los moralistas cristianos, pero con ello nada se ganaría en claridad.

18] En este orden de ideas recuerdo que poner a parir borugos, o armadillo como se conoce ese animal en el resto del mundo, es otra expresión antioqueña que sirve para describir a alguien que ha sido puesto en una situación muy difícil: El entrevistador puso a parir borugos al político ese cuando lo confrontó con las mentiras que decía, o Parece que hay un pacto de caballeros entre políticos y entrevistadores por el cual estos se comprometen a no poner a parir borugos a aquellos.

19] Poner cuernos, a propósito, se refiere a las infidelidades que comete una pareja: Ese hombre, viudo, rico y viejo, se casó con mujer muy joven pensando que lo hacía por amor y ella le puso cuernos desde el principio.

20] Y redondeando el tema terminaré con la expresión poner conejo con la cual los colombianos describían a quien salía sin pagar de la cama de una prostituta y por extensión al que no cumplía sus compromisos, como los altos funcionarios del gobierno y los contratistas del estado.

Amigas y amigos contemporáneos se quejarán de que mis ejemplos son sesgados contra la mujer, a lo cual debo advertir que eso es cierto hoy, pero cuando yo oí estas expresiones por primera vez la sociedad de la que yo era parte todavía no había desarrollado la sensibilidad que hemos adquirido bajo la influencia del feminismo internacional ni éramos conscientes de que nada que sea parte del repertorio del capricho y el antojo humanos discrimina entre los sexos.

Los Colombianos Dejaron de Poner

Estas reflexiones vienen a cuento porque hace ya cosa de 40 años a un colombiano se le ocurrió corregir el uso del verbo poner con el argumento de que solo las gallinas ponen. Eruditos lexicógrafos, estudiosos de la evolución de los idiomas, arqueólogos de la lengua, no han descifrado las motivaciones del improvisado lingüista que enseñó un nuevo idioma a los colombianos. Nunca se sabrá si fue un tomador de pelo que quiso burlarse de las inseguridades de sus compatriotas –colectivamente temerosos de ser considerados gallinas o al menos ponedores- o una persona de muy limitada inteligencia inconsciente de su condición –el tipo que los colombianos mismos en momentos de lucidez llaman tarúpido, esto es mitad tarado y mitad estúpido- que con sus escasas luces creyó identificar un  error milenario tanto del habla castiza como del habla popular y se propuso corregirlo. Por el momento hay que reconocer el éxito de su necedad; ha tenido acogida tan amplia entre los colombianos contemporáneos que ya muchos encuentran natural decir colocar, ubicar, situar o localizar en lugar de poner.

Colombianos En Nueva York: Hablan Sin Poner

En Nueva York, donde la población hispanohablante es numerosa y variada, es muy divertido presenciar una conversación entre un colombiano y otro latinoamericano. La expresión de curiosidad, confusión y sorpresa del segundo es indescriptible cuando oye al colombiano decir, por ejemplo, “permítame le ubicúo el plato en la mesa”, “gracias por colocarme a funcionar mi computadora”, “¿puedo situar esta fruta dañada en la basura?”, “respete, no me localice su mano entre las piernas”. El colombiano, que tiene mucho del estereotipo argentino (pero ese es tema para otra historia), es completamente indiferente al impacto que causa y así su interlocutor se ve obligado a adivinar el sentido de sus palabras por el contexto de la frase y los gestos de boca, cejas y dedo.

Consecuencias De No Poner

La consecuencia más seria de este trastorno del lenguaje es que en Colombia ya nadie le pone el pecho a ningún problema, ni le pone la cara a ninguna confrontación, ni le pone la firma a ningún compromiso, ni le pone el hombro a proyectos de progreso social, ni le pone punto final a ninguna situación, ni le pone los puntos sobre las íes a quien falla en sus deberes, ni le pone tatequieto a quien perturba la paz pública o abusa de la influencia que tiene; tan cierto es esto que parece que las altas cortes hubieran decidido no poner a parir borugos a los empresarios cómplices de los paramilitares y poner a cantar quedito a los políticos cuya complicidad con estos es inocultable. Es como si con la pérdida del lenguaje el colombiano hubiera perdido la voluntad de hacer. Pero de esto nadie se sorprende pues se sabe que nadie en las elites nacionales tiene la cabeza bien puesta. Lo que sí no ha perdido el colombiano es el deseo sexual. Pero ya no lo pone sino que lo da. Tampoco ha perdido las ganas de poner conejo, pero ahora se llama a eso ser avispado. Y con la inundación de productos avícolas impulsada por el tratado de libre comercio con Estados Unidos pronto será posible que hasta las gallinas colombianas dejen de poner.

En Colombia La Prensa y El Fiscal General Sufren de Pone-Fobia

Casualmente hace unos días dos medios periodísticos produjeron un ejemplo excelente de lo que sucede con el verbo poner en Colombia.

El 31 de agosto pasado el diario bogotano El Espectador informó: “Menor de edad capturado sí fue el que ubicó la bomba contra exministro Londoño”, en el titular. En el cuerpo de la noticia atribuye al Fiscal General Eduardo Montealegre la información de que “…la persona que portando una bata blanca y una gorra con una peluca ubicó la bomba en la camioneta blindada del exministro…” [negrillas del periódico], lo que indica que la pone-fobia ha llegado a los más altos círculos del estado.

Ese mismo día la revista Semana se refirió castizamente en su cubrimiento de la misma noticia al  joven de 17 años señalado de haber puesto la bomba en el carro del exministro”. Sin embargo, más adelante, al copiar la información oficial, la revista dice: “…el fiscal Eduardo Montealegre dijo este viernes que el ADN del joven señalado de colocar la bomba tipo lapa sobre el carro del [exministro Londoño]”, de paso corrigiendo el verbo extraño usado por Montealegre por otro un tris más adecuado aunque todavía respetando la pone-fobia de este. Fíjense ustedes que la epidemia de verbos impropios es tal que a los redactores de estos reportes no se les ocurrió decir ‘el muchacho pegó la bomba lapa al carro del exministro” que hubiera sido perfectamente adecuado a la acción que se describe.

Cuando el Fiscal General y la gran prensa obedientemente aceptan la tiranía del mal hablar se ha perdido la batalla del conocimiento y del respeto al genio de la lengua.

Luis Mejía – 17 de septiembre de 2012

Publicado en blogluismejia.blogspot.com

Gazapo: Substancias Sólidas Impregnadas Mutuamente en El Tiempo



En el diario bogotano El Tiempo, edición del 8 de los corrientes, hay una larga crónica sobre la llegada y muerte en las playas de la isla de San Andrés en el Caribe de un caimán o cocodrilo. Aunque los científicos tienden a distinguir entre las dos especies, nosotros los del común no tenemos por que ponernos en esas precisiones. El hecho es que, según el autor de la crónica, ese animal “estuvo mucho tiempo en el mar, porque cuando fue encontrado tenía impregnado [sic] en su lomo algunos cirripedios, crustáceos marinos que suelen fijarse en las especies más grandes, como ballenas, o en los caparazones de las tortugas, que hacen viajes transcontinentales que duran años”. 

Según la academia de la lengua española –y el Pequeño Larousse Ilustrado- impregnar es “empapar, mojar algo poroso hasta que no admita más líquido”, “hacer que penetren las partículas de un cuerpo en las de otro” o “influir profundamente”.

La lectura del artículo en El Tiempo no me dejó convencido de que los crustáceos marinos hubieran empapado la piel dura y seca del caimán-cocodrilo ni que las partículas de que está hecho este fueran receptivas a las partículas de aquellos. Así que haciendo lo que hacemos los lectores respetuosos traté de imaginarme lo que quiso decir el autor. ¿Sería incrustar el verbo que estaba en la punta de su lengua y que no le dio la gana de aterrizar en el teclado de su procesador de palabras?

La misma academia dice que incrustar es embutir algo duro en otro algo también duro o hacer que un cuerpo penetre violentamente en otro o quede adherido a él o cubrir una superficie con una costra dura, todo lo cual parece describir aproximadamente la relación entre las dos especies de animales. Aunque si uno lee la descripción que hacen los manuales de ciencia elemental se entera de que los cirripedios se pegan o adhieren a sus huéspedes.

Luis Mejía – 17 de septiembre de 2012

Publicado en blogluismejia.blogspot.com