Friday, January 27, 2012

Campaña Presidencial en Estados Unidos – 2ª Parte La Ciencia Cede A La Militancia Política: Psicología de la Infidelidad En el Partido Republicano

Tanto Mitt Romney como Newt Gingrich han sido acusados por los otros candidatos de su partido y se han acusado entre sí de serias fallas éticas, ignorancia de conceptos básicos de las ciencias y los asuntos de estado, inconsistencias en su diagnóstico de los problemas nacionales y en las soluciones que proponen y conflicto de intereses con respecto a sus finanzas personales y las posiciones públicas que han desempeñado.

Del señor Romney hablaré en la tercera parte de esta serie. Hoy quiero referirme al señor Gingrich, quien fue profesor universitario de historia antes de dedicarse a la política. Fue elegido miembro de la Cámara de Representantes federal donde ejerció un poder desmesurado y, a mi juicio, de manera irresponsable durante el segundo periodo presidencial de Bill Clinton. De ese período de su vida quiero mencionar dos iniciativas que lideró y que definen su actitud frente a los asuntos de estado. Una fue su renuencia como presidente de la Cámara a negociar de buena fe con el gobierno la aprobación del presupuesto de manera que habiéndose vencido la vigencia presupuestal y no habiéndose aprobado un nuevo presupuesto el gobierno estuvo paralizado por varios días. La otra fue la propuesta de llamar a juicio al presidente por un affair que había tenido con una mujer que hacía una pasantía en la Casa Blanca. Hoy en día se ha querido justificar este evento con el argumento de que el presidente había mentido bajo juramento al hablar del asunto y que los ataques que se le hicieron fueron por perjurio y no por adulterio. Esa puede ser la verdad técnica pero no fue la verdad verdadera en el momento en el que el país vivió la crisis provocada por los republicanos.

El manejo del presupuesto en esos días es antecedente directo de los obstáculos que ha encontrado el presidente Obama para trabajar con el congreso y las mayorías republicanas. Desde hace ya muchos años es posible observar una actitud en sectores importantes del partido republicano de oposición cerrada y antagonismo irrestricto al partido demócrata cuando este tiene mayorías en el congreso o cuando ejerce la presidencia de la república. Es como si los republicanos asumieran el papel de representantes únicos de los intereses nacionales y gobernantes naturales del país y negaran a los demócratas el derecho a ejercer el poder cuando los resultados electorales los favorecen. En este empeño no hay táctica que no implementen ni obstrucción que no atraviesen en el camino de los demócratas. Los intentos de estos de gobernar con agenda y representación multipartidistas son vistos por aquellos como vacíos de poder y debilidades de carácter que ellos están llamados a remediar. Los republicanos no toman rehenes en su intento de ejercer un poder hegemónico en el gobierno y en la oposición: la armonía y colaboración entre diferentes fuerzas, el desarrollo equilibrado de las distintas regiones, la integración de grupos humanos marginados, la construcción de un consenso entre intereses rivales, el respeto a la multiplicidad de valores y expresiones culturales en una sociedad extremadamente variada como la estadounidense, son cosas sin importancia para ellos. El señor Gingrich personificó esas actitudes cuando fue presidente de la Cámara e implementó planes para imponerlas a toda la sociedad. Nada ha hecho desde entonces para convencer a nadie de que ha desarrollado la capacidad de negociación, conciliación, tolerancia, entendimiento de las diferencias y aceptación de los demócratas como políticos con iguales derechos y deberes que él de que carecía en esa época.

La persecución que hizo del presidente Clinton por el problema de adulterio merece también ser considerada en detalle pues representa la doble moral del discurso de los republicanos cuando se trata de censurar la vida privada de los demás. La vida matrimonial del señor Gingrich ha sido tema de discusión en los medios de comunicación del país y, de hecho, él ha sido cuestionado sobre la misma en los debates en que ha participado con los otros candidatos de su partido. Su reacción ha sido de enojo y rechazo y ha reclamado respeto a su derecho de vivir en privado sus asuntos domésticos. Sus críticos, sin embargo, recalcan el hecho de que durante el escándalo Clinton él estaba teniendo un affair extramarital con quien es su esposa de hoy, la tercera que tiene. Para ellos es cosa de gran hipocresía que alguien como él tome una posición radical de respeto a la familia y el matrimonio tradicionalmente definidos cuando su primer matrimonio también terminó luego de un affair extramatrimonial con quien se convirtió en su segunda esposa. Tres matrimonios y dos adulterios prolongados no son prueba válida de que uno está personalmente comprometido con los valores tradicionales de la institución familiar. En mi opinión el político renuncia a tener una vida privada cuando se compromete con una agenda legislativa que contradice los principios encarnados en su vida doméstica.

Esta ha sido, pues, materia de discusión seria entre amigos y enemigos del candidato. Quizá una de de las defensas más fascinantes que se haya hecho de los adulterios del señor Gingrich corrió por cuenta de un psiquiatra de nombre Keith Ablow identificado como miembro del Equipo Médico de la cadena de noticias Fox. El artículo de Ablow es un ejemplo de antología de cómo el fanatismo político puede destruir el pensamiento científico. Pero no se atengan a lo que yo digo. Juzguen por ustedes mismos.

Dice Ablow:

“…Yo no creo que los votantes tengan nada que ver con la alcoba de un candidato. Pero los medios siempre están inclinados a castrar a un candidato para darle un placer morboso al público.

“…La vida matrimonial del señor Gingrich, incluyendo su pasado de infidelidades… no implica que él vaya a serle desleal a los Estados Unidos de América o a la Constitución de los Estados Unidos.

“Uno puede tomar la posición moral que quiera con respecto a los hombres y mujeres que se la juegan a sus parejas pero el hecho es que no hay correlación alguna, desde una perspectiva psicológica, entre la capacidad que tengan para respetar sus promesas matrimoniales y su fidelidad al juramento de posesión en un cargo público.

“...Lo que alguien que tenga interés en hacer más poderosos a los Estados Unidos puede racionalmente deducir de la conducta del señor Gingrich en sus tres matrimonios es:

“1) Tres mujeres conocieron al señor Gingrich y quedaron tan afectadas por su energía emocional y su inteligencia que decidieron pasar el resto de sus vidas con él.

“2) Dos de esas mujeres tomaron esa decisión aunque el señor Gingrich ya estaba casado.

“3) Una de ellas tomó esa decisión aunque el señor Gingrich ya estaba casado por segunda vez, no compartía con ella la buena apariencia física y su esposa del momento (Mariane) quería hacerle la vida sin ella tan difícil como fuera posible.

“Conclusión: Cuando tres mujeres quieren comprometerse a vivir toda la vida con un hombre que ahora es candidato a la presidencia, mi preocupación es la de si querremos que Gingrich nos gobierne por un tercer período, no la de si saldremos de él al final del primero…

“4) Dos mujeres –las dos primeras esposas del señor Gingrich- han estado a su lado cuando él ha compartido con ellas un hecho increíblemente doloroso: que ya no las amaba como antes, que se había enamorado de otras mujeres y que necesitaba seguir los dictados de su corazón a pesar del tremendo precio que tendría que pagar financieramente y del riesgo a que expondría su buena reputación.

“Conclusión: Yo solo espero que el señor Gingrich sea igual de directo y crudo con el Congreso, con el pueblo estadounidense y con los aliados…

“5) Las hijas del señor Gingrich en su primer matrimonio son unas de sus partidarias más entusiastas. Obviamente lo adoran, respetan y agradecen la clase de papá que ha sido.

“Hasta donde lo puedo decir y a juzgar por los datos psicológicos solo hay un riesgo real para los Estados Unidos en la historia marital de Newt Gingrich si llega a ser presidente: que otro país, quizá más joven que el nuestro, se sienta tan atraído por él que lo quiera seducir, casar y hacer su presidente. Pero eso es extremadamente improbable.”


Cuando uno lee esta opinión se pregunta si el autor está hablando en serio. Y lo está pues lo avala la cadena Fox. Es de conocimiento público que esta cadena  está afiliada con los sectores más fanáticos del partido republicano y que su cubrimiento de las noticias es irremediablemente sesgado, por ello no sorprende que haya dado acogida a un comentarista que despojándose de su toga de científico se ha puesto el delantal de apologeta de una causa  éticamente insostenible y socialmente perversa.

Luis Mejía – Enero 27 de 2012

Campaña Presidencial en Estados Unidos – 1ª Parte Tácticas y Mecánicas Dentro del Partido Republicano


Las campañas políticas en EEUU tienen la tendencia a convertirse en una refriega descontrolada donde los candidatos pierden la compostura, la decencia, la propiedad en el comportamiento, la educación, el conocimiento, el buen juicio, la honorabilidad y la noción del juego limpio; la distinción entre los temas de relevancia pública y los temas triviales desaparece. En el fervor de las tácticas sucias para destruir un rival u obtener respaldo popular para sí mismos los candidatos apelan a la ignorancia, los temores irracionales, el racismo, el patrioterismo y los prejuicios más ilógicos de las masas y juegan con mentiras, chismes, verdades a medias, distorsiones de los hechos, falsedad en las estadísticas y cortinas de humo de manera que con dificultad se pueden identificar las ideas y políticas en las que realmente cree un candidato y casi nunca se pueden captar la seriedad de sus conocimientos sobre los asuntos vitales del estado o la experiencia que lo habilita para ejercer el cargo a que aspira. Esto es así en las elecciones primarias que sirven para escoger los candidatos que nominará cada partido para las posiciones de elección popular, de manera que el ganador dentro de un  partido rara vez sale con su nombre y su honor intactos. Y sucede con mayor entusiasmo en los enfrentamientos entre candidatos de partidos opuestos. El poder corrosivo de esta manera de hacer campaña se extiende a los activistas, agitadores y simpatizantes de los candidatos.

Por supuesto que esto no sucede de la misma manera y con igual intensidad en todo el territorio de la federación ni con respecto a todos los candidatos. Sin embargo, ocurre con suficiente frecuencia y regularidad para hacerlo ver como una característica muy peculiar del estilo estadounidense de hacer política electoral.

En este momento el partido republicano está en plena campaña primaria para escoger candidato presidencial. Uno de los miembros del partido demócrata ejerce la presidencia por un primer período y por tradición generalmente respetada no tiene rivales internos que le disputen la candidatura a la reelección. Esto implica que los republicanos en campaña hayan dirigido sus esfuerzos de destrucción hacia sus rivales dentro del partido y hacia el presidente. No es una situación que se preste para gran consistencia en el discurso y el mensaje que ofrecen a los votantes pero al parecer eso no tiene importancia alguna para estos.

Hasta ahora la atención del público pensante, que es una minoría importante pero sin capacidad decisoria, ha sido cautivada por la guerra sucia que han librado los candidatos republicanos entre sí. La campaña empezó con la participación de muchos candidatos que trataron de opacarse unos a otros con un discurso moralista y anticientífico, inspirado en ignorancia y desdén por el sentido común. Los más incapacitados mentalmente, o quizá los que de verdad creían las bobadas que estaban diciendo, quedaron descartados en el camino. En el curso de esta semana [del 22 de enero] parece que en el campo solo quedan dos candidatos viables: los señores Mitt Romney y Newt Gingrich.

Luis Mejía – Enero 27 de 2012

Gazapo: Kien & Ke Introduce Innovaciones de Género y Construcción Gramatical


La revista virtual colombiana Kien & Ke publicó recientemente un artículo sobre una muchacha estadounidense que se disfrazaba de hombre para seducir a otras muchachas y que se hacía pasar por Aaron, Connor y Luke.

La revista cuenta que “ante las continúas ausencias de su novio, una de las jóvenes enamoradas sospechó que su pareja le era infiel”, que las autoridades intervinieron y, “como el caso involucraba asalto sexual, le pidieron a Aaron, Connor o Luke para que se desnudara”. Una vez llevada ante la justicia, la acusada confesó que para “reafirmar la mentira, creo cuentas de usuario de cada uno de sus personajes” en Facebook.

Digamos, para empezar, que este es un mero caso de distracción. Es un artículo muy corto, parece una traducción sencilla de textos ingleses disponibles en Internet y realmente es un evento curioso que no necesita una segunda mirada, lo que le permite al redactor guardar el texto en el archivo y continuar con otra tarea.

Tres errores de dedo, como los llamábamos cuando escribíamos a máquina, no deberían tener importancia. Y no la tendrían si no fuera porque ausencias continuas es un giro idiomático distinto de ausencias que continúan y un hecho distinto de decir que continúas, ausencia.

Las autoridades judiciales en todas partes tienen la oportunidad y la tentación de violar la ley o de crear interpretaciones forzadas de la misma y es de admirar a los jueces estadounidenses que frente a una nueva realidad de género crearon también un nuevo régimen de construcción gramatical y le pidieron a esa recursiva muchacha para que se desnudara. Sin duda lo hicieron así para evitar acusaciones de hostigamiento sexual, lo que hubiera sucedido si le hubieran pedido simplemente que se desnudara. Pero esto no lo explica la cronista de Kien & Ke.

Finalmente, eso de dejar olvidada la tilde del pasado del verbo crear cuando la muchacha de la historia abrió cuentas en Internet es toda una novedad literaria. Hace sentir al lector cómplice de la travesti de personalidad múltiple: yo creo cuentas de sus personajes imaginarios para reafirmar su mentira.


Luis Mejía – 23 de enero de 2012

Los Colombianos No Somos Así… Por El Momento: El Presidente Putin Hace Milagros Según Sus Devotas


El periódico virtual estadounidense The Huffington Post ha publicado con fecha 24 de enero de los corrientes una nota objetiva sobre un suceso absurdo. En un lugar de la Federación Rusa se ha creado un culto alrededor de la imagen del primer ministro, expresidentes y candidato presidencial Vladimir Putin con anuncios de milagros atribuídos a su poder.

En efecto, dice el periódico, en Bolshaya Yelnia, pequeña población cerca del Volga en la región de Nizhny Novgorod, una expresidiaria de nombre Svetlana Frolova, o Madre Frolova como se llama a sí misma, ha fundado el Templo de la Resurrección de Rusia donde ha puesto un ícono de Putin para la veneración del público. En opinión suya Putin es la reencarnación simultánea del apóstol San Pablo y de Vladimir el Grande, primer gobernante cristiano de la Rusia original que tuvo por capital a Kiev.

La Madre Frolova dice que el ícono de Putin apareció en el templo de repente y que hasta el momento ha hecho dos milagros: se ha renovado por sí solo y ha empezado a sudar gotas de mirra. En su opinión esto es un portento que augura la renovación del país bajo la dirección de Putin y en obediencia a la voluntad divina.

Causa admiración que la gente exprese de esta manera la alta opinión en que tiene la obra de Putin, ha dicho el secretario de prensa de este y ha agregado que debe tenerse presente que uno de los diez mandamientos prohibe la adoración de “falsos ídolos”. Ni la iglesia ortodoxa rusa ni el mismo Putin se han pronunciado sobre este asunto.


La precisión con que el secretario de prensa de Putin se ha referido a los falsos ídolos puede dar pie a que la gente en general anticipe la existencia de ídolos auténticos, uno de los cuales puede ser el primer ministro ruso. Otros ídolos de similar autenticidad pueden ser adorados en otros países.

Aunque en Colombia no existe todavía el Templo de los Tres Huevitos, no puede descartarse la posibilidad de que ocurra pronto bajo el patrocinio del diario medellinense El Colombiano; Londoño, Gaviria, Mendoza, Hernández y Juan Paz serían ministros del culto y un cierto número de paisas dejarían de ser votantes para convertirse en devotos de la triovulidad e irían en procesión cantando el anti-himno de Antioquia:

Aunque nací altivo y libre
sobre una sierra antioqueña
llevo el hierro en el cuello
porque en las manos me pesa.

¡No, libertad que perfumas
las montañas de mi tierra,
no quiero que aspiren mis hijos
tus olorosas esencias!.

Valga decir que no quiero que esto suceda. Los paisas y los colombianos todos son capaces de otras aspiraciones. Aunque el pasado no fue tan bueno como lo describe Robledo Ortiz, al menos podemos usar sus versos como una visión alternativa de lo que podríamos ser:

Hubo una Antioquia grande y altanera
Un pueblo de hombres libres.
Una raza que odiaba las cadenas.
Hubo una Antioquia sin genuflexiones,
Sin fondos ni declives.
Una raza con alma de bandera,
Y grito de clarines.
Hubo una Antioquia en que las charreteras
Brillaban menos que los paladines.
Una tierra en que el canto de la cuna
Adormecía también los fusiles.
Una raza con sangre entre las venas
Pero sin sangre niña en los botines.
Una tierra en que el pan era sin llanto,
Y el calor de hogar sin cicatrices.
Una raza de hombres que ignoraban
La blanda sumisión de los rediles.
Un pueblo que creía en las campanas
De las torres humildes,
Y respetaba el grito de la sangre
Y la virginidad de los aljibes.

[Extracto del poema Siquiera Se Murieron los Abuelos de Jorge Robledo Ortiz].

Luis Mejía – 27 de enero de 2012

Gazapo: Dando y Recibiendo Protección Según El Espectador


Cuando el redactor de un periódico tiene que producir a la carrera el material con que va a llenar su cuota de texto o cuando las prácticas profesionales del momento le exigen pintar una realidad menos real termina produciendo expresiones vagas, conceptos confusos y malas interpretaciones de la realidad.

Se me ocurrió esta reflección leyendo una importante noticia que publicó el diario El Espectador el 14 de enero pasado sobre las intricadas relaciones que mantuvo la compañía petrolera Perenco con los paramilitares colombianos.

Dice así el periódico: “…no es la primera vez que miembros de las Auc se refieren a supuestos tratos con Perenco. En febrero de 2010, los propios jefes de las autodefensas declararon en audiencia ante fiscales de la Unidad de Justicia y Paz que la compañía petrolera efectivamente les pagaba por recibir protección y evitar atentados a su infraestructura por parte de la guerrilla.”

Desmenucemos esta información. Según los paracos Perenco les pagaba por dos motivos: 1. por recibir protección, y 2. por evitar atentados de la guerrilla. A primera vista uno puede interpretar la primera parte de esta información de dos maneras: la compañía pagaba porque los paracos la protegían y la compañía pagaba porque los paracos se dejaban proteger. Como lo segundo es absurdo, es probable que la primera interpretación fuera la verdadera. La segunda parte de esta información se presta también a confusión: la compañía pagaba a los paracos para que los guerrilleros no la atacaran. Pero esto no es realmente lo que estaba pasando.

Del contexto mismo del artículo puede intuirse lo que el redactor del periódico quiso, al parecer, decir: la compañía petrolera les pagaba a los paracos para que le protegieran la infraestructura de ataques guerrilleros. Simple, no? No. No es tan simple. El uso de la preposición por donde se requiere la preposición para permite al redactor introducir un elemento de vaguedad e imprecisión en la descripción de hechos muy graves: el estado no protege la infraestructura de una industria estratégica para el desarrollo nacional como lo es la petrolera, una compañía que enfrenta un riesgo real de sabotaje a su infraestructura contrata para protegerse a un grupo de forajidos y estos forajidos, reforzados por el dinero de la compañía, se convierten en un peligro para la vida y bienes de los habitantes de la región donde opera esta. No debe ser fácil decirlo así. Excepto por Verdad Abierta [ http://www.verdadabierta.com/ ], el archivo del conflicto que lleva la revista SEMANA, observo una inclinación a la redacción imprecisa y difusa en el trabajo reporteril sobre los crímenes contra el pueblo colombiano.


Luis Mejía – 23 de enero de 2012

Los Colombianos no Somos Así, Aunque A veces Sí: Carta Abierta de un Presidente Explicando la Necesidad de Ser Reelegido

La reelección protegerá este legado:
Tuvimos que recuperar el prestigio y el poder del Estado como tal, y revitalizarlo, sin haber tenido arraigadas tradiciones democráticas, partidos políticos de masas y una sociedad civil madura. Sin embargo, nos encontramos con un separatismo regional, con un dominio oligárquico, corrupción, y en ocasiones con la presencia de una criminalidad abierta en los órganos del gobierno.
El desafío inmediato en tales circunstancias era la restauración de una unidad real del país, en otras palabras, el establecimiento de la soberanía en todo el territorio del pueblo colombiano, en lugar de la dominación por parte de unos individuos o grupos.
Ahora, pocos recuerdan lo difícil que fue esta tarea, los esfuerzos que fueron necesarios para su solución.
Merezco ser reelegido:
Aquí me gustaría decir nuevamente, por qué he aceptado presentar mi candidatura presidencial. No quiero y no voy a menospreciar sin importar de quien sean, los logros en el establecimiento del nuevo país. Pero el caso es que en 2002, cuando me convertí en Presidente, nuestro país se encontraba en una profunda crisis sistémica.
Y es precisamente ese grupo de personas de ideas afines (que debía de ser conformado y encabezado por el autor de estas líneas) el que respaldado por la mayoría absoluta de los ciudadanos y la unidad nacional en torno a unos objetivos comunes llevó a Colombia a salir del callejón sin salida de una guerra civil, rompió el dorsal al terrorismo, recuperó la integridad territorial del país y el orden constitucional, restableció la economía y garantizó durante diez años uno de los índices más altos del mundo de crecimiento económico y de aumento de ingresos reales de nuestra población.
Hoy en día vemos que se acertó, que funcionó con eficacia. Al mismo tiempo, hay que revisar las cosas a las que debemos renunciar definitivamente.
Preguntas que solo puede contestar un presidente reelegido:
Considero necesario pronunciar mi postura acerca de algunas cuestiones que me parecen importantes para el amplio debate. ¿A qué riesgos se tendrá que enfrentar Rusia y qué objetivos deberá alcanzar? ¿Qué puesto debemos ocupar en la política y la economía global? ¿Seguiremos el desarrollo de los acontecimientos o seremos nosotros mismos los que definiremos las reglas del juego? ¿Merced a qué recursos podremos fortalecer nuestra posición y, subrayo, generar desarrollo estable? Un desarrollo que no tenga nada que ver con el estancamiento, porque en el mundo actual la estabilidad es un bien que hay que merecerlo, conseguirlo con un esfuerzo tenaz, mostrándonos abiertos hacia los cambios y preparados para las reformas maduras, sopesadas y bien planificadas.
Descripción de los opositores de la reelección:
El problema de Colombia que no deja de repetirse a lo largo de su historia es que cierta parte de la élite tiene aspira a cambios bruscos, a revoluciones en vez de un desarrollo consecuente. No sólo la experiencia de Colombia sino de todo el mundo demuestra que son perniciosos los cambios históricos bruscos: las huidas hacia delante y las subversiones no constructivas.
A eso se opone otra tendencia, un reto opuesto: la inclinación al estancamiento, al parasitismo, la ineptitud de las élites con alto nivel de corrupción. Es más, en cada ocasión que se presenta los "subversivos" literalmente se convierten a la vista de todos en "señorones" contentos de sí mismo, que no admiten cambios y celosamente defienden su estatus y sus privilegios. O bien ocurre todo al revés, que los "señorones" se convierten en "subversivos".
El estado de opinión:
No hay lugar para una democracia donde la política no sea aceptada por la mayoría de la población y no represente los intereses de esa mayoría. Sí, se puede ilusionar por un corto espacio de tiempo a una parte considerable de la población con promesas llamativas e imágenes de un futuro bonito. Pero si después el pueblo no encuentra ese bonito futuro, la gente le dará la espalda a la política y a los objetivos sociales por mucho tiempo. Así ocurrió más de una vez a lo largo de nuestra historia.
Me parece que los colombianos deben tener la posibilidad de debatir no solo los puntos fuertes y débiles de los políticos, una posibilidad que en sí misma no está mal, sino también el contenido de la política, los programas que quieren implementar los políticos. Los retos y objetivos que deben estar en el foco de atención de esos programas. Cómo podemos mejorar nuestra vida, cómo podemos hacer un orden social más justo. Qué rumbo de desarrollo económico y social queremos.
Los que están por la reelección:
Las personas más instruidas se traducen en una mayor esperanza de vida para el país, un menor nivel de delincuencia y de comportamiento antisocial y también significa escoger la elección más racional. Todo esto de por sí crea un entorno favorable para nuestro futuro.
Después de la reelección abriremos puertas que habíamos cerrado:
La futura economía colombiana tiene que responder a las necesidades de la sociedad. Debe garantizar ingresos laborales más altos, un trabajo más interesante y creativo, crear posibilidades más amplias para el crecimiento profesional y para el ascenso social.
Pero el impulsor del crecimiento debe ser y será la iniciativa de los ciudadanos. Nosotros seguramente perderemos si sólo vamos a contar con las decisiones de los funcionarios y de un círculo reducido de grandes inversores y de compañías estatales. Seguramente perderemos si sólo contamos con una posición pasiva de la población.  
Así, el crecimiento de Colombia en la década entrante sólo será posible mediante la ampliación del espacio de la libertad para cada uno de nosotros. Lograr el bienestar a cuenta de alguien y sin la responsabilidad de nuestros actos resulta imposible en el siglo XXI.
Una sociedad libre no es sinónimo de muchedumbre de egoístas solitarios y parsimoniosos, indiferentes al bienestar común. Nunca hemos sido así y nunca lo seremos. La libertad individual da sus frutos si se piensa en los demás. La libertad sin base moral se convierte en arbitrariedad.
La reelección dará oportunidad a la confianza ciudadana:
Detrás de las frases generales sobre el consentimiento y la utilidad del trabajo caritativo se abre un bajo nivel de confianza entre las personas, una falta de deseo de cumplir los deberes públicos, de preocuparse de los demás, una incapacidad para superarse por encima de los intereses privados… Este es un serio y antiguo enemigo de nuestra sociedad.
En la cultura colombiana hay una gran tradición de respeto al Estado, a los intereses sociales y las metas del país. La mayoría absoluta de los colombianos quiere ver a su país como un Estado fuerte y respeta a sus héroes, que sacrificaron su vida en aras del bienestar común. Pero es lamentable que el orgullo por la patria  no se refleje en la vida cotidiana - en la participación en la administración local, en la disposición a hacer cumplir las leyes, en el altruismo.
No por ignorancia o egoísmo, sino por una falta de fe en sus fuerzas o en el prójimo.
Después de la reelección acabaremos con la pobreza:
Hay que superar la miseria, inaceptable para un país desarrollado. Para ello hay que usar los recursos del estado y los esfuerzos de la sociedad, en particular de la parte activa e interesada en erradicar este problema. Tenemos que desarrollar el sistema de ayuda social y apoyar las obras altruistas.
En Colombia se debe crear un sistema de superación dentro de la sociedad, una especie de "apalancamiento" que se corresponda con una sociedad moderna. Tenemos que aprender a paliar las consecuencias negativas de la economía de mercado en el ámbito social y la desigualdad que ésta ocasiona. Así como lo aprendieron los países que desde hace mucho viven en un sistema capitalista. Me refiero al apoyo especial que reciben los niños de las familias pobres en materia de educación, a la vivienda social para las familias con escasos recursos, a la completa erradicación de todo tipo de discriminación de los discapacitados y a las garantías de igual acceso a todos los beneficios de una vida y un trabajo dignos. La sociedad alcanzará éxito sólo cuando nuestros ciudadanos no tengan dudas de su carácter justo.
La reelección acabará con la irresponsabilidad social:
La crisis en los países desarrollados ha evidenciado una peligrosa tendencia, a mi parecer, absolutamente política: la tendencia populista a incrementar de forma imprudente las obligaciones sociales del gobierno (sin ningún vínculo con el crecimiento de la productividad del trabajo), la tendencia a inculcar la irresponsabilidad social en los diferentes estratos de la población. Sin embargo, ahora para muchas personas resulta evidente que la época de los estados de bienestar general por cuenta ajena se termina.
Nadie puede vivir mejor que el que trabaja más. Y en Colombia esta regla no es una excepción.
La reelección impedirá la redistribución de la riqueza existente:
Lo diré francamente: hay que seguir utilizando todas las oportunidades para mejorar las vidas de nuestros ciudadanos, pero, al igual que antes, no podemos actuar al azar para evitar que, de repente, surja la necesidad de quitarle a la gente mucho más porque hayamos gastado a la ligera, como sucede en algunos países occidentales.
La patria por la reelección:
Aún no hemos solucionado muchas tareas. Surgen nuevos desafíos, pero estamos en condiciones de transformarlos en beneficios a favor de Colombia.
Colombia no es un país que da un paso atrás ante los desafíos. Colombia se concentra, reúne fuerzas y dignamente responde a cualquier desafío. Supera las pruebas y siempre sale victoriosa. Tenemos una nueva generación de personas creativas y responsables que ven el futuro. Ellos ya llegan, y por supuesto seguirán llegando a la dirección de las empresas en todas las esferas, instituciones gubernamentales y de todo el país.
Solo depende de nosotros, cómo responder a los actuales desafíos, y cómo usar las oportunidades, para fortalecernos y fortalecer nuestra posición en un mundo rápidamente cambiante.
NOTA DEL AUTOR DEL BLOG:
El texto anterior ha sido extraído de una carta abierta a los ciudadanos rusos por el Primer Ministro y expresidente Vladmir Putin que fue publicada en el periódico Izvestia recientemente. El señor Putin explica en ella porque quiere ser reelegido este año. El autor del blog se ha tomado la libertad de reemplazar Rusia con Colombia y ruso con colombiano porque encuentra una gran similaridad entre el discurso de un personaje como el ruso Putin, a quien es fácil identificar con decisiones antidemocráticas, abusos de poder, especialmente en el uso de la policía secreta y la agencia recaudadora de impuestos para hostigar a sus opositores, espíritu mesiánico, tolerancia de la corrupción y adulación servil de sus inmediatos colaboradores, y el discurso de un líder colombiano que tiene las mismas características políticas y personales. El mismo ejercicio de substitución de nombres se puede hacer con respecto a Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Cuba y Bolivia, por ejemplo, pues en estos países gobiernan caudillos que también se creen imprescindibles. Y además, tanto en Colombia como en estos países y en la Rusia propia hay una masa de votantes que ven tan reducidas sus opciones de elección que prefieren al caudillo que ya conocen y cuyos abusos de poder están dispuestos a tolerar.
El texto en versión oficial al castellano fue publicado por la agencia Novosti en su página web y se encuentra en el siguiente enlace:
 http://actualidad.rt.com/actualidad/rusia/issue_34868.html


Luis Mejía – 27 de enero de 2012

 

Gazapo: El Tiempo Presenta al Señor Caído que Está en la Cruz


En uno de los bellos cerros que limitan a Santafé de Bogotá por el oriente se levanta una iglesia de imitación colonial donde se ofrece a la devoción de los creyentes una imagen de Jesús caído bajo el peso de la cruz. Esta imagen fue esculpida por Pedro de Lugo Albarracín en la segunda mitad del siglo XVII y tiene la particularidad de ser una imagen vestida, es decir que los feligreses le ponen ropa y pelo a su gusto.

Los medios de comunicación asentados en la ciudad hablan con frecuencia de la iglesia y la imagen pues son uno de los referentes más populares de la cultura popular local. Durante la semana anterior a la Pascua, en la época navideña, a principios del mes de mayo cuando se celebra el día de la cruz y aún en los fines de semana los pobladores de la ciudad suben en peregrinación a adorar al Señor Caído. Entre semana es lugar de paseo y distracción para turistas pues las terrazas y caminos construídos alrededor de la iglesia ofrecen una vista amplia de la ciudad y de otros cerros que se levantan a su espalda. Los ciudadanos más pudientes tienen la oportunidad de disfrutar de la misma vista sentados detrás de los ventanales del restaurante que domina el conjunto y que ofrece un escape al frío propio del lugar, a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar.

El 17 de diciembre pasado publicó El Tiempo una amena crónica sobre una nueva peluca que una devota le había regalado a la imagen del Caído. La redactora del periódico empezó así la historia: “No es la primera vez que el Señor Caído de Monserrate cambia su cabellera, desde que el escultor santafereño Pedro de Lugo Albarracín esculpiera la imagen de Jesucristo en la cruz…

Y de entrada ofreció a sus lectores dos gazapos: 1. una coma completamente innecesaria que rompe la continuidad de la oración básica: no cambia desde… y 2. una afirmación sin lógica que resulta de describir la escultura del maestro Lugo como una representación simultánea del Señor Caído y de Jesucristo en la cruz.

Desafortunadamente ni la escuela colombiana enseña a redactar ni a los medios les importa mucho lo que hagan con la pluma sus redactores. Pero uno puede hacer una lectura positiva de esta situación. La persona que redactó la nota aquí mencionada muestra gran originalidad filosófica al subvertir el principio de no contradicción, de carácter al desconocer la autoridad de Aristóteles y artística al destruir los cánones que por siglos sirvieron para que los artistas representaran al Señor Caído y al Crucificado como dos cosas diferentes; el diario El Tiempo, a su turno, rompe una constante de los medios de comunicación que se han mostrado tradicionalmente renuentes a darle espacio a los talentos originales.


Luis Mejía – Enero 23, 2012

Personalidades, celebrities y el culto de la fama fatua


Personalidades es un término que usábamos a principios y mediados del siglo pasado para referirnos a individuos famosos por cualquier motivo siempre que no estuvieran en la cárcel o fueran materia de escarnio entre sus pares. No era extraño que una revista de novedades o un periódico noticioso publicara una foto de un evento social o una nota sobre una ceremonia cívica y se refiriera a los presentes como “distinguidas personalidades que agraciaron con su presencia esta importante ocasión”, entre quienes podía encontrarse el presidente, el magistrado, el alcalde del momento, el ministro acabado de nombrar o a punto de salir del cargo, un literato famoso, un científico distinguido, el administrador de una universidad famosa, un jerarca de la iglesia, la jovencita bella que llevaba su belleza con gracia y recato y su elegante pretendiente, el rentista, el que había vendido bien la bragueta y se mezclaba con la flor y nata de la sociedad –otra expresión de la época-, la esposa de un empresario cuyo nombre estaba asociado a un producto popular en el mercado o el empresario mismo. Pero la palabra implicaba una discriminación a la que apunte arriba. Los criminales podían ser famosos pero no eran personalidades, como tampoco podían serlo los miembros de la alta burguesía cuyos vicios privados se habían hecho materia de diversión pública. El uso del plural era también parte del concepto; rara vez un individuo aislado era considerado una personalidad en el sentido aquí descrito, pues personalidad hacía referencia a las cualidades de carácter.

Hoy en día el anglicismo celebrities ha reemplazado, acertadamente a mi parecer, a las personalidades en el lenguaje común.  Y digo acertadamente porque fenómenos culturales contemporáneos como la educación universal, la movilidad social, la democratización de las oportunidades, la masificación de los medios de comunicación, la comercialización del entretenimiento colectivo, la idolatría de los que entretienen a las masas, han creado un nuevo concepto de persona famosa que puede ser cualquiera y por cualquier motivo, honorable o deshonroso. Y como ese concepto ha echado raíces más profundas y extendido ramas más extensas en el mundo anglo-sajón bien está darle el nombre que se le da en ese mundo.

En marzo del año pasado el periodista estadounidense Jacob Weisberg publicó un artículo, titulado “El irresistible Charlie Sheen: ¿Por qué nos importan las celebrities?”, sobre el encanto que estas ejercen sobre las masas y las elites de su propio país, aunque sus opiniones parecen válidas para otras sociedades, otras masas y otras elites. No teniendo interés personal en las celebrities su curiosidad lo mueve a preguntarse por qué otra gente sí lo tiene. Su artículo resume algunas de las teorías que ha encontrado en sus lecturas.
Weisberg cita la definición de celebrity que dio el historiador Daniel Boorstin, y que algunos atribuyen a Andy Warhol, como alguien que es famoso por ser famoso o “una persona que es conocida porque es bien conocida”.


Dice Weisberg: “La explicación más obvia es que a los seres humanos les gusta experimentar la vida de manera indirecta, a través de aquellos que son más ricos, famosos, atractivos o deseables sexualmente que el resto de nosotros… El aspecto negativo de la fantasía de ser fabulosamente irresponsable es el placer que sentimos en la desgracia de otro… Ver a los ricos y famosos embarrarla nos hace sentir superiores o, por lo menos, menos inferiores.”

Otra explicación, según Weisberg, es la atracción que sentimos por los cuentos o historias basados en escenarios o con marcos bien definidos despiertan emociones primitivas que sobreviven impresas en la mente humana. Es el caso, por ejemplo, de las narraciones que hablan de quien ha nacido en la miseria y ha llegado a vivir en opulencia. Estas son las que tienen mayor impacto.

“A un nivel más profundo” –dice Weisberg- “las celebrities pueden servir como substitutos de dioses y héroes. No hace mucho tiempo volví a leer la Odisea y me impresionó el hecho de que los dioses de Homero se parecen a las estrellas de los tabloides. Egoístas y vanidosos, se emborrachan sin vergüenza, se la juegan a sus parejas, incumplen promesas y exigen constante adoración. La diferencia es que los griegos miraban a los dioses con temor reverencial y nosotros sentimos una mezcla de reverencia y desprecio por la mayorías de las celebrities”.

Una cuarta explicación de acuerdo con Weisberg es que las celebrities hacen un papel de lubricantes sociales, es decir, sirven de tema de conversación común. “El entretenimiento y el desprecio compartidos nos unen por encima de las barreras sociales. Usamos el ritual de humillación pública de alguien para confirmar restricciones comunitarias contra el adulterio, la intoxicación en público y otras formas de comportamiento indebido”.

Weisberg menciona dos maneras de aplicar nociones de psicología evolutiva a la fascinación del público con las celebrities. Una, dice, es la descrita en El Animal Moral de Robert Wright, para quien “saber quién está durmiendo con quién, quién está disgustado con quién, etc, puede influir sobre la manera como los miembros de un grupo se posicionan para tener sexo y adquirir otros recursos vitales. En efecto, los chismes que, al parecer, le gustan a la gente de todas las culturas –historias de triunfos, tragedias, prosperidad, desgracia, fidelidad extraordinaria, traición imperdonable- casan bien con la información necesaria para reproducirse con más éxito”.

Otra manera de verlo desde el punto de vista de la psicología evolutiva es por referencia a la competencia por posición social. Citando a un profesor de psicología de apellido McAndrew, Weisberg dice que “recogemos por instinto todo tipo de información que pueda afectar nuestro status social. La información negativa sobre personas del mismo sexo y mejor status se convierte en arma contra los competidores biológicos”.

Al final ofrece una explicación de la promoción mediática de las celebrities como una actividad económicamente racional pues “todos los participantes en la cadena de promoción –celebrities, agentes, productores, paparazzi, editores, etc.- hace más dinero con ella que sin ella. El periodismo de celebrities no es solo endiabladamente popular sino que se produce a bajo precio… Para convertirse en una celebrity no se necesita más talento que el de saber meterse en los noticieros y permanecer en ellos”.

[Tomado de The Irresistible Charlie Sheen: Why do we care about celebrities? Por Jacob Weisberg http://www.slate.com/articles/news_and_politics/the_big_idea/2011/03/the_irresistible_charlie_sheen.html ]

En una novela que leí recientemente, el autor, Alexander McCall Smith, pone la siguiente reflexión en boca del personaje principal: “En el pasado hubiera sido posible creer que la virtud triunfaría sobre la soberbia, pero eso ya no es así. El hombre soberbio puede ser soberbio impunemente porque nadie hay que le lleve la contraria en su soberbia y porque el narcisismo ya no se considera un vicio. Eso es exactamente lo que implica el culto de las celebrities… a esa gente la celebramos y alimentamos su vanidad”. [En Friends, lovers, chocolate].
 
Luis Mejía – 24 de enero de 2012.

Gazapo: El Espectador Confunde Indicativo y Subjuntivo


Escribe el diario El Espectador de Bogotá en su edición del 20 de enero pasado que el abogado defensor de un guerrillero acusado en un proceso por falsa desmobilización  había renunciado en protesta porque agentes de la Fiscalía habían presionado “a su cliente para que declarará en contra” del funcionario que había supervisado la ceremonia en que falsos guerrilleros entregaron las armas. Repite el periódico en un párrafo siguiente que al guerrillero “le ofrecieron beneficios jurídicos a cambio de que declarará en contra” del mencionado funcionario. Finalmente, el periódico cita textualmente al abogado renunciante: A mí cliente lo presionaron para que declarará” en la forma dicha.

Tres veces en una sola noticia El Espectador usa el futuro del indicativo donde ha debido usar el imperfecto del subjuntivo.

Mi amigo Carlos Vidales, historiador y escritor acucioso, comenta sobre esto: “A mí me parece más un error por distracción del encargado de componer el texto. Es probablemente el error más común en el periodismo desde las épocas de las cajas de plomo y los linotipos. "Declarara", "hablara", "contara" se vuelven formas del futuro con gran facilidad. El auge, en la prensa madrileña de la década de los veinte, de las expresiones "declarase", "hablase", "contase", parece tener su origen en el deseo de evitar confusiones con "declarará", "hablará", "contará".” Y agrega: “Es verdad que los periodistas de hoy escriben sin saber de qué se trata el asunto y sin entender lo que dicen y sin que les importe un c…omino el contenido. Pero esa es otra historia, como decía el racista Kipling.”

En lo que yo estoy de acuerdo aunque me parece muy generosa la excusa de Carlos para descuidos de redacción que son comunes en los periódicos colombianos.

Para los lectores formados, o mal formados, en el sistema escolar colombiano de las últimas décadas, creo conveniente agregar que criticar los descuidos gramaticales en el cubrimiento de hechos importantes para el país no es lo mismo que considerar estos hechos irrelevantes. Al contrario, escribir mal sobre cosas importantes es equivalente a quitarles seriedad.


Luis Mejía – Enero 23, 2012

Wednesday, January 18, 2012

Piedad Bonnett o la orfandad de una madre


Fernando Alviar, editor y traductor de profesión radicado en Medellín y lector fino y demandante, ha enviado un mensaje a sus amigos invitándonos a leer la entrevista que ha publicado la revista SEMANA con la poeta Piedad Bonnett.  Con generosidad que aprecio me ha autorizado a incluir su nota en la sección de contribuciones de mis amigos que mantendré en este blog.

Dice así Fernando:

¡Qué casualidad!, pues a propósito de que el viernes mencionamos a la poeta Piedad Bonnett en el almuerzo donde mis papás, Semana publicó el domingo esta preciosa entrevista que le hace María Jimena Duzán y en la que ella se refiere bella y dolorosamente al suicidio de su hijo Daniel en Nueva York y a la naturaleza del dolor, sobre todo del dolor de una madre cuando  pierde un hijo.

Cada vez me enamoro más de Piedad Bonnet, y más después de haberla visto en la entrega del premio que ganó el año pasado nuestra querida Claudia Vélez: guardo de ella un dulce recuerdo, pues todo lo que dijo esa noche era bonito, bonito y conmovedor. No enuncia en esta entrevista ideas vacías; todo pesa y seduce, y apunta lúcidas observaciones sobre varios tópicos, como la muy, muy iluminadora sobre la naturaleza y la esencia de la poesía; me identifico plenamente con cada rasgo de los que ella resalta en ese arte.

Al mismo tiempo, me gustó también bastante el paralelo que hace entre Chopin y Mahler, también en referencia con la cursilería de la poesía de Mario Benedetti (apreciación que acato completamente). No se me habría ocurrido poner de relieve ese contraste entre ambos músicos para referir un asunto tan complejo como el de comprender lo que es la poesía y lo que ella entraña.

Fernando Alviar

La entrevista a que se hace referencia se encuentra en:

“Científicos” y burócratas hacen estupideces juntos: historia del pletismógrafo


En los anales de la estupidez humana se necesita en ocasiones la combinación de un hombre de ciencia y un aparato burocrático para crear un instrumento inolvidablemente cómico. O para hacer un oso monumental.

Esta historia comienza en Alemania. La Corte Suprema de este país rehusó autorizar la extradición a la República Checa de un ciudadano turco que pedía asilo político cuando este dijo que para procesar su petición de asilo –basada en el temor justificado de que en su país de origen estaría expuesto a persecución, discriminación y maltrato por ser homosexual- las autoridades checas lo someterían a examen con un “pletismógrafo”. Creado por un “científico” checo para ayudar a las autoridades militares de los años de la dictadura del materialismo científico a confirmar la orientación sexual de los reclutas llamados a pagar servicio militar, este aparato se conecta a los órganos genitales de un hombre al que le presentan una selección de materiales pornográficos. Si el aparato detecta excitación sexual queda comprobado que el pene examinado tiene orientación heterosexual, o al menos esa es la teoría del inventor y la convicción de los burócratas que lo contrataron.

Como la estupidez es patrimonio universal de la humanidad no sorprenderá al lector enterarse de que el Canadá usó un aparato similar, llamado la máquina frutal, durante una campaña adelantada en los años cincuentas y sesentas del siglo pasado para erradicar la homosexualidad del servicio civil, la policía montada y el ejército. Sin mucho éxito en este campo pero con marcados logros en términos de violación de derechos civiles, irrespeto a la vida privada de las personas y comisión de actos criminales por parte de la policía encargada de administrar la prueba, de acuerdo con una comisión judicial que estudió el asunto.

Desafortunadamente para los creyentes en la aplicabilidad de las ciencias exactas al mundo de las ciencias sociales y humanas, la sexualidad, como muchos otros identificadores de la personalidad y el temperamento, no responde al “pletismógrafo” como la luz al espectroscopio o como la radiación al medidor Geiger o como los gases al espectrómetro. Igual pasa con el detector de mentiras que tuvo tanta acogida durante el gobierno de ese portento del pensamiento anticientífico que fue el presidente Reagan.

Varias razones hay para que el medidor de inclinaciones sexuales no funcione. La primera es el hecho de que no hay un concepto estandar sobre los estímulos que generan excitación sexual en diferentes individuos, por no decir diferentes poblaciones, ni sobre el nivel de intensidad que hace la excitación clínicamente relevante. Para ponerlo en categorías físicas, no existe consenso sobre cual es el nivel de tumescencia que da certeza sobre la heterosexualidad del sujeto examinado. La segunda es la falta de validez externa de los resultados de la prueba, es decir la consistencia entre la reacción de un individuo en el laboratorio y fuera del laboratorio. La tercera es la posibilidad de que un individuo inhiba, gradúe o falsee a voluntad sus reacciones frente al material pornográfico. La cuarta es la imposibilidad de predecir resultados que puedan ser falsos positivos o falsos negativos; esto es, la imposibilidad de establecer una correlación precisa entre los resultados de la prueba en el laboratorio y el comportamiento subsiguiente del sujeto en su vida normal lo que impide usarla para predecir el comportamiento futuro. La quinta es consecuencia de la falta de estandarización de la prueba pues los resultados son materia de interpretación por parte de quien la administre o la ordene lo que le quita toda objetividad.

Tanto la República Checa como el Canadá han abandonado el uso del identificador de orientación sexual y en ninguno de los sistemas judiciales modernos se dan valor probatorio a sus resultados. Eso no quiere decir, sin embargo, que la humanidad se haya curado de estupidez como lo comprueba el continuo uso del detector de mentiras. La razón para ello es quizá que cuando las burocracias se inventan un problema buscan soluciones que les den certezas y encuentran “científicos” preparados para hacerlo. Este riesgo adquiere actualidad en un mundo como el actual en el que un sector tan grande de la población parece rechazar el pensamiento científico para cambiarlo por el pensamiento mágico o, simplemente, por el no pensamiento.

Información adicional se encuentra en:


Luis Mejia

Los políticos y la responsabilidad personal: Un ejemplo de EEUU


El señor Kip Smith es un representante a la cámara del estado de Georgia en EEUU por el partido republicano. Recientemente fue arrestado por conducir en estado de embriaguez. Un agente de policía lo vio pasarse un semáforo en rojo, lo detuvo, le pidió que tomara el test de concentración de alcohol en los pulmones y el señor Smith se negó. El policía le explicó que de todos modos sería arrestado ante lo cual el señor Smith se sometió al test de alcoholimia con resultados que oscilaron entre 0.091 y 0.100, muy por encima del límite legal de 0.08. El policía le hizo también test básicos de equilibrio motor los que el señor Smith tuvo dificultad para completar.
El señor Smith en su condición de miembro de la legislatura estatal fue proponente de una ley que impondría a todos los beneficiarios de asistencia oficial una prueba de uso de substancias controladas administrada al azar. A raíz de su arresto un representante del partido demócrata propuso a la cámara estatal una ley que obligaría a todos los miembros de la legislatura a someterse al mismo tipo de prueba. El señor Smith se excusó diciendo: “Se cometieron algunos errores y yo asumo total responsabilidad por ellos. Entiendo que hay consecuencias y que no hay excusa”.
Este incidente tiene varias implicaciones. De un lado confirma prejuicios arraigados en sectores de la opinión pública estadounidense en el sentido de que el partido republicano es tolerante de una doble moral que le permite a sus miembros y representantes censurar a los sectores mas pobres y vulnerables de la sociedad por conductas que ellos practican en sus vidas privadas sin inhibición alguna.
De otro lado, la reacción del colega demócrata del señor Smith de proponer para los legisladores estatales una prueba similar a la diseñada por este para los beneficiarios de asistencia pública pone de relieve el sesgo discriminatorio de la propuesta original.
Finalmente, la excusa del señor Smith debería ser de antología en el lenguaje de los políticos profesionales. Su manera impersonal de asumir responsabilidad por errores que se cometieron deja la impresión en el lector de que él se está echando encima la culpa por errores que ocurrieron sin su participación. Maravillosa la manera de convertir el lenguaje en capote de torero.
En América Latina, que es a lo que voy, sucede lo mismo con frecuencia. Los políticos, y por extensión los burócratas de agencias públicas y privadas, nunca asumen responsabilidad personal por sus decisiones o sus errores. Sus expresiones favoritas son: se han tomado medidas, se está investigando, se está esperando un informe técnico, se ha dado parte a los órganos de control, se ha suspendido la obra, se han seguido las recomendaciones de un comité, se cayó el puente, se rompió el dique, se perdió una platica. En fin, se cometieron errores y no hay individuo alguno que diga yo ordené, dije, hice o dejé de hacer.
Luis Mejia

El mundo diferente de Salvador Allende: Revolución y decencia


He estado buscando la fuente de una frase atribuída a Salvador Allende sobre la diferencia entre “ellos” y “nosotros”. En medio de la crisis a finales de su gobierno alguien le propuso hacer uso del terror revolucionario para salvarse y salvar el intento de socializar el país. Dicen que dijo que “nosotros no podemos hacer lo mismo que hacen los otros, pues entonces ¿en qué nos vamos a distinguir?”. No la he podido encontrar y ahora me inclino a pensar que es una de esas frases apócrifas que la gente le adjudica a aquellos que llenan con su presencia –benévola, como en el caso de Allende, o perversa, como en muchos otros casos de los que no quiero acordarme- la vida y la memoria de sus contemporáneos. Son esas frases que parecen describir a las figuras descomunales en su momento y la que cito en este caso parece resumir lo que Allende pensaba de la acción política, de las relaciones entre su gobierno y la oposición y de su legado histórico.

Empecé a hacer estas reflexiones porque he estado leyendo una novela de Víctor Serge que se desarrolla en el frente ruso durante la Segunda Guerra Mundial y cuyos caracteres van y vienen entre las grandes purgas previas a la guerra y las medidas extremas adoptadas por el partido comunista soviético para asegurarse de que en esa guerra ni los soldados ni la población civil se desviaban de la ortodoxia partidista, de la fe ciega en el jefe del partido y del patriotismo sin límites en el sacrificio propio y sin humanidad hacia el enemigo. Escrita originalmente en francés ha sido publicada en inglés con el título de Los Años Inmisericordes.

En la primera parte el narrador y carácter principal es un espía soviético destacado en Francia. Está a punto de desertar y va haciendo memoria de colegas y amigos del pasado. En un momento dado piensa en Daria, a quien conoció cuando ella apenas tenía 19 años y era administradora de una fábrica de uniformes para los soldados que luchaban en la guerra civil. Además de supervisar el trabajo de las obreras se había echado encima la responsabilidad de mantenerlas vivas durante un invierno brutal, en una aldea perdida, en los días de hambruna y terror del año 1919, con los comisarios políticos encima, interfiriendo en todo, sospechando de todo pues ella era hija de un burgués rico y liberal que había emigrado. La volvió a ver en 1922.

Para entonces “Daria era directora de escuelas, ‘sin papel, sin libros, el doble de niños, la mitad de maestros’ y estos ya incapaces de dar más. Hambruna, dos olas sucesivas de terror […] Me pareció obtusa, casi estúpida, al borde de la histeria, una noche fría en una playa pedregosa, bajo un cielo radiante de estrellas, cuando me puse a defender la conducta del Partido para contrarrestar la amargura que percibía en ella… La frente envuelta en una bufanda de encaje negro, las manos en las rodillas, acurrucada sobre los talones como un muchachota enfurruñada, Daria contestó secamente, cortando las frases como si hubiera rasgado con frío cálculo la fe sin la cual no hubiéramos podido vivir: ‘Quédese con sus reflexiones teóricas y sus citas de elevados sentimientos. Yo he presenciado las masacres. Las nuestras y las de ellos. ¿Ellos? Ellos están hechos para eso, basura de la historia, humanidad degradada de borrachos con uniforme… Pero nosotros… Si no somos diferentes hemos cometido una traición. Y hemos traicionado muchísimo. Eso es algo que yo lo puedo decir. Ve esa roca? Soldados amarrados unos a otros, empujados a sablazos hasta la orilla del precipicio. Yo los ví caer en racimos, como cangrejos gigantescos… Hay demasiados psicópatas entre nosotros… ¿Nosotros? ¿Qué tengo yo en común con ellos? ¿Y usted mismo? No, no me responda. ¿Qué tienen en común con el socialismo? Quédese callado. Si dice algo me voy”. [Traducción del inglés]

Y ahí está una bella y sobrecogedora coincidencia del artista y el político comprometidos, creyentes firmes en la capacidad transformadora del socialismo y en la dignidad humana, una dignidad que en ocasiones solo los escogidos pueden guardar y preservar para mejores días.

Luis Mejia

Friday, January 13, 2012

Medios y Personajes Famosos: Filosofía a la colombiana


No hay como leer atentamente las cosas que los medios de comunicación de masas toman en serio para uno crecer (o disminuír?) intelectual y moralmente.

Por ejemplo, el diario El Tiempo de Bogotá publicó el 17 de diciembre pasado una entrevista con Juanes, en la sección de entretenimiento que es la misma donde van las cosas sobre cultura, literatura y arte. De manera que no  exagero si yo, que uso otro tipo de clasificación, considero esa la sección filosófica del periódico.

Dice El Tiempo que dice Juanes: "Siento que he renacido. Ahora soy yo y eso es renacer” [Ver http://www.eltiempo.com/entretenimiento/musica/entrevista-con-juanes_10917745-4]

Ahora me entiendo mejor a mí mismo. Yo todavía soy otro. Como no he renacido sigo siendo otro. De este modo, El Tiempo y Juanes me han ayudado a hacer realidad el consejo de Sócrates de conocerme a mí mismo.

Pero quiero aprovechar la entrevista de Juanes para hacer una reflexión seria. Los medios tienen la tendencia a usar a las personas que por cualquier motivo se han hecho famosas para que hablen de cosas que no saben o no entienden. Eso les sirve para llenar espacio y cortejar a los lectores no pensantes. Con ello logran abaratar el costo del pensamiento y le hacen un mal servicio a los famosos. En este caso, por ejemplo, Juanes tiene el buen sentido de decir que es un músico empírico con lo cual indica que es persona realista, aterrizada, sin pretensiones de ser lo que no es. Un entrevistador baquiano [Ver definición en el Diccionario Panhispánico de Dudas] al escoger el texto que va a publicar de una larga conversación elimina lo que no concuerda con el carácter de su entrevistado; a menos, por supuesto, que la falta de concordancia entre el sujeto y su discurso sea el tema de la entrevista.