Friday, February 17, 2012

Gazapo: El Espectador Oferta Acceso a Palabrería Innecesaria


En una columna de opinión del diario bogotano El Espectador leí el siguiente párrafo: “El acceso a Internet más barato para celulares en Colombia se oferta limitado a productos o servicios comerciales específicos: Facebook, Twitter o correo electrónico
Yo no entendí muy bien el texto. Pero no se sorprendan, apreciados lectores. La gramática castellana que sé la aprendí en los días ya muy lejanos de mi bachillerato y no recuerdo todo lo que me enseñaron mis maestros, algunos de los cuales sabían lo que enseñaban. Y cómo yo tenía un deseo honesto de entender a la escritora de El Espectador decidí abusar de la paciencia de uno de mis amigos que sí sabe de eso para pedirle ayuda. Ya deben imaginarse ustedes que se trata de Carlos Vidales. Y, efectivamente, él me ayudó a entender. Este es su comentario:

Como dice Joaquín Sabina: sobran las palabras.

Donde dice: El acceso a Internet más barato para celulares en Colombia se oferta limitado a productos o servicios comerciales específicos: Facebook, Twitter o correo electrónico.

Más claro, castizo, correcto y conciso sería: El acceso a Internet más barato para celulares en Colombia está limitado a productos o servicios específicos: Facebook, Twitter o correo electrónico.

Lo de "servicios comerciales" es una sandez. Si te ofrecen un servicio, es comercial desde que lo pagas. Aunque no lo uses para fines comerciales.

"El acceso… se oferta limitado" es una pelotudez. El acceso es lo que me ofrecen y, si es en una casa de citas del barrio de Los Mártires, o en un puesto de ventas de verduras, me lo ofertan. El idioma también tiene estereotipos y sociolectos.

Estamos hablando del acceso a internet más barato para celulares en Colombia. ¿Para qué agregar cosas superfluas después de eso?

El acceso a Internet más barato para celulares en Colombia solo permite el uso de productos o servicios específicos: Facebook, Twitter o correo electrónico.

El acceso a Internet más barato para celulares en Colombia se reduce a productos o servicios específicos: Facebook, Twitter o correo electrónico.

El acceso a Internet más barato para celulares en Colombia solo incluye productos o servicios específicos: Facebook, Twitter o correo electrónico.

El acceso a Internet más barato para celulares en Colombia es una mierda.


Hasta aquí Carlos y yo me doy crédito por la transcripción.

Luis Mejía – Febrero 17 de 2012

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Campaña Presidencial en Estados Unidos – 3ª Parte B.- Romney: Capitalismo Financiero y el Voto Republicano

El mensaje de raza y de clase social del señor Romney está respaldado por su riqueza y la manera como la adquirió. Es posible             que también su religión pueda influir en las minorías blancas que creen en su superioridad racial pero este es un tema que en un raro despliegue de urbanidad ha sido mantenido en silencio por sus opositores dentro y fuera del Partido Republicano.

Hasta 1978 la iglesia mormona predicó y practicó la segregación racial contra los negros y negó a los conversos de esta raza el derecho a ser ordenados en el sacerdocio. En 1978 el jefe de la iglesia declaró que un una revelación privada dios le había informado que todos los seres humanos sin distingo de razas tenían derecho a la ordenación sacerdotal dentro de la iglesia. El señor Romney pasó los primeros 31 años de su vida -la etapa formativa de sus convicciones políticas, actitudes sociales y conciencia religiosa- bajo la revelación que ordenaba a su iglesia discriminar contra los negros. En mi opinión es válido preguntarle su compromiso con la igualdad racial,. Es similar a la situación que vivió John F. Kennedy cuando tuvo que explicar ante una audiencia de pastores protestantes las implicaciones políticas de su fé católica y su obediencia al Papa. Pero esto probablemente no va a pasar y, en consecuencia, procedo a hablar de los asuntos económicos en su vida.

El señor Romney viene de una familia rica e influyente. Su padre fue presidente ejecutivo de la American Motors Corporation, gobernador del estado de Michigan, precandidato presidencial del Partido Republicano, Secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano del gobierno federal en la administración Nixon y patriarca y delegado regional de la iglesia mormona. Nacido y criado en un medio de privilegios Romney hizo estudios universitarios y se graduó de un programa combinado de derecho y administración de empresas a los 27 años. Empezó su vida profesional como empleado de una firma de consultoría gerencial en la cual trabajó por dos años antes de pasar a Bain & Company donde fue nombrado vicepresidente un año más tarde, en 1978. En 1984 esta compañía creó una subsidiaria llamada Bain Capital, especializada en inversiones en empresas privadas no registradas en la bolsa (private equity), de la cual encargó a Romney. Como Romney temía exponerse a los riesgos que conlleva la fundación de una compañía nueva, en un campo en el que no tenía experiencia, negoció con Bain & Company y Bain Capital un contrato que lo protegía de todo pérdida profesional y financiera. Inicialmente la compañía se especializó en inversiones de riesgo (venture capital), luego se dedicó a la adquisición de compañías con activos pignorados (leveraged buyout). Cuando se retiró de Bain Capital en 1999 negoció con la compañía un contrato que le garantizaba participación en las ganancias de negocios futuros. Se desempeñó luego como presidente del comité organizador de los juegos olímpicos de invierno de Salt Lake City en 2002 y fue elegido gobernador de Massachussetts en 2003. Luego de entregar la gobernación se dedicó a la política dentro del Partido Republicano.

Las campañas presidenciales estadounidenses se semejan cada vez más a una promoción de ventas con énfasis en la imagen y la propaganda independientemente de la utilidad y calidad del producto o el servicio ofrecidos. Desde este punto de vista las técnicas de mercadeo aplicadas al señor Romney han hecho énfasis en su experiencia como creador de riqueza y lo han presentado como adalid de un sistema capitalista amenazado por la ideología socialista del presidente Obama y los demócratas que lo respaldan.

Acusar de socialista a Obama es pura necedad pero es necedad que repetida suficiente número de veces a una población carente de criterio para distinguir entre capitalismo y socialismo puede tener efecto en la manera como ésta vote. Y es una necedad porque ni el discurso, ni las actitudes, ni las políticas del presidente y su partido son de estirpe socialista; al contrario, son seriamente capitalistas, aunque -es necesario reconocerlo- ellos no son creyentes fanáticos de una economía de mercados libres que solo ha existido en los sueños delirantes de los publicistas del Partido Republicano. En este aspecto hay una diferencia importante entre republicanos y demócratas en cuanto a que los primeros usan un discurso que redunda en beneficio del capitalismo financiero y monopolista sin controles y los segundos se inclinan –y, por lo general, nada más se inclinan- a imponer controles que restauren alguna semblanza de libre competencia e impulsen la creación de riqueza real en la vida económica del país. Pero esta diferencia tiende a desaparecer cuando los votantes son manipulados día y noche con mensajes que disfrazan al presidente de socialista.

Alrededor del mensaje propagandístico de que Mitt Romney es creador de riqueza se ha desatado una discusión interesante. El propósito básico de una compañía como Bain Capital es invertir en empresas nuevas y adquirir posiciones mayoritarias en empresas con dificultades, organizarlas, volverlas rentables y tomar una parte de las ganancias. Generalmente estas son inversiones a largo plazo en las que la compañia financiera toma la iniciativa para intervenir en una empresa, crea una sociedad de responsabilidad limitada con otros inversionistas –tales como fondos pensionales, capitales de fundaciones, aportes individuales-, administra la sociedad y cobra unos honorarios o cuota de administración.

El efecto de estas operaciones financieras en la economía se mide en términos de creación de riqueza y generación de empleo. La creación de una empresa parece dar resultados positivos en ambos aspectos. El impacto en una empresa ya existente es, si embargo, el que genera más discusión. La experiencia indica que para reorganizar una empresa en crisis hay que cambiar el equipo de gerencia y reducir costos, lo que a su turno implica una reducción de salarios y de personal. Eventualmente, y si la empresa se recupera, habrá un incremento de ambos.

Pero la recuperación de una empresa está ligada a su salud financiera. Una práctica común de las compañías financieras que venimos describiendo es complementar sus fondos de inversión con deuda bancaria garantizada por los activos de las empresas intervenidas; estas empresas pagan la deuda y los inversionistas del fondo financiero liquidan una inversión sin costo y sin riesgo. Otras prácticas comunes son la liquidación de los activos de las empresas intervenidas y el cobro a estas de dividendos especiales y de honorarios de manejo y supervisión gerencial, lo cual genera ganancias adicionales para el fondo de inversión y debilita la salud financiera de la empresa intervenida. El efecto neto de estas operaciones es la transferencia de riqueza de la empresa intervenida al fondo de inversión pero eso no implica necesariamente creación de riqueza. Esta transferencia de riqueza –sin creación de riqueza nueva- también ocurre a nivel fiscal en cuanto que los intereses pagados sobre estas deudas artificiales están exentos de impuestos y los ingresos de los participantes en la operación de los fondos son tratados como ganancias de capital sujetas a una tasa inferior a la vigente para salarios o pagos laborales. Si, como es posible, la empresa intervenida se va a la bancarrota como resultado de la sobrecarga financiera a que es sometida, el estado –y a través suyo el pagador de impuestos- asume la responsabilidad de las pensiones que dicha empresa ya no podrá pagar.

Las actividades de los fondos de inversión tienen otro impacto fiscal, el que resulta del uso que hacen de los subsidios gubernamentales a empresas que ellos intervienen. Aunque los republicanos rechazan por principio los subsidios tanto a los individuos como a las compañías privadas, de hecho tienen más éxito imponiendo políticas para limitar los primeros que para limitar los segundos. Es el problema de la vida subsidiada de los pobres vs la vida subsidiada de los grandes empresarios, esto es, el dilema del “social welfare” vs “corporate welfare” que se resuelve de una manera muy práctica. El segundo crea un grupo de beneficiarios que expresa su gratitud financiando las campañas y ofreciendo contratos de asesoría a los políticos que se quedan sin trabajo, el primero genera beneficios difícilmente cuantificables para los partidos y sus cuadros. Ello explica la facilidad con que desaparecen los fondos para este. Así, no es de extrañar que Bain Capital y otros fondos hayan invertido en empresas que terminan recibiendo subsidios federales. (Sobre esto vale la pena añadir que tampoco es de extrañar que el mismo señor Romney como gobernador y a pesar de su postura ideológica hubiera incluído partidas para subsidios empresariales en los presupuestos del estado de Massachussetts).

El señor Romney ha dicho repetidamente que las empresas intervenidas por Bain Capital cuando él era gerente generaron 100.000 empleos nuevos. Esta afirmación no tiene respaldo en ninguna base de datos. Ni Bain Capital ni ninguna otra compañía de su tipo mantiene información sobre el particular. El efecto de los fondos de inversión en la creación de riqueza y de empleo es muy difícil de documentar. Los estudiosos del tema han formulado una serie de preguntas que muestran los obstáculos para medir el impacto de estos fondos en el empleo: ¿Quién causa el desempleo de los trabajadores despedidos por una empresa que se prepara para ser intervenida por un fondo de inversión? ¿Quién causa el empleo (o desempleo) que ocurra entre los proveedores de una empresa intervenida por un fondo de inversión? ¿Quién causa el empleo que se genere después de que un fondo de inversión liquide su participación en una empresa intervenida? ¿Por cuánto tiempo después de terminada la intervención en una empresa se le debe dar crédito al fondo de inversión por el empleo que ella haya creado? ¿Son iguales los empleos de salario mínimo y los empleos mejor remunerados? ¿Son iguales los empleos creados en el mercado doméstico y los creados en otro país? ¿Es válido comparar empresas intervenidas con empresas no intervenidas para determinar si la generación (o destrucción) de empleo ha sido normal, alta o baja? Y si esa comparación es válida, ¿qué parámetros deben usarse? Preguntas similares se pueden hacer con respecto a la generación (o destrucción) de riqueza.

Sin embargo, estas dificultades de medida no han impedido que algunos investigadores hayan hecho intentos de medir esos efectos. De hecho, hay un estudio preparado por un grupo multidisciplinario bajo la dirección de un profesor de la Universidad de Chicago y presentado al Foro Económico Mundial de Davos en 2008 [Steven J. Davis et al., Private equity and employment, In Globalization of alternative investments: The globbal economic impact of private equity report 2008, the World Economic Forum) que declara de manera muy optimista que sus conclusiones son más confiables que las de otros investigadores. Este estudio –que compara empresas intervenidas con empresas no intervenidas- es mucho más ambicioso y usa una base de datos más amplia que otros estudios. Sus conclusiones indican que el volumen de empleo crece más rápidamente en las empresas no intervenidas que en las intervenidas y que la tasa bruta de creación de empleos es similar en las empresas intervenidas que en las no intervenidas mientras que la tasa bruta de destrucción de empleos es mayor en las primeras.

En consecuencia, los 100.000 empleos por los que se da crédito Mitt Romney no tienen respaldo en la información interna de Bain Capital ni se justifican por extrapolación del estudio del Foro Económico Mundial.

Todo esto para concluir que la posición del señor Romney frente al problema de empleo y generación de riqueza se entiende mejor si uno se enfoca en los contratos que firmó con Bain Capital para protegerse contra los riesgos de manejar una empresa y neutralizar a su favor los avatares del mercado de trabajo, proteger sus ingresos personales y asegurarse de que pase lo que pase en el mundo de los negocios su familia no se verá afectada negativamente. Esto lo debemos poner en contraste con su posición personal y la de su partido frente al trabajador asalariado. Las implicaciones sociales de los presupuestos patrocinados por el Partido Republicano y los ataques sostenidos de este contra el salario mínimo, el subsidio de desempleo, el papel de los sindicatos en la protección del empleo estable, los auxilios a las familias pobres y la financiación de la educación pública niegan al trabajador asalariado y a su familia la estabilidad laboral y financiera que Mitt Romney consideró natural en su caso personal.

La campaña del señor Romney permite identificar los temas económicos, laborales, raciales y políticos así como las estrategias de agitación y propaganda que van a definir el enfrentamiento final entre el Partido Republicano y el Partido Demócrata en las elecciones presidenciales de este año.

Luis Mejía – Febrero 17 de 2012

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Campaña Presidencial en Estados Unidos – 3ª Parte A.- Romney: Indiscreciones Verbales y los Votantes Republicanos

El señor Mitt Romney parece en la semana del 13 de febrero el candidato con mejores probabilidades de representar al Partido Republicano en las próximas elecciones presidenciales de los Estados Unidos, aunque su campaña ha sufrido algunos reveces recientemente. Dada su prominencia él es el centro de atención de los medios que cubren tanto lo que le favorece como lo que no y el blanco de ataques negativos de quienes no quieren que sea el candidato republicano. Todo esto cambiará como es de costumbre una vez que la convención del partido lo aclame candidato. Entonces los técnicos de promoción y propaganda se encargarán de coordinar una campaña que disimule lo desfavorable, venda su imagen y promueva la unanimidad interna del partido, como es de rigor en ambos partidos mayoritarios estadounidenses. Lo que será especial con respecto a él como candidato republicano es la manera como los medios tratarán con guante de seda las inconsistencias en su historia política, las torpezas en su lenguaje, las debilidades de sus argumentos y demás circunstancias que puedan indicar limitaciones intelectuales o morales. Al contrario de lo que sucederá -por motivos que se me escapan- con respecto al candidato demócrata, quien aun los medios más liberales será objeto de un cubrimiento exhaustivo de lo bueno, lo malo y lo feo que lo afecte.

Entre tanto dos cosas me llaman la atención en la campaña del señor Romney: sus indiscreciones verbales y su representación del capitalismo financiero. Con su candidatura los agentes del capitalismo financiero parecen buscar un mandato popular para imponer la agenda del desarrollo económico y social del país y el mundo hasta donde el mundo lo permita. Sus indiscreciones verbales del señor Romney se han convertido en materia de discusión, humor y perplejidad en distintos sectores de la opinión pública.

A mi manera de ver, algunas de estas indiscreciones son intencionales y tienen el propósito de enviar mensajes cifrados a ciertos grupos de votantes caracterizados por su racismo, desprecio a los pobres y anti-intelectualismo militante, otras son espontáneas manifestaciones del acumen de un personaje célebre cuya vida intelectual parece haberse desarrollado para satisfacer las necesidades prácticas de su vida profesional y política. Pero hay una cosa más que es común a casi todos los republicanos que han participado en esta campaña y es la construcción asintáctica de sus oraciones y el uso de palabras como sonidos y no como representaciones de conceptos.  En ello no se distinguen de personajes emblemáticos de su partido como Ronald Reagan, Gerald Ford, Dan Quayle y los dos Bush. Uno se siente tentado a pensar que la habilidad de Henry Kissinger para expresarse con elegancia y precisión no es cualidad apreciada por las huestes de su partido.

Me detengo en siete de las indiscreciones verbales más famosas del señor Romney listadas por el diario The Christian Science Monitor, que a pesar de su nombre puede ser independiente y crítico [http://www.csmonitor.com/USA/Elections/President/2011/1212/Mitt-Romney-gaffes-8-times-the-button-down-candidate-should-have-buttoned-up/The-10-000-bet]:

  1. Es sabido que la reforma de la salud promovida por la administración Obama fue inspirada en la que hizo el señor Romney cuando fue gobernador del estado de Massachussetts. Es también sabido que el Partido Republicano ha hecho una oposición ciega a la reforma de Obama. En un debate de los pre-candidatos presidenciales republicanos en diciembre pasado uno de los participantes mencionó el hecho de que en su momento la reforma de Romney fue propuesta como un modelo para el país. El señor Romney le apostó US$10.000 a que eso no era así. Uno puede ver dos mensajes aquí: uno de consumo conspicuo que lo identifica con la pequeña minoría de la población estadounidense que podría arriesgar al azar una suma igual, y otro de solidaridad con las fuerzas fanáticas de su partido que rechazan la reforma Obama aunque con ello demerite sus propios logros.
  2. Hace ya algún tiempo la prensa informó que una compañía contratada para hacer mantenimiento de los prados en una mansión de propiedad de la familia Romney empleaba trabajadores latinos indocumentados. En un debate en octubre del año pasado, confrontado con esta información Romney dijo que recordaba haberle dicho a la compañía de marras: “Soy candidato a un cargo público, caramba! No puedo tener ilegales cerca de mí”. De esta manera el señor Romney juega con los prejuicios anti-inmigrantes de un sector importante de su partido, Su uso de la palabra “ilegales” en lugar de “indocumentados” lo pone en el campo de quienes consideran que quienes trabajan en el país sin un permiso administrativo son criminales. Algunos críticos se han preguntado si el señor Romney quiso dar a entender que si no fuera candidato sería indiferente al status legal de sus trabajadores.
  3. En el 2010 la Corte Suprema de los EEUU declaró inconstitucionales las leyes que limitaban las contribuciones directas que sociedades comerciales y sindicatos podían hacer a lo que llamó “comunicación electoral”, permitiéndoles financiar  campañas electorales pero no candidatos en particular o partidos políticos. La Corte consideró que las sociedades comerciales y los sindicatos tenían los mismos derechos que los ciudadanos individuales y las asociaciones de ciudadanos. Los sectores progresistas han criticado duramente esta decisión. Pero en agosto del año pasado el señor Romney al explicar por qué las sociedades comerciales no deben pagar impuestos para financiar la seguridad social (social security) y los servicios subsidiados de salud (medicare) dijo: “Las sociedades comerciales son gente”. Cuando el público lo abucheó él insistió: “Por supuesto que lo son. Todo lo que hacen las sociedades comerciales va al final a la gente. ¿O a dónde creen ustedes que va?”. Uno no puede esperar que un candidato presidencial, sea de EEUU, sea de cualquier otro país, que domine la estructura de los silogismos de Aristóteles. De ahí que la respuesta del señor Romney no tenga lógica. Pero tiene una cierta racionalidad si uno la interpreta como una declaración de que en su universo mental las pensiones de jubilación que paga el sistema de seguridad social y los servicios de salud que paga el régimen subsidiado están en el mismo nivel que los bienes y servicios que venden las compañías comerciales; igualmente lo es su afirmación de que una persona ficticia como lo es una compañía se convierte en persona real porque sus productos y sus ganancias terminan en manos de personas reales.
  4. Es tradicional que los políticos de cualquier nivel en EEUU empiecen sus intervenciones públicas con un par de chistes para romper el hielo con los asistentes. En un encuentro con votantes desempleados en junio pasado el señor Romney dijo a manera de chiste que él también estaba desempleado. Técnicamente tiene toda la razón pues hace años que no trabaja. El ha estado dedicado a hacer política y a conseguir fondos para financiar campañas de candidatos republicanos con los que simpatiza. Y vive de la renta generada por la riqueza que acumuló cuando fue administrador de inversiones y la que no acumuló pues comprometió a la empresa con la que trabajó a seguir compartiendo con él los ingresos generados después de su retiro. En otras palabras, él no ha necesitado trabajar en muchos años. Los desempleados de verdad, es decir, los que sí necesitamos trabajar y dadas las condiciones de la economía no encontramos trabajo, podemos sentirnos ofendidos por la insensibilidad del señor Romney, pero es casi seguro que no le importa. Probablemente él sí se siente desempleado y piensa que deja pasar oportunidades de incrementar su riqueza mientras dedica su tiempo a servirle al país defendiendo los intereses de su clase social como uno de los líderes de su partido.
  5. En noviembre los precandidatos republicanos participaron en un debate sobre política internacional. En respuesta a una pregunta sobre el curso que los EEUU deberían seguir en Pakistán el señor Romney dijo: “Nosotros no queremos simplemente recoger lo que nos queda y salir de allá después de todo lo que hemos invertido en la región. Recordemos a Indonesia en los años 60. nosotros los ayudamos a avanzar hacia la vida moderna. Tenemos que ayudar a traer a Pakistán al siglo 21 o al 20 como sería del caso”. ¿Es justo para con el señor Romney que yo suponga que él sabe de qué está hablando cuando se refiere a la historia de Indonesia en la segunda mitad del siglo 20? El hecho es que en Indonesia funcionarios del gobierno estadounidense participaron –no se sabe hasta qué punto- en el golpe de estado contra el presidente Sukarno, la instalación de la dictadura de Suharto, la masacre de 500.000 indonesios acusados de ser comunistas, la invasión, saqueo y opresión de Timor Oriental, la creación de una economía capitalista controlada por la familia y los amigos de Suharto y la destrucción de las pocas instituciones democráticas creadas en el gobierno de Sukarno. La implicación de lo dicho por el señor Romney es doble: 1) él sabe que un gobierno similar es lo que necesita el pueblo de Pakistán y 2) lo invertido por los EEUU en la región le dan autoridad para imponer ese gobierno en Pakistán.
  6. Hace casi ya un año, en abril pasado, el señor Romney intentó echarle la responsabilidad de la situación económica al presidente Obama diciendo: “Vamos a tener que hablar de eso, y de los embargos de casas y de las quiebras y de los impuestos altos. Lo vamos a colgar, eh, por decir algo, metafóricamente, con, eh, con, eh – uno tiene que ser cuidadoso hoy en dia, eso es algo que he aprendido – con un Indice de Miseria Obama”. Yo quisiera ser muy caritativo en la interpretación de este texto. Pero al leerlo recuerdo el discurso de Ronald Reagan en Neshoba County, Mississipp, en 1980, no lejos de donde habían sido asesinados tres activistas de derechos civiles en 1964. En un discurso dedicado en su mayor parte a asuntos económicos y fiscales, Reagan intercaló una defensa de los derechos de los estados: “Yo creo en los derechos de los estados”, dijo y continuó: “Yo creo que hemos distorsionado el balance de nuestro gobierno hoy en día al darle al establecimiento federal poderes que la Constitución nunca intentó darle”. Aunque algunos todavía discuten la intención de Reagan en este discurso la realidad es que como gobernador de California se opuso a la legislación de derechos civiles y que las leyes que autorizaban la discriminación racial y limitaban el ejercicio de los derechos políticos de los negros habían sido aprobadas a nivel estatal. Ronald Reagan estaba enviando un mensaje racista a sus electores en ese discurso. Y Romney ha hecho referencia -obvia dentro de la cultura de los blancos del sur de los EEUU- al ahorcamiento con que se castigaba a los negros levantiscos.
  7. También en abril del año pasado el señor Ronmey afirmó en un artículo publicado con su nombre que el presidente Obama había presidido sobre una catarata de gastos nunca vista en tiempos de paz. Cuando los críticos le hicieron caer en cuenta que la presidencia de Obama ha coincidido con tres guerras, en Irak y Afganistán, heredadas de su predecesor republicano, y en Libia, de su propia cosecha, funcionarios de la campaña explicaron que realmente se refería al tiempo transcurrido desde la segunda guerra mundial. El propósito de la afirmación de Romney era la de mantener viva en la memoria del público la acusación de que los demócratas en el poder son responsables de un gasto público desaforado e irresponsable, acusación que los republicanos hacen independientemente de la contribución que ellos mismos hayan hecho a la situación económica y social que justifique ese gasto o a la legislación que lo ordene.

Hay otras dos indiscreciones verbales que son muy reveladoras tanto de la manera de pensar del señor Romney como de las actitudes de los sectores más conservadores del Partido Republicano. La primera tuvo lugar cuando él explicaba a sus seguidores que en los EEUU la gente puede terminar su relación con aseguradores y proveedores de servicios de salud cuando no están satisfechos con ellos. Y para enfatizar el punto dijo: “A mí me encanta echar gente”. Por supuesto que, como se ha dicho en su defensa, él estaba hablando de compañías aseguradoras, médicos, terapistas, farmacias, y no de trabajadores asalariados. Lo que el observador no puede ignorar es que el señor Romney tiene una fortuna tal (US$200 millones aproximadamente de capital, US$375.000 en honorarios por charlas y conferencias dictadas entre feberro del 2010 y febrero del 2011] que puede contratar el seguro que quiera y cambiarlo con o sin multa cuando quiera, hacerse ver del especialista que escoja, ir al hospital que le parezca y ordenar las medicinas que sus médicos ordenen sin preguntar si están o no cubiertas por su póliza. En otras palabras, el costo de esos servicios no es óbice para que él eche a quien no le dé un servicio satisfactorio. Esa, simple y llanamente, no es una opción para la gran mayoría de los trabajadores y pequeños empresarios en EEUU.

La otra indiscreción ocurrió el primero de febrero en una entrevista de televisión cuando Romney dijo: “A mí no me preocupan los muy pobres. Nosotros tenemos una malla de seguridad. Si hay que repararla yo lo haré. A mí no me preocupan los muy ricos pues a ellos les está yendo bien. A mí me preocupa el puro corazón de los EEUU, el 90, el 95% de los estadounidenses que  en este momento están en la lucha”. Tratando de explicarse mejor dijo que el presidente Obama le había fallado a la clase media y que los pobres tenían una red muy amplia de protección que incluye servicios de salud subsidiados, cupones de alimentos y cupones para pagar el arriendo de vivienda; esa red, en su opinión, puede necesitar remiendos y él promete hacerlos. Los críticos han llamado la atención sobre el hecho de que realmente no hay interés de parte suya en ayudar ni a la clase media ni a los pobres pues su plan de reducción de impuestos representará aproximadamente una economía de US$167 para una familia de clase media, US$146.000 para familias que hagan más de US$1 millón al año y US$460.000 para familias que hagan más de US$8.3 millones. En cuanto a la red de protección de los pobres llama la atención que varios congresistas republicanos han propuesto recortes en el programa de cupones de alimentos y que los gobiernos estatales están reduciendo los beneficios del sistema de salud subsidiado por razones presupuestales. El mismo señor Romney propone una reducción drástica de gastos federales no relacionados con el presupuesto de defensa y respalda el presupuesto propuesto este año por el Partido Republicano que anticipa un corte de casi tres billones de dólares en el presupuesto federal en un periodo de 10 años que se financiarán con reducciones simultáneas en los impuestos a los sectores más ricos de la población y en los programas de ayuda a los sectores más pobres.

La realidad es que amplios sectores de la clase media y de la clase baja blanca consideran que los programas de beneficencia pública favorecen desproporcionadamente a los negros, los latinos y las poblaciones aborígenes y están dispuestos a apoyar reducciones drásticas en su cubrimiento aunque con ello se perjudiquen a sí mismos. Los republicanos alimentan esta percepción que, a su turno, explotan a su favor los candidatos presidenciales del partido. Esta percepción es complementada por la acusación que hacen los republicanos de que los demócratas son irresponsables en el manejo de las finanzas públicas e indebidamente generosos hacia las minorías con el dinero de los que pagan impuestos. Este juego de percepciones y acusaciones explica el contexto de lo dicho por el señor Romney cuyo mensaje puede descodificarse de la siguiente manera: el presidente Obama, demócrata y negro, está confabulado con las minorías que no trabajan para dejarlas vivir de la plata que ganan ustedes los blancos que sí trabajan.

Luis Mejía – Febrero 17 de 2012

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Gazapo: Preposiciones Maltratadas en Artículo Literario de El Espectador


En un artículo publicado en el diario El Espectador el 9 de febrero el autor dice: “Uno de los principios de la libertad individual es que, al ejercerla, uno no cause daño a otros. Ese postulado parece ser una de las tesis a controvertir un libro que ha sido comentado, aplaudido, y celebrado por buena parte de los medios occidentales”.

Me parece que en la frase “una de las tesis a controvertir un libro” falta una preposición y sobra otra además de que el verbo exige una construcción diferente para que tenga lógica. Mi conjetura es que el autor quiso decir: “…una de las tesis que se controvierte en un libro…

Valga la pena reconocer que el giro “una tesis a controvertir” se ha vuelto parte del lenguaje inculto, aparece sin remilgos en el lenguaje de las clases cultas y se encuentra con frecuencia en “unas decisiones a tomar”, “las tareas a hacer”, “los niños a proteger”, “las leyes a aplicar”, “los debates a adelantar” y otras muchas maneras perezosas se usar la preposición a. Aunque autores y comentaristas de temas gramaticales consideran ese uso un galicismo, yo veo su origen en una construcción inglesa correcta ejemplificada en “things to do” que explicaría su amplia difusión hoy en día cuando más hispanohablantes han estado expuestos al “broken English” que al  francés académico.

Y por hoy dejo pasar sin comentario lo que mejor podría expresarse de la siguiente manera: uno de los principios que rigen el ejercicio de la libertad individual es el de que uno no cause daño a otros cuando la practica.


Luis Mejía – 14 de febrero de 2012

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