Friday, January 27, 2012

Gazapo: El Tiempo Presenta al Señor Caído que Está en la Cruz


En uno de los bellos cerros que limitan a Santafé de Bogotá por el oriente se levanta una iglesia de imitación colonial donde se ofrece a la devoción de los creyentes una imagen de Jesús caído bajo el peso de la cruz. Esta imagen fue esculpida por Pedro de Lugo Albarracín en la segunda mitad del siglo XVII y tiene la particularidad de ser una imagen vestida, es decir que los feligreses le ponen ropa y pelo a su gusto.

Los medios de comunicación asentados en la ciudad hablan con frecuencia de la iglesia y la imagen pues son uno de los referentes más populares de la cultura popular local. Durante la semana anterior a la Pascua, en la época navideña, a principios del mes de mayo cuando se celebra el día de la cruz y aún en los fines de semana los pobladores de la ciudad suben en peregrinación a adorar al Señor Caído. Entre semana es lugar de paseo y distracción para turistas pues las terrazas y caminos construídos alrededor de la iglesia ofrecen una vista amplia de la ciudad y de otros cerros que se levantan a su espalda. Los ciudadanos más pudientes tienen la oportunidad de disfrutar de la misma vista sentados detrás de los ventanales del restaurante que domina el conjunto y que ofrece un escape al frío propio del lugar, a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar.

El 17 de diciembre pasado publicó El Tiempo una amena crónica sobre una nueva peluca que una devota le había regalado a la imagen del Caído. La redactora del periódico empezó así la historia: “No es la primera vez que el Señor Caído de Monserrate cambia su cabellera, desde que el escultor santafereño Pedro de Lugo Albarracín esculpiera la imagen de Jesucristo en la cruz…

Y de entrada ofreció a sus lectores dos gazapos: 1. una coma completamente innecesaria que rompe la continuidad de la oración básica: no cambia desde… y 2. una afirmación sin lógica que resulta de describir la escultura del maestro Lugo como una representación simultánea del Señor Caído y de Jesucristo en la cruz.

Desafortunadamente ni la escuela colombiana enseña a redactar ni a los medios les importa mucho lo que hagan con la pluma sus redactores. Pero uno puede hacer una lectura positiva de esta situación. La persona que redactó la nota aquí mencionada muestra gran originalidad filosófica al subvertir el principio de no contradicción, de carácter al desconocer la autoridad de Aristóteles y artística al destruir los cánones que por siglos sirvieron para que los artistas representaran al Señor Caído y al Crucificado como dos cosas diferentes; el diario El Tiempo, a su turno, rompe una constante de los medios de comunicación que se han mostrado tradicionalmente renuentes a darle espacio a los talentos originales.


Luis Mejía – Enero 23, 2012

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