V. LOS
MIEMBROS DEL ESTABLECIMIENTO INTERNACIONAL ESTADOUNIDENSE
El establecimiento internacional estadounidense tiene tres
tipos de miembros: los que forman parte de él por su calidad de funcionarios
del gobierno, los que ingresan por vía de iniciativa privada y los que
substituyen a los miembros oficiales para hacerlos invisibles.
Miembros Oficiales
Los miembros oficiales son el presidente y los
secretarios de estado y de defensa junto con sus asesores y consejeros, el
cuerpo diplomático y consular, los miembros del congreso nacional y sus comités
y personal auxiliar, los funcionarios a cargo de la promoción del comercio
exterior, los agentes de los distintos organismos de espionaje e investigación
criminal y los miembros de las fuerzas armadas en misiones políticas, bélicas o en el
mercado de armas. Además del gobierno federal hay también participantes de los
gobiernos estatales y municipales; algunos de ellos a cargo de promover líneas
de comercio internacional por cuenta de la región que representan, otros como
parte de misiones militares y de que el
gobierno federal no quiere o no puede tomar directamente, tales como los
oficiales de la guardia nacional o de los departamentos locales de policía en
servicios de entrenamiento y asesoría con los órganos de policía, investigación
criminal y represión política de gobiernos extranjeros.
Miembros por Iniciativa Privada
Ingresan al establecimiento internacional estadounidense
por vía de iniciativa privada los empleados ejecutivos de las corporaciones
multinacionales, los empresarios exportadores e importadores de materias
primas, mercancías y servicios, los agentes de compañías de toda clase que
viven, viajan o supervisan negocios en el exterior –incluyendo empresas de
relaciones públicas y manipulación de imagen-, los académicos y consultores
profesionales que se especializan en el estudio y asesoría técnica de otros
países y los misioneros de iglesias, empleados de fundaciones y voluntarios que
trabajan en el extranjero.
Miembros Substitutos
Hay una categoría de miembros substitutos del
establecimiento oficial que está formada por agentes de terceros gobiernos que
cumplen misiones en las que el gobierno de Estados Unidos quiere aparecer como
si no estuviera envuelto. Tales han sido
los oficiales argentinos que han participado en el entrenamiento de
torturadores en la policía de El Salvador o los órganos de seguridad de Israel
y Francia que han dado asistencia técnica a agencias de terror estatal en América
Central y del Sur. Forman también parte
de esta categoría los contratistas privados a quienes los organismos de
seguridad de Estados Unidos encargan la ejecución de crímenes en tierras
extranjeras. Ejemplos de estas
actividades son las ventas de armas que contratistas privados hicieron a Irán y
a los contrarrevolucionarios de Nicaragua durante la guerra del primero contra
Irak y durante la guerra civil de la segunda.
Otro ejemplo de este tipo de acción fue el encargo que se diera a los
líderes de la mafia de Estados Unidos de asesinar a jefes de gobiernos
latinoamericanos.
Extraterritorialidad e Impunidad
De la misma manera que los agentes del gobierno de
Estados Unidos actúan en América Latina
sin otro sentido de limitaciones que el que nazca de sus conciencias pues no
hay autoridad que castigue los daños que puedan causar o limite los excesos en
que puedan incurrir, los agentes privados también están en gran medida exentos
de responsabilidad por sus acciones. En
esta libertad de acción, respaldada por la insistencia del gobierno
estadounidense de exigir garantías de extraterritorialidad judicial para sus
agentes y ciudadanos en los países donde estos son huéspedes, hay múltiples
riesgos. Los agentes del gobierno que dentro de los Estados Unidos se hallarían
frustrados sobremanera por el juego de contrapesos y limitaciones que la ley y
las tradiciones cívicas nacionales imponen al ejercicio de sus poderes, en
América Latina encuentran ilimitada libertad a su iniciativa personal. Igual pasa con los agentes privados. Aquellos que dentro de los Estados Unidos
tascan con dificultad el freno que la ley les pone para impedir prácticas
viciosas en el comercio, la vida económica, el manejo del medio ambiente y las
relaciones con la mano de obra, en América Latina se desbocan con entusiasmo
irrefrenable. Y los dos grupos, el de
funcionarios del gobierno y el de agentes de las empresas, cerrarán filas
contra los intentos que haga el país anfitrión para introducir la legislación,
las instituciones o el espíritu cívico que es para ellos fuente de desdicha
dentro de los Estados Unidos.
Luis Mejía – 30 de agosto de 2012
Publicado en blogluismejia.blogspot.com
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