Mercados Financieros y
Crisis – Propuesta Analítica de G. Friedman y Stratfor
Introducción
Los problemas económicos, sociales y políticos de Grecia en los últimos dos
años han creado una crisis dentro de la Unión Europea que Alemania, con un
mínimo de ayuda de Francia, ha tratado de solucionar a sabiendas de que las
decisiones que se tomen con respecto a Grecia se convertirán en el patrón que
se aplicará en las crisis que se avecinan y que afectarán a España, Italia,
Portugal, Irlanda, los países subdesarrollados de Europa central y oriental y
los países balcánicos.
El análisis que ha hecho George Friedman para Stratfor, una compañía
especializada en análisis estratégicos, y que traduzco a continuación es muy
interesante en cuanto enfoca las bases sistémicas de la crisis europea y pone
el problema monetario en una perspectiva diferente de la que le han asignado
los comentaristas bursátiles.
Según Friedman hay dos enfoques en juego. De un lado el de los
inversionistas, prestamistas y jugadores de las bolsas de valores que se habían
acostumbrado desde la década del 90 a un mercado sin riesgos políticos. Vale la
pena anotar que en ese mercado sí había riesgos pero eran básicamente de
generación interna, que los
participantes en él creaban con sus operaciones especulativas. Para este grupo la
crisis europea ha creado un problema de pagos y la solución que esperan es una
que los proteja de pérdidas en el mercado crediticio.
De otro lado el de los economistas políticos que entienden la crisis como
un problema en la balanza de poder
(político y económico, comercial y monetario) entre las naciones europeas y
cuya solución estriba en proteger el predominio alemán (y francés hasta cierto punto)
restableciendo la capacidad adquisitiva del resto de países de la Unión
Europea.
Para Friedman el origen de la crisis se encuentra en la manipulación que
Alemania hizo de la Unión Europea en su propio beneficio. En su visión
simplificada de la historia ignora, por supuesto, el efecto tsunami de la
crisis financiera de los Estados Unidos. Al mismo tiempo desestima de manera
explícita el aporte que hicieron a la crisis los hábitos de productores
ineficientes y consumidores pródigos de los países que podríamos considerar
víctimas de la misma. Pero es de esperar. Es parte del sesgo ideológico que los
lectores veteranos de sus artículos aprendemos a descontar para enfocarnos en
sus técnicas de análisis y su conocimiento enciclopédico de historia y
geografía. Esta es probablemente la parte más válida del documento que los
visitantes de mi blog encontrarán en seguida. Friedman utiliza los métodos de
la economía política para ayudar a entender una situación de por sí compleja.
Su visión es de todos modos incompleta en cuanto que no está interesado en
explorar el sistema de mercados contemporáneo que genera las condiciones para
estas crisis desestabilizadoras de la economía a diferentes niveles
geográficos.
Mercado
Financiero, Política y Nuevas Circunstancias
George Friedman
Stratfor Global Strategy
August 7, 2012 | 0902 GMT
Inversiones y Crisis Europea
Louis M. Bacon es el jefe de Moore Capital Management, uno de los hedge funds[*] más grandes e influyentes del mundo. La semana
pasada anunció que iba a devolver a sus inversionistas la cuarta parte del fondo
más grande, cerca de dos mil millones de dólares, de su portafolio. Lo haría, le
dijo al New York Times, porque estaba encontrando muy difícil invertir dada la
imposibilidad de predecir la situación europea. Según el periódico Bacon dijo:
“Es tan grande la actividad política –no habíamos visto nada similar desde la
post-guerra. Lo que están tratando de hacer es impedir el mercado tenga sus
consecuencias naturales. Es increíble la influencia que las decisiones de una
sola persona, Angela Merkel, están teniendo en el mercado mundial”.
El objetivo de los hedge funds es
hacer dinero y lo que está diciendo Bacon en el fondo es que se ha vuelto
imposible hacer dinero cuando hay fuerte actividad política porque la actividad
política hace impredecible el mercado. En consecuencia, es imposible hacer
buenas inversiones. Los hedge funds
han adquirido importancia crítica en la distribución del capital global ya que
sus actividades influyen sobre otros actores importantes y su renuencia a
invertir y hacer negocios tiene implicaciones serias en la disponibilidad de
capital. Si otros siguen el ejemplo de Moore Capital, como de seguro lo harán,
las dificultades para conseguir el capital necesario para solucionar los
problemas de Europa serán mayores.
Predicción de Acciones
Políticas y Mercantiles
Pero lo más importante es el raciocinio subyacente. Lo que inspira los
comentarios de Bacon es la idea de que las decisiones políticas son
impredecibles, o menos predecibles que las decisiones económicas. En lugar de
darse cuenta que la Canciller Alemana Merkel es prisionera de fuerzas ajenas al
mercado que limitan sus acciones, los inversionistas convencionales parecen
creer que Europa está sometida ahora a los caprichos de Merkel.
Yo quiero desarrollar la tesis de que las decisiones políticas son
predecibles y que Merkel no está tomando decisiones sino reflejando las fuerzas
impersonales que la empujan. Si uno entiende esas fuerzas impersonales uno
puede predecir el curso de acción de los políticos de la misma manera que puede
predecir el curso de los mercados. Hacer predicciones sobre cualquiera de los
dos, política y mercado, no es una ciencia exacta pero se pueden intentar si se
hace de manera apropiada.
Economía Política
Para hacer buenas predicciones hay que partir de dos supuestos. El primero
es que la política y el mercado están siempre en interacción. La piedra angular
sobre la que se construye el mercado, que es la sociedad de responsabilidad
limitada, es política. Lo que muchos consideran como un objeto natural es en
realidad un a entelequia política que permite a los inversionistas limitar su
responsabilidad. La manera como se limita la responsabilidad es cosa legal
inventada por los políticos y no por el mercado. La estructura del riesgo en el
mundo contemporáneo se centra en la compañía comercial y la compañía comercial
es una creación política lo mismo que el riesgo. No hay nada de natural en la
legislación aplicable a las compañías comerciales en un país; a su turno, esta
legislación define el marco dentro del cual operan los mercados
Hay épocas en que la política deja esas leyes intactas y otras en las que
la política interfiere. La última generación ha vivido un período único durante
el cual la prosperidad del mercado permitió que en general no hubiera cambios
en la estructura legal. Esa estabilidad ya no es posible después del 2008.
Participación política activa en los mercados ha sido de hecho la norma, no la
excepción. Pero los inversionistas contemporáneos han vivido durante un período
de excepción –la última generación- y por carecer de sentido histórico
erróneamente la han tomado como si fuera la norma. Esto explica la incapacidad
de los inversionistas contemporáneos para manejar situaciones que generaciones
anteriores enfrentaban todo el tiempo.
El segundo supuesto es que se necesita familiarizarse con lo que pensadores
como Adam Smith y David Ricardo, a quienes los inversionistas modernos tanto
admiran, entendieron perfectamente. Ellos nunca usaron el término “economía”
solo sino que siempre lo acompañaron de “política” y hablaron de “economía política”. El término
“economía” se empezó a usar por sí solo en la década de 1880 cuando un grupo
llamado los Marginalistas buscó maneras de introducir las matemáticas en la
economía para separarla de la política y hacerla una disciplina independiente
dentro de las ciencias sociales. La cuantificación de la economía y las finanzas dio lugar a la creencia –nunca
sostenida por autores como Smith- de que existía una esfera separada de la
economía donde la política no interfería y las matemáticas hacían el mercado
predecible. Si la política no se entrometiera, por supuesto.
Dado que política y economía son inseparables, las matemáticas nunca han
sido tan útiles para predecir como se esperaba. La cuantificación exagerada del
análisis de los mercados, indiferente a consideraciones políticas superiores,
exacerbó los movimientos del mercado. Economistas y financistas se concentraron
en los números, ignoraron las consecuencias políticas de los números y no
prestaron atención a la redefinición de reglas aplicables a las compañías, las
que desde el principio habían sido inventadas por el sistema político.
El mundo no es impredecible, y no lo es Europa ni lo es Alemania. El
problema de este momento no es lo que los políticos dicen que quieren ni lo que
en el fondo, y sin decirlo, quieren hacer. Eso no ayuda a entender lo que
harán. Al contrario, la clave para predecir el proceso político estriba en
entender las constricciones dentro de las que operan, las cosas que no pueden
hacer. La opinión de los inversionistas de que los políticos hacen impredecible
el mercado pierde de vista dos cosas. Primera, desde cuando se inventó la
sociedad comercial no ha habido un mercado independiente de la política.
Segunda, política y economía son ambas actividades humanas y por lo mismo son
hasta cierto punto predecibles.
Merkel y sus Constricciones: Unión Europea e Intereses Alemanes
La Unión Europea fue creada por razones políticas. Las consideraciones económicas fueron un medio para lograr un fin que era parar las guerras que habían destruido a Europa durante la primera mitad del siglo XX. La idea era unir a Alemania y Francia en una alianza indestructible basada en una promesa de prosperidad económica. Quien no entienda los orígenes políticos de la Unión Europea y se fije solo en su propósito económico será incapaz de entender como funciona y lo van a coger de sorpresa las acciones de los políticos.
La Europa de la postguerra evolucionó hasta encontrarse con una Alemania
que había vuelto a ocupar su papel de poderoso centro de exportaciones. Para
los alemanes las primeras versiones de la unificación europea echaron las bases
para la solución de un problema propio: su capacidad productiva excedía su
capacidad de consumo. Alemania tenía que exportar para poder sostener su
economía y las barreras al libre comercio afectaban sus propios intereses. La
creación de una zona de libre comercio en Europa era un imperativo fundamental
para Alemania; en cuantas más naciones estuvieran incluidas en esa zona de
libre comercio tanto mejor para Alemania pues tendría abiertos más mercados. En
consecuencia se propuso la expansión de
la zona de libre comercio de una manera agresiva.
Alemania también le dio su respaldo a los estándares paneuropeos en materia
de empleo, medio ambiente, etc. Estas políticas protegen a las compañías
alemanes más grandes ya que les permiten absorber los costos de la competencia que les hace el
resto de Europa. Hacer subir el costo de entrada en el mercado ha sido una
parte importante de la estrategia alemana.
Por último, Alemania abanderó la adopción del euro, la moneda única
controlada por un solo banco en el cual ella tiene una influencia proporcional
a su importancia. La moneda única, con su foco en evitar la inflación, protegía
a los acreedores alemanes contra los países europeos que aprovechaban la
inflación interna para reducir sus deudas. Los países europeos de dentro y
fuera de la eurozona, con su deuda pública en euros, quedaron atrapados en la
política monetaria diseñada por el Banco Central Europeo que controla el valor
del euro.
Los problemas latentes del sistema permanecían ocultos mientras hubiera
prosperidad. Pero la crisis del 2008 los puso al descubierto. Primero, la
mayoría de los países europeos tenían una balanza comercial negativa y alta con
Alemania. Segundo, la política monetaria europea estaba dirigida a proteger los
intereses de Alemania y, en menor medida, los de Francia. Las reglamentaciones
existentes crearon una rigidez sistemática que protegía a las grandes
compañías.
Protección de los Intereses
Nacionales en la Crisis Europea
La política adoptada por Merkel en estas circunstancias le fue impuesta por
la realidad. Alemania dependía casi totalmente de sus exportaciones y el
volumen de estas hacia el resto de Europa era crítico. Merkel tenía que
asegurar la integridad de la zona de libre comercio. En segundo lugar, ella
tenía que minimizar el costo que tendría para Alemania la estabilización del
sistema y para ello tenía que pasárselo a otros países. Además, tenía que
convencer a sus conciudadanos de que la crisis se debía al despilfarro de los
europeos del sur y de que ella no permitiría que estos se aprovecharan de los
alemanes.
La verdad, entre tanto, es que la crisis fue causada por el uso que hizo
Alemania de los mecanismos del libre comercio para inundar los mercados con sus
productos, por las limitaciones que se impusieron a la competencia por medio de
regulaciones y porque cada centavo que se tomó prestado de manera imprudente
fue dado en préstamo también de manera imprudente. Como buena política, Merkel
creó el mito del griego avispado que engañaba al confiado inspector del Banco
Alemán.
La toma de decisiones de Merkel era clara a pesar de la retórica que usaba.
Primero, de ninguna manera podía permitir que un solo país abandonara la zona
de libre comercio de la Unión Europea. Si esto llegara a suceder no se podía
anticipar en que terminaría todo, excepto, por supuesto, en una catástrofe para
Alemania. Segundo, por razones políticas y económicas tenía que ser tan
agresiva como fuera posible con los deudores morosos. Pero no lo podía ser
tanto que los empujara a considerar que suspender pagos y retirarse del sistema
era más conveniente que permanecer en él.
Pero Merkel no estaba tomando decisiones por sí misma. Ella estaba actuando
con base en un libreto que estaba ya implícito en la estructura de la Unión
Europea y la economía alemana. Su tarea era crear crisis que consolidaran su
posición doméstica, asumir una posición que le diera el mejor acuerdo posible
sin forzar un retiro del sistema y, al final, llegar a un arreglo que no se iba
a cumplir o que dejaba el problema pendiente para la próxima reunión del grupo
que fuera.
Preservación de la Unión
Europea y Costo Para Alemania
Al final, los alemanes tendrían que
asumir el costo de la crisis. Merkel, por supuesto, lo sabía. Hizo el intento
de conseguir una nueva estructura europea a cambio de la inevitable
capitulación alemana. Ella entendía que Europa, y una de las bases de la
prosperidad europea, se estaba cuarteando. Su propuesta fue que se creara una
estructura nueva en la que los países europeos aceptaban que Bruselas
supervisara sus presupuestos domésticos como parte de los arreglos que Alemania
haría al sistema. Algunos países rechazaron esta propuesta de plano, otros la
aceptaron sabiendo que nunca sería implementada. La iniciativa de Merkel de crear
un aparato europeo más poderoso para compensar a Alemania por asumir el costo
de la crisis estaba destinada al fracaso por dos razones. La primera –y más
importante- es que los países no renuncian fácilmente a su soberanía,
especialmente los países europeos y menos a favor de lo que sería efectivamente
una estructura alemana. La segunda es que el resto de Europa sabía que no
necesitaba ceder pues o Alemania asumía el costo de la solución –que era lo más
probable- o la zona de libre comercio se hacía pedazos.
Las acciones de Merkel son perfectamente entendibles si nos enfocamos en lo
obvio. Por depender del comercio Alemania necesita la Unión Europea más que
cualquier otro país. Alemania no puede permitir que la unión se disuelva en un
grupo de países desconectados; por eso va a estar posando de exigente y echando
reversa todo el tiempo. El drama griego fue un ejemplo de esto. Merkel era la
que estaba atrapada y estando atrapada su comportamiento era predecible.
El problema del euro era interesante porque hacía empate con el sistema
bancario. Pero los inversionistas que se centraban en el euro eran incapaces de
entender que este era un problema secundario. La Unión Europea es una
institución política; la unidad europea tiene prioridad. Los prestamistas
estaban más preocupados con la suerte de sus préstamos que los deudores. Fuera
cual fuere el juego de sombras montado por el Banco Central Europeo los
deudores terminarían haciendo lo mínimo posible para evitar una cesación de
pagos. Y la evitarían. El euro pudo ser lo que negociaron los prestamistas pero
ese no era el asunto que preocupaba a los europeos. El asunto era la zona de
libre comercio y la unidad franco-alemana. Merkel no estaba tomando decisiones
con respecto al euro sino con respecto a otras cosas más importantes.
El Comercio Moderno
El problema de los inversionistas es que han creído, de una manera equivocada,
que el período de 1991 al 2008 era la norma de la vida económica y se han
puesto a esperar que regrese. Para mí era un período anormal que se podía
prolongar mientras llegaba la próxima crisis financiera, de las cuales siempre
hay una en camino. Mientras duraba este período fuera de lo común los problemas
políticos y comerciales dormían bajo el efecto balsámico de la prosperidad.
Durante ese tiempo los ciclos y movimientos internos del sistema financiero
europeo ocurrían con turbulencia externa mínima; para aquellos que habían
aprendido a sacar provecho de estos remansos financieros fue un buen momento
para invertir.
Cuando llegó la crisis del 2008 se activaron los factores externos que
habían estado siempre presentes y que permanecían latentes. El funcionamiento
interno del sistema financiero vino a depender de fuerzas externas. Habíamos
entrado en el mundo de la economía política y lo político se volvió una ola
sísmica que hizo irrelevantes los ciclos de negocios y las oportunidades a que se habían
acostumbrado los inversionistas desde 1991. Así, habiendo perdido dinero en el
2008 se quedaron sin donde asentar los pies otra vez. Ahora viven en un mundo
en el que Merkel es más importante que un inversionista astuto.
De
hecho Merkel no es más importante que el inversionista. Ambos estaban atrapados
entre constricciones sobre las que no tenían influencia. Pero si se entendían esas constricciones el
comportamiento de Merkel se podía anticipar. El problema fundamental de los hedge funds no era tanto que no supieran
lo que estaban haciendo sino que la manera como habían hecho sus inversiones en
el pasado ya no funcionaba. De nada sirve entender y anticipar lo que harán los
líderes políticos si uno persiste en aplicar un modelo de inversiones diseñado para
un mundo que ya no existe.
Inestabilidad Política y Oportunidades del
Mercado
Lo que
se conoce como transacciones bursátiles de alta velocidad u operaciones que se
hacen para aprovechar movimientos pequeñísimos en un ambiente calmado y
predecible no funciona durante un sismo político. Esta fue la norma durante el
siglo si nos fijamos en la experiencia durante las dos guerras mundiales y la
guerra fría. La inestabilidad política de la época no impidió la formación de
fortunas. Pero la última generación de inversionistas quiere controlar el
riesgo en lugar de aprovechar las oportunidades que ofrece una realidad nueva.
Tenemos
que aceptar la necesidad de un sistema de aporcionamiento del capital
independientemente de la opinión que nos merezca la actuación que ha tenido de
la comunidad financiera desde el 2007. De eso se puede encargar el estado pero
la evidencia empírica indica que el estado no es muy competente en la toma de
decisiones de inversión. Al mismo tiempo la actuación de la comunidad
financiera ha sido también inaceptable, con el agravante de que se ha envuelto
en una red inmensa de mentiras. El argumento a favor del aporcionamiento
privado del capital puede ser teóricamente sólido pero el hecho es que por
varios años ha carecido de validación empírica.
Se
puede proponer un argumento muy bien sustentado de que –aparte de la corrupción
y la estupidez- el problema real ha sido de ausencia de imaginación. Hemos
entrado de nuevo a una era en la que los factores políticos van a dominar las
decisiones económicas. Esta ha sido la norma por un tiempo muy largo y los
inversionistas que esperen el regreso de la era anterior van a tener un
desengaño. Se pueden predecir las decisiones políticas si uno entiende las
constricciones en las que operan los políticos –como Merkel- y acepta que no se
trata simplemente de decisiones al azar. Pero para hacer eso uno tiene que
regresar a Adam Smith y recordar el título de su obra maestra, La Riqueza de las Naciones. Obsérvese que
Smith hablaba de naciones, política y economía, es decir de economía política.
[*] No existe una traducción apropiada
de la expresión hedge fund al
castellano. Las palabras inglesas evocan un fondo resguardado o protegido. La
realidad no es necesariamente esa. Son fondos de inversión que usan estrategias
de inversión muy agresivas para maximizar ganancias a corto y mediano plazo;
por este motivo los administradores de los mismos pueden embarcarse en
operaciones financiera especulativas y de alto riesgo. Generalmente están
limitados a personas o instituciones muy ricas con capacidad para invertir una
suma de dinero alta que se mantendrá ilíquida por cierto tiempo y que solo
comprometen una porción relativamente pequeña de su fortuna.
"Financial
Markets, Politics and the New Reality is republished with permission of
Stratfor."
"<a href="/weekly/financial-markets-politics-and-new-reality">Financial Markets, Politics and the New Reality</a> is republished with permission of Stratfor."
Traducción de
Luis Mejía – 11 de agosto de 2012
Publicado en blogluismejia.blogspot.co
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