Saturday, August 11, 2012

RETOS DE LA CRISIS FINANCIERA EUROPEA: INVERSIONISTAS VS ECONOMISTAS POLITICOS



Mercados Financieros y Crisis – Propuesta Analítica de G. Friedman y Stratfor

Introducción

Los problemas económicos, sociales y políticos de Grecia en los últimos dos años han creado una crisis dentro de la Unión Europea que Alemania, con un mínimo de ayuda de Francia, ha tratado de solucionar a sabiendas de que las decisiones que se tomen con respecto a Grecia se convertirán en el patrón que se aplicará en las crisis que se avecinan y que afectarán a España, Italia, Portugal, Irlanda, los países subdesarrollados de Europa central y oriental y los países balcánicos.

El análisis que ha hecho George Friedman para Stratfor, una compañía especializada en análisis estratégicos, y que traduzco a continuación es muy interesante en cuanto enfoca las bases sistémicas de la crisis europea y pone el problema monetario en una perspectiva diferente de la que le han asignado los comentaristas bursátiles.

Según Friedman hay dos enfoques en juego. De un lado el de los inversionistas, prestamistas y jugadores de las bolsas de valores que se habían acostumbrado desde la década del 90 a un mercado sin riesgos políticos. Vale la pena anotar que en ese mercado sí había riesgos pero eran básicamente de generación interna,  que los participantes en él creaban con sus operaciones especulativas. Para este grupo la crisis europea ha creado un problema de pagos y la solución que esperan es una que los proteja de pérdidas en el mercado crediticio.

De otro lado el de los economistas políticos que entienden la crisis como un problema en la  balanza de poder (político y económico, comercial y monetario) entre las naciones europeas y cuya solución estriba en proteger el predominio alemán (y francés hasta cierto punto) restableciendo la capacidad adquisitiva del resto de países de la Unión Europea.

Para Friedman el origen de la crisis se encuentra en la manipulación que Alemania hizo de la Unión Europea en su propio beneficio. En su visión simplificada de la historia ignora, por supuesto, el efecto tsunami de la crisis financiera de los Estados Unidos. Al mismo tiempo desestima de manera explícita el aporte que hicieron a la crisis los hábitos de productores ineficientes y consumidores pródigos de los países que podríamos considerar víctimas de la misma. Pero es de esperar. Es parte del sesgo ideológico que los lectores veteranos de sus artículos aprendemos a descontar para enfocarnos en sus técnicas de análisis y su conocimiento enciclopédico de historia y geografía. Esta es probablemente la parte más válida del documento que los visitantes de mi blog encontrarán en seguida. Friedman utiliza los métodos de la economía política para ayudar a entender una situación de por sí compleja. Su visión es de todos modos incompleta en cuanto que no está interesado en explorar el sistema de mercados contemporáneo que genera las condiciones para estas crisis desestabilizadoras de la economía a diferentes niveles geográficos.


Mercado Financiero, Política y Nuevas Circunstancias

George Friedman
Stratfor Global Strategy
August 7, 2012 | 0902 GMT

Inversiones y Crisis Europea

Louis M. Bacon es el jefe de Moore Capital Management, uno de los hedge funds[*]  más grandes e influyentes del mundo. La semana pasada anunció que iba a devolver a sus inversionistas la cuarta parte del fondo más grande, cerca de dos mil millones de dólares, de su portafolio. Lo haría, le dijo al New York Times, porque estaba encontrando muy difícil invertir dada la imposibilidad de predecir la situación europea. Según el periódico Bacon dijo: “Es tan grande la actividad política –no habíamos visto nada similar desde la post-guerra. Lo que están tratando de hacer es impedir el mercado tenga sus consecuencias naturales. Es increíble la influencia que las decisiones de una sola persona, Angela Merkel, están teniendo en el mercado mundial”.

El objetivo de los hedge funds es hacer dinero y lo que está diciendo Bacon en el fondo es que se ha vuelto imposible hacer dinero cuando hay fuerte actividad política porque la actividad política hace impredecible el mercado. En consecuencia, es imposible hacer buenas inversiones. Los hedge funds han adquirido importancia crítica en la distribución del capital global ya que sus actividades influyen sobre otros actores importantes y su renuencia a invertir y hacer negocios tiene implicaciones serias en la disponibilidad de capital. Si otros siguen el ejemplo de Moore Capital, como de seguro lo harán, las dificultades para conseguir el capital necesario para solucionar los problemas de Europa serán mayores.

Predicción de Acciones Políticas y Mercantiles

Pero lo más importante es el raciocinio subyacente. Lo que inspira los comentarios de Bacon es la idea de que las decisiones políticas son impredecibles, o menos predecibles que las decisiones económicas. En lugar de darse cuenta que la Canciller Alemana Merkel es prisionera de fuerzas ajenas al mercado que limitan sus acciones, los inversionistas convencionales parecen creer que Europa está sometida ahora a los caprichos de Merkel.

Yo quiero desarrollar la tesis de que las decisiones políticas son predecibles y que Merkel no está tomando decisiones sino reflejando las fuerzas impersonales que la empujan. Si uno entiende esas fuerzas impersonales uno puede predecir el curso de acción de los políticos de la misma manera que puede predecir el curso de los mercados. Hacer predicciones sobre cualquiera de los dos, política y mercado, no es una ciencia exacta pero se pueden intentar si se hace de manera apropiada.

Economía Política

Para hacer buenas predicciones hay que partir de dos supuestos. El primero es que la política y el mercado están siempre en interacción. La piedra angular sobre la que se construye el mercado, que es la sociedad de responsabilidad limitada, es política. Lo que muchos consideran como un objeto natural es en realidad un a entelequia política que permite a los inversionistas limitar su responsabilidad. La manera como se limita la responsabilidad es cosa legal inventada por los políticos y no por el mercado. La estructura del riesgo en el mundo contemporáneo se centra en la compañía comercial y la compañía comercial es una creación política lo mismo que el riesgo. No hay nada de natural en la legislación aplicable a las compañías comerciales en un país; a su turno, esta legislación define el marco dentro del cual operan los mercados

Hay épocas en que la política deja esas leyes intactas y otras en las que la política interfiere. La última generación ha vivido un período único durante el cual la prosperidad del mercado permitió que en general no hubiera cambios en la estructura legal. Esa estabilidad ya no es posible después del 2008. Participación política activa en los mercados ha sido de hecho la norma, no la excepción. Pero los inversionistas contemporáneos han vivido durante un período de excepción –la última generación- y por carecer de sentido histórico erróneamente la han tomado como si fuera la norma. Esto explica la incapacidad de los inversionistas contemporáneos para manejar situaciones que generaciones anteriores enfrentaban todo el tiempo.

El segundo supuesto es que se necesita familiarizarse con lo que pensadores como Adam Smith y David Ricardo, a quienes los inversionistas modernos tanto admiran, entendieron perfectamente. Ellos nunca usaron el término “economía” solo sino que siempre lo acompañaron de “política” y  hablaron de “economía política”. El término “economía” se empezó a usar por sí solo en la década de 1880 cuando un grupo llamado los Marginalistas buscó maneras de introducir las matemáticas en la economía para separarla de la política y hacerla una disciplina independiente dentro de las ciencias sociales. La cuantificación de la economía y  las finanzas dio lugar a la creencia –nunca sostenida por autores como Smith- de que existía una esfera separada de la economía donde la política no interfería y las matemáticas hacían el mercado predecible. Si la política no se entrometiera, por supuesto.

Dado que política y economía son inseparables, las matemáticas nunca han sido tan útiles para predecir como se esperaba. La cuantificación exagerada del análisis de los mercados, indiferente a consideraciones políticas superiores, exacerbó los movimientos del mercado. Economistas y financistas se concentraron en los números, ignoraron las consecuencias políticas de los números y no prestaron atención a la redefinición de reglas aplicables a las compañías, las que desde el principio habían sido inventadas por el sistema político.

El mundo no es impredecible, y no lo es Europa ni lo es Alemania. El problema de este momento no es lo que los políticos dicen que quieren ni lo que en el fondo, y sin decirlo, quieren hacer. Eso no ayuda a entender lo que harán. Al contrario, la clave para predecir el proceso político estriba en entender las constricciones dentro de las que operan, las cosas que no pueden hacer. La opinión de los inversionistas de que los políticos hacen impredecible el mercado pierde de vista dos cosas. Primera, desde cuando se inventó la sociedad comercial no ha habido un mercado independiente de la política. Segunda, política y economía son ambas actividades humanas y por lo mismo son hasta cierto punto predecibles.

Merkel y sus Constricciones: Unión Europea e Intereses Alemanes 

La Unión Europea fue creada por razones políticas. Las consideraciones económicas fueron un medio para lograr un fin que era parar las guerras que habían destruido a Europa durante la primera mitad del siglo XX. La idea era unir a Alemania y Francia en una alianza indestructible basada en una promesa de prosperidad económica. Quien no entienda los orígenes políticos de la Unión Europea y se fije solo en su propósito económico será incapaz de entender como funciona y lo van a coger de sorpresa las acciones de los políticos.

La Europa de la postguerra evolucionó hasta encontrarse con una Alemania que había vuelto a ocupar su papel de poderoso centro de exportaciones. Para los alemanes las primeras versiones de la unificación europea echaron las bases para la solución de un problema propio: su capacidad productiva excedía su capacidad de consumo. Alemania tenía que exportar para poder sostener su economía y las barreras al libre comercio afectaban sus propios intereses. La creación de una zona de libre comercio en Europa era un imperativo fundamental para Alemania; en cuantas más naciones estuvieran incluidas en esa zona de libre comercio tanto mejor para Alemania pues tendría abiertos más mercados. En consecuencia se propuso la  expansión de la zona de libre comercio de una manera agresiva.

Alemania también le dio su respaldo a los estándares paneuropeos en materia de empleo, medio ambiente, etc. Estas políticas protegen a las compañías alemanes más grandes ya que les permiten absorber los  costos de la competencia que les hace el resto de Europa. Hacer subir el costo de entrada en el mercado ha sido una parte importante de la estrategia alemana.

Por último, Alemania abanderó la adopción del euro, la moneda única controlada por un solo banco en el cual ella tiene una influencia proporcional a su importancia. La moneda única, con su foco en evitar la inflación, protegía a los acreedores alemanes contra los países europeos que aprovechaban la inflación interna para reducir sus deudas. Los países europeos de dentro y fuera de la eurozona, con su deuda pública en euros, quedaron atrapados en la política monetaria diseñada por el Banco Central Europeo que controla el valor del euro.

Los problemas latentes del sistema permanecían ocultos mientras hubiera prosperidad. Pero la crisis del 2008 los puso al descubierto. Primero, la mayoría de los países europeos tenían una balanza comercial negativa y alta con Alemania. Segundo, la política monetaria europea estaba dirigida a proteger los intereses de Alemania y, en menor medida, los de Francia. Las reglamentaciones existentes crearon una rigidez sistemática que protegía a las grandes compañías.

Protección de los Intereses Nacionales en la Crisis Europea

La política adoptada por Merkel en estas circunstancias le fue impuesta por la realidad. Alemania dependía casi totalmente de sus exportaciones y el volumen de estas hacia el resto de Europa era crítico. Merkel tenía que asegurar la integridad de la zona de libre comercio. En segundo lugar, ella tenía que minimizar el costo que tendría para Alemania la estabilización del sistema y para ello tenía que pasárselo a otros países. Además, tenía que convencer a sus conciudadanos de que la crisis se debía al despilfarro de los europeos del sur y de que ella no permitiría que estos se aprovecharan de los alemanes.

La verdad, entre tanto, es que la crisis fue causada por el uso que hizo Alemania de los mecanismos del libre comercio para inundar los mercados con sus productos, por las limitaciones que se impusieron a la competencia por medio de regulaciones y porque cada centavo que se tomó prestado de manera imprudente fue dado en préstamo también de manera imprudente. Como buena política, Merkel creó el mito del griego avispado que engañaba al confiado inspector del Banco Alemán.

La toma de decisiones de Merkel era clara a pesar de la retórica que usaba. Primero, de ninguna manera podía permitir que un solo país abandonara la zona de libre comercio de la Unión Europea. Si esto llegara a suceder no se podía anticipar en que terminaría todo, excepto, por supuesto, en una catástrofe para Alemania. Segundo, por razones políticas y económicas tenía que ser tan agresiva como fuera posible con los deudores morosos. Pero no lo podía ser tanto que los empujara a considerar que suspender pagos y retirarse del sistema era más conveniente que permanecer en él.

Pero Merkel no estaba tomando decisiones por sí misma. Ella estaba actuando con base en un libreto que estaba ya implícito en la estructura de la Unión Europea y la economía alemana. Su tarea era crear crisis que consolidaran su posición doméstica, asumir una posición que le diera el mejor acuerdo posible sin forzar un retiro del sistema y, al final, llegar a un arreglo que no se iba a cumplir o que dejaba el problema pendiente para la próxima reunión del grupo que fuera.

Preservación de la Unión Europea y Costo Para Alemania

Al final,  los alemanes tendrían que asumir el costo de la crisis. Merkel, por supuesto, lo sabía. Hizo el intento de conseguir una nueva estructura europea a cambio de la inevitable capitulación alemana. Ella entendía que Europa, y una de las bases de la prosperidad europea, se estaba cuarteando. Su propuesta fue que se creara una estructura nueva en la que los países europeos aceptaban que Bruselas supervisara sus presupuestos domésticos como parte de los arreglos que Alemania haría al sistema. Algunos países rechazaron esta propuesta de plano, otros la aceptaron sabiendo que nunca sería implementada. La iniciativa de Merkel de crear un aparato europeo más poderoso para compensar a Alemania por asumir el costo de la crisis estaba destinada al fracaso por dos razones. La primera –y más importante- es que los países no renuncian fácilmente a su soberanía, especialmente los países europeos y menos a favor de lo que sería efectivamente una estructura alemana. La segunda es que el resto de Europa sabía que no necesitaba ceder pues o Alemania asumía el costo de la solución –que era lo más probable- o la zona de libre comercio se hacía pedazos.

Las acciones de Merkel son perfectamente entendibles si nos enfocamos en lo obvio. Por depender del comercio Alemania necesita la Unión Europea más que cualquier otro país. Alemania no puede permitir que la unión se disuelva en un grupo de países desconectados; por eso va a estar posando de exigente y echando reversa todo el tiempo. El drama griego fue un ejemplo de esto. Merkel era la que estaba atrapada y estando atrapada su comportamiento era predecible.

El problema del euro era interesante porque hacía empate con el sistema bancario. Pero los inversionistas que se centraban en el euro eran incapaces de entender que este era un problema secundario. La Unión Europea es una institución política; la unidad europea tiene prioridad. Los prestamistas estaban más preocupados con la suerte de sus préstamos que los deudores. Fuera cual fuere el juego de sombras montado por el Banco Central Europeo los deudores terminarían haciendo lo mínimo posible para evitar una cesación de pagos. Y la evitarían. El euro pudo ser lo que negociaron los prestamistas pero ese no era el asunto que preocupaba a los europeos. El asunto era la zona de libre comercio y la unidad franco-alemana. Merkel no estaba tomando decisiones con respecto al euro sino con respecto a otras cosas más importantes.

El Comercio Moderno

El problema de los inversionistas es que han creído, de una manera equivocada, que el período de 1991 al 2008 era la norma de la vida económica y se han puesto a esperar que regrese. Para mí era un período anormal que se podía prolongar mientras llegaba la próxima crisis financiera, de las cuales siempre hay una en camino. Mientras duraba este período fuera de lo común los problemas políticos y comerciales dormían bajo el efecto balsámico de la prosperidad. Durante ese tiempo los ciclos y movimientos internos del sistema financiero europeo ocurrían con turbulencia externa mínima; para aquellos que habían aprendido a sacar provecho de estos remansos financieros fue un buen momento para invertir.

Cuando llegó la crisis del 2008 se activaron los factores externos que habían estado siempre presentes y que permanecían latentes. El funcionamiento interno del sistema financiero vino a depender de fuerzas externas. Habíamos entrado en el mundo de la economía política y lo político se volvió una ola sísmica que hizo irrelevantes los ciclos de negocios  y las oportunidades a que se habían acostumbrado los inversionistas desde 1991. Así, habiendo perdido dinero en el 2008 se quedaron sin donde asentar los pies otra vez. Ahora viven en un mundo en el que Merkel es más importante que un inversionista astuto.

De hecho Merkel no es más importante que el inversionista. Ambos estaban atrapados entre constricciones sobre las que no tenían influencia.  Pero si se entendían esas constricciones el comportamiento de Merkel se podía anticipar. El problema fundamental de los hedge funds no era tanto que no supieran lo que estaban haciendo sino que la manera como habían hecho sus inversiones en el pasado ya no funcionaba. De nada sirve entender y anticipar lo que harán los líderes políticos si uno persiste en aplicar un modelo de inversiones diseñado para un mundo que ya no existe.

Inestabilidad Política y Oportunidades del Mercado

Lo que se conoce como transacciones bursátiles de alta velocidad u operaciones que se hacen para aprovechar movimientos pequeñísimos en un ambiente calmado y predecible no funciona durante un sismo político. Esta fue la norma durante el siglo si nos fijamos en la experiencia durante las dos guerras mundiales y la guerra fría. La inestabilidad política de la época no impidió la formación de fortunas. Pero la última generación de inversionistas quiere controlar el riesgo en lugar de aprovechar las oportunidades que ofrece una realidad nueva. 

Tenemos que aceptar la necesidad de un sistema de aporcionamiento del capital independientemente de la opinión que nos merezca la actuación que ha tenido de la comunidad financiera desde el 2007. De eso se puede encargar el estado pero la evidencia empírica indica que el estado no es muy competente en la toma de decisiones de inversión. Al mismo tiempo la actuación de la comunidad financiera ha sido también inaceptable, con el agravante de que se ha envuelto en una red inmensa de mentiras. El argumento a favor del aporcionamiento privado del capital puede ser teóricamente sólido pero el hecho es que por varios años ha carecido de validación empírica.

Se puede proponer un argumento muy bien sustentado de que –aparte de la corrupción y la estupidez- el problema real ha sido de ausencia de imaginación. Hemos entrado de nuevo a una era en la que los factores políticos van a dominar las decisiones económicas. Esta ha sido la norma por un tiempo muy largo y los inversionistas que esperen el regreso de la era anterior van a tener un desengaño. Se pueden predecir las decisiones políticas si uno entiende las constricciones en las que operan los políticos –como Merkel- y acepta que no se trata simplemente de decisiones al azar. Pero para hacer eso uno tiene que regresar a Adam Smith y recordar el título de su obra maestra, La Riqueza de las Naciones. Obsérvese que Smith hablaba de naciones, política y economía, es decir de economía política.



[*] No existe una traducción apropiada de la expresión hedge fund al castellano. Las palabras inglesas evocan un fondo resguardado o protegido. La realidad no es necesariamente esa. Son fondos de inversión que usan estrategias de inversión muy agresivas para maximizar ganancias a corto y mediano plazo; por este motivo los administradores de los mismos pueden embarcarse en operaciones financiera especulativas y de alto riesgo. Generalmente están limitados a personas o instituciones muy ricas con capacidad para invertir una suma de dinero alta que se mantendrá ilíquida por cierto tiempo y que solo comprometen una porción relativamente pequeña de su fortuna.

"Financial Markets, Politics and the New Reality is republished with permission of Stratfor."

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Traducción de Luis Mejía – 11 de agosto de 2012

Publicado en blogluismejia.blogspot.co

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