Todos los
años, cuando salen los resultados de la encuesta mundial de felicidad, me
pregunto por qué son tan felices los colombianos y no encuentro respuesta que
aclare lo que para mí es un misterio: el medio ambiente, la arquitectura
urbana, los servicios públicos desde el transporte hasta la administración de
justicia pasando por el suministro de agua potable y el acceso a internet, la
calidad de la educación para la mayoría de la población, la convivencia con
extraños en barrios residenciales, calles y centros comerciales, la información
y el entretenimiento ofrecidos por los medios de comunicación de masas, la
profundidad y elegancia de los debates en los cuerpos legislativos, la
capacidad mental y la fibra moral de los funcionarios públicos, la cultura
popular y la filantropía de las elites, la calidad de vida de la mayoría de la
población, las actitudes de guerrilleros y soldados con respecto a la población
civil campesina son todas cosas ausentes o contrahechas que , en mi opinión,
pueden combinarse para deprimir más que para exaltar el ánimo.
Existen guetos
de personas pudientes que disfrutan de condiciones de vida ideales pero esa no
es la experiencia del resto de la gente.
Hablar de una
vocación sado-masoquista de los colombianos para explicar su nivel confeso de
felicidad, sin embargo, no tendría sustento empírico.
Al paso viene
un estudio publicado en EEUU por la revista Actas de la Academia Nacional de
Ciencias de acuerdo con el cual la felicidad del momento está determinada por
el hecho de que las cosas van mejor de lo esperado. Esa, me parece, puede ser
la clave del misterio. La felicidad del momento es lo que miden realmente las
encuestas. No importa la manera como se formule la pregunta para hacerla más
impactante en los comunicados de prensa y en
la publicidad pseudo-académica de los encuestadores, a lo que la gente
responde es: ¿se siente feliz en este momento que le hago la pregunta? Y lo que
la respuesta afirmativa refleja es que el colombiano en promedio espera tan
poquito de sus gobernantes, empleadores, personas de influencia, conciudadanos,
amigos y parientes, vecinos y colegas, fuerzas del orden y guerrilleros
auto-nombrados liberadores, que
cualquier cosa que todos ellos hagan que no redunde en perjuicio suyo es
suficiente para hacerlo sentir muy feliz.
Los que sean
capaces de leer los métodos, análisis estadístico y resultados del estudi en su
idioma original, de todos modos incomprensible para los no iniciados,
encuentran el artículo original en este enlace:
Un resumen
digerible del mismo se encuentra en:
Luis Mejía - 1º de
marzo del 2015
Publicado en
blogluismejia.blogspot.com
No comments:
Post a Comment