Nota al lector: Este es un ensayo sobre liderazgo
fallido.
Un liderazgo ignorante, inepto y parasitario es un peso
muerto que impide la creación de riqueza social y el florecimiento de las
virtudes y habilidades de un pueblo.
La
experiencia colonial en el siglo XX
Chinua Achebe (1930-2013), una figura dominante del mundo
intelectual del África subsahariana,
nació en una aldea ibo de Nigeria cuando esta era colonia británica. Hizo
sus estudios en instituciones regentadas por las autoridades coloniales. Se
especializó en literatura del habla inglesa, de la que fue profesor en
distintos periodos de su vida. Fue novelista, poeta, ensayista, editor,
publicista, conferencista, productor radial.
Su experiencia de súbdito colonial –como estudiante y
empleado- inspiró el título de uno de sus libros de memorias: La educación de
un niño protegido por la Gran Bretaña. Cuando obtuvo su primer pasaporte
todavía era menor de edad; además, bajo las reglas del imperio no era ciudadano
de ningún país sino miembro de una sociedad en condiciones de minoridad
política perenne.
Escribió en inglés novelas y ensayos y en ibo poesía y
relatos cortos. Aunque el inglés es un legado del opresor, Achebe lo aceptó
como un idioma no solo bello en sí mismo sino como una lengua de conveniencia,
útil para la comunicación en un país multilingüe donde ninguna de las lenguas
nativas va a ser aceptada como nacional.
Las novelas son la parte más importante de su producción.
De ellas han sido traducidas al castellano
Todo se desmorona, Me alegraría de otra muerte, La flecha de Dios, Termiteros
de la sabana y Un hombre del pueblo.
Achebe,
un novelista de la transformación social en África
Achebe
explora en su obra los problemas enfrentados por los pueblos africanos cuando
las costumbres y valores de los invasores europeos, la manera de hacer negocios
del mundo capitalista y los modelos políticos y económicos importados de
Occidente entran en conflicto con las costumbres y valores tradicionales,
cuando el crecimiento y la diversificación de la riqueza y el movimiento de la
población hacia las ciudades –seducida por las expectativas de trabajo menos
agobiador, calidad de vida menos primitiva, oportunidades de desarrollo
personal menos restrictivas- ponen en crisis la normatividad, el tejido social
de comunidades rurales y semi-rurales y los vínculos de familia heredados del
pasado.
En la selección de temas y situaciones, en la descripción
de crisis personales y sociales y en la identificación de conflictos de grupo y
clase social Achebe recuerda a grandes escritores latinoamericanos como el
guatemalteco Miguel Asturias, el venezolano Rómulo Gallegos, el colombiano
Tomás Carrasquilla, los peruanos Ciro Alegría y Manuel Scorza y el mexicano
Juan Rulfo, entre otros.
Un recurso estilístico que llama la atención en sus
novelas es el uso frecuente de refranes populares africanos, lo que recuerda
las expresiones que Cervantes pone en boca de Sancho Panza y el lenguaje
cuotidiano de los diálogos en las obras de García Márquez y Carlos Fuentes.
Sus admiradores y lectores
en América Latina apreciamos la manera como su obra refleja paralelos y
conexiones con nuestras identidades nacionales.
La
experiencia post-colonial
Después de la independencia Nigeria ha conocido poca
democracia, poco desarrollo, poca estabilidad política y poca eficiencia en el
gobierno. El liderazgo nacional ha mostrado poco talento político y los
oficiales del ejército mucha ambición.
El periodista nigeriano Lawrence Chinedu Nwobu ha dedicado su vida a escribir la crónica de
saqueos e ineptitud de la dirigencia de su país. En un ensayo titulado Testamento
de mal liderazgo describe las fallas de los gobiernos posteriores a la
independencia y rinde homenaje a Achebe por su diagnóstico de la realidad
nacional.
Uno de los momentos más difíciles en la vida del país
ocurrió en 1967 cuando la provincia de Biafra, donde los ibos eran mayoría, se
declaró independiente. Siguió una guerra
civil brutal y sangrienta. Achebe hizo causa común con su gente y viajó a
Europa y Estados Unidos a promover la causa independentista. El gobierno
nigeriano en represalia atacó su familia y envió soldados del ejército nacional
a destruir su casa.
Acabada la guerra Achebe se dedicó de lleno a escribir y
enseñar en universidades de Nigeria y Estados Unidos. Se convirtió en una
figura de reconocido prestigio literario y fue un activo divulgador
internacional de la literatura africana. Participó en la política doméstica
como un pensador progresista pero se retiró desengañado por la incompetencia y
corrupción de la clase dirigente, incluidos los líderes de la oposición. Esta
falla del liderazgo progresista está presente en otros lugares, como en la América
Latina contemporánea.
Achebe
como intelectual público y crítico social
En 1988, cuando fue invitado a participar en la discusión
sobre liderazgo y educación patrocinada por la
Universidad de Nigeria, era presidente-dictador Ibrahim Babangida
(1985-1993). La facción de las élites que gobernaba con él quería darle un
barniz de legitimidad intelectual al régimen y había convocado a un debate
nacional sobre problemas y soluciones.
Achebe había publicado en 1983 –durante el gobierno de
otro dictador militar- un ensayo titulado El
problema de Nigeria, sobre construcción de estado y desarrollo en el país.
Su ensayo había sido criticado por los profesionales de las ciencias sociales y
políticas por su falta de rigor teórico.
En el evento de la Universidad de Nigeria Achebe presentó
un ensayo titulado La universidad y el factor liderazgo en la política de
Nigeria en el cual contestó a sus críticos, amplió su análisis del liderazgo
nacional y habló del papel de la universidad misma en la educación de las
élites.
Lo que yo veo en este y otros escritos de Chinua Achebe
es una denuncia de la manera como las élites de su patria ponen en peligro el
futuro de su pueblo, desperdician su potencial y lo condenan a permanecer pobre
y dependiente a pesar de que podría ser rico y autónomo, así como una
declaración de esperanza en que tanto pueblo como élites podrían crear una
sociedad próspera, justa, influyente en los asuntos del mundo.
Sus críticos ignoran que en ocasiones los novelistas y
poetas de talento tienen el privilegio de ver dentro del alma de sus pueblos y
son capaces de identificar lo que hace a estos vivir y morir.
Los poetas y novelistas juegan el papel que los profetas
jugaban en los reinos bíblicos de Israel y Judá. Ni de literatos ni de profetas
se espera profundidad de conocimientos técnicos y dominio de paradigmas
científicos y culturales. Sus palabras nos ayudan a pensar sobre los problemas
de una sociedad, hacen estos temas más accesibles a la clase media y las masas
pero, por supuesto, no reemplazan ni invalidan los estudios científicos.
Achebe
más allá de las fronteras nigerianas
La discusión de Achebe es específica para la situación de
Nigeria en la segunda mitad del siglo XX y continúa válida en lo que va corrido
del siglo XXI. Esa discusión es también válida para otros países donde
liderazgos incompetentes han llevado a sus conciudadanos a la pobreza y el
atraso, como en Zimbabue y Angola, o han agravado situaciones ya difíciles,
como en Ucrania y Venezuela, o han dejado pasar las oportunidades de
prosperidad colectiva, como en Colombia o el Brasil,
o de la mano con el liderazgo de terceros países han sumido a sus pueblos en
una crisis humanitaria, como es el caso de las repúblicas centroamericanas,
Haití, Chechenia, Afganistán, Siria, Irak, Palestina y el Congo.
Extendiendo
las ideas de Achebe
El estado de subdesarrollo de muchos países que cuentan
con buenos recursos humanos y naturales autoriza una generalización de la tesis
de Chinua Achebe y abre el camino para plantear otros escenarios que la
profundicen y expandan. Pongo
a consideración de mis lectores los siguientes:
1. Liderazgo, élite,
dirigencia, clase gobernante o dirigente, gerencia del país o de la sociedad
son términos que se refieren al mismo concepto: un grupo relativamente pequeño
que controla los instrumentos de poder y toma decisiones por todos los miembros
de una sociedad;
2. De la misma
manera, seguidores y masas se refieren al resto de la sociedad que se beneficia
de las buenas decisiones de la clase dirigente y sufre las consecuencias de sus
malas decisiones;
3. La élite no
funciona como un grupo monolítico de decisiones unánimes sino que está
conformada por facciones que en ciertos momentos colaboran y en otros rivalizan
por el control del poder, que en ocasiones usan este de manera hegemónica y en
otras establecen precarios equilibrios para compartirlo;
4. El poder que
ejercen las élites auténticas está legitimado por la bondad de sus decisiones,
el éxito de su gestión y el bienestar que generan para la mayoría de la
población;
5. El poder de las élites
impostoras no se funda en la excelencia de su gerencia social sino en su control
de las fuerzas militares, paramilitares y de policía, su capacidad de intimidar
a los opositores, su uso de la riqueza pública para comprar popularidad, su
manipulación de los medios, la apatía de las masas hacia los asuntos públicos
y, en últimas, la inercia social que favorece el statu quo;
6. Las élites prefieren
ser endogámicas pero están abiertas a la cooptación de individuos calificados,
ambiciosos o útiles de las clases bajas;
7. Quienes llegan a
formar parte de la élite tienden a perpetuarse en ella aunque ya no sean idóneos
para liderar;
8. Las élites
desarrollan una cultura de tolerancia de la mediocridad y la corrupción,
especialmente cuando pierden idoneidad para liderar;
9. La mediocridad de
las élites empodera a los mediocres ambiciosos de toda laya para aspirar a
posiciones de liderazgo;
10. Las élites
corruptas usan su posición para entorpecer la ejecución de leyes que les son
inconvenientes, bloquear la acción de las autoridades o hacerla expedita según
les convenga, despojar de sus derechos a los que están por debajo en la escala
jerárquica, manipular la presencia y ausencia del estado en áreas de la
geografía y la economía, incitar a guerras sin correr riesgo personal, usar la
puerta giratoria para moverse entre el gobierno, las agencias internacionales y
la empresa privada, apropiarse de bienes públicos, llenar sus hojas de vida con
títulos falsos y cargos mal desempeñados;
11. La corrupción de
las élites se convierte en parasitismo y deviene en la ética social de las
masas;
12. En los sistemas
democráticos las masas tienen una participación ritual para mediar entre las
facciones de la élite siempre y cuando esta haya aceptado principios liberales
de representación electoral, alternación en el poder y neutralidad de las agencias
electorales, de policía y justicia;
13. Las facciones
disidentes de la élite o los líderes de un movimiento que la reemplacen
aprendieron a usar el poder bajo la vieja dirigencia y tenderán a hacerlo de la
misma manera;
14. Hay una inercia
social que facilita la continuidad del liderazgo existente pues en general las
masas prefieren tener un liderazgo inadecuado y ladrón a no tener liderazgo;
cualquier semblanza de orden es preferible al caos social. Por
supuesto, la élite siempre creerá que lo sigue siendo gracias a sus méritos y
habilidades.
Falla
del liderazgo contemporáneo
La fuente regular y legal de enriquecimiento de las
élites reside en los sectores más dinámicos de la economía; sin embargo, día a
día, en uno y otro país, los medios reportan la manera como ellas ejercen su
control del estado para enriquecerse y su control de la economía para generar rentas
y entorpecer la libre competencia.
Conductas documentadas de parasitismo social
contemporáneo de las élites incluyen:
- gobiernos que no quieren
ser reemplazados,
- contratos
gubernamentales incumplidos,
- sobrecostos en
contratos y servicios públicos,
- decisiones
gubernamentales que benefician a algunos individuos y perjudican a la mayoría
de la población,
- asesinato de
activistas cívicos independientes,
- peculados, desfalcos
y quiebras fraudulentas, formación de carteles y monopolios,
- salarios y
honorarios que el beneficiario no ganaría en un mercado laboral abierto,
- evasión de
impuestos,
- uso de organismos
de control para perseguir opositores y proteger aliados, impunidad de
delincuentes de cuello blanco, evasión de responsabilidades personales,
- alianzas con el
crimen organizado,
- guerras en las que
mueren las clases inferiores,
- tolerancia de
actividades destructoras del medio ambiente,
- agotamiento de recursos no renovables
Las élites del mundo actúan como si estuvieran compelidas
a maximizar sus riquezas a expensas de las masas sin temor a rebeliones,
protestas, revoluciones, condena judicial o censura social. Es como si una
plaga de sanguijuelas hubiera caído sobre los pueblos latinoamericanos,
asiáticos, africanos, europeos orientales.
De esta plaga parecen escapar algunos países de Europa
occidental, Australasia y Norte América, cuyos liderazgos, aunque no
completamente honorables, logran actuar con relativa competencia y con
beneficio, también relativo, para la mayoría de la población.
Sin embargo, una crisis mundial de liderazgo se perfila
en la tragedia de refugiados e inmigrantes que se vive en la hoya del
Mediterráneo, los documentos de HBSC en Suiza, los de Mossack Fonseca en Panamá, el
carnaval de sueldos, bonos y sobornos de la FIFA,
el intento de saqueo de los recursos naturales de Guinea
y los problemas que el papado enfrenta con el tráfico de influencias y el abuso
de sus agencias financieras por clérigos y laicos.
Los organismos internacionales de desarrollo hacen
esfuerzos por encubrir la situación bajo un velo de estadísticas optimistas
sobre crecimiento del producto interno bruto, reducción de la pobreza, mejoras
en la salud, expansión de la educación, revoluciones verdes, inversión extranjera,
y los gobiernos contratan especialistas en relaciones públicas que les ayuden a
mantener algún nivel de aceptación social.
El hecho de que algunos países progresen un poco crea una
apariencia de éxito para su clase dirigente. Sin embargo, los pueblos del mundo
contemporáneo no realizan el potencial que lograrían bajo una dirigencia idónea.
Colombia,
un estudio de caso
Colombia es en escala menor que Nigeria un ejemplo de
liderazgo inepto.
La ineptitud para liderar empieza con los jueces y los
administradores del estado y se extiende a los capitanes de industria y hombres
de negocios.
El periodista Daniel Carbonell ha documentado la
conversión en terratenientes de un magistrado de la corte
constitucional y uno de un tribunal
regional, ambos abogados mediocres y sin bienes de fortuna que justifiquen
su enriquecimiento.
El periodista Yohir Akerman ha documentado el uso de la puerta giratoria
y el ejercicio del poder en beneficio
personal por miembros de la élite. Así, los nietos de un expresidente e hijos
de un millonario influyente acumulan poder y riqueza sin esfuerzo y las
autoridades toleran que una corporación de vivienda de la que es socia la madre del alcalde se
apropie de una calle municipal.
La Ciénaga Grande de Santa Marta es un sistema de
manglares, espejos de agua, lagunas, humedales y caños, mezcla de aguas del
Caribe y de los ríos que bajan de la montaña. Forma parte de un parque natural
protegido. Día a día los terratenientes vecinos, bien relacionados política y
socialmente, ciegan caños, drenan lagunas, extienden
sus potreros a la vista de un millar de empleados de media docena de
agencias gubernamentales encargadas de protegerla.
Una columnista del diario El Tiempo, Paola
Ochoa, ha descrito a un segmento de la dirigencia nacional en palabras que
recuerdan el liderazgo impostor mencionado por Achebe: descendientes de líderes
del pasado, arrogantes, oportunistas, prepotentes, ineptos y corruptos, educados
en instituciones élite pero carentes de profundidad intelectual.
Por vía de ejemplo menciona: (1) un exalcalde de Bogotá -hijo
de un expresidente y hermano de un exsenador y exgobernador de un departamento-
que cobraba comisión por cada contrato oficial que firmaba, (2) los hijos de un
expresidente -nietos de abuelos millonarios políticamente influyentes- dueños
ahora de compañías comerciales cuyas ganancias fueron fruto de un fraude a la
agencia de impuestos, y (3) los hijos, hermanos, primos y sobrinos de un
exsenador y antiguo caudillo del partido liberal que a su turno han sido
senadores, ministros, empleados diplomáticos y beneficiarios de contratos con
el estado asignados sin licitación pública.
La endogamia de la clase dirigente colombiana se pone de
relieve en Bogotá. El alcalde actual de la ciudad es hijo de un exministro y
exembajador.
Para el cargo de mayor importancia en su despacho nombró a
un
joven que reúne las calidades de exconcejal de Bogotá y jefe de la
oposición derechista al alcalde anterior, nieto de un expresidente y de un
empresario millonario, hijo de un jefe actual de la oposición de derecha al
gobierno nacional, sobrino de dos exsenadores, de un excontralor nacional y de
una exembajadora, hermano de una viceministra.
Para el segundo cargo de su despacho el alcalde escogió a
una exministra
que había pasado ya por cargos menores en otras agencias gubernamentales, hija
de un exsenador y exministro, hermana de un exsenador, sobrina de una exministra,
sobrina política de un exprocurador general y actual contralor nacional. Aunque
carente de experiencia en administración de grandes empresas, en asuntos
mineros o en negocios internacionales, fue contratada como gerente de
operaciones locales por la Gran Colombia Gold, firma minera controlada
por un millonario donante de la Fundación
Clinton y beneficiario de la influencia
del expresidente Clinton sobre el gobierno colombiano.
En los primeros meses de su gestión esta facción de la
élite dominante en la ciudad ha tomado dos decisiones significativas:
Hace unos años una mujer fue violada, torturada y asesinada
por un compañero de trabajo en un parque dentro del casco urbano de la ciudad.
Su familia demandó a la ciudad por negligencia en la vigilancia del parque. Los
abogados oficiales alegaron en la corte que la víctima
era responsable de su desgracia por comportamiento imprudente al andar la
calle con un criminal. Cuando la crítica social se hizo intolerable los
administradores de la ciudad destituyeron a los abogados redactores del
documento sometido a la corte y se negaron a aceptar responsabilidad política
alegando falta de participación personal en la redacción y aprobación de dicho
documento;
Colindando con el casco urbano existe un terreno que
otras facciones de la élite cuando estuvieron en el poder habían declarado
reserva forestal. Con el paso del tiempo se ha vuelto extremadamente atractiva
como área urbanizable de clase alta, en lo que tienen especial interés compañías
e inversionistas que financiaron la campaña electoral del alcalde actual así
como funcionarios de su despacho. El alcalde ha declarado su intención de revocar
el status de reserva de dichos terrenos sin que medien estudios de impacto
ambiental o conveniencia pública.
Situaciones similares en cuanto a constitución de los
equipos administradores y a los actos de gobierno se repite a nivel
nacional –los ministros más importantes del gabinete nacional son similares
a los altos empleados de la alcaldía de Bogotá- y aún en el interior de las Fuerzas
Armadas.
Uno puede preguntarse:
1.
¿La
acumulación de cargos desempeñados por los miembros de la élite y los lazos de
parentesco que los unen reemplazan (¿o complementan? ¿hasta dónde?) la
idoneidad para el desempeño de funciones públicas?
2.
¿Es
su permanencia en posiciones de poder efecto de influencia y privilegios
acumulados en su entorno familiar?
3.
Cuando
sirven en el gobierno, ¿están pensando en los intereses de los empresarios
privados que los contratarán después?, y cuando sirven en la empresa privada,
¿están pensando en las decisiones que tomarán en beneficio de esta cuando
vuelvan al gobierno?
No puedo terminar esta descripción de Colombia sin
mencionar las guerrillas que han estado en armas desde 1964. Desde un principio
se ofrecieron a las masas como un liderazgo alterno, substituto del liderazgo
tradicional. Durante 50 años de guerra lograron destruir la simpatía inicial
que recibieron de los sectores estudiantiles e intelectuales progresistas y
enajenaron a las masas que no tienen ningún deseo de ayudarles a reemplazar el
statu quo. Aunque la endogamia entre los altos mandos es menor que en la clase
dominante, su ineptitud militar solo es comparable a la de esta: ni ellas ni
esta han logrado ganar la guerra. Su ineptitud política es igual a la de la
clase dominante: las masas no se identifican con su plan de nación ni con su
programa de gerencia social.
El expresidente Alfonso Lopez M. -nieto de un banquero,
hijo de un expresidente, padre de un senador, exministro y exembajador- resumió la actitud de
la clase dirigente colombiana frente a sus responsabilidades en una
entrevista del 2001, hacia el final de su vida. El entrevistador, Enrique
Santos C. –redactor del diario de mayor circulación en Colombia, sobrino de un
expresidente, hermano de un presidente, primo de un exvicepresidente, padre del
director del semanario más influyente del país- le preguntó si él como
expresidente, jefe que fue de un partido de oposición y formador de opinión
pública se sentía corresponsable de la situación de crisis del país. López
contestó: "Si soy corresponsable, no me doy cuenta"[i].
Liderazgo
y legitimidad popular
En los países con instituciones formalmente democráticas la
élite trata de mantener un cierto nivel de participación popular electoral para
darse un barniz de legitimidad. Faltando esta legitimidad la distribución de
poder y riqueza entre las facciones de la élite es precaria.
Las fallas del estado son documentadas a diario por los
medios. Las facciones de la élite ponen en circulación información para
desacreditarse unas a otras y al final a todas. Esa información alimenta la
sospecha que tienen las masas de que el estado -o las autoridades, en el
lenguaje popular- está presente donde y cuando lo necesita la clase gobernante.
La percepción de que la calidad de vida social no mejorará sea cual fuere la
facción que esté en el poder alimenta la apatía electoral.
Vencerla implicaría una estrategia en la que las élites
se preguntaran, ¿cómo extendemos a las masas los beneficios y protecciones que
el estado nos garantiza de manera que ellas se sientan comprometidas con
nuestro proyecto de gerencia social? y ¿qué educación les damos para que puedan
tomar decisiones informadas al votar? En la realidad preferirán la propaganda, la
compra de votos y el voto obligatorio.
A esta incapacidad del liderazgo del tercer mundo para
atender los intereses de las masas se refería Antonio
García, un economista colombiano de orientación socialista, de influencia
académica a mediados del siglo pasado. Lo oí en Bogotá a principios de los
setenta en una charla en la Sociedad Económica de Amigos del País, un centro de
discusión política patrocinado por el expresidente Lleras Restrepo y sus
simpatizantes.
Habló García de simples reformas que se podrían hacer
para mejorar la calidad de vida de los colombianos. Uno de los presentes le
preguntó cómo se podrían realizar sus planes con el liderazgo nacional que
teníamos. Su respuesta fue inmediata: Tenemos que cambiar el barco y la
tripulación. En otras palabras, en su opinión el país tenía un problema de
instituciones y liderazgo, y este no iba a cambiar su manera de hacer las
cosas.
Universidad
y liderazgo
Achebe describía la universidad como una incubadora de
líderes intelectual y moralmente idóneos, tanto en la política como en las
fuerzas militares, el mundo de los
negocios, las artes, la religión, etc. Pero al mirar los logros mediocres de
los graduados en universidad y de los que habían desempeñado posiciones de
poder sin tener grado universitario llegaba a la conclusión de que la
universidad en Nigeria no estaba cumpliendo esa tarea.
En su percepción, además, el liderazgo dentro de la
universidad era tan incompetente como el que había fuera de ella.
El papel de la educación en la formación de líderes ha
sido reconocido por todas las sociedades civilizadas. Por eso las iglesias
cristianas han luchado por el derecho a enseñar, los príncipes musulmanes
ponían a los sabios bajo su protección personal y se rodeaban de filósofos y
viajeros, los emperadores chinos hacían concursos de conocimientos entre sus
súbditos para escoger jueces y administradores del imperio.
Con todo, la educación puede convertirse en un fetiche
social y político. Así, los notables rusos y colombianos coleccionan títulos y
profesorados prestigiosos, con frecuencia ficticios.
De otra parte la escritora Piedad
Bennett lista algunas limitaciones de las calificaciones académicas: 1) los
títulos universitarios no producen necesariamente un buen profesional ni
garantizan empleo, 2) hay programas académicos que ni son exigentes ni son
rigurosos, 3) hay centros académicos donde los profesores ni saben enseñar ni
saben investigar, 4) muchas publicaciones académicas carecen de interés o
relevancia, y 5) hay situaciones en las que la experiencia reemplaza el título
con ventaja.
Los estudios de economía ejemplifican bien el papel de la
universidad en la formación de dirigentes que no están a la altura de su misión
social. El periodista económico Jorge
Téllez responsabiliza a los economistas colombianos -en opinión que afecta
a los de cualquier país subdesarrollado- de (1) diseñar políticas que no reducen
la desigualdad y la inequidad, (2) mantener la carga tributaria sobre los
asalariados ignorando los ingresos fiscales obtenibles si se controla la
evasión de impuestos y se gravan equitativamente las grandes fortunas, y (3) estar
más interesados en las oportunidades de la puerta giratoria -burocracia
nacional, burocracia internacional, empresa privada- que en tomar la
responsabilidad de solucionar los problemas sociales.
La columnista independiente Cecilia
López –exsenadora, exministra, exembajadora- dice que la crítica de Téllez es válida con
respecto a los economistas educados en EEUU y Europa, mas no para los educados
localmente quienes han tenido un mejor entendimiento de las limitaciones del
modelo neoliberal para mejorar la vida de las masas. Admite, sin embargo, que
las últimas generaciones de estudiantes han sufrido la influencia de los
graduados en el exterior. Añade que los economistas no son los últimos
responsables de las políticas económicas, sino que estos deben verse como
miembros de la élite nacional, una “de las más insolidarias del mundo” en sus
palabras.
El tema de la educación para el liderazgo presentado por
Achebe lo retoma el abogado Juan Carlos Henao, rector de la Universidad
Externado de Colombia, en entrevista con la reportera Gloria Ortega. Dice él
que el sistema político-económico de Colombia está sesgado por la corrupción de
las élites y en la conducta de estas ve un problema de ética que socaba los
principios democráticos, destruye las nociones de meritocracia y desarrollo
personal y cambia la lógica de las oportunidades de prosperidad, desarrollo del
patrimonio social y formación de la nacionalidad. Su conclusión es la misma de
Achebe: la universidad tiene la misión de enseñar ética y democracia y los
educadores deben enseñar con el ejemplo; así se prepara el liderazgo del futuro.
[i] Alfonso López M., Palabras
pendientes, El Áncora Editores, Bogotá, 2001
Luis Mejía - 6 de junio del 2016
Publicado en blogluismejia.blogspot.com
A propósito de la tolerancia con la mediocridad:
ReplyDelete“Los empleos públicos pertenecen al Estado; no son patrimonio de particulares. Ninguno que no tenga probidad, aptitudes y merecimientos es digno de ellos”
Simón Bolívar
El liderazgo se da crédito por sus méritos o yo te condecoro, tu me condecoras, nosotros nos condecoramos, vosotros nos condecoráis...
ReplyDeletehttp://www.eltiempo.com/multimedia/fotos/sociales16/americas-society-condecoro-a-luis-carlos-sarmiento-angulo/16615964
A propósito de cómo el liderazgo de un pais usa el poder para hacer daño a las clases inferiores:
ReplyDeletehttp://www.elespectador.com/opinion/volver-andadas-0
Ejenmplo de cómo miembros del liderazgo político colombiano usan el poder del estado para proteger a sus pares del liderazgo económico:
ReplyDeletehttp://www.semana.com/opinion/articulo/maria-jimena-duzan-fiscal-montealegre-legado/478218
Una nota de humor sobre el liderazgo espurio
ReplyDeletehttp://www.actualidadpanamericana.com/delfines-celebran-eliminacion-de-la-reelecion/
El liderazgo de Kurdistan presenta un ejemplo de un liderazgo fracasado que conduce a su nación al desastre:
ReplyDeletehttp://www.economist.com/news/middle-east-and-africa/21701773-despite-string-military-successes-kurds-are-nowhere-near
Ejemplos de la violencia y apropiación de la riqueza social de una clase dirigente impostora:
ReplyDeletehttp://www.elespectador.com/opinion/esmad-columna-698823
http://www.semana.com/opinion/articulo/contrato-entre-roberto-prieto-y-el-ministerio-de-relaciones-exteriores/528910
El liderazgo de la universidad en el desarrollo moral de los pueblos:
ReplyDeletehttp://www.eltiempo.com/vida/educacion/el-papel-de-las-universidades-frente-a-la-corrupcion-117180
Un ejemplo de la persistencia de liderazgo espurio en la sociedad colombiana:
ReplyDeletehttp://www.las2orillas.co/paloma-valencia-una-princesita-de-provincia/
El presidente de Guatemala dice lo que muchos políticos [y empresarios] latinoamericanos piensan. Dijo:
ReplyDelete“Y si alguien está haciendo actos de corrupción, que se persiga el delito, pero que no se persigan personas, porque la justicia es para perseguir a los delitos, pero no a las personas”.
Y su vicepresidente agregó [con un poquito de desorden gramatical pero con claridad de pensamiento]:
"Yo creo que [los EEUU] le tendrían que cerrar la visa a todos los guatemaltecos, porque casi todos, hasta para sobornar a un policía que no les cobre una remisión se ven actos de corrupción",
Al fin, gente que no se anda engañando a la gente!
http://www.eleconomista.net/2017/10/24/las-dos-frases-polemicas-de-jimmy-morales-y-jafeth-cabrera-sobre-la-corrupcion