Monday, June 6, 2016

UNIVERSIDAD Y LIDERAZGO PARA EL PROGRESO – II

LIDERAZGO Y EDUCACIÓN EN PAÍSES RICOS Y SUBDESARROLLADOS: MODELO CRÍTICO DE CHINUA ACHEBE - Continuación

Nota al lector: Este es un ensayo sobre liderazgo fallido.

Un liderazgo ignorante, inepto y parasitario es un peso muerto que impide la creación de riqueza social y el florecimiento de las virtudes y habilidades de un pueblo.

La experiencia colonial en el siglo XX

Chinua Achebe (1930-2013), una figura dominante del mundo intelectual del África subsahariana,  nació en una aldea ibo de Nigeria cuando esta era colonia británica. Hizo sus estudios en instituciones regentadas por las autoridades coloniales. Se especializó en literatura del habla inglesa, de la que fue profesor en distintos periodos de su vida. Fue novelista, poeta, ensayista, editor, publicista, conferencista, productor radial.


Su experiencia de súbdito colonial –como estudiante y empleado- inspiró el título de uno de sus libros de memorias: La educación de un niño protegido por la Gran Bretaña. Cuando obtuvo su primer pasaporte todavía era menor de edad; además, bajo las reglas del imperio no era ciudadano de ningún país sino miembro de una sociedad en condiciones de minoridad política perenne.

Escribió en inglés novelas y ensayos y en ibo poesía y relatos cortos. Aunque el inglés es un legado del opresor, Achebe lo aceptó como un idioma no solo bello en sí mismo sino como una lengua de conveniencia, útil para la comunicación en un país multilingüe donde ninguna de las lenguas nativas va a ser aceptada como nacional.

Las novelas son la parte más importante de su producción. De ellas han sido traducidas al castellano Todo se desmorona, Me alegraría de otra muerte, La flecha de Dios, Termiteros de la sabana y Un hombre del pueblo.

Achebe, un novelista de la transformación social en África

Achebe explora en su obra los problemas enfrentados por los pueblos africanos cuando las costumbres y valores de los invasores europeos, la manera de hacer negocios del mundo capitalista y los modelos políticos y económicos importados de Occidente entran en conflicto con las costumbres y valores tradicionales, cuando el crecimiento y la diversificación de la riqueza y el movimiento de la población hacia las ciudades –seducida por las expectativas de trabajo menos agobiador, calidad de vida menos primitiva, oportunidades de desarrollo personal menos restrictivas- ponen en crisis la normatividad, el tejido social de comunidades rurales y semi-rurales y los vínculos de familia heredados del pasado.

En la selección de temas y situaciones, en la descripción de crisis personales y sociales y en la identificación de conflictos de grupo y clase social Achebe recuerda a grandes escritores latinoamericanos como el guatemalteco Miguel Asturias, el venezolano Rómulo Gallegos, el colombiano Tomás Carrasquilla, los peruanos Ciro Alegría y Manuel Scorza y el mexicano Juan Rulfo, entre otros.

Un recurso estilístico que llama la atención en sus novelas es el uso frecuente de refranes populares africanos, lo que recuerda las expresiones que Cervantes pone en boca de Sancho Panza y el lenguaje cuotidiano de los diálogos en las obras de García Márquez y Carlos Fuentes.

Sus  admiradores y lectores en América Latina apreciamos la manera como su obra refleja paralelos y conexiones con nuestras identidades nacionales.

La experiencia post-colonial

Después de la independencia Nigeria ha conocido poca democracia, poco desarrollo, poca estabilidad política y poca eficiencia en el gobierno. El liderazgo nacional ha mostrado poco talento político y los oficiales del ejército mucha ambición.

El periodista nigeriano Lawrence Chinedu Nwobu  ha dedicado su vida a escribir la crónica de saqueos e ineptitud de la dirigencia de su país. En un ensayo titulado Testamento de mal liderazgo describe las fallas de los gobiernos posteriores a la independencia y rinde homenaje a Achebe por su diagnóstico de la realidad nacional.

Uno de los momentos más difíciles en la vida del país ocurrió en 1967 cuando la provincia de Biafra, donde los ibos eran mayoría, se declaró independiente. Siguió una guerra civil brutal y sangrienta. Achebe hizo causa común con su gente y viajó a Europa y Estados Unidos a promover la causa independentista. El gobierno nigeriano en represalia atacó su familia y envió soldados del ejército nacional a destruir su casa.

Acabada la guerra Achebe se dedicó de lleno a escribir y enseñar en universidades de Nigeria y Estados Unidos. Se convirtió en una figura de reconocido prestigio literario y fue un activo divulgador internacional de la literatura africana. Participó en la política doméstica como un pensador progresista pero se retiró desengañado por la incompetencia y corrupción de la clase dirigente, incluidos los líderes de la oposición. Esta falla del liderazgo progresista está presente en otros lugares, como en la América Latina contemporánea.

Achebe como intelectual público y crítico social

En 1988, cuando fue invitado a participar en la discusión sobre liderazgo y educación patrocinada por la  Universidad de Nigeria, era presidente-dictador Ibrahim Babangida (1985-1993). La facción de las élites que gobernaba con él quería darle un barniz de legitimidad intelectual al régimen y había convocado a un debate nacional sobre problemas y soluciones.

Achebe había publicado en 1983 –durante el gobierno de otro dictador militar- un ensayo titulado El problema de Nigeria, sobre construcción de estado y desarrollo en el país. Su ensayo había sido criticado por los profesionales de las ciencias sociales y políticas por su falta de rigor teórico.

En el evento de la Universidad de Nigeria Achebe presentó un ensayo titulado La universidad y el factor liderazgo en la política de Nigeria en el cual contestó a sus críticos, amplió su análisis del liderazgo nacional y habló del papel de la universidad misma en la educación de las élites.

Lo que yo veo en este y otros escritos de Chinua Achebe es una denuncia de la manera como las élites de su patria ponen en peligro el futuro de su pueblo, desperdician su potencial y lo condenan a permanecer pobre y dependiente a pesar de que podría ser rico y autónomo, así como una declaración de esperanza en que tanto pueblo como élites podrían crear una sociedad próspera, justa, influyente en los asuntos del mundo.

Sus críticos ignoran que en ocasiones los novelistas y poetas de talento tienen el privilegio de ver dentro del alma de sus pueblos y son capaces de identificar lo que hace a estos vivir y morir.

Los poetas y novelistas juegan el papel que los profetas jugaban en los reinos bíblicos de Israel y Judá. Ni de literatos ni de profetas se espera profundidad de conocimientos técnicos y dominio de paradigmas científicos y culturales. Sus palabras nos ayudan a pensar sobre los problemas de una sociedad, hacen estos temas más accesibles a la clase media y las masas pero, por supuesto, no reemplazan ni invalidan los estudios científicos.

Achebe más allá de las fronteras nigerianas

La discusión de Achebe es específica para la situación de Nigeria en la segunda mitad del siglo XX y continúa válida en lo que va corrido del siglo XXI. Esa discusión es también válida para otros países donde liderazgos incompetentes han llevado a sus conciudadanos a la pobreza y el atraso, como en Zimbabue y Angola, o han agravado situaciones ya difíciles, como en Ucrania y Venezuela, o han dejado pasar las oportunidades de prosperidad colectiva, como en Colombia o el Brasil, o de la mano con el liderazgo de terceros países han sumido a sus pueblos en una crisis humanitaria, como es el caso de las repúblicas centroamericanas, Haití, Chechenia, Afganistán, Siria, Irak, Palestina y el Congo.

Extendiendo las ideas de Achebe

El estado de subdesarrollo de muchos países que cuentan con buenos recursos humanos y naturales autoriza una generalización de la tesis de Chinua Achebe y abre el camino para plantear otros escenarios que la profundicen y expandan. Pongo a consideración de mis lectores los siguientes:

1. Liderazgo, élite, dirigencia, clase gobernante o dirigente, gerencia del país o de la sociedad son términos que se refieren al mismo concepto: un grupo relativamente pequeño que controla los instrumentos de poder y toma decisiones por todos los miembros de una sociedad;

2. De la misma manera, seguidores y masas se refieren al resto de la sociedad que se beneficia de las buenas decisiones de la clase dirigente y sufre las consecuencias de sus malas decisiones;

3. La élite no funciona como un grupo monolítico de decisiones unánimes sino que está conformada por facciones que en ciertos momentos colaboran y en otros rivalizan por el control del poder, que en ocasiones usan este de manera hegemónica y en otras establecen precarios equilibrios para compartirlo;

4. El poder que ejercen las élites auténticas está legitimado por la bondad de sus decisiones, el éxito de su gestión y el bienestar que generan para la mayoría de la población;

5. El poder de las élites impostoras no se funda en la excelencia de su gerencia social sino en su control de las fuerzas militares, paramilitares y de policía, su capacidad de intimidar a los opositores, su uso de la riqueza pública para comprar popularidad, su manipulación de los medios, la apatía de las masas hacia los asuntos públicos y, en últimas, la inercia social que favorece el statu quo;

6. Las élites prefieren ser endogámicas pero están abiertas a la cooptación de individuos calificados, ambiciosos o útiles de las clases bajas;

7. Quienes llegan a formar parte de la élite tienden a perpetuarse en ella aunque ya no sean idóneos para liderar;

8. Las élites desarrollan una cultura de tolerancia de la mediocridad y la corrupción, especialmente cuando pierden idoneidad para liderar;

9. La mediocridad de las élites empodera a los mediocres ambiciosos de toda laya para aspirar a posiciones de liderazgo;

10. Las élites corruptas usan su posición para entorpecer la ejecución de leyes que les son inconvenientes, bloquear la acción de las autoridades o hacerla expedita según les convenga, despojar de sus derechos a los que están por debajo en la escala jerárquica, manipular la presencia y ausencia del estado en áreas de la geografía y la economía, incitar a guerras sin correr riesgo personal, usar la puerta giratoria para moverse entre el gobierno, las agencias internacionales y la empresa privada, apropiarse de bienes públicos, llenar sus hojas de vida con títulos falsos y cargos mal desempeñados;

11. La corrupción de las élites se convierte en parasitismo y deviene en la ética social de las masas;

12. En los sistemas democráticos las masas tienen una participación ritual para mediar entre las facciones de la élite siempre y cuando esta haya aceptado principios liberales de representación electoral, alternación en el poder y neutralidad de las agencias electorales, de policía y justicia;

13. Las facciones disidentes de la élite o los líderes de un movimiento que la reemplacen aprendieron a usar el poder bajo la vieja dirigencia y tenderán a hacerlo de la misma manera;

14. Hay una inercia social que facilita la continuidad del liderazgo existente pues en general las masas prefieren tener un liderazgo inadecuado y ladrón a no tener liderazgo; cualquier semblanza de orden es preferible al caos social. Por supuesto, la élite siempre creerá que lo sigue siendo gracias a sus méritos y habilidades.

Falla del liderazgo contemporáneo

La fuente regular y legal de enriquecimiento de las élites reside en los sectores más dinámicos de la economía; sin embargo, día a día, en uno y otro país, los medios reportan la manera como ellas ejercen su control del estado para enriquecerse y su control de la economía para generar rentas y entorpecer la libre competencia.

Conductas documentadas de parasitismo social contemporáneo de las élites incluyen:
- gobiernos que no quieren ser reemplazados,
- contratos gubernamentales incumplidos,
- sobrecostos en contratos y servicios públicos,
- decisiones gubernamentales que benefician a algunos individuos y perjudican a la mayoría de la población,
- asesinato de activistas cívicos independientes,
- peculados, desfalcos y quiebras fraudulentas, formación de carteles y monopolios,
- salarios y honorarios que el beneficiario no ganaría en un mercado laboral abierto,
- evasión de impuestos,
- uso de organismos de control para perseguir opositores y proteger aliados, impunidad de delincuentes de cuello blanco, evasión de responsabilidades personales,
- alianzas con el crimen organizado,
- guerras en las que mueren las clases inferiores,
- tolerancia de actividades destructoras del medio ambiente,
- agotamiento de  recursos no renovables

Las élites del mundo actúan como si estuvieran compelidas a maximizar sus riquezas a expensas de las masas sin temor a rebeliones, protestas, revoluciones, condena judicial o censura social. Es como si una plaga de sanguijuelas hubiera caído sobre los pueblos latinoamericanos, asiáticos, africanos, europeos orientales.

De esta plaga parecen escapar algunos países de Europa occidental, Australasia y Norte América, cuyos liderazgos, aunque no completamente honorables, logran actuar con relativa competencia y con beneficio, también relativo, para la mayoría de la población.

Sin embargo, una crisis mundial de liderazgo se perfila en la tragedia de refugiados e inmigrantes que se vive en la hoya del Mediterráneo, los documentos de HBSC en Suiza, los de Mossack Fonseca en Panamá, el carnaval de sueldos, bonos y sobornos de la FIFA, el intento de saqueo de los recursos naturales de Guinea y los problemas que el papado enfrenta con el tráfico de influencias y el abuso de sus agencias financieras por clérigos y laicos.

Los organismos internacionales de desarrollo hacen esfuerzos por encubrir la situación bajo un velo de estadísticas optimistas sobre crecimiento del producto interno bruto, reducción de la pobreza, mejoras en la salud, expansión de la educación, revoluciones verdes, inversión extranjera, y los gobiernos contratan especialistas en relaciones públicas que les ayuden a mantener algún nivel de aceptación social.

El hecho de que algunos países progresen un poco crea una apariencia de éxito para su clase dirigente. Sin embargo, los pueblos del mundo contemporáneo no realizan el potencial que lograrían bajo una dirigencia idónea.

Colombia, un estudio de caso

Colombia es en escala menor que Nigeria un ejemplo de liderazgo inepto.

La ineptitud para liderar empieza con los jueces y los administradores del estado y se extiende a los capitanes de industria y hombres de negocios.

El periodista Daniel Carbonell ha documentado la conversión en terratenientes de un magistrado de la corte constitucional y uno de un tribunal regional, ambos abogados mediocres y sin bienes de fortuna que justifiquen su enriquecimiento.

El periodista Yohir Akerman ha documentado el uso de la puerta giratoria  y el ejercicio del poder en beneficio personal por miembros de la élite. Así, los nietos de un expresidente e hijos de un millonario influyente acumulan poder y riqueza sin esfuerzo y las autoridades toleran que una corporación de vivienda de la que es socia la madre del alcalde se apropie de una calle municipal.

La Ciénaga Grande de Santa Marta es un sistema de manglares, espejos de agua, lagunas, humedales y caños, mezcla de aguas del Caribe y de los ríos que bajan de la montaña. Forma parte de un parque natural protegido. Día a día los terratenientes vecinos, bien relacionados política y socialmente, ciegan caños, drenan lagunas, extienden sus potreros a la vista de un millar de empleados de media docena de agencias gubernamentales encargadas de protegerla.

Una columnista del diario El Tiempo, Paola Ochoa, ha descrito a un segmento de la dirigencia nacional en palabras que recuerdan el liderazgo impostor mencionado por Achebe: descendientes de líderes del pasado, arrogantes, oportunistas, prepotentes, ineptos y corruptos, educados en instituciones élite pero carentes de profundidad intelectual.

Por vía de ejemplo menciona: (1) un exalcalde de Bogotá -hijo de un expresidente y hermano de un exsenador y exgobernador de un departamento- que cobraba comisión por cada contrato oficial que firmaba, (2) los hijos de un expresidente -nietos de abuelos millonarios políticamente influyentes- dueños ahora de compañías comerciales cuyas ganancias fueron fruto de un fraude a la agencia de impuestos, y (3) los hijos, hermanos, primos y sobrinos de un exsenador y antiguo caudillo del partido liberal que a su turno han sido senadores, ministros, empleados diplomáticos y beneficiarios de contratos con el estado asignados sin licitación pública.

La endogamia de la clase dirigente colombiana se pone de relieve en Bogotá. El alcalde actual de la ciudad es hijo de un exministro y exembajador.

Para el cargo de mayor importancia en su despacho nombró a un joven que reúne las calidades de exconcejal de Bogotá y jefe de la oposición derechista al alcalde anterior, nieto de un expresidente y de un empresario millonario, hijo de un jefe actual de la oposición de derecha al gobierno nacional, sobrino de dos exsenadores, de un excontralor nacional y de una exembajadora, hermano de una viceministra.

Para el segundo cargo de su despacho el alcalde escogió a una exministra que había pasado ya por cargos menores en otras agencias gubernamentales, hija de un exsenador y exministro, hermana de un exsenador, sobrina de una exministra, sobrina política de un exprocurador general y actual contralor nacional. Aunque carente de experiencia en administración de grandes empresas, en asuntos mineros o en negocios internacionales, fue contratada como gerente de operaciones locales por la Gran Colombia Gold, firma minera controlada por un millonario donante de la Fundación Clinton y beneficiario de la influencia del expresidente Clinton sobre el gobierno colombiano.

En los primeros meses de su gestión esta facción de la élite dominante en la ciudad ha tomado dos decisiones significativas:

Hace unos años una mujer fue violada, torturada y asesinada por un compañero de trabajo en un parque dentro del casco urbano de la ciudad. Su familia demandó a la ciudad por negligencia en la vigilancia del parque. Los abogados oficiales alegaron en la corte que la víctima era responsable de su desgracia por comportamiento imprudente al andar la calle con un criminal. Cuando la crítica social se hizo intolerable los administradores de la ciudad destituyeron a los abogados redactores del documento sometido a la corte y se negaron a aceptar responsabilidad política alegando falta de participación personal en la redacción y aprobación de dicho documento;

Colindando con el casco urbano existe un terreno que otras facciones de la élite cuando estuvieron en el poder habían declarado reserva forestal. Con el paso del tiempo se ha vuelto extremadamente atractiva como área urbanizable de clase alta, en lo que tienen especial interés compañías e inversionistas que financiaron la campaña electoral del alcalde actual así como funcionarios de su despacho. El alcalde ha declarado su intención de revocar el status de reserva de dichos terrenos sin que medien estudios de impacto ambiental o conveniencia pública.

Situaciones similares en cuanto a constitución de los equipos administradores y a los actos de gobierno se repite a nivel nacional –los ministros más importantes del gabinete nacional son similares a los altos empleados de la alcaldía de Bogotá- y aún en el interior de las Fuerzas Armadas.

Uno puede preguntarse:

1.   ¿La acumulación de cargos desempeñados por los miembros de la élite y los lazos de parentesco que los unen reemplazan (¿o complementan? ¿hasta dónde?) la idoneidad para el desempeño de funciones públicas?  

2.   ¿Es su permanencia en posiciones de poder efecto de influencia y privilegios acumulados en su entorno familiar?

3.   Cuando sirven en el gobierno, ¿están pensando en los intereses de los empresarios privados que los contratarán después?, y cuando sirven en la empresa privada, ¿están pensando en las decisiones que tomarán en beneficio de esta cuando vuelvan al gobierno?

No puedo terminar esta descripción de Colombia sin mencionar las guerrillas que han estado en armas desde 1964. Desde un principio se ofrecieron a las masas como un liderazgo alterno, substituto del liderazgo tradicional. Durante 50 años de guerra lograron destruir la simpatía inicial que recibieron de los sectores estudiantiles e intelectuales progresistas y enajenaron a las masas que no tienen ningún deseo de ayudarles a reemplazar el statu quo. Aunque la endogamia entre los altos mandos es menor que en la clase dominante, su ineptitud militar solo es comparable a la de esta: ni ellas ni esta han logrado ganar la guerra. Su ineptitud política es igual a la de la clase dominante: las masas no se identifican con su plan de nación ni con su programa de gerencia social.

El expresidente Alfonso Lopez M. -nieto de un banquero, hijo de un expresidente, padre de un senador, exministro y exembajador- resumió la actitud de  la clase dirigente colombiana frente a sus responsabilidades en una entrevista del 2001, hacia el final de su vida. El entrevistador, Enrique Santos C. –redactor del diario de mayor circulación en Colombia, sobrino de un expresidente, hermano de un presidente, primo de un exvicepresidente, padre del director del semanario más influyente del país- le preguntó si él como expresidente, jefe que fue de un partido de oposición y formador de opinión pública se sentía corresponsable de la situación de crisis del país. López contestó: "Si soy corresponsable, no me doy cuenta"[i].

Liderazgo y legitimidad popular

En los países con instituciones formalmente democráticas la élite trata de mantener un cierto nivel de participación popular electoral para darse un barniz de legitimidad. Faltando esta legitimidad la distribución de poder y riqueza entre las facciones de la élite es precaria.

Las fallas del estado son documentadas a diario por los medios. Las facciones de la élite ponen en circulación información para desacreditarse unas a otras y al final a todas. Esa información alimenta la sospecha que tienen las masas de que el estado -o las autoridades, en el lenguaje popular- está presente donde y cuando lo necesita la clase gobernante. La percepción de que la calidad de vida social no mejorará sea cual fuere la facción que esté en el poder alimenta la apatía electoral.

Vencerla implicaría una estrategia en la que las élites se preguntaran, ¿cómo extendemos a las masas los beneficios y protecciones que el estado nos garantiza de manera que ellas se sientan comprometidas con nuestro proyecto de gerencia social? y ¿qué educación les damos para que puedan tomar decisiones informadas al votar? En la realidad preferirán la propaganda, la compra de votos y el voto obligatorio.

A esta incapacidad del liderazgo del tercer mundo para atender los intereses de las masas se refería Antonio García, un economista colombiano de orientación socialista, de influencia académica a mediados del siglo pasado. Lo oí en Bogotá a principios de los setenta en una charla en la Sociedad Económica de Amigos del País, un centro de discusión política patrocinado por el expresidente Lleras Restrepo y sus simpatizantes.

Habló García de simples reformas que se podrían hacer para mejorar la calidad de vida de los colombianos. Uno de los presentes le preguntó cómo se podrían realizar sus planes con el liderazgo nacional que teníamos. Su respuesta fue inmediata: Tenemos que cambiar el barco y la tripulación. En otras palabras, en su opinión el país tenía un problema de instituciones y liderazgo, y este no iba a cambiar su manera de hacer las cosas.

Universidad y liderazgo

Achebe describía la universidad como una incubadora de líderes intelectual y moralmente idóneos, tanto en la política como en las fuerzas  militares, el mundo de los negocios, las artes, la religión, etc. Pero al mirar los logros mediocres de los graduados en universidad y de los que habían desempeñado posiciones de poder sin tener grado universitario llegaba a la conclusión de que la universidad en Nigeria no estaba cumpliendo esa tarea.

En su percepción, además, el liderazgo dentro de la universidad era tan incompetente como el que había fuera de ella.

El papel de la educación en la formación de líderes ha sido reconocido por todas las sociedades civilizadas. Por eso las iglesias cristianas han luchado por el derecho a enseñar, los príncipes musulmanes ponían a los sabios bajo su protección personal y se rodeaban de filósofos y viajeros, los emperadores chinos hacían concursos de conocimientos entre sus súbditos para escoger jueces y administradores del imperio.

Con todo, la educación puede convertirse en un fetiche social y político. Así, los notables rusos y colombianos coleccionan títulos y profesorados prestigiosos, con frecuencia ficticios.

De otra parte la escritora Piedad Bennett lista algunas limitaciones de las calificaciones académicas: 1) los títulos universitarios no producen necesariamente un buen profesional ni garantizan empleo, 2) hay programas académicos que ni son exigentes ni son rigurosos, 3) hay centros académicos donde los profesores ni saben enseñar ni saben investigar, 4) muchas publicaciones académicas carecen de interés o relevancia, y 5) hay situaciones en las que la experiencia reemplaza el título con ventaja.

Los estudios de economía ejemplifican bien el papel de la universidad en la formación de dirigentes que no están a la altura de su misión social. El periodista económico Jorge Téllez responsabiliza a los economistas colombianos -en opinión que afecta a los de cualquier país subdesarrollado- de (1) diseñar políticas que no reducen la desigualdad y la inequidad, (2) mantener la carga tributaria sobre los asalariados ignorando los ingresos fiscales obtenibles si se controla la evasión de impuestos y se gravan equitativamente las grandes fortunas, y (3) estar más interesados en las oportunidades de la puerta giratoria -burocracia nacional, burocracia internacional, empresa privada- que en tomar la responsabilidad de solucionar los problemas sociales.

La columnista independiente Cecilia López –exsenadora, exministra, exembajadora-  dice que la crítica de Téllez es válida con respecto a los economistas educados en EEUU y Europa, mas no para los educados localmente quienes han tenido un mejor entendimiento de las limitaciones del modelo neoliberal para mejorar la vida de las masas. Admite, sin embargo, que las últimas generaciones de estudiantes han sufrido la influencia de los graduados en el exterior. Añade que los economistas no son los últimos responsables de las políticas económicas, sino que estos deben verse como miembros de la élite nacional, una “de las más insolidarias del mundo” en sus palabras.

El tema de la educación para el liderazgo presentado por Achebe lo retoma el abogado Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado de Colombia, en entrevista con la reportera Gloria Ortega. Dice él que el sistema político-económico de Colombia está sesgado por la corrupción de las élites y en la conducta de estas ve un problema de ética que socaba los principios democráticos, destruye las nociones de meritocracia y desarrollo personal y cambia la lógica de las oportunidades de prosperidad, desarrollo del patrimonio social y formación de la nacionalidad. Su conclusión es la misma de Achebe: la universidad tiene la misión de enseñar ética y democracia y los educadores deben enseñar con el ejemplo; así se prepara el liderazgo del futuro.




[i] Alfonso López M., Palabras pendientes, El Áncora Editores, Bogotá, 2001



Luis Mejía - 6 de junio del 2016
Publicado en blogluismejia.blogspot.com

10 comments:

  1. A propósito de la tolerancia con la mediocridad:

    “Los empleos públicos pertenecen al Estado; no son patrimonio de particulares. Ninguno que no tenga probidad, aptitudes y merecimientos es digno de ellos”

    Simón Bolívar

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  2. El liderazgo se da crédito por sus méritos o yo te condecoro, tu me condecoras, nosotros nos condecoramos, vosotros nos condecoráis...

    http://www.eltiempo.com/multimedia/fotos/sociales16/americas-society-condecoro-a-luis-carlos-sarmiento-angulo/16615964

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  3. A propósito de cómo el liderazgo de un pais usa el poder para hacer daño a las clases inferiores:

    http://www.elespectador.com/opinion/volver-andadas-0

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  4. Ejenmplo de cómo miembros del liderazgo político colombiano usan el poder del estado para proteger a sus pares del liderazgo económico:

    http://www.semana.com/opinion/articulo/maria-jimena-duzan-fiscal-montealegre-legado/478218

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  5. Una nota de humor sobre el liderazgo espurio

    http://www.actualidadpanamericana.com/delfines-celebran-eliminacion-de-la-reelecion/

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  6. El liderazgo de Kurdistan presenta un ejemplo de un liderazgo fracasado que conduce a su nación al desastre:

    http://www.economist.com/news/middle-east-and-africa/21701773-despite-string-military-successes-kurds-are-nowhere-near

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  7. Ejemplos de la violencia y apropiación de la riqueza social de una clase dirigente impostora:

    http://www.elespectador.com/opinion/esmad-columna-698823

    http://www.semana.com/opinion/articulo/contrato-entre-roberto-prieto-y-el-ministerio-de-relaciones-exteriores/528910

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  8. El liderazgo de la universidad en el desarrollo moral de los pueblos:

    http://www.eltiempo.com/vida/educacion/el-papel-de-las-universidades-frente-a-la-corrupcion-117180

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  9. Un ejemplo de la persistencia de liderazgo espurio en la sociedad colombiana:

    http://www.las2orillas.co/paloma-valencia-una-princesita-de-provincia/

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  10. El presidente de Guatemala dice lo que muchos políticos [y empresarios] latinoamericanos piensan. Dijo:

    “Y si alguien está haciendo actos de corrupción, que se persiga el delito, pero que no se persigan personas, porque la justicia es para perseguir a los delitos, pero no a las personas”.

    Y su vicepresidente agregó [con un poquito de desorden gramatical pero con claridad de pensamiento]:

    "Yo creo que [los EEUU] le tendrían que cerrar la visa a todos los guatemaltecos, porque casi todos, hasta para sobornar a un policía que no les cobre una remisión se ven actos de corrupción",

    Al fin, gente que no se anda engañando a la gente!

    http://www.eleconomista.net/2017/10/24/las-dos-frases-polemicas-de-jimmy-morales-y-jafeth-cabrera-sobre-la-corrupcion

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