Presentación: El columnista
estadounidense Jon Schwartz ha escrito para medios de la importancia del The
New York Times, The Wall Street Journal, The Intercept, The New Yorker y otros.
Su posición siempre es crítica del sesgo que se le da a la información en los
medios para ponerla al servicio de los poderosos en la política y la economía.
En el siguiente artículo presenta el colonialismo europeo y estadounidense
desde el punto de vista de los pueblos que lo han sufrido. Este es un enfoque
raramente favorecido por los grandes medios o por los textos en uso en los
medios estudiantiles estadounidenses. Su publicación en este momento tiene
probablemente el propósito de llegar a las masas semianalfabetas que han sido
despertadas políticamente por los políticos de derecha que, aspirando a la
presidencia de Estados Unidos en las elecciones del año entrante, apelan a su
ignorancia de la historia, su indiferencia a las maneras de pensar y vivir de
otras culturas, sus temores irracionales de dominación por pueblos de color y
su incapacidad de ponerse en el lugar de los pueblos que no gozan del nivel de
desarrollo, de la calidad de vida, de la autonomía en el manejo de los asuntos internos
del país y del relativo buen gobierno a que están acostumbrados los
estadounidenses. Para los lectores hispanohablantes este texto, a pesar de sus
limitaciones en profundidad de pensamiento y rigor académico, es una
oportunidad de revisar la manera de interpretar la historia de sus pueblos a
que los han acostumbrado los medios que les informan y las escuelas en que los
han instruido. Para leer el original, que contiene abundantes enlaces a fuentes
adicionales de información sobre los temas tocados, pulsa aquí.
EL Día del Descubrimiento de
América es el más Importante del Año
Por Jon Schwartz
Hoy, 12 de
octubre, es el día del descubrimiento de América. Se celebra oficialmente [en
los Estados Unidos] el segundo lunes de octubre pero este año ha caído en el
aniversario exacto de la llegada de la Niña, la Pinta y la Santa María a las
Bahamas hace 523 años.
Hilo conductor de la historia moderna de Occidente
Para conmemorar
la fecha he hecho una lista de acontecimientos. Estoy seguro de que para casi
todos los estadounidenses va a parecer como una mezcla de cosas puestas juntas en confuso desorden, sin conexión entre sí.
Pero en realidad esa lista cuenta una historia, la historia de por qué el 12 de
octubre de 1492 es la fecha más importante de la historia de la humanidad y
prueba que uno tiene que entender eso para darle sentido a todo lo que está pasando
en la tierra hoy en día:
1.
$ (el signo del dólar) y Cerro Rico o La Montaña que
Come Hombres
2.
Las películas Guerra
de los mundos y Avatar y Apocalipsis ahora y Día del chacal
3. El primer sello de la Colonia de la Bahía de Massachusetts
y la “generosa oferta” que hizo Israel a la Autoridad Palestina en el 2000
4. El Cinco de Mayo y la sección de arreglo de disputas
entre inversionistas y estados en el tratado de Asociación Transpacífica
5.
Un intento fallido de llevar a Nelson Mandela a las
Naciones Unidas a oponerse a la invasión de Iraq en el 2003 y la protesta de
Corea del Sur por el ataque israelí del 2010 a la primera flotilla de Gaza
6.
El discurso de Hitler del 17 de octubre de 1941 sobre
su invasión a la Unión Soviética y los Pieles Rojas de Washington.
¿Confundidos?
He aquí la explicación.
Occidente conquista el mundo
La llegada de
Colón al Hemisferio Occidental inició la conquista europea de prácticamente
todo el planeta. Para 1914, 422 años más tarde, los poderes europeos y los
Estados Unidos controlaban el 85% de la masa continental del mundo.
La gente blanca
no logró esto pidiéndolo de buen modo. Como escribió Samuel Huntington,
politólogo conservador de Harvard, en 1996: “Occidente conquistó el mundo por
su superioridad en el uso de la violencia organizada, no por la superioridad de
sus ideas, sus valores o sus principios religiosos... Los occidentales olvidan con
frecuencia este hecho, los no occidentales nunca”.
De hecho, el
colonialismo europeo implicó un nivel de brutalidad comparable en todo a la del
fascismo y comunismo del siglo XX que empezó con el mismo Colón. Estimados de la
población de la isla La Española para el momento en que Colón estableció las primeras
colonias varían entre 250.000 y varios millones de habitantes. Treinta años
después de su llegada del 80 al 90% de ellos estaban muertos por causa de
enfermedad, guerra y esclavitud, en lo que otro profesor de Harvard llamó entusiasmadamente
“completo genocidio”. Hay que leer los relatos contemporáneos de la crueldad
demencial de los españoles para creerlos.
Formalmente,
por supuesto, el colonialismo europeo terminó en gran medida en las décadas de
los 40, 50 y 60 del siglo pasado. Sin embargo, informalmente -detrás de la
máscara de lo que el papa Francisco llamó recientemente “nuevas formas de
colonialismo”- ha continuado con sorprendente éxito.
El silencio social sobre la mecánica de la colonización occidental
Así que el
colonialismo europeo es la realidad básica de la política en el mundo. Y
precisamente por eso casi nunca es parte de la discusión política en los
Estados Unidos. Los antropólogos llaman a este fenómeno “silencio social”,
queriendo decir que en la mayoría de las sociedades humanas los temas que determinan
la manera como funcionan son exactamente los que nunca se mencionan.
Si mantenemos
silencio social sobre el colonialismo nuestro pasado y nuestro presente nos llegarán
siempre de sorpresa y nos dejarán tan confundidos como la lista que he hecho
arriba. Pero si rompemos ese silencio y hablamos de las cosas que de verdad son
importantes el remolino confuso de guerra y conflicto de repente adquiere
sentido.
Patacones de plata para los blancos y muerte en el socavón para indios y
negros
Nadie sabe con
certeza donde se originó el signo de dólar [$], pero hay indicios de que se
derivó de las monedas españolas de plata acuñadas en la ciudad boliviana de
Potosí. Tanto el pilar derecho como la marca de la casa de la moneda en ellas
tienen un gran parecido con el signo del dólar.
Esto es
doblemente posible pues al momento de la fundación de los Estados Unidos Potosí
era, tanto aquí como en Europa, un símbolo de inmensa riqueza. La ciudad había
crecido alrededor de Cerro Rico, una montaña de la que a partir de 1545 los
españoles extrajeron miles de toneladas de plata con que financiaron su
imperio.
Pero eso era lo
que Potosí significaba solo para los blancos. En el proceso de robar la plata
de Bolivia España causó la muerte de posiblemente ocho millones de indígenas
bolivianos y esclavos africanos por culpa de las condiciones de trabajo a que
fueron sometidos.
Potosí
representó, en consecuencia, las dos caras del colonialismo en su forma más
pura: Para la gente apropiada en Europa y los Estados Unidos significaba
riquezas asombrosas, para los demás significaba robo y muerte en escala
industrial. De manera similar, millones de habitantes nativos de las Américas
murieron después de la llegada de Colón, principalmente por causa de
enfermedad, mientras España, Portugal, Francia y el Reino Unido junto con los
Estados Unidos se apropiaron de todo el hemisferio.
El comercio de esclavos en
el Atlántico mató millones de africanos y privó de la libertad a otros
millones. El rey Leopoldo II de Bélgica fue dueño único del Congo por varias
décadas durante las cuales mató a diez millones de congoleses -aproximadamente-
mientras robaba el caucho nacional. A finales del siglo XIX las sequías combinadas
con la imposición simultánea del capitalismo en la India, la China, el Brasil y
otros lugares produjeron la muerte por hambre de millones de personas, aunque
al mismo tiempo los alimentos producidos en esos países eran enviados a los
centros imperiales.
Colonialismo en el séptimo arte
Gracias a
nuestro silencio social esta historia tan horrible está en gran medida ausente
de las culturas europea y estadounidense y aún donde se presenta pocos la
asimilan. Por ejemplo, casi nadie de los que vieron a Tom Cruise en La guerra de
los mundos (War of the Worlds) se dio cuenta de que el libro
original de H. G. Wells en que se basa era una alegoría del colonialismo
británico. La mayoría de los estadounidenses tampoco entendieron que Avatar se refería, según James Cameroon,
a las guerras de Vietnam e Iraq y al colonialismo en general y que los malos de
la película representaban a los blancos.
Cuando se habla
del tema sin acudir a alegorías el resultado es casi siempre una presentación
de los efectos del colonialismo en los europeos y los estadounidenses blancos. Apocalipsis ahora (Apocalypse Now) se
inspiró en la novela El corazón de las
tinieblas (Heart of Darkness) de Joseph Conrad, que a su turno se inspiró
en la colonización belga del Congo. Pero la película se refiere solo a lo que
la guerra de Vietnam le hizo al hombre blanco estadounidense. De la misma
manera, El día del chacal (Day of the
Jackal!) se refiere a las repercusiones de la colonización francesa de Argelia
pero nunca menciona lo que la colonización le hizo a los argelinos. Al
contrario, se enfoca en la renuencia de la derecha francesa a aceptar la
decisión de Charles de Gaulle de abandonar Argelia y en el atentado que dicha
derecha organizó contra él en represalia.
Colonialismo para beneficio de los colonizados
Pero si la
colonización europea fue tan horrible que no podemos aceptar su realidad en
nuestra cultura, ¿cómo hicieron los que la llevaron a cabo para justificarla en
su tiempo ante sí mismos? La línea constante durante toda la historia de colonización
ha sido la de afirmar que estábamos haciendo esto en el resto del mundo para su propio beneficio.
El escudo
original de la Colonia de la Bahía de Massachusetts, fundada en 1629, mostraba
a un indígena americano diciendo -y esto parece inventado pero no lo es-:
“Vengan y ayúdenos”. Andrew Jackson en su discurso famoso al Congreso para
recomendar la conveniencia de la Ley de Desplazamiento de los Indios de 1830
habló de “la política benévola del gobierno para con el Piel Roja” que era
“generosa además de liberal”. En la misma vena escribió Teddy Roosevelt: “No
hay otra nación conquistadora y colonizadora que haya tratado a los dueños salvajes
originales del territorio con la generosidad con que lo han hecho los Estados
Unidos”. Con el tiempo los vietnamitas se convertirían en beneficiarios de
nuestra buena voluntad. Como lo expresó la revista U.S. News and World Report
en 1966, “lo que los Estados Unidos están haciendo en Vietnam es el más grande
ejemplo que hayamos visto en nuestra era de filantropía ofrecida por un pueblo
a otro”.
Por eso el
resto del mundo no tenía que estudiar los detalles para entender su significado
cuando en el año 2000 todos los medios estadounidenses declararon que en Camp
David Israel había hecho a los palestinos una “oferta generosa” increíble. El
mundo entendió, con base en la experiencia de mucho tiempo, que Israel les
estaba dando una tremenda paliza.
Haciendo viables las colonias: Guerra y tratados de libre comercio
Esta fe en
nuestra propia benevolencia se ha mantenido aún cuando el colonialismo se
convirtió en robo descarado a mano armada. Por ejemplo, en 1861 México estaba
al borde de la quiebra como resultado de la invasión estadounidense de 1846 y
la subsiguiente guerra civil. Cuando el gobierno mexicano suspendió
temporalmente el pago de su deuda externa Francia, uno de sus acreedores más
importantes, decidió que los mexicanos anhelaban desesperadamente un liderazgo
fuerte y los invadió. Francia eventualmente ganó la guerra y ocupó a México por
seis años, pero el 5 de mayo de 1862 los mexicanos ganaron la Batalla de Puebla
que celebran como el Cinco de Mayo.
La
administración Obama ha explicado con asombrosa franqueza que la Asociación
Transpacífica (TPP) nos ayudará a presionar con mayor facilidad a los países
pequeños sin necesidad de la conmoción y desorden de la guerra. Una página Web
de la Casa Blanca sobre el TPP se pregunta: “¿De dónde sale la sección de
arreglo de disputas entre inversionistas y estados?”, y responde:
Antes de que
tuviéramos tratados de inversión que regularan las inversiones y las disputas
entre inversionistas y estados, la conducta ilegal de los países que perseguían
a los inversionistas extranjeros quedaba impune o llevaba a un escalamiento de
conflicto entre países. De hecho, al principio de nuestra historia los Estados
Unidos tuvieron que acudir a la “diplomacia de las cañoneras” y a la
intervención militar para proteger los intereses privados comerciales
estadounidenses.
Y como lo
podría predecir la historia, algunos comentaristas, como David Brooks del New
York Times, consideran que el TPP es un “problema humanitario” y que el
Congreso debe aprobarlo para ayudar a nuestros hermanos y hermanas del tercer
mundo.
ONU, Consejo de Seguridad, veto de los escogidos
Pero nos hemos
pasado 500 años engañándonos a nosotros mismos mientras el resto del mundo sí
que nos entiende bien. Durante los preparativos para la invasión de Iraq Nelson
Mandela consideró que era absurda la justificación propuesta con base en lo de
las armas de destrucción masiva, no porque creyera que Iraq era un país amante
de la paz sino por la hipocresía de los Estados Unidos. Le dijo a un grupo de
surafricanos: “Si hay un país que haya cometido atrocidades indescriptibles en
el mundo son los Estados Unidos de América. A ellos no les importan los seres
humanos”.
De hecho y
aunque no ha sido reportado en ninguna parte, Mandela estaba tan empeñado en
parar la guerra de Iraq que estuvo dispuesto a ir a Nueva York y hablar ante
las Naciones Unidas. (Yo tuve conocimiento de esta iniciativa pues ayudé a
conseguir fondos para cubrir los gastos del viaje de Mandela). Él planeaba
hablar como el líder reconocido de todos los países que han sufrido el
colonialismo europeo, es decir, todo el mundo que no es blanco.
La estructura
del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es, por supuesto, una reliquia
del colonialismo. Tiene 15 miembros, 10 de los cuales son rotatorios y solo
tienen un voto regular. Entre los cinco miembros permanentes están Francia y el
Reino Unido solo por razones de colonialismo y cualquiera de los cinco puede
parar cualquier cosa con su veto. Mandela les iba a decir a los 10 miembros
rotatorios: Ustedes tienen el deber de dar voz al resto del mundo, a todos los
que no tenemos voto para decidir lo que pasa. Hubiera sido un momento nunca
visto en la historia que hubiera tenido consecuencias impredecibles.
Desafortunadamente no sucedió por razones de política interna en Sur África.
La misma
dinámica anticolonial que casi trajo a Mandela a las Naciones Unidas se
presenta cuando el tema de votación es Israel. La casi unanimidad de esos votos
-a veces con los Estados Unidos e Israel contra el resto del mundo- es visto
por lo general en los Estados Unidos como inexplicable o como explicable por
razones de antisemitismo mundial. Pero lo que lleva, digamos por ejemplo, a
Corea del Sur a protestar le ataque israelí de 2010 a la primera flotilla de
Gaza no es antisemitismo ni una historia compartida con los palestinos. Es la
historia casi universal de colonialismo estilo europeo y el temor que genera Israel
por hacer lo mismo.
Nazismo como expresión del ánimo colonial
Una última
cosa, la más importante, debemos entender con respecto al colonialismo: el
fascismo de Hitler no solo no era ajeno a él sino que en un sentido real era su
conclusión lógica. Mi abuelo fue un historiador que pasó su vida escribiendo
sobre la conquista española; durante el surgimiento de Hitler el entendió que
el extremismo racial nazi era la culminación de la tendencia colonial,
desarrollada en el curso de varios siglos, para definir como infrahumanas a
inmensas porciones de la humanidad que así podían ser justamente exterminadas.
Pero no se
atengan a la opinión de mi abuelo. Hitler mismo dijo en varias oportunidades
que parte de su inspiración venia del tratamiento que los Estados Unidos habían
dado a los nativos americanos. Estas son sus palabras el 14 de octubre de 1941
cuando hablaba con un pequeño grupo de alemanes sobre la invasión de la Unión
Soviética:
“Vamos a borrar
su carácter de estepa asiática y la vamos a europeizar… Los dos o tres millones
de personas que necesitaremos para completar esta tarea se van a conseguir más
pronto de lo que nos imaginamos. Van a llegar de Alemania, Escandinavia, los
países occidentales y los Estados Unidos…
“Solo hay un
deber: germanizar ese país con inmigrantes alemanes y considerar a los nativos
como Piel Rojas. Si esa gente nos hubiera derrotado, que el cielo tenga piedad
de nosotros. Pero nosotros no los odiamos. Ese es un sentimiento desconocido
entre nosotros. A nosotros solo nos guía la razón…
“Todos los que
sienten algo por Europa nos van a acompañar en este trabajo”.
Vale la pena
leer cuidadosamente lo que dijo Hitler. Él no esperaba que la Unión Soviética
fuera colonizada solo por alemanes; “todos los que sientan algo por Europa”, incluyendo
los estadounidenses, eran bienvenidos. Se preciaba, como muchos conquistadores
europeos anteriores y posteriores, de que su civilización tenía una motivación
puramente racional. Y, por supuesto, quería tratar a los pueblos conquistados
como a Piel Rojas.
Pensemos en
todo eso y pensemos también en lo que significa que entre nosotros haya todavía
un equipo profesional de futbol americano llamado los Piel Rojas de Washington.
Nosotros entendemos bien los que implicaría un equipo deportivo en Alemania
llamado la Judería de Berlín.
¿Celebrar el descubrimiento de América en América?
Por eso dije al
principio que el 12 de octubre de 1492 es la fecha más importante de la
historia y el 12 de octubre el día más importante del año. No deberíamos
celebrarlo. Pero si queremos entender el mundo, y eso sí deberíamos hacerlo
pues nuestras vidas dependen de ello, tenemos que saber lo que significa esa
fecha.
Original publicado en la revista electrónica
estadounidense de periodismo investigativo The Intercept el 12 de octubre del
2015.
Traducción, adaptación y subtítulos de
Luis Mejía
19 de octubre del 2015
Publicado en blogluismejia.blogspot.com
No comments:
Post a Comment