Advertencia al lector: Una versión
corta de este artículo fue publicada en la edición del 31 de agosto último de
la revista colombiana Razón Pública. Pulsa aquí para leerla.
DÉCIMACUARTA REFORMA CONSTITUCIONAL DE EEUU: POLÍTICA ELECTORAL, RAZA, INMIGRACIÓN Y CIUDADANÍA
Donald Trump y la agenda republicana
La campaña
para las elecciones presidenciales de Estados Unidos que tendrán lugar en
noviembre del 2016 ha empezado con gran entusiasmo por parte de los
precandidatos aunque las primarias solo tendrán lugar a partir de febrero del
próximo año y las convenciones nominadoras de los partidos
en julio. El Partido Republicano ha
tenido hasta el momento 17 candidatos y el Demócrata 5, todos compitiendo por espacio
en los medios, dinero de donantes, reconocimiento de sus nombres y temas que
los distingan.
El
precandidato Donald Trump, hotelero y urbanizador, ha combinado la llamada
estrategia sureña (que apela al racismo latente de parte de la población blanca)
con afirmaciones sin bases fácticas, generalizaciones sin soporte
estadístico, incoherencia en sus
pronunciamientos y manipulación de su imagen de “self-made man” para ponerse
al frente de los republicanos.
Lanzó su
candidatura en julio. Jugando la carta xenofóbica dijo: “Cuando México envía su
gente no envía a los mejores. Ellos [sic] envían gente que tiene muchos
problemas y esos problemas nos los traen a nosotros. Ellos [sic] traen drogas.
Ellos traen crimen. Ellos son violadores. Y estoy seguro de que algunos son
buena gente”.
Estos
comentarios entusiasmaron a algunos sectores del electorado y para cultivarlos Trump
ha hecho de la inmigración el leitmotiif
de su campaña. Su decisión tiene algo de riesgo calculado: estos
electores tienen una tasa de participación más alta en las primarias que los
moderados.
Los temas
recurrentes de Trump han sido [1] la pérdida de grandeza de los Estados Unidos
por acción de enemigos extranjeros que no han sido confrontados por el gobierno
actual, [2] la pérdida de soberanía nacional por falta de control de la
frontera sur por donde penetra un rio de inmigrantes indocumentados y [3] la
pérdida de seguridad interna por culpa de los crímenes que los inmigrantes
cometen en el país.
En
publicaciones, entrevistas y discursos ha delineado una estrategia de control
de inmigración indocumentada de tres puntos:
1. Construcción de una muralla en la frontera sur (una
propuesta que despierta el frenesí de su
público),
2. Deportación de los inmigrantes indocumentados (lo que, según ha dicho, hará
humanamente pues él tiene corazón), y
3 Eliminación del derecho de ciudadanía a los nacidos en
territorio estadounidense pues la posibilidad de adquirirla actúa, en su
opinión, como un imán de inmigrantes.
El derecho de nacionalidad
En todos los
países se distingue entre nativo de un lugar y ciudadano. Por lo general la
ciudadanía implica nacionalidad aunque no siempre. En derecho colombiano, por
ejemplo, nacionalidad es la condición de nativo del país e implica derechos
legales y obligaciones cívicas; la ciudadanía es la plenitud del ejercicio de
derechos políticos –esto es, la capacidad de elegir y ser elegido- que se adquiere
con la mayoría de edad y la expedición de un documento oficial único que así lo
acredita.
En Estados
Unidos los dos términos son comúnmente sinónimos y aunque algunos derechos y privilegios solo
se pueden ejercer a una cierta edad esta se puede demostrar con una variedad de
documentos de origen oficial y privado.
En derecho
se reconocen dos fuentes de nacionalidad:
1.
El lugar de nacimiento: son nacionales los nacidos en
el territorio de un país, y
2.
La descendencia de alguien ya reconocido como nacional:
los hijos de nacionales de un país son nacionales de ese país aunque sean
nacidos en territorio extranjero.
El
legislador puede crear muchas combinaciones de estas dos fuentes de
nacionalidad y ampliar la noción de territorio y herencia. Por ejemplo, en la Constitución
colombiana de 1991 la nacionalidad se extiende a los latinoamericanos y caribeños.
En algunos países la nacionalidad se hereda sin que los padres hayan sido
nacionales. En Israel, por ejemplo, el hijo de padres judíos tiene derecho a la
nacionalidad y la nacionalidad rusa se confiere desde el 2014 a quien tuviere
un antepasado que en los tiempos de la Unión Soviética o del Imperio Zarista
Ruso hubiera vivido dentro del actual territorio de la Federación Rusa. Para ser nacional de la mayoría de los países
se necesita haber nacido en su territorio de padre o madre que fuera residente
legal o ciudadano al momento del nacimiento.
Solo Estados
Unidos consagra una versión incondicional del derecho de nacionalidad por el
mero hecho de nacer dentro de su territorio.
La 14ª Reforma Constitucional estadounidense
Al principio
de su vida republicana los Estados Unidos aplicaron el derecho consuetudinario
anglosajón para reconocer como nacionales a todos los nacidos en su territorio,
con algunas excepciones, como los miembros de las naciones indígenas que eran
consideradas soberanas. Sin embargo, en una sentencia de 1857, que decidió el
caso el caso Scott vs Sandford, la Corte Suprema declaró que los negros nacidos
en los Estados Unidos no podían ser ciudadanos ni tenían derecho a pedir que los tribunales les reconocieran los
privilegios de nacionales.
En enero de
1863 el presidente Lincoln firmó la declaración de libertad de los esclavos
negros en los estados que se habían alzado en armas contra el gobierno federal.
La decisión de Lincoln fue un decreto ejecutivo basado en los poderes
presidenciales de estado de guerra. En 1865 el Congreso aprobó la 13ª Reforma
Constitucional que prohibía la esclavitud en todo el territorio nacional.
También en 1865 el
Congreso aprobó la llamada Ley de derechos civiles de 1866 que reconocía los
derechos de ciudadanía a todos los habitantes de los Estados Unidos
independientemente de su raza, color o condición previa de esclavitud o servidumbre involuntaria. Esta ley derogaba los llamados Códigos Negros
aprobados después de la Guerra Civil por algunos de los antiguos estados confederados
esclavistas para mantener a los negros en estado de sumisión y dependencia
política, social y económica.
Considerando
que una mera ley del Congreso podía ser revocada o alterada al vaivén de las
mayorías electorales del futuro y comprometido como estaba con una corrección
histórica de las injusticias de la esclavitud el Partido Republicano impulsó la
14ª Reforma Constitucional, ratificada en 1868, que garantizaba el derecho de
nacionalidad y ciudadanía y la igualdad ante la ley de todas las personas
nacidas en el territorio de los Estados Unidos. Otras provisiones de esta
reforma se referían a la vigencia de la deuda pública, le representación
proporcional de la población en la Cámara de Representantes y las inhabilidades para cargos públicos de
personas que hubieran traicionado al país.
La cláusula
de nacionalidad e igualdad ante la ley dice: “Son ciudadanos de los Estados Unidos y del estado en que residen todas
las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos y sujetas en consecuencia
a su jurisdicción. Ningún estado aprobará o ejecutará ley alguna que afecte los
privilegios e inmunidades de los ciudadanos de los Estados Unidos, tampoco
privará a ninguna persona de su vida, libertad o propiedad sin seguir los
procedimientos establecidos por la ley y no negará a ninguna persona dentro de
su jurisdicción la protección igualitaria de las leyes”[i].
Hay otras
maneras de obtener la nacionalidad estadounidense que son fruto de legislación
ordinaria.
La contrarreforma
La propuesta
de Trump de negar la ciudadanía a los nacidos en el territorio nacional puede
dividir al Partido Republicano pero no es extraña a la mentalidad de una parte
del mismo. Los últimos cien años han visto un abandono total por parte del
Partido Republicano de los ideales políticos y los principios éticos que
representó durante la Guerra Civil y la Reconstrucción. La convención republicana de 1996 aprobó una
plataforma de gobierno que prometía revocar la 14ª Reforma Constitucional. En
el 2010 el senador Lindsey Graham, con el apoyo del líder de los republicanos
en el Senado, propuso la revisión de la 14ª.
Miembros
republicanos de la Cámara han propuesto en varias ocasiones leyes que
condicionarían la nacionalidad del recién nacido a que al menos uno de los
padres sea ciudadano o residente legal. Y el estado de Texas, gobernado por los
republicanos, no permite el registro de nacimiento de neonatos cuyos padres no
tengan documentos de identificación estadounidenses, lo que deja a muchos niños
sin nacionalidad. Por años también líderes del Partido Republicano han
mantenido un discurso de dudas sobre la nacionalidad del presidente Obama a
pesar de la autenticidad de su registro de nacimiento en Honolulu, Hawái.
En la
campaña actual siete de los candidatos del partido están de acuerdo en terminar
con esta provisión constitucional, solo cuatro se oponen y dos han tomado una
posición vaga.
Estrategias de la contrarreforma
Dos
estrategias se perfilan en el ataque a la 14ª. La primera es una reforma constitucional
para derogar la. Sin embargo, su aprobación en el Congreso o ratificación por
los estados sería casi imposible según opinan estrategas políticos de dentro y
fuera del partido.
La segunda
propone una re-interpretación creativa de la constitución. Para unos, los hijos
de los inmigrantes indocumentados no han nacido bajo la jurisdicción de los
Estados Unidos sino bajo la jurisdicción de origen de sus padres, como sucede
con el personal diplomático. Pero este raciocinio se basa en una falacia pues los
diplomáticos están amparados por la ficción legal de extraterritorialidad mientras
que los inmigrantes indocumentados están sujetos en todo a la jurisdicción de
Estados Unidos. De hecho, su situación irregular resulta de la aplicación de
las leyes del país.
Otros
invocan la intención original del legislador. En este caso se dice que el
constituyente estadounidense tuvo la intención de garantizar la ciudadanía a
los negros nacidos en los Estados Unidos y que, habiéndose cumplido este
objetivo, la cláusula de nacionalidad ha
perdido vigencia por substracción de materia.
Donald Trump
resume: “Creo que todo mundo ha interpretado mal la 14ª Reforma Constitucional
que fue aprobada para que los esclavos pudieran ser ciudadanos de este país”,
no para los inmigrantes ilegales.
Es un
principio común de derecho que indagar la intención original del legislador
ayuda a interpretar leyes confusas. Sin embargo, el texto de la cláusula es
claro y la intención del legislador quedó documentada en este diálogo entre dos
senadores de la época:
Senador Cowan: “Me pregunto si [esta medida] no tendrá el efecto de
darle la nacionalidad a los hijos de chinos o de gitanos que nazcan en este
país”
Senador Trumbull: “Sin lugar a duda”.
En la
historia de los Estados Unidos el recurso a la intención original del
legislador ha sido frecuentemente una excusa para negarle derechos a minorías
de varios tipos. Fue invocada, por ejemplo, en la decisión de 1857 de la Corte
Suprema cuando esta dijo que los negros no tenían derecho a ser ciudadanos
porque los redactores de la Constitución los consideraban “seres de un orden
inferior y del todo incapacitados para tratar con la raza blanca fuera en lo
político o en lo social y tan bajos que no tenían derechos que el hombre blanco
tuviera la obligación de respetar”.
¿Superioridad blanca?
Analistas
políticos, académicos de las ciencias sociales y activistas cívicos han
detectado en los ataques a la 14ª Reforma Constitucional los temores de algunos
sectores blancos de que el crecimiento demográfico de otros grupos étnicos o
raciales reducirá su influencia.
La cláusula
de nacionalidad no se discutía cuando nadie amenazaba el predominio blanco. Aunque
en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX hubo rechazo y discriminación
contra inmigrantes no anglosajones (por ejemplo, irlandeses e italianos
católicos, alemanes y centroeuropeos protestantes y judíos), políticos y
comentaristas culturales usaban la metáfora del crisol de los pueblos para
decir que en Estados Unidos convivían en paz los nacionales de distintos países
europeos.
Por mucho
tiempo la mentalidad del país se identificó con los blancos anglosajones
protestantes (WASP, por sus siglas en inglés) de habla inglesa, aún mientras a
su lado florecían otras culturas minoritarias, en asentamientos inmigrantes
homogéneos que conservaban sus idiomas maternos, celebraban los días festivos a
la manera de sus países de origen, mantenían mercados de empleos, impresos y
alimentos y se agrupaban en sociedades de beneficencia y ayuda mutua. Esta
miscelánea de culturas empezó a desaparecer bajo el peso del patriotismo
desaforado que despertó la primera guerra mundial y del rechazo a todo lo
relacionado con la manera de ser y vivir de las naciones alineadas contra los
Estados Unidos y sus aliados.
Al menos por
un tiempo el país pareció homogeneizarse alrededor de la mentalidad WASP
aunque algunas manifestaciones de esas
culturas nacionales sobrevivieron en la vida privada de las familias, en
asociaciones híbridas de tipo ítalo-americano, judeo-americano, en
instituciones reminiscentes de los países de origen como los bares irlandeses,
los restaurantes italianos y las mafias de distintas denominaciones, etc. Pero en
la segunda mitad del siglo XX se produjo tal diversificación demográfica que anglosajones
y protestantes dejaron de ser mayoría al mismo tiempo que una revolución en las
costumbres sociales hacía innecesario pensar y vivir como anglo para participar
en la política, la economía, las artes y la academia.
Algunos
todavía cultivan la ilusión de una superioridad blanca inspirada en patrones de
pensamiento WASP que ven amenazada por la presencia de una masa de inmigrantes
aparentemente renuentes a asimilarla. En comparación con los inmigrantes
europeos del pasado los inmigrantes de hoy conservan vínculos más vivos y más
duraderos con sus países de origen gracias a la rapidez, volumen y
accesibilidad de los medios de comunicación y transporte contemporáneos. De
otra parte, la doble nacionalidad, aceptada por muchos países y practicada por
muchos inmigrantes, estimula el desarrollo de múltiples lealtades nacionales,
lo que puede tener una interpretación xenofóbica de tibieza patriótica tanto en
el país de origen como en el de adopción. Los latinos, numerosos, visibles,
hispanohablantes y representados por organizaciones vigorosas, parecen
presentar un reto inmediato al predominio blanco, mientras los inmigrantes
asiáticos y africanos pasan relativamente desapercibidos.
Un país multicultural y multilingüe
Hay también segmentos
de la población que se niegan a aceptar las consecuencias del imperio en que se
han convertido los Estados Unidos: este país se hizo multicultural y
multilingüe por efecto de su expansión territorial, su predominio económico y
sus guerras de invasión.
Los Estados
Unidos han insertado dentro de su jurisdicción temporal o permanente a pueblos
tan variados en costumbres y lenguas como los de Puerto Rico, las Filipinas,
Cuba, Nicaragua, República Dominicana y Haití, los habitantes hispanohablantes
de los antiguos territorios mexicanos y los creole de los antiguos territorios
franceses y los aborígenes de Norte América, Hawái, Alaska y las islas del
Pacífico. Con su participación en guerras civiles como las de Indochina, América
Central y el Medio Oriente ha contribuido al desarraigo de poblaciones –que no
son ni blancas ni angloparlantes- que terminan emigrando hacia su territorio.
Presencia estadounidense en el mundo
Hay una
multiplicidad de actividades públicas y privadas que ponen a los Estados Unidos
en el campo visual del resto del mundo: ayuda económica, inversión de capital,
adquisición de empresas locales, introducción de filiales de sus
multinacionales, comercialización de productos y servicios, visitas de
académicos y artistas, celebración de tratados de comercio asimétrico, participación
de funcionarios del gobierno en asuntos internos, sostenimiento de clases
dirigentes, garantía de inmunidad en caso de crímenes cometidos por sus
mercenarios, asistencia técnica a agencias de represión y tortura en otros
países. El poderío internacional delos
Estados Unidos se hace real con la presencia empresarial, industrial,
comercial, política y militar de nacionales estadounidenses en tierras ajenas.
Esta
presencia de estadounidenses en otros países despierta en las poblaciones
locales ambiciones, codicias y expectativas de vivir como ellos. El imán que
atrae a los inmigrantes no es la promesa de nacionalidad que dicen Trump y
copartidarios sino el deseo de emular su nivel de vida, lo que ocurre
especialmente en países que carecen de los recursos y la clase dirigente necesaria
para lograr el grado de desarrollo nacional que satisfaría ese deseo.
Un sector de
la población estadounidense preferiría, contra toda evidencia histórica, que el
país se limitara a guerras opcionales, a ser policía global en circunstancias
escogidas y a tener acceso privilegiado a los recursos naturales del mundo.
Asimilación y aculturación a largo plazo
Los factores
sociales, económicos y políticos que estimulan el movimiento migratorio hacia
los Estados Unidos no van a desaparecer por la xenofobia de una minoría blanca,
por la agitación anti-inmigrante de políticos oportunistas o por decisiones de
un legislador que implemente políticas que cierren las puertas a los
extranjeros.
Los
inmigrantes continuarán llegando a sus fronteras. Cada nueva generación de
inmigrantes se demorará más que las anteriores para asimilar la cultura
nacional, la cual es y será distinta de la de sus países de origen.
Con el
tiempo los descendientes de los inmigrantes se desapegan de los orígenes de sus
padres, conservan algunas tradiciones propias con las que enriquecen la cultura
dominante y se integran a esta de una manera permanente. Pero este lento proceso de aculturación no va
a aliviar los temores y prevenciones de los blancos. El imperio que han creado
los mantendrá desvelados. Y Trump, el partido republicano y sus sucesores
tendrán en ellos una audiencia cautiva para su retórica paranoica.
Luis Mejía – 17 de septiembre del 2015
Publicado en blogluismejia.blogspot.com
The following text, by journalist and college professor Jon Beaupré, gives depth and texture to the idea that the United States population is diverse and rich in its culture and its contributions to the general welfare:
ReplyDeletehttp://issuu.com/eilemagazine/docs/august2015/46
Hay una ausencia en mi lista de poblaciones no anglosajonas puestas bajo la jurisdicción de los Estados Unidos que no tiene excusa. Se trata de los esclavos negros. Traídos a la brava aprendieron inglés y se hicieron cristianos muy a su pesar. La manera como adquirieron ambos atributos no es historia que honre a nación alguna. Como tampoco nos honra a los hispanoamericanos la manera como los esclavos negros del Caribe y las colonias españolas americanas se hicieron crisitianos o aprendieron castellano.
ReplyDeleteOn the idea and history of the U.S. empire:
ReplyDeletehttp://www.tomdispatch.com/post/176052/best_of_tomdispatch%3A_howard_zinn%2C_the_end_of_empire/
La República Dominicana ha revocado la ciudadanía a los descendientes de inmigrantes haitianos nacidos en el pais alegando que lo hace en justicia y por el bien de domincanos, haitianos y los que ahora quedan legalmente sin patria. El intelectual público Junot Díaz ha criticado la decisión de los gobernantes dominicanos. En represalia, estos han revocado un honor cívico que le habían conferido. Con toda honestidad, ¿quién querrá reconocimientos morales de quienes no tienen valores morales o reconocimientos humanitarios de quien no conoce humanidad?
ReplyDeletehttp://www.huffingtonpost.com/entry/dominican-republican-junot-diaz_562aa35fe4b0443bb56416f5