Tuesday, July 9, 2013

LENGUAJE OFENSIVO: LEGISLACIÓN Y USO EN PÚBLICO – PARTE III



COMENTARIOS SOBRE EL USO DEL LENGUAJE

POR CARLOS VIDALES

I
Julio de 2013 – A Propósito de “De Maricón, Puñal y Otras Joterías”
Muchas son las conclusiones que se desprenden de este bello artículo.

La primera y más evidente es que mientras más macho se declara un hombre, más marica es en realidad o, lo que es lo mismo, más ganas de mariquear tiene. Se sabe desde los tiempos del bello Abel (conocido en su tiempo como "La florecilla del Paraíso") que el rudo y áspero Caín lo mató por celos y envidia y que luego disfrazó su mariconería con vistosos vestidos y adornos de guerrero, como cualquier charro mexicano. Hay una relación directa entre la categórica afirmación "yo soy muy macho", la actitud exageradamente masculina, la obsesión por la elegancia en el vestir y en el realce del cuerpo, con la condición de marica, en potencia o en acto, para usar la expresión del Aristóteles, gran marica. O, como decimos los colombianos: "esas son maricaditas".
La segunda conclusión que yo saco, y esto porque soy muy sagaz, es que las Cortes Supremas de Justicia, en México como en Cafarnaúm, están constituídas por aquellos jueces que han sido relegados a esas alturas por su incapacidad para juzgar sensatamente sobre casos y cosas. Pronto nos van a prohibir decir "negro" porque la palabra es racista, "zorra" porque tiene connotación misógina (pero no se prohibirá a los aristócratas británicos, casi todos maricas,
la cacería de las hermanas zorras o como se llamen de ahora en adelante), "abogado" por ser un insulto intolerable, "corrupto" por ser una agresión contra la clase política, etc. Los miles de nombres y apodos de los órganos sexuales serán prohibidos por ser, en general, obscenos, maliciosos y degradantes (llamar "verga" al pene será configurado como delito de agresión contra el lenguaje naval, y "polla" será una agresión contra las gallinas vírgenes, intolerable y punible). Las obras del Aretino, de Rabelais, de Quevedo y de tantos otros serán quemadas en la plaza pública, advirtiéndose que ya no se podrá usar en adelante la insidiosa e insultante palabra "pública".
La tercera conclusión es que, no sirviendo las Cortes Supremas de Justicia para administrar justicia, bueno será que los ciudadanos, maricas o no, dediquen sus puñeteras vidas a hacerse justicia por sí mismos, a como dé lugar. Lo cual, dicho sea de paso, ya ocurre.
Que los jueces supremos se dediquen a lo que saben: prohibir palabras, redefinir colores, decidir qué partes de la realidad deberán ocultarse de la vista de las gentes. Y que las gentes hagan lo que saben hacer: comer, beber, follar, dormir, realizar sus maricaditas a diestra y siniestra, y reírse de los jueces supremos, que para eso están.
II

Noviembre de 2002 – A Propósito de la Policía Linguística de Puebla

NO CHINGUES, GÜEY, es una horrible expresión mexicana que significa más o menos: "No jodas, capón".

Pero ahora se les va a acabar su chingada fiesta de palabrotas a los pinches bueyes mexicanos que viven chingando al prójimo con la jodedera de la mala educación lingüística.

El Tiempo de Bogotá informa que las autoridades de Puebla, bella ciudad mexicana ubicada a unos 125 kilómetros chingones de la capital, han anunciado que impondrán multas y arrestos a los hijos de sus chingadas madres que digan palabrotas y obscenidades en la calle.

En efecto, el alcalde esa digna ciudad, Mario Marín, ha dicho que hará cumplir un reglamento especial para poner orden y respeto a las buenas costumbres. En otras palabras, o los bueyes chingones acomodan su lengua al uso de la gente decente, o la ley los hará parir burros verdes por el mero culo.

El señor alcalde explicó que muchos reglamentos prohíben arrojar basura, "hacer necesidades fisiológicas o decir obscenidades en la calle". Yo personalmente nunca he tenido el gusto de leer esas ordenanzas, pero recuerdo haber visto en Lima, Perú, un letrero en el centro de la ciudad, muy bien hecho, con el siguiente texto: "Se prohibe cagar aquí. Y también mear". Era el año de 1969, y debo confesar que me cagué de la risa leyendo el aviso municipal, aunque me he demorado 32 años en confesar esta infracción. Mea culpa.

El señor alcalde de Puebla asegura que hay leyes que no son tomadas en cuenta por considerar que su violación no es grave, pero que se debe aplicar la ley por igual. Hemos de suponer, en consecuencia, que el ayuntamiento de Puebla ordenará quemar en la hoguera los libros de don Francisco de Quevedo y Villegas, un tipo mal hablado y peor escrito, cuyas palabrejas de mal gusto han hecho relamerse de gusto a muchas generaciones de chingones a ambos lados del Atlántico.

Sea como fuere, Puebla será la tercera ciudad mexicana, después de Querétaro y Ciudad Victoria, en perseguir a las personas "mal habladas" y "obscenas".

Yo me pregunto qué chingón idioma van a adoptar los Pueblanos, Querétaros y Victorianos, porque yo jamás de los chingados jamases he podido decir una sola frase en español sin intercalar un bello "joder!", un soberano "mierda!", un "carajo!", o cualquier otra de esas palabras llenas de sentido, pasión, goce de vivir, emoción sincera, fe en la humanidad, en suma, esas palabras santas que nacen de los cojones e iluminan el dulce idioma de Cervantes con chispazos de gracia y olor de santidad.

Porque, no me digan que no, solamente aquel que es santo y puro puede usar todas las palabras que la lengua materna ha puesto a su servicio con la total y absoluta espontaneidad, la conmovedora inocencia, la transparente pureza de espíritu de quien ignora los reglamentos municipales. ¿Habéis acaso visto alguna vez, chingones y chingonas del mundo, algún reglamento municipal citado en la Biblia, en el Talmud, en el Pentateuco, en el Corán?

¿Tenéis noticia de algún Alcalde santificado, o cuando menos beatificado? ¡No, mis pinches y chingones bueyes y bueyas, no! Santificado fue San Agustín, que usaba palabrotas de un calibre acojonante! ¡Santos Patrones de la lengua castellana son Quevedo, cuya palabra más decente era "culo", y la iba repartiendo a diestra y siniestra; y Cervantes, que trataba a los villanos de "hideputas", lo cual es más o menos tan fuerte y chingón como "hijos de la chingada"!

En suma, mis queridos bueyes, visitad Puebla, Querétaro y Ciudad Victoria, porque son ciudades bellísimas, con gente maravillosa y alcaldes dignos del mejor cuento de realismo mágico. Pero no habléis ahí vuestra lengua cervantina. Ensayad el sánscrito, el urdu o el swahili. Nadie os va a entender una chingada palabra. Pero no importa. Tampoco os entenderán nada si habláis un español mutilado de sus mejores vocablos.

Con perdón de las señoras y señoritas, se entiende.

III

Julio de 2013 – Interpretando la Prohibición del Insulto

Supongamos que yo le diga a mi enemigo, el sapo Hugo: "usted es hijo de una señora que se gana la vida en la calle ejerciendo lo que se ha calificado como el oficio más antiguo del mundo". Aquí es evidente que yo he insultado al sapo Hugo. [Siguiendo la lógica de quienes creen que los insultos deberían prohibirse] cada una de las palabras de esa frase debería proscribirse. Al final terminaríamos hablando por señas y luego habría que proscribir las señas también. Confundir los asuntos del idioma con los asuntos del Código Penal es típico de las sociedades y grupos que no saben lo que es la ley ni para qué sirve la ley.

Transcrito en blogluismejia.blogspot.com
8 de julio del 2013

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