COMENTARIOS SOBRE EL USO DEL LENGUAJE
POR CARLOS
VIDALES
I
Julio de 2013 – A Propósito de “De Maricón, Puñal y Otras Joterías”
Muchas son las conclusiones que se desprenden de este
bello artículo.
La primera y más evidente es que mientras más macho se declara un hombre, más marica es en realidad o, lo que es lo mismo, más ganas de mariquear tiene. Se sabe desde los tiempos del bello Abel (conocido en su tiempo como "La florecilla del Paraíso") que el rudo y áspero Caín lo mató por celos y envidia y que luego disfrazó su mariconería con vistosos vestidos y adornos de guerrero, como cualquier charro mexicano. Hay una relación directa entre la categórica afirmación "yo soy muy macho", la actitud exageradamente masculina, la obsesión por la elegancia en el vestir y en el realce del cuerpo, con la condición de marica, en potencia o en acto, para usar la expresión del Aristóteles, gran marica. O, como decimos los colombianos: "esas son maricaditas".
La primera y más evidente es que mientras más macho se declara un hombre, más marica es en realidad o, lo que es lo mismo, más ganas de mariquear tiene. Se sabe desde los tiempos del bello Abel (conocido en su tiempo como "La florecilla del Paraíso") que el rudo y áspero Caín lo mató por celos y envidia y que luego disfrazó su mariconería con vistosos vestidos y adornos de guerrero, como cualquier charro mexicano. Hay una relación directa entre la categórica afirmación "yo soy muy macho", la actitud exageradamente masculina, la obsesión por la elegancia en el vestir y en el realce del cuerpo, con la condición de marica, en potencia o en acto, para usar la expresión del Aristóteles, gran marica. O, como decimos los colombianos: "esas son maricaditas".
La segunda conclusión que yo saco, y esto porque soy
muy sagaz, es que las Cortes Supremas de Justicia, en México como en Cafarnaúm,
están constituídas por aquellos jueces que han sido relegados a esas alturas
por su incapacidad para juzgar sensatamente sobre casos y cosas. Pronto nos van
a prohibir decir "negro" porque la palabra es racista,
"zorra" porque tiene connotación misógina (pero no se prohibirá a los
aristócratas británicos, casi todos maricas,
la cacería de las hermanas zorras o como se llamen de ahora en adelante), "abogado" por ser un insulto intolerable, "corrupto" por ser una agresión contra la clase política, etc. Los miles de nombres y apodos de los órganos sexuales serán prohibidos por ser, en general, obscenos, maliciosos y degradantes (llamar "verga" al pene será configurado como delito de agresión contra el lenguaje naval, y "polla" será una agresión contra las gallinas vírgenes, intolerable y punible). Las obras del Aretino, de Rabelais, de Quevedo y de tantos otros serán quemadas en la plaza pública, advirtiéndose que ya no se podrá usar en adelante la insidiosa e insultante palabra "pública".
la cacería de las hermanas zorras o como se llamen de ahora en adelante), "abogado" por ser un insulto intolerable, "corrupto" por ser una agresión contra la clase política, etc. Los miles de nombres y apodos de los órganos sexuales serán prohibidos por ser, en general, obscenos, maliciosos y degradantes (llamar "verga" al pene será configurado como delito de agresión contra el lenguaje naval, y "polla" será una agresión contra las gallinas vírgenes, intolerable y punible). Las obras del Aretino, de Rabelais, de Quevedo y de tantos otros serán quemadas en la plaza pública, advirtiéndose que ya no se podrá usar en adelante la insidiosa e insultante palabra "pública".
La tercera conclusión es que, no sirviendo las Cortes
Supremas de Justicia para administrar justicia, bueno será que los ciudadanos,
maricas o no, dediquen sus puñeteras vidas a hacerse justicia por sí mismos, a
como dé lugar. Lo cual, dicho sea de paso, ya ocurre.
Que los jueces supremos se dediquen a lo que saben:
prohibir palabras, redefinir colores, decidir qué partes de la realidad deberán
ocultarse de la vista de las gentes. Y que las gentes hagan lo que saben hacer:
comer, beber, follar, dormir, realizar sus maricaditas a diestra y siniestra, y
reírse de los jueces supremos, que para eso están.
II
Noviembre de 2002 – A
Propósito de la Policía Linguística de Puebla
NO CHINGUES, GÜEY, es una horrible expresión mexicana que
significa más o menos: "No jodas, capón".
Pero ahora se les va a acabar su chingada fiesta de
palabrotas a los pinches bueyes mexicanos que viven chingando al prójimo con la
jodedera de la mala educación lingüística.
El Tiempo de Bogotá informa que las autoridades de
Puebla, bella ciudad mexicana ubicada a unos 125 kilómetros chingones de la
capital, han anunciado que impondrán multas y arrestos a los hijos de sus
chingadas madres que digan palabrotas y obscenidades en la calle.
En efecto, el alcalde esa digna ciudad, Mario Marín, ha
dicho que hará cumplir un reglamento especial para poner orden y respeto a las
buenas costumbres. En otras palabras, o los bueyes chingones acomodan su lengua
al uso de la gente decente, o la ley los hará parir burros verdes por el mero
culo.
El señor alcalde explicó que muchos reglamentos prohíben
arrojar basura, "hacer necesidades fisiológicas o decir obscenidades en la
calle". Yo personalmente nunca he tenido el gusto de leer esas ordenanzas,
pero recuerdo haber visto en Lima, Perú, un letrero en el centro de la ciudad,
muy bien hecho, con el siguiente texto: "Se prohibe cagar aquí. Y también
mear". Era el año de 1969, y debo confesar que me cagué de la risa leyendo
el aviso municipal, aunque me he demorado 32 años en confesar esta infracción.
Mea culpa.
El señor alcalde de Puebla asegura que hay leyes que no
son tomadas en cuenta por considerar que su violación no es grave, pero que se
debe aplicar la ley por igual. Hemos de suponer, en consecuencia, que el
ayuntamiento de Puebla ordenará quemar en la hoguera los libros de don
Francisco de Quevedo y Villegas, un tipo mal hablado y peor escrito, cuyas
palabrejas de mal gusto han hecho relamerse de gusto a muchas generaciones de
chingones a ambos lados del Atlántico.
Sea como fuere, Puebla será la tercera ciudad mexicana,
después de Querétaro y Ciudad Victoria, en perseguir a las personas "mal
habladas" y "obscenas".
Yo me pregunto qué chingón idioma van a adoptar los
Pueblanos, Querétaros y Victorianos, porque yo jamás de los chingados jamases
he podido decir una sola frase en español sin intercalar un bello
"joder!", un soberano "mierda!", un "carajo!", o
cualquier otra de esas palabras llenas de sentido, pasión, goce de vivir,
emoción sincera, fe en la humanidad, en suma, esas palabras santas que nacen de
los cojones e iluminan el dulce idioma de Cervantes con chispazos de gracia y
olor de santidad.
Porque, no me digan que no, solamente aquel que es santo
y puro puede usar todas las palabras que la lengua materna ha puesto a su
servicio con la total y absoluta espontaneidad, la conmovedora inocencia, la
transparente pureza de espíritu de quien ignora los reglamentos municipales.
¿Habéis acaso visto alguna vez, chingones y chingonas del mundo, algún
reglamento municipal citado en la Biblia, en el Talmud, en el Pentateuco, en el
Corán?
¿Tenéis noticia de algún Alcalde santificado, o cuando menos
beatificado? ¡No, mis pinches y chingones bueyes y bueyas, no! Santificado fue
San Agustín, que usaba palabrotas de un calibre acojonante! ¡Santos Patrones de
la lengua castellana son Quevedo, cuya palabra más decente era
"culo", y la iba repartiendo a diestra y siniestra; y Cervantes, que
trataba a los villanos de "hideputas", lo cual es más o menos tan
fuerte y chingón como "hijos de la chingada"!
En suma, mis queridos bueyes, visitad Puebla, Querétaro y
Ciudad Victoria, porque son ciudades bellísimas, con gente maravillosa y
alcaldes dignos del mejor cuento de realismo mágico. Pero no habléis ahí
vuestra lengua cervantina. Ensayad el sánscrito, el urdu o el swahili. Nadie os
va a entender una chingada palabra. Pero no importa. Tampoco os entenderán nada
si habláis un español mutilado de sus mejores vocablos.
Con perdón de las señoras y señoritas, se entiende.
III
Julio de 2013 – Interpretando la Prohibición del Insulto
Supongamos que
yo le diga a mi enemigo, el sapo Hugo: "usted es hijo de una señora que se
gana la vida en la calle ejerciendo lo que se ha calificado como el oficio más
antiguo del mundo". Aquí es evidente que yo he insultado al sapo Hugo.
[Siguiendo la lógica de quienes creen que los insultos deberían prohibirse]
cada una de las palabras de esa frase debería proscribirse. Al final
terminaríamos hablando por señas y luego habría que proscribir las señas
también. Confundir los asuntos del idioma con los asuntos del Código Penal es
típico de las sociedades y grupos que no saben lo que es la ley ni para qué
sirve la ley.
Transcrito en
blogluismejia.blogspot.com
8 de julio del
2013
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