Introducción
Los historiadores de la cultura han discurrido
extensamente sobre el origen y arraigo del día de la madre en el mundo
occidental. Lo que a mí me llama la atención es en que un día dedicado a honrar virtudes importantes
para la convivencia social, como son el amor, la compasión, la empatía, la
solidaridad y la capacidad de hacer sacrificios por los demás, se ha convertido
en un día para celebrar la capacidad de compra de esposos, amantes e hijos. La
capacidad de compra del individuo y la familia es, por supuesto, importante
para la prosperidad económica y el bienestar colectivo pero no reemplaza las
virtudes femeninas del ser humano como
impulsadoras de la cohesión social y de la armonía en las relaciones entre
personas y grupos.
Por eso, y por llevar la contraria a los artífices de
su comercialización, invito a mis lectores a hacer memoria de Julia Ward Howe, la
activista y proto-feminista estadounidense que fue una de las primeras en
proponer la celebración de un día de las madres. En 1870, después de haber
vivido los horrores de la guerra civil de los Estados Unidos y cuando se enteró
de la iniciación de la guerra franco-prusiana, escribió un llamado a la paz que
muchos consideran la primera convocatoria del día de las madres. Escrito con
más emoción que habilidad literaria, el texto sin embargo es un bello testimonio
al espíritu pacifista que la gente puede desarrollar cuando es testigo de la destrucción,
el desangre y los horrores de la guerra.
Para las clases citadinas latinoamericanas el
pacifismo puede parecer decadente y afeminado.
Pero quienes han vivido la escasez, el miedo a toda hora, el sobresalto
que causan los militares sin control, la muerte de los seres más queridos en
los campos de batalla, el abandono de casa y posesiones y la manipulación patriótica
permanente de una guerra verdadera saben que el pacifismo exige valor personal.
A continuación presento una traducción que he hecho de
la proclama de Julia W. Howe por la paz.
LLAMADO A LAS MUJERES DEL
MUNDO - PREGÓN DEL DÍA DE LAS MADRES
Arriba, mujeres
de hoy.
Arriba,
mujeres de corazón,
Bautizadas en
agua o en lágrimas.
Decid con
fuerza:
No dejaremos
que las grandes decisiones las hagan
Quienes son
indiferentes a lo nuestro.
No aceptaremos
a nuestros esposos cuando vengan,
Hediondos de
sangre y muerte, a buscar caricias y aplauso.
No nos
arrebatarán a nuestros hijos para hacerles olvidar
La caridad, la
compasión y la paciencia que les hemos enseñado.
Nosotras, las
mujeres de este país, amaremos con ternura
a las mujeres
de todo otro país
Y no
permitiremos que a nuestros hijos los entrenen para lesionar los suyos.
Desde el seno
de la tierra devastada se levanta una voz con la nuestra
Que dice: ¡Tirad las armas! ¡Tirad las armas!
La espada
asesina no es la balanza de la justicia.
La sangre no
limpia el deshonor ni la violencia da posesión.
Igual que los
hombres tiran el arado y el yunque al grito de guerra
Nosotras las
mujeres dejaremos lo que queda de la casa
Y haremos una
gran asamblea de consulta.
Primero que
todo juntas, como mujeres,
Lloraremos y
haremos memoria de los muertos.
Luego, con
gran respeto y devoción, discutiremos los modos y maneras
De hacer que
la gran familia humana viva en paz,
Cada quien
llevando a su manera y en su momento
La marca sagrada
de dios, no la del césar.
En el nombre
de la mujer y de la humanidad
Con ardor
reclamo que se forme un congreso de mujeres
Sin distingos
de nacionalidad
Y se reúna en
el lugar más conveniente
Y tan pronto
como sea posible
De acuerdo con
sus objetivos
Para promover
la alianza de todas las naciones,
El arreglo
amigable de los problemas internacionales,
Y los
intereses nobles y universales de la paz.
Traducción de Luis Mejía – 7 de mayo del 2014
Publicado en
blogluismejia.blogspot.com
La proclama de Julia W. Howe es un grito desesperado de una madre que ha perdido a su(s) hijo(s) en la guerra y que le gustaría que un Consejo Mundial de Mujeres tuviera que ser consultado y sus opiniones tomadas en cuenta cuando los países desean ir a la guerra. Además es un himno a la paz.
ReplyDeleteLuz