Publicado originalmente en RAZÓN PÚBLICA
Domingo, 19 de Agosto de 2012
Las campañas disparan dardos y cañonazos, pero el
debate de fondo sigue ausente. El ganador es incierto pero se juegan el papel
del Estado y el porvenir de la política social.
Agitación y propaganda
El próximo 6 de noviembre, más de 230 millones de
ciudadanos tendrán que escoger entre el presidente en ejercicio, Barak Obama
–demócrata, quien aspira a ser reelegido– y Mitt Romney, republicano. Sus
compañeros de plancha como candidatos a la vicepresidencia son Joseph Biden y
Paul Ryan, respectivamente. Hay otros candidatos, pero carecen de presencia
nacional.
Las campañas son operaciones combinadas de agitación y
propaganda. Los candidatos manipulan las emociones de los votantes con
fragmentos de información, generalizaciones ilógicas, mensajes subliminales,
distorsiones de la realidad, acusaciones mutuas de impropiedad y falta de
urbanidad, y descripción del opositor en términos que causen rechazo.
El discurso de campaña se va estructurando a base de
pequeños explosivos verbales (“sound bites” los llaman en inglés), fácilmente
reproducibles en los medios y en la conversación de la gente, cargados con
mensajes al alcance del votante más intonso.
Los medios validan la trivialización temática y la
radicalización emocional, cubriendo las campañas superficialmente. En las
últimas semanas, los temas más mencionados han sido la personalidad de los
candidatos, el déficit fiscal, las tasas de impuestos, el nivel de desempleo y
la asistencia pública.
Los problemas de Obama
El presidente es vulnerable a los ataques personales.
Los republicanos ponen en duda su “americaneidad”. Ha sido acusado de haber
nacido fuera de los Estados Unidos y haber falsificado su registro de
nacimiento, de practicar la religión de los activistas musulmanes anti-estadounidenses
y, horror de horrores, de ser socialista. Socialista para los republicanos es
cualquier iniciativa enderezada a remediar la pobreza o a limitar la libertad
de acción de los administradores de empresas.
El presidente ha tenido que asumir el costo político y
económico de las iniciativas fracasadas de su antecesor. Ahora son suyos
temas como las guerras de Afganistán e Irak, el rescate del sistema financiero,
el déficit fiscal agravado por estas políticas y por los recortes de impuestos
para los sectores más ricos, y los métodos irregulares para perseguir a los
enemigos de Estados Unidos.
Al principio de su presidencia Obama cometió un error
estratégico. Tratando de modificar el clima de fricción y de antagonismo de la
administración Bush, Obama ofreció un gobierno de consenso y de entendimiento
bipartidista. En prueba de su buena fe, disolvió las redes de movilización
social y de activismo comunitario que le habían ayudado a ganar las elecciones,
con un 53 por ciento del voto popular.
Pero los republicanos interpretaron este gesto como pusilanimidad
de Obama y se fortalecieron en la decisión de trabajar para que éste fuera
“presidente de un solo período”, como dijo uno de sus líderes.
Han saboteado sus iniciativas legislativas y han
bloqueado el nombramiento de funcionarios del gobierno y del sistema judicial
que requieren aprobación del congreso. Y lo acusan de ineficiente e incapaz de
gobernar.
Le critican su falta de experiencia en los asuntos del
Estado. Viniendo de quienes eligieron a Reagan y a George W. Bush, cuya
ignorancia era legendaria en general y específicamente en asuntos domésticos y
en relaciones internacionales, se puede poner en duda su sentido del juego
limpio.
Palos para Romney
Mitt Romney también ha sido criticado por su inexperiencia.
En un viaje reciente a Israel dio un respaldo incondicional a la política
guerrerista del gobierno de ese país, sin anticipar las consecuencias para
Estados Unidos.
Como promotor de inversiones, ha atraído críticas por
su cercanía con inversionistas centroamericanos vinculados con paramilitares
asesinos, el despido de trabajadores, la exportación de empleo a otros países y
el hecho de que en su vida de empresario jamás arriesgó un centavo propio ni
estuvo en peligro de quedar desempleado.
Su renuencia a publicar la información correspondiente
a más de dos años de su declaración de renta ha abierto una tercera línea de
ataque: dispone de un capital de más de 230 millones de dólares –parte del cual
se encuentra escondido en paraísos fiscales– y obtuvo ganancias personales de
21 millones de dólares en el 2010, pero solo pagó impuestos por un valor
correspondiente a una tasa del 15 por ciento, la misma que se le aplica
a un obrero no calificado con ingresos inferiores a 45.500 dólares. En su
defensa ha alegado que paga diezmos a su iglesia y que de todos modos ha pagado
millones en impuestos a una tasa no inferior al 13 por ciento.
Es probable que estos ataques no tengan influencia en
la decisión de los que votan por rechazo personal frente a Obama y al
progresismo limitado que representa. En contraste con Romney, Obama declaró un
ingreso neto de 790.000 dólares en el 2011 y pagó impuestos a una tasa del 20,6
por ciento.
El déficit fiscal
El tema del déficit fiscal no se presta para una
discusión detallada en la campaña. Las cifras son astronómicas: del orden de billion
(miles de millones de dólares, en español). La realidad, como lo dijo David
Stockman, director de presupuesto de Reagan, es que “nadie entiende esos
números”.
Mitt Romney considera que el déficit y la deuda
debilitan la economía, pero es vago al hablar de recortes de gastos: ha
propuesto bajar los gastos en promoción de la cultura y las artes, que
representan menos del 1 por ciento del presupuesto.
Paul Ryan tiene un plan más comprensivo. Propone
conservar intacto el presupuesto militar, reducir las tasas de impuestos para
las personas naturales y jurídicas más ricas y cortar drásticamente todos los
gastos sociales.
Esta propuesta tiene acogida en sectores muy pobres de
la población y es entendible: prácticamente todo el mundo conoce a alguien que
ha abusado del sistema de bienestar social, pero muy pocos conocen a los
inversionistas y a los administradores del complejo industrial–militar.
Las tasas de impuestos juegan un papel central en los
paquetes de reducción del déficit federal:
- El presidente propone un sistema progresivo de impuestos, con tasas más altas para quienes ganan más.
- Romney, por su parte, considera que tasas bajas para todo mundo estimulan la economía y propone eliminar el impuesto a las sucesiones. En lo poco específico que dice de temas económicos es heredero de las nociones de “economía del goteo” y la “curva Lefferts” que permitieron al presidente Reagan declararse economista entendido.
El desempleo
La tasa de desempleo para julio de este año se calculó
en 8,3 por ciento, por debajo del 11 por ciento registrado en febrero último.
Romney ha dicho que desde su fondo de inversiones creó
100.000 empleos dentro de los Estados Unidos. Este cálculo no ha sido
verificado por quienes han estudiado las compañías que se declararon en
bancarrota, redujeron su mano de obra o movieron su producción fuera del país
mientras las controlaba el fondo.
Un gobierno puede hacer poco para generar empleo,
fuera de aumentar la nómina oficial o crear incentivos que aumentan el gasto o
reducen el ingreso. La gente juzga al gobierno en relación con estos números y
acepta con entendible ilusión las promesas de la oposición de que los mejorará
si le dan la oportunidad.
Gasto social y gasto militar
Desde la elección del presidente Reagan los
republicanos han buscado respaldo electoral para desmontar el legado de los dos
presidentes Roosevelt: el intervencionismo estatal de Theodore y el bienestar
social de Franklin.
Theodore impulsó leyes para proteger la libertad de
los mercados internos, reducir el poder de los monopolios, mejorar las
condiciones físicas de trabajo y regular la higiene en el procesamiento
industrial de alimentos.
Franklin sentó las bases de la seguridad social para
los ancianos, puso en marcha programas para aliviar el desempleo, la caída de
la producción agrícola y la parálisis industrial que caracterizaron la Gran
Depresión de 1930 y estimuló el movimiento sindical para que los trabajadores
tuvieran algún poder de negociación frente a los conglomerados empresariales.
La agenda social de los Roosevelts sigue siendo
progresista. Romney y los republicanos la rechazan con el pretexto de balancear
el presupuesto federal y hacer competitiva la economía.
El presidente Obama y los demócratas hacen tibios
esfuerzos por defenderla y conservarla. Pero ambos candidatos y ambos partidos,
defienden los gastos de defensa, que en el 2012 representan el 24 por ciento del
presupuesto; la contribución de este rubro al gasto superfluo, la duplicación
de tareas, el enriquecimiento indebido y la deuda pública no ha sido denunciada
tan intensamente como la de los gastos sociales.
El debate de ideas puede ser superficial pero el
control del presupuesto es real. Eso explica el dinero que se invierte en el
proceso. Según el New York Times, hasta el mes de junio los dos partidos habían
gastado 719 millones de dólares: los demócratas llevaban una pequeña
ventaja. Grupos no controlados directamente por los partidos habían gastado
otros 60 millones, la mayor parte en ataques contra el presidente Obama.
Sin tendencia clara
Hasta el momento de escribir este artículo no se
perfila un claro ganador. El Wall Street Journal mantiene una tabla
informativa donde combina los resultados de las encuestas sobre intención de
voto:
- El presidente Obama llevaba una ventaja del 5 por ciento sobre Romney en enero, del 6 por ciento en mayo y del 4 por ciento en junio.
- Romney ha tenido la ventaja, aunque menor, en algunos momentos. Con todo, como sabemos los colombianos, las encuestas políticas tienen un buen poder predictivo ex post facto.
Considerando los intereses que están en juego, muchos desearíamos el
triunfo de Obama. Personalmente considero que la agenda progresista de los
Roosevelts – aún en lo poco que sobrevive en su gobierno – es mucho mejor que
el darwinismo social, el fundamentalismo religioso y la ignorancia científica e
histórica que reflejan Mitt Romney y su equipo.
Luis
Mejía – 27 de febrero del 2013
Reproducido
de Razón Pública en blogluismejia.blogspot.com
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