Por Slavoj
Žižek
Publicado originalmente bajo el título Monitor and punish? Yes,
please en The
Philosophical Salon, A Los Angeles Review of Books (March 16, 2020)[i]
Traducción de LUIS MEJÍA, doctor en economía y en
derecho
Índice:
1. Epidemia viral y coerción social preventiva
2. ¿Conspiración autoritaria disfrazada de prevención
viral?
3. Control social y solidaridad: Respuestas al peligro
4. Extremistas políticos denuncian la acción
anti-epidémica
5. El pánico: Acción de las élites y alternativas
6. China y su distorsión autoritaria del comunismo
7. Economía de guerra vs epidemia vs comunismo
8. Libertad de mercados, globalización y nacionalismo:
¿Respuestas eficientes a la epidemia?
9. Solidaridad vs vitalismo: ¿Sobrevivimos juntos o
preferimos a los más fuertes?
10. Recursos médicos insuficientes: Escogiendo
supervivientes
11. Regreso a la normalidad: ¿Cuándo? ¿Cuál
normalidad?
12. Viralidad: Del mundo virtual a la vida real
13. Etapas de duelo: Lidiando con la catástrofe
14. A riesgo
la supervivencia del hombre y la sociedad
15. A riesgo
la autonomía y privacidad de nuestras vidas
16. A riesgo
la vida cívica afectada por eventos políticos
17. La Edad
Media y la plaga
18.
Coronavirus como catástrofe y oportunidad
N. del T.: El título original de este ensayo honra la
memoria de Michel Foucault y su obra Surveiller et punir : Naissance de la
prison (Vigilar y castigar: Nacimiento de
la prisión) de 1975.
1. Epidemia viral y coerción social preventiva
Muchos comentaristas
liberales e izquierdistas han hablado de cómo la epidemia producida por el
coronavirus se ha prestado para justificar y legitimar medidas de control y
coerción de la población que hasta ahora eran impensables en una sociedad
democrática occidental.
¿No es el toque de
queda (esto es, confinamiento forzoso) en toda Italia una fantasía totalitaria
hecha realidad? No nos sorprende que la China (al menos hasta donde podemos ver
por el momento), veterana en muchos modos y maneras de control social digital,
se haya mostrado como la mejor preparada para capear epidemias catastróficas.
¿Quiere esto decir que en el futuro seremos como la China en ciertos aspectos?
¿Nos aproximamos a un estado de sitio –o de excepción- global? ¿Adquieren nueva
actualidad los estudios de Giorgio
Agamben?
A nadie extraña
que Agamben haya reaccionado a la epidemia del coronavirus de manera diferente
que la mayoría de los comentaristas y haya criticado “las medidas de emergencia
frenéticas, irracionales, completamente innecesarias que se han tomado por
causa de una supuesta epidemia de coronavirus” que no es otra cosa que una
gripe más. Y se preguntó: “¿Por qué los medios y las autoridades hacen todo lo
posible para difundir pánico en la población y crean de esa manera un estado de
sitio verdadero y real, con limitaciones extremas de movimiento y una
suspensión del funcionamiento normal de las condiciones de vida y de trabajo de
regiones enteras?”
2. ¿Conspiración autoritaria disfrazada de prevención
viral?
Agamben
considera que la razón principal de esta “reacción desproporcionada” es la
“tendencia creciente a usar el estado de excepción como un paradigma normal de
gobierno”. Las medidas impuestas le permiten al gobierno usar decretos
ejecutivos para limitar seriamente nuestras libertades. “Salta a la vista la
falta de proporción frente a lo que según el CNR[ii]
es una gripa normal, no muy distinta de la que ocurre cada año. Se diría que
habiendo quedado agotado el terrorismo como justificación de medidas de
excepción, la invención de una epidemia podría ofrecer el pretexto ideal para
ampliar estas más allá de todo límite”. Una segunda razón es “el estado de
miedo, que en años recientes se ha difundido en la conciencia de las personas y
que se manifiesta en una necesidad auténtica de pánico colectivo al cual la
epidemia ofrece, una vez más, el pretexto ideal”[iii].
Lo que Agamben
describe es un aspecto importante de la manera como funciona el control estatal
de una epidemia en curso. Pero hay preguntas que quedan sin respuesta.
- ¿Por qué los
que ejercen el poder del estado estarían interesados en promover un pánico que al
mismo tiempo despierta desconfianza popular en el poder estatal (“nada se puede
esperar de ellos, no están haciendo lo necesario…”) e interfiere con la
reproducción sostenida del capital?
- ¿De verdad
les conviene al capital y a los que ejercen el poder del estado provocar una
crisis económica global para fortalecer su hegemonía?
- ¿Se pueden
considerar solo como una estratagema los signos inequívocos de que tanto la
gente común como los mismos que ejercen el poder estatal se encuentran en
estado de pánico, completamente conscientes de que no son capaces de controlar
la situación?
3. Control social y solidaridad: Respuestas al peligro
La reacción de
Agamben es una manifestación extrema de una posición izquierdista muy común.
Consiste esta en interpretar el “pánico exagerado” causado por la propagación
del virus como una combinación de poder que se ejerce para hacer control social
y de elementos racistas explícitos (“hay que echarle la culpa a la naturaleza o
a la China”). Sin embargo, esa interpretación social no hace que sea menos real
la amenaza. Y no responde a la pregunta, ¿estamos forzados por esta realidad a
recortar efectivamente nuestras libertades?
Es claro que
cuarentenas y medidas similares limitan nuestra libertad y hacen necesaria la
presencia de nuevos Assanges[iv] que
denuncien los abusos que ocurran. Pero la amenaza de una infección viral
también ha servido de estímulo poderoso al aparecimiento de nuevas formas de
solidaridad local y global además de hacer evidente la necesidad de controlar
el poder mismo.
La gente tiene la
razón en exigirle responsabilidad a los que ejercen el poder del estado: ustedes
detentan el poder, ahora muestren lo que son capaces de hacer con él. El reto
que enfrenta Europa es probar que puede copiar de manera más transparente y
democrática lo que ha hecho la China:
“La China empleó
medidas que Europa occidental y los Estados Unidos probablemente no tolerarán.
Pero diciéndolo de manera abrupta, es un error interpretar de manera reflexiva
toda forma de observación y formulación de modelos sociales como ‘vigilancia’ y
todo acto de activismo gubernamental como ‘control social’. Necesitamos un
vocabulario diferente y más respetuoso de matices para referirnos a la
intervención estatal”[v].
4. Extremistas políticos denuncian la acción anti-epidémica
El punto clave es lo
de “vocabulario más respetuoso de matices”: las medidas necesarias durante una
epidemia no deberían reducirse automáticamente al paradigma común de vigilancia
y control favorito de pensadores como
Foucault. Lo que yo temo en este momento es que las medidas tomadas por
la China (e Italia y otros países) se ejecuten de manera que no logren contener
la epidemia mientras, al mismo tiempo, las autoridades manipulan y ocultan la
información real.
Tanto la extrema
derecha como la falsa izquierda rehúsan aceptar la completa realidad de la
epidemia, cada una minimizándola en un ejercicio de reducción
socio-constructivista, es decir, la denuncian invocando sus implicaciones
sociales.
Trump y sus
seguidores repiten constantemente que la epidemia es una conspiración de los
Demócratas y la China para hacerle perder las próximas elecciones.
Simultáneamente, algunos izquierdistas denuncian las medidas propuestas por las
agencias de gobierno y de salud como inspiradas en sentimientos xenofóbicos. En
consecuencia, unos y otros insisten en saludar dando la mano, etc. Esa actitud
ignora la paradoja de la situación: no dar la mano y aceptar la distancia
física entre personas ES la expresión de solidaridad del momento.
5. El pánico: Acción de las élites y alternativas
¿Quién puede darse hoy
el lujo de dar la mano y abrazar? La clase privilegiada. El Decamerón de
Bocaccio[vi]
está compuesto de historias contadas por un grupo de jóvenes, siete muchachas y
tres muchachos, aislados en una casa de campo en los extramuros de Florencia,
lejos de la plaga que azotaba la ciudad.
En la epidemia que
vivimos, la élite financiera se retirará a zonas apartadas y se distraerá
contando historias a la manera del Decamerón. Los super-ricos ya están volando
en sus aviones privados hacia sus pequeñas islas exclusivas del Caribe.
Nosotros, la gente del montón, que debemos vivir con los virus, nos quedamos sometidos
al bombardeo ininterrumpido de la cantinela invariable: No entre en pánico, mientras
nos asedia la información que necesariamente induce pánico.
El momento es
reminiscente de lo que yo viví de joven en un país comunista. Cuando los
funcionarios del gobierno le aseguraban al público que no había razón para entrar
en pánico nosotros todos interpretábamos sus declaraciones como indicio seguro
de que ellos mismos estaban muertos de pánico.
Pero el pánico no es
la manera apropiada de enfrentar un peligro real. Cuando reaccionamos con
pánico no tomamos en serio el peligro. Al contrario, lo trivializamos.
Pensemos, por ejemplo, en la innegable ridiculez de comprar grandes cantidades
de papel higiénico, como si tenerlo en cantidad suficiente tuviera importancia
en medio de una epidemia mortal.
¿Cuál sería,
entonces, una reacción apropiada ante la epidemia de coronavirus? ¿Qué
deberíamos preguntar y qué deberíamos hacer para enfrentarla seriamente?
Cuando sugerí que la
epidemia de coronavirus podría darle una inyección revitalizadora al comunismo
mi opinión fue -como era de esperar- ridiculizada.
6. China y su distorsión autoritaria del comunismo
Aunque parece que el
tratamiento de mano fuerte aplicado a la crisis por el gobierno chino tuvo
buenos resultados –por lo menos mucho mejores que lo vivido en Italia en este
momento-, la vieja lógica autoritaria de los comunistas en el poder también
hizo manifiestas sus limitaciones. Una de estas fue que el temor de darle malas
noticias a la gente en posiciones de poder -y al público en general- pesa más
que los hechos objetivos. Por este motivo fueron arrestados los primeros que
informaron sobre un virus nuevo. Hay información de que algo similar está ocurriendo
ahora.
“La expectativa de
que la China vuelva a funcionar después del toque de queda impuesto por el
coronavirus está reactivando una vieja tentación: manipular los datos para que los
funcionarios de más alto nivel vean lo que quieren. Este fenómeno está
ocurriendo con el consumo de electricidad en la provincia de Zhejiang, un
centro industrial en la costa este. De acuerdo con personas enteradas de la
situación, al menos tres ciudades han impuesto metas de consumo eléctrico a las
fábricas locales; las autoridades están usando esa información para mostrar un
incremento en la producción. Eso ha hecho que varias empresas mantengan la
maquinaria activa aunque sus instalaciones están vacías, dicen algunos
informantes”[vii].
También podemos
anticipar lo que va a suceder cuando los poderosos se den cuenta del engaño.
Los administradores locales serán acusados de sabotaje y castigados con
severidad, reforzando de esa manera el ciclo vicioso de desconfianza. Hará
falta un Julián Assange chino que informe al público este aspecto oculto de
cómo la China está capeando la epidemia.
7. Economía de guerra vs epidemia vs comunismo
Pero si este no es el
comunismo que tengo en mente, ¿qué llamo comunismo entonces?
Para entenderlo es
suficiente con leer las declaraciones recientes de WHO. He aquí un ejemplo:
“El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, jefe de OMS, dijo el jueves que aunque las
autoridades de salud alrededor del mundo tienen la capacidad de combatir el
virus exitosamente, su organización está preocupada porque en algunos países el
nivel de compromiso político no responde a la seriedad del riesgo. Tedros ha
dicho: ‘Esto no es un ensayo. Este no es el momento de echar para atrás. Este
no es momento para excusas. Este es el momento de hacer todo lo que sea
necesario. Los países han estado planeando por años para una situación como
esta. Ahora es el momento de poner en ejecución esos planes’. Y ha agregado:
‘Esta epidemia puede ser controlada pero solo con un esfuerzo colectivo,
coordinado y comprensivo en el que participe toda la maquinaria del gobierno’ “[viii].
Uno podría agregar
que ese esfuerzo colectivo debería extenderse más allá de la maquinaria de
gobiernos individuales e incluir movilización local de toda la población, incluso
de las que escapan al control de los estados, y colaboración y coordinación
internacionales eficientes y fuertes.
Se necesitaría un
número muy grande de respiradores para atender a miles de personas
hospitalizadas con problemas respiratorios. Para obtenerlos el estado debe intervenir
de la misma manera que lo haría en una guerra para producir los millares de
armas de fuego que fueran necesarias. Y para ello debería contar con la
cooperación de otros estados. Igual que en una campaña militar, habría que
compartir información y coordinar planes estrechamente. ESTO es, ni más ni
menos, lo que yo quiero decir cuando hablo del comunismo que se necesita hoy.
8. Libertad de mercados, globalización y nacionalismo:
¿Respuestas eficientes a la epidemia?
Will Hutton lo ha
dicho de esta manera: “Es obvio que hoy está agonizando una forma de libertad
de mercados globales no regulados con su tendencia a las crisis y las pandemias.
Pero está naciendo otro modelo, uno que reconoce la interdependencia y la
prioridad que debe darse a la acción colectiva basada en evidencias”. Todavía
predomina la actitud de “cada país por sí mismo”, “hay prohibiciones nacionales
de exportación de productos claves -suministros médicos, por ejemplo- y algunos
países se repliegan dentro de sus propios estimados de la crisis en medio de problemas
de escasez local e intentos primitivos y aleatorios de contención de la
epidemia”[ix].
La epidemia del
coronavirus no solo indica las limitaciones de la globalización de mercados
sino también las limitaciones mucho más serias del populismo nacionalista que
insiste en una soberanía estatal absoluta.
9. Solidaridad vs vitalismo: ¿Sobrevivimos juntos o
preferimos a los más fuertes?
Este es el final de “primero
los Estados Unidos” (o cualquier otro país), pues la salvación de los Estados
Unidos depende absolutamente de la coordinación y la colaboración del mundo.
Esta no es una expresión de utopía de mi parte. No invoco una solidaridad
idealizada de los pueblos. Al contrario, la presente crisis demuestra claramente
que la solidaridad y cooperación internacionales convienen a la supervivencia
de todos y cada uno de nosotros, que es la única cosa egoístamente racional que
debemos hacer.
Y esto se predica no
solo con respecto al coronavirus. La China misma sufrió una gripa porcina
gigantesca hace unos pocos meses y la amenaza ahora mismo una plaga de
langostas. Además, como lo dice Owen Jones[x],
la crisis climática mata mucha más gente en el mundo que el coronavirus y no
hay pánico por eso…
Desde un punto de vista
de cínico vitalismo uno podría estar tentado a ver el coronavirus como una
infección benéfica que ayudaría a la humanidad a salir de los viejos, los
débiles, los enfermos; lo equivalente a podar una rama medio podrida de un
árbol; una contribución a la salud mundial. La propuesta que hago de un
comunismo amplio es la única manera que tenemos de dejar atrás, de una manera
seria, esa actitud de vitalismo primitivo.
10. Recursos médicos insuficientes: Escogiendo
supervivientes
Indicios de que la
solidaridad incondicional está bajo asedio se observan ya en algunos de los
debates del momento. Veamos, por ejemplo, la siguiente descripción del papel de
los “tres sabios” que entrarían en acción en el Reino Unido si la epidemia se
hiciera catastrófica: ”Médicos en posiciones de autoridad han dicho que a
algunos pacientes del sistema nacional de salud se les podrían negar los
cuidados que salvarían sus vidas si hay una explosión de casos de coronavirus
en la Gran Bretaña y si las unidades de cuidados intensivos tienen dificultades
para atender todos los casos existentes. De acuerdo con un protocolo conocido
como de los “tres sabios” en cada hospital habrá un comité de tres peritos que
tendrán la responsabilidad de racionar
servicios como los de ventiladores y camas si estos no alcanzan para todos los
pacientes”.
¿Qué criterios
deberán aplicar estos “tres sabios”? ¿Sacrificarán a los más débiles y viejos?
¿No generará esto una corrupción descontrolada? ¿No implica este protocolo que
estamos preparándonos para poner en movimiento la lógica más brutal de
supervivencia del más apto? El momento nos pone a escoger, pues, entre estas
opciones extremas y una forma de comunismo reinventado. Pero la situación va
mucho más lejos.
11. Regreso a la normalidad: ¿Cuándo? ¿Cuál normalidad?
Algo que me molesta
mucho es que cuando los medios anuncian un cierre o una cancelación por regla
general agregan un límite temporal fijo: “las escuelas cerrarán hasta el 4 de
abril”. Existe la expectativa de que en muy corto tiempo se llega al punto de
quiebre de la epidemia y luego las cosas regresan a la normalidad. (Valga sobre esto una nota al margen: me han
informado sobre un simposio universitario que acaba de ser pospuesto para
septiembre).
La realidad es que
aunque eventualmente la vida regrese a la normalidad esta no será la misma
normalidad a que estábamos acostumbrados antes del inicio de la epidemia. No
podremos considerar seguras cosas a las que estábamos acostumbrados en nuestra
vida diaria. Tendremos que acostumbrarnos a una vida más vulnerable, marcada
por amenazas que acechan a la vuelta de la esquina.
Por esta razón
debemos esperar que una epidemia viral afecte las interacciones más elementales
con personas y objetos de nuestro entorno e inclusive con nuestros propios
cuerpos: evite tocar cosas que pueden estar (invisiblemente) “sucias”, no toque
perchas, no se siente en inodoros o bancas en lugares abiertos al público, no
abrace, no dé la mano para saludar… Sea cuidadoso con su cuerpo y sus gestos
espontáneos: no toque su nariz ni frote los ojos; en otras palabras, no se
toque.
En resumidas cuentas,
no solo vamos estar sujetos al control del estado y otras instituciones sino
que deberemos aprender a controlarnos y disciplinarnos a nosotros mismos. Quizá
únicamente la realidad virtual será considerada segura y la libertad de andar a
campo traviesa quedará confinada a las islas de los super-ricos.
12. Viralidad: Del mundo virtual a la vida real
Cuando hablamos de
realidad virtual e internet deberíamos recordar que en las últimas décadas las
palabras virus y viral designaron los virus digitales que estaban infectando
nuestros espacios en la web y de los que no éramos conscientes hasta que se
desataba su poder destructivo (esto es, cuando destruían archivos o disco
duro). Lo que vemos ahora es el regreso de todo el mundo al significado literal
original del término. Las infecciones virales ocurren simultáneamente en dos
dimensiones, la real y la virtual.
Estamos abocados a
cambiar completamente nuestra actitud hacia la vida, hacia nuestra existencia
como seres vivos en relación con otras formas de vida. En otras palabras, si
entendemos por “filosofía” lo que da orientación básica a nuestras vidas,
tendremos que experimentar una revolución filosófica.
13. Etapas de duelo: Lidiando con la catástrofe
La obra On Death and Dying
(La Muerte: Un Amanecer[xi]) de Elisabeth Kübler-Ross puede ayudarnos a entender, a un nivel básico,
nuestras reacciones a la epidemia de coronavirus. Su famoso esquema de las
cinco etapas de reacción ante una enfermedad terminal incluye:
- denegación: uno
simplemente rehúsa aceptar los hechos (‘esto no puede estar pasando, y menos a
mí’),
- indignación:
aparece cuando uno ya no puede negar los hechos (‘¿cómo puede pasarme esto?
precisamente a mí’),
- regateo: la
esperanza de que algo se puede hacer para posponer o aminorar los hechos (‘déjame
vivir lo suficiente para alcanzar a ver la graduación de mis hijos’),
- abatimiento:
pérdida de interés y energía personal (‘voy a morir, ¿qué carajo me importa el
resto?’),
- aceptación (‘no lo
puedo evitar, mejor me preparo para lo que llegue’).
Con el tiempo Kübler-Ross
extendió estas etapas a cualquier forma de pérdida personal catastrófica
(desempleo, muerte de un ser querido, divorcio, drogadicción) y puso de
presente que no todos los pacientes experimentan las cinco ni lo hacen
necesariamente en el mismo orden.
Uno puede observar
las mismas cinco etapas cuando una sociedad pasa por una coyuntura traumática.
14. A riesgo la supervivencia del hombre y la sociedad
Tomemos por ejemplo el riesgo de una catástrofe
ecológica:
- primero nos
inclinamos a negarlo (‘no es más que paranoia; lo que estamos viendo son las oscilaciones
normales en las tendencias climáticas’),
- luego viene la indignación (con
respecto a las grandes empresas que polucionan el medio ambiente, al gobierno
que ignora el peligro),
- pasamos a regatear
(‘vamos a ganar un respiro si reciclamos la basura; además la situación tiene
su lado positivo: podremos cultivar vegetales en Groenlandia, los cargueros
podrán usar el pasaje del noroeste para transportar mercancías más rápidamente
de la China a los Estados Unidos, el deshielo del permafrost abre nuevas
tierras fértiles en Siberia’),
- llega el
abatimiento (‘demasiado tarde, no podemos hacer nada’)
- y por último la
aceptación (‘estamos frente a una situación crítica, tenemos que cambiar
completamente nuestra manera de vivir’).
15. A riesgo la autonomía y privacidad de nuestras
vidas
Lo mismo podemos
decir con respecto al riesgo creciente de control digital de nuestras vidas:
- primero nos
inclinamos a negarlo (‘son exageraciones, paranoia izquierdista, ninguna
organización puede controlar nuestras actividades diarias’),
- luego tenemos una
explosión de indignación (contra las grandes empresas y agencias secretas del
gobierno que nos conocen mejor que nosotros mismos y usan ese conocimiento para
controlarnos y manipularnos),
- lo que es seguido
por regateo (‘las autoridades tienen el derecho de rastrear terroristas pero no
de interferir con nuestra privacidad’),
- resignación (‘demasiado
tarde, hemos perdido nuestra privacidad, la era de las libertades personales ha
llegado a su fin’)
- y finalmente
aceptación (‘el control digital es una amenaza a nuestra libertad; debemos
hacer que la opinión pública sepa sus alcances y participe en la lucha contra
él’).
16. A riesgo la vida cívica afectada por eventos
políticos
Lo mismo se aplica en
el campo político; por ejemplo, con los que están traumatizados por la
presidencia de Trump:
- primero hubo
denegación (‘no hay de qué preocupare, las cosas de Trump son mera pose, nada
va a cambiar si él asume el poder’),
- en seguida
indignación (contra las fuerzas obscuras que le permitieron tomar el poder,
contra los populistas que lo respaldan y amenazan nuestra esencia moral),
- regateo (‘no todo
está perdido, quizá Trump puede ser atajado, toleremos algunos de sus abusos’),
- resignación (‘vamos camino del fascismo, la
democracia es causa perdida en los Estados Unidos’)
- y aceptación (‘los
Estados Unidos tienen un nuevo régimen político, los buenos tiempos pasados de
la democracia en los Estados Unidos no volverán, enfrentemos el daño y hagamos
planes con tranquilidad para superar el populismo de Trump’).
17. La Edad Media y la plaga
En la Edad Media en
las ciudades amenazadas por la plaga la población reaccionaba de manera
similar:
- primero denegación,
- luego indignación
(hacia nuestras vidas de pecado que nos han expuesto a recibir este castigo, o
hacia el dios cruel que permitía la plaga),
- regateo (‘no es tan
grave, todo lo que tenemos que hacer es evitar el contacto con los enfermos’)
- y resignación (‘se
nos acabó la vida’),
- a continuación -y
como reacción bien interesante- orgías (‘como de esta no saldremos vivos
gocemos ahora todo lo que podamos: alcohol, sexo…’)
- y por último
aceptación (a estamos metidos en esto, actuemos hasta donde sea posible como si
pudiéramos llevar una vida normal’).
18. Coronavirus como catástrofe y oportunidad
¿No es esta la manera
como estamos manejando la epidemia de coronavirus que se desató a fines del
2019?
- primero hubo
denegación (‘nada grave está pasando, es cosa de algunas personas irresponsables
que están creando pánico’),
- luego indignación
(manifestada de manera racista o anti-gobiernista; ‘los chinos nefastos son los
culpables, nuestro gobierno no es efectivo’),
- enseguida el
regateo (‘está bien, aceptemos que hay algunas víctimas pero esto es menos
serio que el SRAS [síndrome respiratorio
agudo grave] y podemos contener
el peligro’), que si no funciona da paso a la
- resignación (‘no
nos engañemos, todos vamos a sufrir”)
- y aceptación.
¿Cómo se podría
manifestar la aceptación en este caso?
Coincidencialmente la
epidemia comparte un rasgo con las protestas sociales recientes (en Francia, en
Hong Kong, etc.): no es cosa de que estallan y pasan; al contrario, se quedan y
continúan generando un estado permanente de temor y fragilidad en nuestro
mundo.
Por eso la aceptación
puede tomar uno de dos caminos:
- Puede significar la
re-normalización de la enfermedad, esto es, que la gente piense: ‘sí, hay gente
muriendo pero la vida tiene que seguir y a lo mejor esto puede tener
consecuencias favorables’, o
- podría, y debería,
inducirnos a movilizarnos -sin pánico y sin ilusiones- para actuar con
solidaridad colectiva.
N. del T.: Agradezco
los consejos de edición recibidos de Segundo Pantoja, Ph.D., Sociólogo y
profesor de BMCC-CUNY
[i] Slavoj
Žižek, Monitor and punish?
Yes, please: http://thephilosophicalsalon.com/monitor-and-punish-yes-please/
[ii] N. del T.: Agamben se
refiere en su artículo original al Consiglio Nazionale delle Ricerche (Consejo
Nacional de Investigación), agencia oficial adscrita al Ministerio de
Investigación del gobierno de Italia, pero no ofrece una cita bibliográfica
pertinente a la información que menciona.
[iii] N. del T.: Žižek toma estas citas de Giorgio Agamben, L’invenzione
di un’epidemia, Quodlibet, 26
febbraio 2020: https://www.quodlibet.it/giorgio-agamben-l-invenzione-di-un-epidemia
[iv] N. del T.: Julian Assange (n.
1971) es un editor y publicista fundador de Wikileaks, un portal en internet
especializado en la publicación de información interna de gobiernos, empresas y
otras organizaciones, que estas preferirían mantener en secreto porque su
divulgación justificaría la desconfianza que algunas de sus acciones despiertan
en el público.
[vi] N. del T.: Giovanni Bocaccio
(1313-1375), humanista y hombre de letras del Renacimiento italiano, escribió
una colección de 100 historias cortas que publicó bajo el título El Decamerón,
las cuales atribuyó a un grupo imaginario de jóvenes de clase alta que
escaparon al campo mientras Florencia era víctima de la plaga en 1340. Una
copia gratis se encuentra en este enlace: http://www.ataun.eus/BIBLIOTECAGRATUITA/Cl%C3%A1sicos%20en%20Espa%C3%B1ol/Giovanni%20Boccacio/El%20Decameron.pdf
[vii] N. del T.: Žižek toma esta cita de https://www.bloomberg.com/news/articles/2020-03-01/china-s-push-to-jump-start-economy-revives-worries-of-fake-data
[viii] N. del T.: Žižek toma
esta cita de https://www.msn.com/en-us/news/world/coronavirus-latest-as-infections-near-100000-who-says-this-is-not-a-drill/ar-BB10OLxY
[ix] N. del T.: Žižek toma esta cita de Bill Hutton, Coronavirus won’t end globalisation, but change it hugely for the
better, https://www.theguardian.com/commentisfree/2020/mar/08/the-coronavirus-outbreak-shows-us-that-no-one-can-take-on-this-enemy-alone
[x] N. del T.: Žižek toma esta cita de Owen
Jones, Why don’t we treat the climate
crisis with the same urgency as coronavirus?, https://www.theguardian.com/commentisfree/2020/mar/05/governments-coronavirus-urgent-climate-crisis
[xi] N. del T.: Una copia gratis de
esta obra se encuentra en https://www.planetadelibros.com/libros_contenido_extra/29/28793_La_muerte_un_amanecer.pdf
La doctora Dalilah Restrepo dice:
ReplyDeleteLas teorías de conspiración son parte del estadio de duelo- rabia.
Nuestra reacción humana es tan natural como la de un virus, un tsunami o un asteroide, lo increíble es que vivimos como si estuviéramos por encima de todo eso.
Eventualmente ACEPTAR lo insignificantes que somos traerá el "retorno a la normalidad".
The famous philosopher Slavoj Žižek’s Pandemic! COVID-19 Shakes the World ranges from riffs on Julian Assange to a startlingly bad take on what happened in Wuhan. He probably should have sat this one out. By Scott Lucas
ReplyDeletehttps://www.buzzfeednews.com/article/scottlucas/slavoj-zizeks-new-coronavirus-book-glamorizes-wuhans-misery
La (indigesta) sopa de Wuhan, por Mario Jursich
ReplyDeletehttps://razonpublica.com/la-indigesta-sopa-wuhan/
Como autor del blog reconozo que Jursich hace afirmaciones con las que estoy de acuerdo, sin embargo considero que su artículo care ce de rigor conceptual y argumentativo.