Saturday, April 18, 2020

CORONAVIRUS: RETO A LA SOLIDARIDAD Y LA DEMOCRACIA

¿QUIEREN VIGILANCIA Y CASTIGO? SÍ, POR FAVOR


Publicado originalmente bajo el título Monitor and punish? Yes, please en The Philosophical Salon, A Los Angeles Review of Books (March 16, 2020)[i]

Traducción de LUIS MEJÍA, doctor en economía y en derecho

Índice:

1. Epidemia viral y coerción social preventiva
2. ¿Conspiración autoritaria disfrazada de prevención viral?
3. Control social y solidaridad: Respuestas al peligro
4. Extremistas políticos denuncian la acción anti-epidémica
5. El pánico: Acción de las élites y alternativas
6. China y su distorsión autoritaria del comunismo
7. Economía de guerra vs epidemia vs comunismo
8. Libertad de mercados, globalización y nacionalismo: ¿Respuestas eficientes a la epidemia?
9. Solidaridad vs vitalismo: ¿Sobrevivimos juntos o preferimos a los más fuertes?
10. Recursos médicos insuficientes: Escogiendo supervivientes
11. Regreso a la normalidad: ¿Cuándo? ¿Cuál normalidad?
12. Viralidad: Del mundo virtual a la vida real
13. Etapas de duelo: Lidiando con la catástrofe
14. A riesgo la supervivencia del hombre y la sociedad
15. A riesgo la autonomía y privacidad de nuestras vidas
16. A riesgo la vida cívica afectada por eventos políticos
17. La Edad Media y la plaga
18. Coronavirus como catástrofe y oportunidad


N. del T.: El título original de este ensayo honra la memoria de Michel Foucault y su obra Surveiller et punir : Naissance de la prison (Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión) de 1975.

1. Epidemia viral y coerción social preventiva

Muchos comentaristas liberales e izquierdistas han hablado de cómo la epidemia producida por el coronavirus se ha prestado para justificar y legitimar medidas de control y coerción de la población que hasta ahora eran impensables en una sociedad democrática occidental.

¿No es el toque de queda (esto es, confinamiento forzoso) en toda Italia una fantasía totalitaria hecha realidad? No nos sorprende que la China (al menos hasta donde podemos ver por el momento), veterana en muchos modos y maneras de control social digital, se haya mostrado como la mejor preparada para capear epidemias catastróficas. ¿Quiere esto decir que en el futuro seremos como la China en ciertos aspectos? ¿Nos aproximamos a un estado de sitio –o de excepción- global? ¿Adquieren nueva actualidad los estudios de Giorgio Agamben?

A nadie extraña que Agamben haya reaccionado a la epidemia del coronavirus de manera diferente que la mayoría de los comentaristas y haya criticado “las medidas de emergencia frenéticas, irracionales, completamente innecesarias que se han tomado por causa de una supuesta epidemia de coronavirus” que no es otra cosa que una gripe más. Y se preguntó: “¿Por qué los medios y las autoridades hacen todo lo posible para difundir pánico en la población y crean de esa manera un estado de sitio verdadero y real, con limitaciones extremas de movimiento y una suspensión del funcionamiento normal de las condiciones de vida y de trabajo de regiones enteras?”

2. ¿Conspiración autoritaria disfrazada de prevención viral?

Agamben considera que la razón principal de esta “reacción desproporcionada” es la “tendencia creciente a usar el estado de excepción como un paradigma normal de gobierno”. Las medidas impuestas le permiten al gobierno usar decretos ejecutivos para limitar seriamente nuestras libertades. “Salta a la vista la falta de proporción frente a lo que según el CNR[ii] es una gripa normal, no muy distinta de la que ocurre cada año. Se diría que habiendo quedado agotado el terrorismo como justificación de medidas de excepción, la invención de una epidemia podría ofrecer el pretexto ideal para ampliar estas más allá de todo límite”. Una segunda razón es “el estado de miedo, que en años recientes se ha difundido en la conciencia de las personas y que se manifiesta en una necesidad auténtica de pánico colectivo al cual la epidemia ofrece, una vez más, el pretexto ideal”[iii].

Lo que Agamben describe es un aspecto importante de la manera como funciona el control estatal de una epidemia en curso. Pero hay preguntas que quedan sin respuesta.

- ¿Por qué los que ejercen el poder del estado estarían interesados en promover un pánico que al mismo tiempo despierta desconfianza popular en el poder estatal (“nada se puede esperar de ellos, no están haciendo lo necesario…”) e interfiere con la reproducción sostenida del capital?

- ¿De verdad les conviene al capital y a los que ejercen el poder del estado provocar una crisis económica global para fortalecer su hegemonía?

- ¿Se pueden considerar solo como una estratagema los signos inequívocos de que tanto la gente común como los mismos que ejercen el poder estatal se encuentran en estado de pánico, completamente conscientes de que no son capaces de controlar la situación?

3. Control social y solidaridad: Respuestas al peligro

La reacción de Agamben es una manifestación extrema de una posición izquierdista muy común. Consiste esta en interpretar el “pánico exagerado” causado por la propagación del virus como una combinación de poder que se ejerce para hacer control social y de elementos racistas explícitos (“hay que echarle la culpa a la naturaleza o a la China”). Sin embargo, esa interpretación social no hace que sea menos real la amenaza. Y no responde a la pregunta, ¿estamos forzados por esta realidad a recortar efectivamente nuestras libertades?

Es claro que cuarentenas y medidas similares limitan nuestra libertad y hacen necesaria la presencia de nuevos Assanges[iv] que denuncien los abusos que ocurran. Pero la amenaza de una infección viral también ha servido de estímulo poderoso al aparecimiento de nuevas formas de solidaridad local y global además de hacer evidente la necesidad de controlar el poder mismo.

La gente tiene la razón en exigirle responsabilidad a los que ejercen el poder del estado: ustedes detentan el poder, ahora muestren lo que son capaces de hacer con él. El reto que enfrenta Europa es probar que puede copiar de manera más transparente y democrática lo que ha hecho la China:

“La China empleó medidas que Europa occidental y los Estados Unidos probablemente no tolerarán. Pero diciéndolo de manera abrupta, es un error interpretar de manera reflexiva toda forma de observación y formulación de modelos sociales como ‘vigilancia’ y todo acto de activismo gubernamental como ‘control social’. Necesitamos un vocabulario diferente y más respetuoso de matices para referirnos a la intervención estatal”[v].

4. Extremistas políticos denuncian la acción anti-epidémica

El punto clave es lo de “vocabulario más respetuoso de matices”: las medidas necesarias durante una epidemia no deberían reducirse automáticamente al paradigma común de vigilancia y control favorito de pensadores como  Foucault. Lo que yo temo en este momento es que las medidas tomadas por la China (e Italia y otros países) se ejecuten de manera que no logren contener la epidemia mientras, al mismo tiempo, las autoridades manipulan y ocultan la información real.
Tanto la extrema derecha como la falsa izquierda rehúsan aceptar la completa realidad de la epidemia, cada una minimizándola en un ejercicio de reducción socio-constructivista, es decir, la denuncian invocando sus implicaciones sociales.

Trump y sus seguidores repiten constantemente que la epidemia es una conspiración de los Demócratas y la China para hacerle perder las próximas elecciones. Simultáneamente, algunos izquierdistas denuncian las medidas propuestas por las agencias de gobierno y de salud como inspiradas en sentimientos xenofóbicos. En consecuencia, unos y otros insisten en saludar dando la mano, etc. Esa actitud ignora la paradoja de la situación: no dar la mano y aceptar la distancia física entre personas ES la expresión de solidaridad del momento.

5. El pánico: Acción de las élites y alternativas

¿Quién puede darse hoy el lujo de dar la mano y abrazar? La clase privilegiada. El Decamerón de Bocaccio[vi] está compuesto de historias contadas por un grupo de jóvenes, siete muchachas y tres muchachos, aislados en una casa de campo en los extramuros de Florencia, lejos de la plaga que azotaba la ciudad.

En la epidemia que vivimos, la élite financiera se retirará a zonas apartadas y se distraerá contando historias a la manera del Decamerón. Los super-ricos ya están volando en sus aviones privados hacia sus pequeñas islas exclusivas del Caribe. Nosotros, la gente del montón, que debemos vivir con los virus, nos quedamos sometidos al bombardeo ininterrumpido de la cantinela invariable: No entre en pánico, mientras nos asedia la información que necesariamente induce pánico.

El momento es reminiscente de lo que yo viví de joven en un país comunista. Cuando los funcionarios del gobierno le aseguraban al público que no había razón para entrar en pánico nosotros todos interpretábamos sus declaraciones como indicio seguro de que ellos mismos estaban muertos de pánico.

Pero el pánico no es la manera apropiada de enfrentar un peligro real. Cuando reaccionamos con pánico no tomamos en serio el peligro. Al contrario, lo trivializamos. Pensemos, por ejemplo, en la innegable ridiculez de comprar grandes cantidades de papel higiénico, como si tenerlo en cantidad suficiente tuviera importancia en medio de una epidemia mortal.

¿Cuál sería, entonces, una reacción apropiada ante la epidemia de coronavirus? ¿Qué deberíamos preguntar y qué deberíamos hacer para enfrentarla seriamente?

Cuando sugerí que la epidemia de coronavirus podría darle una inyección revitalizadora al comunismo mi opinión fue -como era de esperar- ridiculizada.

6. China y su distorsión autoritaria del comunismo

Aunque parece que el tratamiento de mano fuerte aplicado a la crisis por el gobierno chino tuvo buenos resultados –por lo menos mucho mejores que lo vivido en Italia en este momento-, la vieja lógica autoritaria de los comunistas en el poder también hizo manifiestas sus limitaciones. Una de estas fue que el temor de darle malas noticias a la gente en posiciones de poder -y al público en general- pesa más que los hechos objetivos. Por este motivo fueron arrestados los primeros que informaron sobre un virus nuevo. Hay información de que algo similar está ocurriendo ahora.

“La expectativa de que la China vuelva a funcionar después del toque de queda impuesto por el coronavirus está reactivando una vieja tentación: manipular los datos para que los funcionarios de más alto nivel vean lo que quieren. Este fenómeno está ocurriendo con el consumo de electricidad en la provincia de Zhejiang, un centro industrial en la costa este. De acuerdo con personas enteradas de la situación, al menos tres ciudades han impuesto metas de consumo eléctrico a las fábricas locales; las autoridades están usando esa información para mostrar un incremento en la producción. Eso ha hecho que varias empresas mantengan la maquinaria activa aunque sus instalaciones están vacías, dicen algunos informantes”[vii].

También podemos anticipar lo que va a suceder cuando los poderosos se den cuenta del engaño. Los administradores locales serán acusados de sabotaje y castigados con severidad, reforzando de esa manera el ciclo vicioso de desconfianza. Hará falta un Julián Assange chino que informe al público este aspecto oculto de cómo la China está capeando la epidemia.

7. Economía de guerra vs epidemia vs comunismo

Pero si este no es el comunismo que tengo en mente, ¿qué llamo comunismo entonces?

Para entenderlo es suficiente con leer las declaraciones recientes de WHO. He aquí un ejemplo:

“El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, jefe de OMS, dijo el jueves que aunque las autoridades de salud alrededor del mundo tienen la capacidad de combatir el virus exitosamente, su organización está preocupada porque en algunos países el nivel de compromiso político no responde a la seriedad del riesgo. Tedros ha dicho: ‘Esto no es un ensayo. Este no es el momento de echar para atrás. Este no es momento para excusas. Este es el momento de hacer todo lo que sea necesario. Los países han estado planeando por años para una situación como esta. Ahora es el momento de poner en ejecución esos planes’. Y ha agregado: ‘Esta epidemia puede ser controlada pero solo con un esfuerzo colectivo, coordinado y comprensivo en el que participe toda la maquinaria del gobierno’ “[viii].

Uno podría agregar que ese esfuerzo colectivo debería extenderse más allá de la maquinaria de gobiernos individuales e incluir movilización local de toda la población, incluso de las que escapan al control de los estados, y colaboración y coordinación internacionales eficientes y fuertes.

Se necesitaría un número muy grande de respiradores para atender a miles de personas hospitalizadas con problemas respiratorios. Para obtenerlos el estado debe intervenir de la misma manera que lo haría en una guerra para producir los millares de armas de fuego que fueran necesarias. Y para ello debería contar con la cooperación de otros estados. Igual que en una campaña militar, habría que compartir información y coordinar planes estrechamente. ESTO es, ni más ni menos, lo que yo quiero decir cuando hablo del comunismo que se necesita hoy.

8. Libertad de mercados, globalización y nacionalismo: ¿Respuestas eficientes a la epidemia?

Will Hutton lo ha dicho de esta manera: “Es obvio que hoy está agonizando una forma de libertad de mercados globales no regulados con su tendencia a las crisis y las pandemias. Pero está naciendo otro modelo, uno que reconoce la interdependencia y la prioridad que debe darse a la acción colectiva basada en evidencias”. Todavía predomina la actitud de “cada país por sí mismo”, “hay prohibiciones nacionales de exportación de productos claves -suministros médicos, por ejemplo- y algunos países se repliegan dentro de sus propios estimados de la crisis en medio de problemas de escasez local e intentos primitivos y aleatorios de contención de la epidemia”[ix].

La epidemia del coronavirus no solo indica las limitaciones de la globalización de mercados sino también las limitaciones mucho más serias del populismo nacionalista que insiste en una soberanía estatal absoluta.

9. Solidaridad vs vitalismo: ¿Sobrevivimos juntos o preferimos a los más fuertes?

Este es el final de “primero los Estados Unidos” (o cualquier otro país), pues la salvación de los Estados Unidos depende absolutamente de la coordinación y la colaboración del mundo. Esta no es una expresión de utopía de mi parte. No invoco una solidaridad idealizada de los pueblos. Al contrario, la presente crisis demuestra claramente que la solidaridad y cooperación internacionales convienen a la supervivencia de todos y cada uno de nosotros, que es la única cosa egoístamente racional que debemos hacer.

Y esto se predica no solo con respecto al coronavirus. La China misma sufrió una gripa porcina gigantesca hace unos pocos meses y la amenaza ahora mismo una plaga de langostas. Además, como lo dice Owen Jones[x], la crisis climática mata mucha más gente en el mundo que el coronavirus y no hay pánico por eso…

Desde un punto de vista de cínico vitalismo uno podría estar tentado a ver el coronavirus como una infección benéfica que ayudaría a la humanidad a salir de los viejos, los débiles, los enfermos; lo equivalente a podar una rama medio podrida de un árbol; una contribución a la salud mundial. La propuesta que hago de un comunismo amplio es la única manera que tenemos de dejar atrás, de una manera seria, esa actitud de vitalismo primitivo.

10. Recursos médicos insuficientes: Escogiendo supervivientes

Indicios de que la solidaridad incondicional está bajo asedio se observan ya en algunos de los debates del momento. Veamos, por ejemplo, la siguiente descripción del papel de los “tres sabios” que entrarían en acción en el Reino Unido si la epidemia se hiciera catastrófica: ”Médicos en posiciones de autoridad han dicho que a algunos pacientes del sistema nacional de salud se les podrían negar los cuidados que salvarían sus vidas si hay una explosión de casos de coronavirus en la Gran Bretaña y si las unidades de cuidados intensivos tienen dificultades para atender todos los casos existentes. De acuerdo con un protocolo conocido como de los “tres sabios” en cada hospital habrá un comité de tres peritos que tendrán la  responsabilidad de racionar servicios como los de ventiladores y camas si estos no alcanzan para todos los pacientes”.

¿Qué criterios deberán aplicar estos “tres sabios”? ¿Sacrificarán a los más débiles y viejos? ¿No generará esto una corrupción descontrolada? ¿No implica este protocolo que estamos preparándonos para poner en movimiento la lógica más brutal de supervivencia del más apto? El momento nos pone a escoger, pues, entre estas opciones extremas y una forma de comunismo reinventado. Pero la situación va mucho más lejos.

11. Regreso a la normalidad: ¿Cuándo? ¿Cuál normalidad?

Algo que me molesta mucho es que cuando los medios anuncian un cierre o una cancelación por regla general agregan un límite temporal fijo: “las escuelas cerrarán hasta el 4 de abril”. Existe la expectativa de que en muy corto tiempo se llega al punto de quiebre de la epidemia y luego las cosas regresan a la normalidad.  (Valga sobre esto una nota al margen: me han informado sobre un simposio universitario que acaba de ser pospuesto para septiembre).

La realidad es que aunque eventualmente la vida regrese a la normalidad esta no será la misma normalidad a que estábamos acostumbrados antes del inicio de la epidemia. No podremos considerar seguras cosas a las que estábamos acostumbrados en nuestra vida diaria. Tendremos que acostumbrarnos a una vida más vulnerable, marcada por amenazas que acechan a la vuelta de la esquina.

Por esta razón debemos esperar que una epidemia viral afecte las interacciones más elementales con personas y objetos de nuestro entorno e inclusive con nuestros propios cuerpos: evite tocar cosas que pueden estar (invisiblemente) “sucias”, no toque perchas, no se siente en inodoros o bancas en lugares abiertos al público, no abrace, no dé la mano para saludar… Sea cuidadoso con su cuerpo y sus gestos espontáneos: no toque su nariz ni frote los ojos; en otras palabras, no se toque.

En resumidas cuentas, no solo vamos estar sujetos al control del estado y otras instituciones sino que deberemos aprender a controlarnos y disciplinarnos a nosotros mismos. Quizá únicamente la realidad virtual será considerada segura y la libertad de andar a campo traviesa quedará confinada a las islas de los super-ricos.

12. Viralidad: Del mundo virtual a la vida real

Cuando hablamos de realidad virtual e internet deberíamos recordar que en las últimas décadas las palabras virus y viral designaron los virus digitales que estaban infectando nuestros espacios en la web y de los que no éramos conscientes hasta que se desataba su poder destructivo (esto es, cuando destruían archivos o disco duro). Lo que vemos ahora es el regreso de todo el mundo al significado literal original del término. Las infecciones virales ocurren simultáneamente en dos dimensiones, la real y la virtual.

Estamos abocados a cambiar completamente nuestra actitud hacia la vida, hacia nuestra existencia como seres vivos en relación con otras formas de vida. En otras palabras, si entendemos por “filosofía” lo que da orientación básica a nuestras vidas, tendremos que experimentar una revolución filosófica.

13. Etapas de duelo: Lidiando con la catástrofe

La obra On Death and Dying (La Muerte: Un Amanecer[xi]) de Elisabeth Kübler-Ross puede ayudarnos a entender, a un nivel básico, nuestras reacciones a la epidemia de coronavirus. Su famoso esquema de las cinco etapas de reacción ante una enfermedad terminal incluye:

- denegación: uno simplemente rehúsa aceptar los hechos (‘esto no puede estar pasando, y menos a mí’),
- indignación: aparece cuando uno ya no puede negar los hechos (‘¿cómo puede pasarme esto? precisamente a mí’),
- regateo: la esperanza de que algo se puede hacer para posponer o aminorar los hechos (‘déjame vivir lo suficiente para alcanzar a ver la graduación de mis hijos’),
- abatimiento: pérdida de interés y energía personal (‘voy a morir, ¿qué carajo me importa el resto?’),
- aceptación (‘no lo puedo evitar, mejor me preparo para lo que llegue’).

Con el tiempo Kübler-Ross extendió estas etapas a cualquier forma de pérdida personal catastrófica (desempleo, muerte de un ser querido, divorcio, drogadicción) y puso de presente que no todos los pacientes experimentan las cinco ni lo hacen necesariamente en el mismo orden.

Uno puede observar las mismas cinco etapas cuando una sociedad pasa por una coyuntura traumática.

14. A riesgo la supervivencia del hombre y la sociedad 

Tomemos por ejemplo el riesgo de una catástrofe ecológica:

- primero nos inclinamos a negarlo (‘no es más que paranoia; lo que estamos viendo son las oscilaciones normales en las  tendencias climáticas’), 
- luego viene la indignación (con respecto a las grandes empresas que polucionan el medio ambiente, al gobierno que ignora el peligro),
- pasamos a regatear (‘vamos a ganar un respiro si reciclamos la basura; además la situación tiene su lado positivo: podremos cultivar vegetales en Groenlandia, los cargueros podrán usar el pasaje del noroeste para transportar mercancías más rápidamente de la China a los Estados Unidos, el deshielo del permafrost abre nuevas tierras fértiles en Siberia’),
- llega el abatimiento (‘demasiado tarde, no podemos hacer nada’) 
- y por último la aceptación (‘estamos frente a una situación crítica, tenemos que cambiar completamente nuestra manera de vivir’).

15. A riesgo la autonomía y privacidad de nuestras vidas

Lo mismo podemos decir con respecto al riesgo creciente de control digital de nuestras vidas:

- primero nos inclinamos a negarlo (‘son exageraciones, paranoia izquierdista, ninguna organización puede controlar nuestras actividades diarias’),
- luego tenemos una explosión de indignación (contra las grandes empresas y agencias secretas del gobierno que nos conocen mejor que nosotros mismos y usan ese conocimiento para controlarnos y manipularnos),
- lo que es seguido por regateo (‘las autoridades tienen el derecho de rastrear terroristas pero no de interferir con nuestra privacidad’),
- resignación (‘demasiado tarde, hemos perdido nuestra privacidad, la era de las libertades personales ha llegado a su fin’)
- y finalmente aceptación (‘el control digital es una amenaza a nuestra libertad; debemos hacer que la opinión pública sepa sus alcances y participe en la lucha contra él’).

16. A riesgo la vida cívica afectada por eventos políticos

Lo mismo se aplica en el campo político; por ejemplo, con los que están traumatizados por la presidencia de Trump:

- primero hubo denegación (‘no hay de qué preocupare, las cosas de Trump son mera pose, nada va a cambiar si él asume el poder’),
- en seguida indignación (contra las fuerzas obscuras que le permitieron tomar el poder, contra los populistas que lo respaldan y amenazan nuestra esencia moral),
- regateo (‘no todo está perdido, quizá Trump puede ser atajado, toleremos algunos de sus abusos’),
-  resignación (‘vamos camino del fascismo, la democracia es causa perdida en los Estados Unidos’)
- y aceptación (‘los Estados Unidos tienen un nuevo régimen político, los buenos tiempos pasados de la democracia en los Estados Unidos no volverán, enfrentemos el daño y hagamos planes con tranquilidad para superar el populismo de Trump’).

17. La Edad Media y la plaga

En la Edad Media en las ciudades amenazadas por la plaga la población reaccionaba de manera similar:

- primero denegación,
- luego indignación (hacia nuestras vidas de pecado que nos han expuesto a recibir este castigo, o hacia el dios cruel que permitía la plaga),
- regateo (‘no es tan grave, todo lo que tenemos que hacer es evitar el contacto con los enfermos’)
- y resignación (‘se nos acabó la vida’),
- a continuación -y como reacción bien interesante- orgías (‘como de esta no saldremos vivos gocemos ahora todo lo que podamos: alcohol, sexo…’)
- y por último aceptación (a estamos metidos en esto, actuemos hasta donde sea posible como si pudiéramos llevar una vida normal’).

18. Coronavirus como catástrofe y oportunidad

¿No es esta la manera como estamos manejando la epidemia de coronavirus que se desató a fines del 2019?

- primero hubo denegación (‘nada grave está pasando, es cosa de algunas personas irresponsables que están creando pánico’),  
- luego indignación (manifestada de manera racista o anti-gobiernista; ‘los chinos nefastos son los culpables, nuestro gobierno no es efectivo’),
- enseguida el regateo (‘está bien, aceptemos que hay algunas víctimas pero esto es menos serio que el SRAS [síndrome respiratorio agudo grave] y podemos contener el peligro’), que si no funciona da paso a la
- resignación (‘no nos engañemos, todos vamos a sufrir”)
- y aceptación.

¿Cómo se podría manifestar la aceptación en este caso?

Coincidencialmente la epidemia comparte un rasgo con las protestas sociales recientes (en Francia, en Hong Kong, etc.): no es cosa de que estallan y pasan; al contrario, se quedan y continúan generando un estado permanente de temor y fragilidad en nuestro mundo.

Por eso la aceptación puede tomar uno de dos caminos:

- Puede significar la re-normalización de la enfermedad, esto es, que la gente piense: ‘sí, hay gente muriendo pero la vida tiene que seguir y a lo mejor esto puede tener consecuencias favorables’, o

- podría, y debería, inducirnos a movilizarnos -sin pánico y sin ilusiones- para actuar con solidaridad colectiva.



N. del T.: Agradezco los consejos de edición recibidos de Segundo Pantoja, Ph.D., Sociólogo y profesor de BMCC-CUNY


 Traducción, edición y subtítulos de Luis Mejía 18 de abril del 2020 Publicado en blogluismejia.blogspot.com 



[i] Slavoj Žižek, Monitor and punish? Yes, please: http://thephilosophicalsalon.com/monitor-and-punish-yes-please/
[ii] N. del T.: Agamben se refiere en su artículo original al Consiglio Nazionale delle Ricerche (Consejo Nacional de Investigación), agencia oficial adscrita al Ministerio de Investigación del gobierno de Italia, pero no ofrece una cita bibliográfica pertinente a la información que menciona.
[iii] N. del T.: Žižek toma estas citas de Giorgio Agamben, L’invenzione di un’epidemia, Quodlibet, 26 febbraio 2020:    https://www.quodlibet.it/giorgio-agamben-l-invenzione-di-un-epidemia
[iv] N. del T.: Julian Assange (n. 1971) es un editor y publicista fundador de Wikileaks, un portal en internet especializado en la publicación de información interna de gobiernos, empresas y otras organizaciones, que estas preferirían mantener en secreto porque su divulgación justificaría la desconfianza que algunas de sus acciones despiertan en el público.
[v] Benjamin Bratton, personal communication to the author
[vi] N. del T.: Giovanni Bocaccio (1313-1375), humanista y hombre de letras del Renacimiento italiano, escribió una colección de 100 historias cortas que publicó bajo el título El Decamerón, las cuales atribuyó a un grupo imaginario de jóvenes de clase alta que escaparon al campo mientras Florencia era víctima de la plaga en 1340. Una copia gratis se encuentra en este enlace: http://www.ataun.eus/BIBLIOTECAGRATUITA/Cl%C3%A1sicos%20en%20Espa%C3%B1ol/Giovanni%20Boccacio/El%20Decameron.pdf 
[ix] N. del T.: Žižek toma esta cita de Bill Hutton, Coronavirus won’t end globalisation, but change it hugely for the better, https://www.theguardian.com/commentisfree/2020/mar/08/the-coronavirus-outbreak-shows-us-that-no-one-can-take-on-this-enemy-alone 
[x] N. del T.: Žižek toma esta cita de  Owen Jones, Why don’t we treat the climate crisis with the same urgency as coronavirus?, https://www.theguardian.com/commentisfree/2020/mar/05/governments-coronavirus-urgent-climate-crisis 

3 comments:

  1. La doctora Dalilah Restrepo dice:

    Las teorías de conspiración son parte del estadio de duelo- rabia.
    Nuestra reacción humana es tan natural como la de un virus, un tsunami o un asteroide, lo increíble es que vivimos como si estuviéramos por encima de todo eso.
    Eventualmente ACEPTAR lo insignificantes que somos traerá el "retorno a la normalidad".

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  2. The famous philosopher Slavoj Žižek’s Pandemic! COVID-19 Shakes the World ranges from riffs on Julian Assange to a startlingly bad take on what happened in Wuhan. He probably should have sat this one out. By Scott Lucas

    https://www.buzzfeednews.com/article/scottlucas/slavoj-zizeks-new-coronavirus-book-glamorizes-wuhans-misery

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  3. La (indigesta) sopa de Wuhan, por Mario Jursich

    https://razonpublica.com/la-indigesta-sopa-wuhan/

    Como autor del blog reconozo que Jursich hace afirmaciones con las que estoy de acuerdo, sin embargo considero que su artículo care ce de rigor conceptual y argumentativo.

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