Saturday, April 18, 2020

CORONAVIRUS: SOCIEDAD, GOBIERNO Y ECONOMÍA


CONTRA LA EPIDEMIA: ECONOMÍA DE GUERRA Y ESTADO DE SITIO

Por LUIS MEJIA, Doctor en economía y en derecho

Índice:

1. Epidemia: Lo biológico y lo social
2. Conocimiento científico y políticas anti-epidémicas
3. La economía frente a la epidemia
3.1 Economía en la epidemia
3.1.1 Intervención estatal o economía de guerra
3.1.2 Actividades esenciales
3.1.3 Límites del mercado: empobrecimiento, especulación, intervención estatal
3.1.4 Disparidad de riesgos y responsabilidades sociales
3.2 Economía post-epidémica
3.2.1 Corrección de secuelas
3.2.2 Rescate estatal y reactivación económica: Prioridades sociales
4. Los ciudadanos bajo estado de sitio
5 Escasez de recursos de salud
6 Religión y pandemia
7. El mundo después: ¿Vendrán cambios de fondo?
7.1 Slavoj Žižek: Economía de guerra, un socialismo posible
7.2 Giorgio Agamben: el estado de sitio permanente
7.3 Byung-Chul Han: El modelo asiático sin revolución social
8. Invocación de la esperanza y la solidaridad




1. Epidemia: Lo biológico y lo social

La epidemia que el coronavirus conocido técnicamente como covid-19 ha desatado sobre la humanidad en este año de 2020 tiene y tendrá consecuencias en nuestras vidas, algunas serias y permanentes.

Amplios sectores de la opinión pública tienen en este momento al menos conocimientos básicos sobre los aspectos biológicos y epidemiológicos, médicos y sanitarios. Estos son importantes y la atención que reciben es justificada porque tienen un impacto inmediato de vida y muerte.

Hay otros aspectos que han recibido menos atención pero que la reclaman porque cuando pase la epidemia van a influir sobre la manera como vivimos, mantenemos nuestra salud, morimos, producimos, nos relacionamos con las autoridades y con nuestros prójimos. Es lo que han empezado a hacer filósofos, formadores de opinión y estudiosos de las ciencias sociales, aunque a diferentes niveles de profundidad y verdad. Las reflexiones que ellos hacen podemos leerlas como una invitación a pensar con ellos sobre las implicaciones ideológicas, sociológicas, económicas y culturales de las decisiones y acciones que tomamos durante la epidemia.

Me permito a continuación mencionar algunos de los temas que preocupan a los especialistas y que deberían preocuparnos a todos. Solo los menciono como hechos. La tarea del lector, como la percibo, es que se diga a sí mismo: Acepto o me opongo a las situaciones descritas por estas y aquellas razones.

Hay varios temas que merecen consideración más detallada

2. Conocimiento científico y políticas anti-epidémicas

Esta epidemia nos hace confrontar los límites de nuestros conocimientos: lo que saben con certeza los científicos, lo que los expertos pueden anticipar razonablemente (basados en cálculos probabilísticos o en estimados guiados por el conocimiento y la experiencia), lo que no sabemos en este momento pero eventualmente averiguaremos y lo que no sabremos dadas las herramientas de estudio con que contamos.

Al mismo tiempo nos confronta con las bases de nuestra confianza en las autoridades, entendiendo que estas toman algunas decisiones en armonía con los conocimientos científicos del momento y muchas otras en condiciones de incertidumbre. En estas últimas juegan un gran papel el buen juicio y la buena fe del gobernante y sus asesores, cualidades no siempre abundantes en círculos oficiales, aunque ellos son los que detentan el poder para hacer efectiva la acción social contra la epidemia[1].

Más allá de lo que sabemos y podremos saber sobre la epidemia y sus secuelas los medios sociales y el mundo virtual de información nos asedian con fantasías conspirativas, especulaciones imposibles de comprobar, hipótesis basadas en premisas falsas, predicciones imaginarias, en fin, toda la parafernalia que acompaña al culto de la ignorancia  y que da la espalda a la razón y la ciencia.

3. La economía frente a la epidemia

Cuando hablamos de economía en este contexto nos referimos, por ejemplo, a [1] los procesos de extracción de materias primas, [2] redes de producción y distribución de bienes intermedios y mercancías terminadas, [3] generación y prestación de los  servicios que facilitan la vida social y la circulación de mercancías e información (servicios públicos, servicios profesionales, transporte, comunicación, gobierno y policía, inteligencia artificial, etc.).  

Para facilitar una aproximación al tema podemos mirarlo en dos etapas:

3.1 Economía en la epidemia

3.1.1 Intervención estatal o economía de guerra

La primera decisión que debe tomar la dirigencia de un país tiene que ver con una medida básica para contener el contagio, la cuarentena. ¿Debe esta cobijar a toda la población o a ciertos segmentos? ¿Por ciertas horas del día? ¿Flexible para permitir a la población ir a comprar víveres o medicinas, asistir a servicios religiosos, visitar otras personas en necesidad? ¿Durante un cierto número de días o indefinidamente?

La cuarentena necesariamente interfiere con la vida económica. Algunos lo han planteado como el dilema de escoger entre preservar vidas y preservar la economía, para sostener que la economía debe tener prioridad pues la recesión costará muchas más vidas en el futuro; según esta opinión, sería mucho mayor el número de vidas salvadas si se dejara que la epidemia corriera su curso normal. Es un falso dilema[2]. Los recursos disponibles en el mundo de hoy si se usan solidariamente son suficientes para prevenir una hecatombe ahora y después de la epidemia.

Una vez decidida la cuarentena las dirigencias nacionales toman una serie de medidas de urgencia que, en mi opinión, corresponden a una economía de guerra. Consiste esta en que el estado asume el poder soberano de definir prioridades y administrar los recursos necesarios para solucionar la crisis[3].

En este marco de economía de guerra el estado impone cuotas de producción a las empresas privadas, decreta preferencias en la distribución de equipos y elementos sanitarios, hace requisición de edificios e instalaciones privados para disponer qué producen o qué uso se les da, impone racionamiento de productos escasos, ordena el cierre de fábricas y negocios para prevenir el contagio entre trabajadores y clientes, autoriza a las empresas para despedir trabajadores temporal o permanentemente y para reducir salarios incluyendo el mínimo, suspende o aplaza el pago de impuestos, decreta moratoria de deudas de empresas e individuos, subsidia a los trabajadores desempleados y a las empresas, suspende regulaciones que protegen la vida y salud de los consumidores (ej., permite venta de medicinas no probadas científicamente) y el medio ambiente, etc.

3.1.2 Actividades esenciales

Hay empresas y organizaciones que deben continuar funcionando no importa el riesgo a que queden expuestos sus trabajadores. Esta decisión implica que estamos de acuerdo con sacrificar algunas vidas para asegurar la supervivencia de los demás, aunque no seamos conscientes de ello.

También implica reconocer que a pesar de la automatización y robotización de las actividades económicas, todavía necesitamos un núcleo de seres humanos desempeñado tareas básicas para la supervivencia de la sociedad.

Incluimos a [1] los operarios de la cadena de alimentación desde la granja hasta la tienda de víveres y los dispensarios para personas necesitadas, [2] los proveedores de servicios de salud, [3] los productores y distribuidores de medicinas e implementos médicos, [4] los trabajadores en los servicios públicos de agua, luz, electricidad, noticias, teléfono, internet, banca, correo,  aseo de calles y recolección de basuras, mantenimiento de desagües y alcantarillado, transporte, [5] los agentes del gobierno y la policía necesarios para mantener la autoridad del estado y el orden de la población, [6] el personal de servicio en edificios residenciales y de gobierno, etc.

Las actividades esenciales varían entre países de acuerdo con la cultura y el nivel de desarrollo. Por ejemplo, en economías extractivas los trabajadores de minas y petróleo son considerados esenciales. Algunas empresas no esenciales han presionado a las autoridades para que las consideren tales, como lo hicieron manufactureros y comerciantes de artículos de lujo en Lombardía, Italia[4].

Trabajadores de algunas empresas han podido hacer sus tareas lejos de los lugares donde tradicionalmente las hacían, en línea por ejemplo. Es el caso de los maestros de escuelas y universidades, los procesadores de información, de facturas y órdenes de compra. Esto ha dado a algunas empresas la posibilidad de sobrevivir a la epidemia más o menos enteras.

3.1.3 Límites del mercado: empobrecimiento, especulación, intervención estatal

El cierre, aunque sea temporal, de las empresas las pone frente a un dilema contable: si no tienen ingresos no están en capacidad de pagar a sus proveedores y a sus empleados. Los proveedores y los empleados, a su turno, pierden capacidad para pagar arrendamientos, hipotecas, préstamos, tarjetas de crédito, facturas de servicios y de provisiones. El flujo de dinero que mantiene activa la economía se reduce drásticamente. Trabajadores y empresas quedan al borde de la ruina.

La urgencia de atender a los afectados por la epidemia pone de presente que en los mercados nacional e internacional hay escasez de recursos de salud [Ver adelante sección pertinente]. En un sistema de libertad de mercados los consumidores –países e individuos- compiten por inventarios limitados. Compradores y vendedores suben los precios y sacan del mercado a los compradores más pobres[5]. En el caso extremo la sociedad convive con los especuladores que aprovechan una crisis humanitaria para acaparar y vender a precios exorbitantes implementos necesarios para superarla. En una economía de guerra el estado interviene para impedir estas actividades.

En medio de la escasez, algunos países prohíben o limitan la exportación de estos productos y piratean los adquiridos por países menos poderosos[6].

El estado también puede establecer alianzas estratégicas con organizaciones y empresas privadas para contener el virus. Por ejemplo, una alianza de agencias del gobierno, laboratorios universitarios y empresarios ha desarrollado prototipos de máscaras y respiradores/ventiladores que serán producidos rápidamente y a bajo costo en Colombia[7].

Igualmente el estado puede hacer reclutamiento –forzoso o voluntario- de los trabajadores necesarios para las actividades esenciales, como médicos y personal auxiliar, obreros, peones de granjas, técnicos e ingenieros, carteros, periodistas, etc.

3.1.4 Disparidad de riesgos y responsabilidades sociales

Las medidas de contención de la epidemia y de reducción de su impacto económico hacen evidentes las disparidades de clase dentro de las sociedades e identifica a los grupos cuyas vidas son menos valiosas para la dirigencia:

- aunque todos los trabajadores asalariados probablemente tendrán una baja en sus ingresos, son los trabajadores manuales, de servicios, no calificados, en el sector informal, los que están en mayor riesgo de caer en la pobreza y enfrentar obstáculos para acceder a los servicios de salud[8],
- la mayoría de los trabajadores esenciales para la supervivencia de la sociedad tienen contratos precarios, reciben salario mínimo o son pagados por hora, son inmigrantes[9] –del campo a la ciudad o de un país pobre a uno próspero-, o pertenecen a minorías étnicas[10],
- en los países industrializados son los trabajadores inmigrantes los que están en mayor riesgo de pobreza; por ejemplo, en los Estados Unidos los trabajadores indocumentados están excluidos expresamente de los auxilios gubernamentales[11],
- la probabilidad de continuar trabajando regularmente –con mayor riesgo de infección- y de perder el empleo es mayor en los Estados Unidos para los trabajadores con menos educación y de menores ingresos[12],
- en la India los inmigrantes quedaron a la intemperie cuando el gobierno decretó un toque de queda súbito[13],  
- el presidente del senado estadounidense, quien es vocero de la derecha, propuso una reducción permanente del salario mínimo, lo que afectaría a la mayoría de los trabajadores esenciales para la supervivencia de la sociedad.

Nick Hanauer, financista millonario con sentido común, describe así las disparidades de clase social:

“Todos mis amigos de Wall Street están escondidos en sus casas de recreo mientras que la gente que de acuerdo con nuestro gobierno no debería ganar más de US$7.50 por hora están en primera línea, lidiando con esta crisis todos los días en el trabajo. Es simplemente asombroso que las personas que básicamente no crean nada de valor en nuestra sociedad pero ganan millones de millones se esconden, y las personas que trabajan en los almacenes de víveres sí tienen que ir a trabajar, a ellos les toca garantizar que todavía haya comida para la gente”.[14]

3.2 Economía post-epidémica

3.2.1 Corrección de secuelas

Pasada la epidemia hay que remediar las secuelas económicas y sociales. Economistas del Fondo Monetario Internacional anticipan una recesión económica severa. Muchos expertos están de acuerdo con ellos.

Aunque es posible anticipar algunos cambios[15], las características de la economía en el futuro dependen de muchos imponderables que no permiten hacer predicciones específicas[16].

La dirigencia de los países tiene que tomar decisiones sobre:

        - políticas para reactivar la economía,
- la manera de financiar el estado ante la reducción de sus ingresos y el aumento de sus gastos, lo que incluye políticas para el uso de créditos internacionales, empréstitos internos, impresión de moneda, impuestos progresivos a quienes tienen mayor capacidad de pago (ej., los que hicieron una fortuna de la epidemia),
- el gasto público, definiendo prioridades con respecto a la creación de empleo, profundización de la salud pública, apoyo a la capacidad de consumo de los desempleados, red de soporte social, financiación de empresas quebradas o en riesgo de quiebra, ejecución de gastos presupuestados antes de la epidemia, etc.,
- destinación de las instalaciones sanitarias construidas durante la epidemia frente a opciones como profundización de los servicios de salud pública vs abandono a un deterioro progresivo similar al de muchas villas olímpicas,
- conservación y desmonte de los mecanismos de economía de guerra impuestos durante la epidemia,
- conveniencia de mantener un frente unido de países y pueblos para la reconstrucción post-epidémica y en anticipación de crisis que se puedan presentar en el futuro.

3.2.2 Rescate estatal y reactivación económica: Prioridades sociales

En la crisis económica del 2008 la dirigencia de los EEUU tenía la opción de rescatar a los financistas y especuladores que arriesgaron sus capitales en inversiones que ellos sabían de alto riesgo, en un mercado de su propia invención, o de salvar las familias de clase media y baja que ofuscadas por una nube de propaganda y mercadotecnia desplegada por los primeros imprudentemente se endeudaron en hipotecas impagables. El plan Bush-Obama rescató a los primeros y protegió a los ejecutivos que tomaron decisiones desastrosas para el país y el mundo[17].

Los planes de rescate propuestos por los gobiernos hasta el momento parecen copiar las prioridades del propuesto por los Estados Unidos: el rescate preferencial de las empresas financieras y de las grandes multinacionales; las empresas medianas y pequeñas y los desempleados son de prioridad secundaria.

Estas prioridades están enraizadas en la manera como ha evolucionado el capitalismo en las últimas décadas y no hay razón para anticipar que cambiarán.

Por ejemplo, según análisis del diario New York Times la economía estadounidense ha mostrado algunas tendencias que probablemente continuarán después de la epidemia: los ingresos de la mayor parte de la población han permanecido congelados pero los de la clase alta han estado en aumento, la riqueza se acumula en un porcentaje muy pequeño de la población, los ricos viven más años que los pobres,  la mayoría de las mujeres de clase alta están casadas en comparación con una minoría de las mujeres de clase baja y los estudiantes de clase alta tienden a graduarse de la universidad mientras que los de clase baja desertan a mitad de camino y quedan con deudas de estudio y sin grado, cosas que afectan el potencial de ganancias de los últimos[18] y fortalecen los privilegios de los primeros.

La reactivación general de la economía permitirá observar si se confirman las predicciones de que la desigualdad de clases persistirá.

No se debe esperar que todas las empresas existentes antes de la epidemia se reactiven simultáneamente y vuelvan al mismo nivel de producción y ventas. Muchas empresas pequeñas y medianas  habrán quedado en la bancarrota o quebrarán en los primeros meses, empobreciendo a sus propietarios y administradores, las sobrevivientes enfrentarán dificultades en las cadenas de insumos, escasez de crédito y una demanda lenta de sus productos.

La lentitud con que las empresas se reactivan pone límites a su capacidad de enganche de mano de obra, lo cual dejará un buen número de trabajadores cesantes.

Empresas operando por debajo de su capacidad instalada y empleados cesantes determinan una reducción en la demanda total de bienes y servicios y una  baja en la recolección de impuestos lo que da lugar a la recesión y a la crisis fiscal anticipadas por algunos comentaristas.
  
4. Los ciudadanos bajo estado de sitio

Los gobiernos han limitado en medida extraordinaria las libertades políticas y sociales de la población en respuesta a la virulencia de la infección y la facilidad de su transmisión de una persona a otra.

Muchas de estas medidas son similares a las que se toman en una situación de guerra o de conmoción interna, es decir, cuando un conflicto armado con otro país, una guerra civil o una insurrección popular ponen en peligro la vida y seguridad de toda o parte de la población o la integridad del país.

En historia y teoría política estos poderes especiales se han agrupado bajo el nombre de estado de sitio o estado de excepción e incluyen:

- acumulación de poderes en manos del ejecutivo (gobierno) y debilitamiento del legislativo (congresos y parlamentos) y de los jueces,
- prohibición de andar las calles y los espacios públicos, toque de queda, cuarentenas, reclusión de personas infectadas o a riesgo de serlo,
- separación física entre individuos, de lo cual resulta cierre de fábricas, escuelas, estadios, centros comerciales, templos, parques, gimnasios, la cancelación de eventos culturales y deportivos, como conciertos y competencias atléticas y la prohibición de grupos en espacios públicos,
- cierre de fronteras y aeropuertos,
- invasión de la privacidad de los espacios virtuales con el fin de identificar focos de infección, rutas de contagio, personas de riesgo mayor y adherencia a las órdenes gubernamentales, la cual implica vigilancia policial telefónica y uso por el estado de técnicas de espionaje contra sus propios ciudadanos, seguimiento en redes de internet y reconocimiento facial,
- provisión de medios no presenciales para votar y aplazamiento de elecciones,
- limitaciones a las  comunicaciones y a las redes de transporte de carga y pasajeros,
- censura de medios e información, con propósitos legítimos e ilegítimos, como 1) limitar la circulación de noticias falsas sobre la epidemia, de rumores infundados o de consejas que afecten la confianza social que el gobierno necesita para que sus decisiones sean efectivas o que generen pánico o confusión sobre la conducta debida durante la epidemia, o 2) suprimir la información que documente la ineptitud, ignorancia, negligencia o torpeza de las autoridades en el manejo de la crisis[19].

Ha habido una aceptación social de las medidas coercitivas. La población entiende y acepta las limitaciones a sus libertades como condición necesaria para reducir la pérdida de vidas y de salud a un mínimo.

Existe un riesgo real de que los gobiernos abusen de la ocasión para imponer restricciones innecesarias o permanentes a las libertades ciudadanas. Este riesgo es agravado por el silencio de los opositores del gobierno que temen debilitar la lucha contra el contagio colectivo y es facilitado por la imposibilidad de organizar una protesta popular efectiva.

Ejemplo de este potencial de abuso –común a la derecha y la izquierda, al capitalismo avanzado y al capitalismo dependiente- se ha  visto en Hungría, donde el partido oficialista en el parlamento ha dado al primer ministro facultades amplias e indefinidas para gobernar por decreto sin sujeción a controles democráticos o legales y autorización para encarcelar a quienes divulguen información que el gobierno considere falsa, todo en medio de una campaña de desinformación oficial para enmascarar los alcances totalitarios de esta legislación.

Algunos activistas sociales y políticos proponen que los ciudadanos tengan voz y voto en la decisión de limitar o no la duración de los poderes extraordinarios acumulados por los gobiernos y revocar las medidas de estos que no sean necesarias para controlar la epidemia, pero la capacidad popular de organización y protesta es limitada por las medidas de estado de sitio.

El papel de las instituciones de control y contrapeso al ejecutivo y a las autoridades de policía se puede jugar en varias direcciones: 1) facilitar que ejecutivo y policía asuman funciones y tareas necesarias para combatir la epidemia, 2) oponerse a que asuman poderes no necesarios para ese fin, 3) validar lo que el gobierno haga bajo condiciones de estado de sitio.

Algunos analistas anticipan la permanencia y profundización de medidas de estado de sitio cuando acabe la epidemia[20] [Véase la sección séptima de este ensayo].

5 Escasez de recursos de salud

Los recursos de salud incluyen médicos, enfermeros, laboratoristas y demás personal auxiliar, hospitales y clínicas, instalaciones y  equipos de cuidado regular y de cuidados intensivos, ventiladores/respiradores, termómetros, mascarillas y equipos protectores, medicinas, pruebas de laboratorio, personal de mantenimiento de instalaciones y equipos, proveedores externos de servicios y materiales ancilares y provisión de dinero para mantener todo este sistema en movimiento.

Las probabilidades de que una epidemia cope rápidamente los recursos de salud disponibles en un país o en una región son altas. En el curso normal de actividades el sistema de salud está hecho para atender el flujo de pacientes resultante de las enfermedades predominantes y algunas especiales. Se calcula un flujo elevado cuando la dirigencia valora a toda la población y diseña y financia adecuadamente un cubrimiento universal de la salud. Se calcula un flujo menor cuando la dirigencia solo valora a los que tienen capacidad de pago y entrega los servicios de salud a la empresa privada y el mercado libre. La mayoría de los países están en una posición intermedia entre estos dos extremos.

En una epidemia observamos un flujo súbito y numeroso de pacientes que copa rápidamente los servicios existentes. En lugares con cubrimiento universal el número inicial de pacientes tratados es posiblemente más alto que en un régimen de mercado libre. El avance de la epidemia pone a prueba la flexibilidad del sistema para aumentar el número de pacientes en tratamiento a un ritmo cercano al de nuevos infectados.

Arundhati Roy, ensayista y novelista, en un gran reportaje sobre el inmenso sufrimiento que la negligencia, ineptitud, improvisación y arbitrariedad del gobierno impuso al pueblo de la India, describió así el estado de la salud pública en su país, en palabras que con algunos ajustes de número reflejan la situación del mundo subdesarrollado:

“Los hospitales y clínicas públicos de la India son insuficientes para tratar al casi millón de niños que mueren cada año de diarrea, desnutrición y otros problemas de salud, a los cientos de miles de pacientes de tuberculosis (una cuarta parte de los casos mundiales), a la inmensa población anémica y desnutrida que es vulnerable a infinidad de enfermedades leves que para ellos son letales. Tampoco serán suficientes para enfrentar una crisis similar a la que viven Europa y los Estados Unidos en este momento”[21].

Es posible que en el momento de mayor virulencia de la epidemia el personal de salud tenga que tomar decisiones sobre a quien tratar y a quien dejar morir. Nadie quiere llegar a ese momento. Menos que nadie los médicos. Pero una vez que el sistema está copado el dilema es inevitable[22]. Surgen entonces varias opciones, con sus defensores y opositores, que se pueden combinar en distintas proporciones:

- tratamiento para los pacientes del virus de preferencia a cualquier otra enfermedad o condición de salud, incluyendo enfermedades agudas y problemas de salud mental,
- tratamiento para los pacientes más graves,
- tratamiento en orden de llegada: el paciente admitido es tratado hasta que se alivia o se muere y reemplazado por el primero en una lista de espera,
- tratamiento para los pacientes con mejor prognosis de recuperación,
- tratamiento para los pacientes protegidos por una red de influencia (nacida, por ejemplo, de riqueza, poder, reconocimiento social o conexión con un trabajador de la salud).

Surgen también varias opciones con respecto a quien debe tomar la decisión: un comité de expertos, un médico designado, el gerente administrativo del hospital, etc.

6 Religión y pandemia

En tiempos normales contamos con la regularidad del empleo, la provisión de servicios y ayudas sociales de los gobiernos y la solidaridad de los demás para capear un mal momento personal. Igualmente contamos con una red de parientes, amigos y conocidos para continuar nuestras vidas como seres sociales.

Esta epidemia nos ha puesto frente a frente con la ineptitud e imprevisión de muchos gobernantes, la lentitud de su respuesta, la incapacidad de la empresa privada de mantener el empleo y los salarios a que estábamos acostumbrados, la ruptura súbita de las redes de soporte social, el aislamiento forzoso y la realidad ineludible de que frente a una catástrofe natural estamos irremediablemente solos y desprotegidos.

Ante esta realidad mucha gente ha encontrado en la religión la fuerza interna para mantener la fe en la humanidad y la esperanza de un futuro mejor.

Algunos líderes religiosos han respondido al momento con la generosidad que les inspira su fe y han creado redes de soporte emocional para sus feligreses y de ayuda a los pobres y desempleados. Otros han intensificado la recolección de diezmos y promovido tratamientos fraudulentos para su enriquecimiento personal.

De manera similar, algunos han obrado con la seriedad que les da su convicción de que dios y la ciencia son compatibles y han seguido el consejo de los expertos para proteger a los creyentes. Así, han estado presentes en las vidas de sus feligreses y han usado los medios modernos de comunicación para mantener viva la congregación, celebrar la liturgia y levantar los ánimos.

La celebración de la Vigilia Pascual por el papa Francisco en la basílica de San Pedro y la ceremonia para honrar la corona de espinas de Jesús por el arzobispo de París en la de Notre Dame el viernes santo con la participación de un número muy reducido de ayudantes fueron un ejemplo de responsabilidad social y compromiso religioso. En medio de los muchos símbolos de la fe y la historia cristianas presentes en ambas oportunidades, hubo uno especialmente poderoso, reforzado por la ausencia de los fieles y la abundancia de obras de arte en ambos recintos: la resurrección de Cristo y la reconstrucción de la catedral de París anticipan el poder creativo de la humanidad que se rehace a sí misma sobre las ruinas de la epidemia.

En contraste, el pastor evangélico Tony Spell, de Louisiana, Estados Unidos, convocó a su congregación de más de dos mil personas a reunirse en el templo que él preside sin temor al contagio y en violación de la ley. Dijo: “Ni el diablo ni un virus nos van a detener. Dios nos protegerá de todo daño y enfermedad”. Igual que él, otros también rechazan la ciencia como contraria a las verdades que les han sido reveladas. Yo me inclino a ver este incidente como parte del rechazo organizado a la ciencia y la razón observable en el mundo contemporáneo[23].

7. El mundo después: ¿Vendrán cambios de fondo?

Tres reconocidos filósofos políticos, Slavoj Žižek, Giogio Agamben y Byung-Chul Han, han analizado las implicaciones inmediatas y futuras de las medidas adoptadas por los gobiernos para contener la epidemia. Los tres se distinguen en un campo poblado de comentaristas posiblemente de buena fe pero de opiniones improvisadas[24] que ayudan a la masa de lectores a creer que el futuro, al contrario del presente, es ordenado y previsible.

7.1 Slavoj Žižek: un socialismo posible

Žižek, en un ensayo titulado Monitor and punish? Yes, please[25] (¿Quieren vigilancia y castigo? Sí, por favor), cuya traducción al castellano aparece en este mismo blog, analiza las medidas de contención de la epidemia como expresiones de dos fenómenos históricos presentes en periodos de crisis sociales agudas: el estado de sitio y la economía de guerra.  

Las medidas de economía de guerra dan a la humanidad la oportunidad de establecer nuevas relaciones de producción, comercio y trabajo. La economía de guerra es una economía socialista en cuanto da al estado el poder de coordinar y organizar los recursos nacionales de la manera que sea necesaria para defenderse y derrotar al enemigo. 

No existe razón alguna para impedir que el estado haga lo mismo en el logro de otras metas igualmente importantes para la integridad, salud y bienestar de la sociedad. En este momento lo está haciendo para contener el virus, mañana lo puede hacer para abolir la pobreza, lograr el pleno empleo de la población hábil, crear condiciones de bienestar básico para todos los miembros de la sociedad y enfrentar el calentamiento global.

La economía de guerra, como la economía socialista, tiene a la base una razón de solidaridad social sólida: 1) cuando todos estamos en peligro nos unimos para protegernos y 2) tenemos que estar preparados para proteger a todos los ciudadanos, de manera que como sociedad no nos acorralemos en un callejón sin salida donde, en momentos como el presente, tengamos necesariamente que establecer categorías de personas más valiosas que otras y escoger, por ejemplo, entre los ancianos y enfermos y los fuertes o más robustos.

Advierte Žižek que el socialismo es diferente del comunismo distorsionado por la arbitrariedad judicial, el secreto en el funcionamiento del gobierno y el temor de desagradar a los superiores que practican los chinos y que no tiene futuro en Occidente.

Si la sociedad adopta de manera permanente las políticas de la economía de guerra, el capitalismo no desaparecería pero tendría que reconfigurarse para funcionar en armonía con las prioridades sociales.

En cuanto a las limitaciones de las libertades políticas y garantías sociales, Žižek las ve como necesarias por el momento para contener la epidemia y como manifestaciones de una manera autoritaria de gobernar que probablemente continuará invadiendo espacios ciudadanos[26]. El reto de los pueblos es forzar su desmonte, pero no será fácil pues en muchos países ya eran tendencia en los últimos años.

7.2 Giorgio Agamben: el estado de sitio permanente

Giorgio Agamben es un reconocido estudioso de los mecanismos teóricos y prácticos del estado de sitio o estado de excepción. En su artículo L’invenzione di un’epidemia (La invención de una epidemia) -febrero 26, 2020- afirmó que las medidas iniciales tomadas por el gobierno de Italia, y el terror que este promovió, eran innecesarias y confirmaban su tesis de que el estado de sitio se estaba convirtiendo en la manera normal de gobernar, como si habiendo desaparecido el terrorismo como peligro inmediato el gobierno necesitara inventar una epidemia para continuar limitando las libertades de los ciudadanos.

Agamben juzgó innecesarias las medidas del gobierno usando como premisa una afirmación atribuida al Instituto de Investigaciones Italiano de que el coronavirus era una gripa igual a cualquier otra.

Cuando la realidad le hizo evidente que se había equivocado Ambagen no reconoció que su premisa era equivocada -lo correcto filosófica y científicamente- sino que en Chiarimenti (Aclaraciones) -marzo 17, 2020-[27] acusó a un periodista de distorsionar y tergiversar sus opiniones y se evadió afirmando que su tarea “no es dar opiniones sobre la gravedad de la enfermedad sino cuestionar las consecuencias éticas y políticas de la epidemia”.

Independientemente de su faux pas, Agamben debe ser escuchado. Vale la pena enfatizar dos puntos que él menciona:

- En medio del pánico que viven, los italianos parecen aceptar que lo único importante para la sociedad es la mera vida y para protegerla están dispuestos a sacrificar las relaciones sociales, el trabajo, los afectos y amistades, las convicciones políticas y religiosas, a disponer de los muertos sin los honores de un funeral, a distanciarse del vecino y a cerrar las iglesias.

- Una sociedad que se acostumbra a vivir en un estado perenne de temor e inseguridad y acepta el estado de sitio como la manera normal de gobernar no puede ser libre. La gente se habitúa a vivir en crisis y pierde el sentido de lo social, lo político, lo humano y lo afectivo. El gobierno tiene la mano libre para cerrar los espacios de encuentro y acción colectiva política y cultural (ej., el cierre de universidades y escuelas para reemplazarlos por enseñanza virtual) y alentar la comunicación digital entre los ciudadanos.

Agamben tiene toda la razón en denunciar la usurpación lenta y sostenida de los espacios personales por parte del estado, que ha ocurrido no para producir mejores condiciones de vida física, intelectual y moral de la población sino para asegurar la estabilidad del estado y la continuidad de los gobiernos independientemente de su eficiencia en promover el bien común. Esto lo hemos visto como tendencia antes de la epidemia. Donde él falla es en reconocer la virulencia y rapidez de transmisión del coronavirus como un peligro actual y real para la supervivencia de la humanidad entera.

7.3 Byung-Chul Han: El modelo asiático sin revolución social

Byung-Chul Han por su parte sostiene en su ensayo La emergencia viral y el mundo de mañana[28] que los asiáticos tienen ventajas sobre los europeos para controlar la epidemia. Tienen mentalidad autoritaria y colectivista que puede convivir con el egoísmo individual. Son más inclinados a obedecer a las autoridades, su vida cuotidiana está más organizada y confían en la vigilancia digital ante la cual tienen poca conciencia crítica.

Los chinos han aceptado un sistema de crédito social que permite a las autoridades vigilar, sancionar y premiar a los ciudadanos según su obediencia a las leyes y su docilidad en general. Para ellos no hay ‘esfera privada’. Toleran las cámaras de vigilancia dotadas de inteligencia artificial y el acceso irrestricto de las autoridades a los datos de proveedores de internet y es irrestricto. Esto les permite a las autoridades identificar e interferir con focos y rutas de infección.

Otros países asiáticos también han usado la vigilancia digital para controlar la epidemia con éxito. Además se generalizó en la población el uso de mascarillas especialmente diseñadas y distribuidas por el gobierno. En Europa, en cambio, el individualismo desalienta su uso lo que hace difícil protegerse de infección cuando físicamente es imposible estar separado de los demás, como en los vehículos de transporte público.

El modelo asiático, en su opinión, ha sido más exitoso que el occidental en contener la epidemia. Será promovido por los chinos y visto como atractivo por otros países y culturas.

La globalización, dice él, ha eliminado las fronteras y barreras económicas y culturales entre los pueblos e introducido un exceso de positividad que minimiza la existencia de enemigos de la sociedad a la que uno pertenece y nos pone la carga de que en nosotros está el poder de producir más, rendir más y participar en redes de comunicación cada día más absorbentes.

El pánico producido por el virus es normal en esta sociedad de positividad: de repente nos topamos con un enemigo inesperado que es el virus y nos vemos forzados a enfrentar una realidad que había desaparecido mientras vivíamos en el mundo de la digitalización, las noticias falsas y las entelequias presentadas como realidades alternativas.

Dice Han: “El virus no vencerá al capitalismo… El virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte. De algún modo, cada uno se preocupa solo de su propia supervivencia. La solidaridad consistente en guardar distancias mutuas no es una solidaridad que permita soñar con una sociedad distinta, más pacífica, más justa”.

8. Invocación de la esperanza y la solidaridad

A pesar de su pesimismo sobre la condición humana Han termina con un llamado a las armas:

“Confiemos en que tras el virus venga una revolución humana. Somos NOSOTROS, PERSONAS dotadas de RAZÓN, quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta”.

Y en este tono Arundhati Roy resume así las opciones del futuro:

“[Esta pandemia, como otras anteriores] es un portal, un pasaje entre el mundo de ahora y el que sigue. Tenemos la opción de cruzarlo arrastrando el lastre de nuestros prejuicios y odios, nuestra avaricia, nuestros bancos de datos y letárgicas ideas, nuestros ríos muertos y los cielos cargados de humo a nuestras espaldas. O podemos andarlo a paso ligero, sin mucho  bagaje, listos a imaginar otro mundo. Listos a luchar por él[29].

De manera similar, en El sueño de las escalinatas, luego de llamar a juicio a los hacedores de violencia y creadores de miseria en los pueblos del mundo, el poeta Jorge Zalamea termina con unos versos inolvidables de esperanza en el poder transformador del espíritu humano:

El hombre solo, el hombre en cuclillas sobre las escalinatas, el insensato que ha echado sobre sus hombros el censo de la miseria y el denuncio de sus promotores y usufructuarios, dicho todo esto y después de arder en la pira de la cólera, no puede esperar a que la audiencia dicte su fallo.

Pues ya están balbuciendo sus labios un tímido canto de amor; ya siente en sus entrañas la invasión de la ternura que le inspira la contradicha condición humana, la suya propia; ya está mirando las manos de los hombres y sintiendo la necesidad de cantar su maravilla.

¡No más cólera!

¡No más odio!

¡Sólo el amor, el viril amor del hombre por su especie y por su semejanza!


Luis Mejía
18 de abril del 2020
Publicado en blogluismejia.blogspot.com 


[1] El gobernador del estado de Nueva York (EEUU) Andrew Cuomo ha hecho una rueda de prensa diaria sobre el estado de la epidemia en su jurisdicción. En ellas explica a sus conciudadanos las decisiones que toma con base en conocimientos probados y las que toma en condiciones de incertidumbre.  Por vía de ejemplo recomiendo este video: https://www.youtube.com/watch?v=VcEoaY8wSfM
[2] The economy v our lives? It's a false choice – and a deeply stupid one: https://www.theguardian.com/commentisfree/2020/mar/26/coronavirus-us-economy-health-lives-trump
[3] Estos poderes han sido institucionalizados en la legislación de algunos países. Por ejemplo, los Estados Unidos tienen la Defense Production Act (Ley para la producción defensiva) de 1950
[5] In Scramble for Coronavirus Supplies, Rich Countries Push Poor Aside: https://www.nytimes.com/2020/04/09/world/coronavirus-equipment-rich-poor.html
[6] Una descripción del mercado de rapiña observado en algunos momentos de la epidemia mundial se encuentra en https://www.spiegel.de/politik/ausland/eat-or-be-eaten-the-global-medical-products-market-has-gone-feral-a-e6f65515-c913-4837-a121-be6567372c42
[10] About 280,000 essential healthcare workers in the US are undocumented: https://qz.com/1838754/about-280000-essential-healthcare-workers-in-us-are-undocumented/
[13] Andhurati Roy, The pandemic is a portal (La pandemia es un portal). Financial Times, April 3, 2020. https://www.ft.com/content/10d8f5e8-74eb-11ea-95fe-fcd274e920ca
[14] Pitchfork Economics with Nick Hanauer: Covid-19 and the economy, April 7, 2020  http://pitchforkeconomics.com/episode/ama-covid-19-and-the-economy/
[16] Algunos lo intentan, sin embargo. Por ejemplo, The coronavirus outbreak will forever change the world economy: https://www.axios.com/coronavirus-world-economy-globalization-2f62f6c2-8f4e-4ca9-9725-b77b537f27d4.html; The coronavirus chain reaction: https://www.axios.com/coronavirus-changes-consequences-b72cac5a-a64b-4b43-837d-c4ed24c0d92e.html
[18] America Will Struggle After Coronavirus. These Charts Show Why: https://www.nytimes.com/interactive/2020/04/10/opinion/coronavirus-us-economy-inequality.html  
[19] El comandante de un portaviones estadounidense informó a sus superiores de la existencia de tripulantes contagiados del virus y pidió intervención inmediata de autoridades de sanidad. Inicialmente ignorado, la intervención fue ordenada cuando su queja apareció en los medios. Sus superiores lo destituyeron por sospechar que él había informado a los periodistas: https://www.aljazeera.com/news/2020/04/navy-relieves-commander-coronavirus-hit-ship-memo-leak-200402204316547.html; el gobierno de Irak silenció a la agencia Reuters por publicar una versión contraria a la suya sobre la gravedad de la epidemia en el país: https://www.aljazeera.com/news/2020/04/iraq-denies-coronavirus-news-report-suspends-reuters-licence-200403084708197.html  
[20] For Autocrats, and Others, Coronavirus Is a Chance to Grab Even More Power: https://www.nytimes.com/2020/03/30/world/europe/coronavirus-governments-power.html
[21]Andhurati Roy, Ib. Una versión castellana de su ensayo se encuentra en https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2020/04/13/la-pandemia-es-un-portal-9285.html
[22] Principios éticos para afrontar la pandemia en Colombia: https://razonpublica.com/principios-eticos-afrontar-la-pandemia-colombia/
[25] Slavoj Žižek, Monitor and punish? Yes, please. http://thephilosophicalsalon.com/monitor-and-punish-yes-please/
[26] For Autocrats, and Others, Coronavirus Is a Chance to Grab Even More Power: https://www.nytimes.com/2020/03/30/world/europe/coronavirus-governments-power.html
[29] Andurhati Roy. Ib.

18 comments:

  1. Government is everywhere now. Where does it go next? - The Washington Post

    https://www.washingtonpost.com/graphics/2020/politics/pandemic-government-role/

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  2. Ministros del culto de la ignorancia

    El gobernador de la Florida, Ron DeSantis, del partido republicano, ha declarado los espectáculos de lucha libre en vivo una actividad esencial. Justificó su decisión diciendo: "Me explico, la gente está, nosotros estamos mirando repeticiones de los años 2000... Pero yo creo que la gente, para que pueda ver algo de luz al final del túnel, ver que las cosas pueden regresar a una situación mejor, creo que desde una perspectiva extrictamente psicológica, es una buena cosa". El argumento es tan ilógico en castellano como en el original inglés.

    https://www.vox.com/2020/4/15/21221948/florida-wwe-essential-service-ron-desantis-vince-mcmahon-coronavirus

    https://www.vox.com/2020/4/15/21221948/florida-wwe-essential-service-ron-desantis-vince-mcmahon-coronavirus

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  3. Ministros del culto de la ignorancia

    En medio de la confusión pública generada por la crisis del coronavirus algunos gobiernos han aprovechado para revisar la legislación económica, algunas veces por consideraciones racionales, otras con bases no racionales. Así la Agencia para la la protección del medio ambiente de los EEUU ha declarado que las restricciones a la emisión de mercurio y otros materiales tóxicos en las centrales eléctricas a base de carbón o petróleo no son rentables y no deben considerarse "apropiadas y necesarias". Ha declarado su intención de derogarlas. La Asociación Nacional Minera estadounidense estuvo de acuerdo y dijo que las restricciones aplicables al mercurio son "punitivas" e "inmensamente desequilibradas".

    https://www.npr.org/2018/12/28/679129613/trump-epa-says-mercury-limits-on-coal-plants-too-costly-not-necessary

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  4. The current epidemic is a classic application of what economists call “radical uncertainty”: in a world that has inevitably become too complex to be adequately captured in models, a world of both “known unknowns” and “unknown unknowns”, the most sensible response to the question “what should we do?” is “I don’t know”. By Paul Collier

    https://www.the-tls.co.uk/articles/problem-modelling-public-policy-coronavirus-paul-collier/

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  5. A pesar del título estas propuestas no son necesariamente realistas. Son posibles pero no probables. Las pongo al alcance del lector para que él juzgue.

    Propuestas realistas para que la época del coronavirus sea la del cambio. Por Hans-Jürgen Burchardt

    https://nuso.org/articulo/coronavirus-futuro-propuestas-cambio/

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  6. Excellent summary of social and cultural attitudes towards epidemics through history and different civilizations.

    What the Great Pandemic Novels Teach Us, By Orhan Pamuk

    https://www.nytimes.com/2020/04/23/opinion/sunday/coronavirus-orhan-pamuk.html

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  7. The Essential Workers America Treats as Disposable. by Maeve Higgins

    https://www.nybooks.com/daily/2020/04/27/the-essential-workers-america-treats-as-disposable/

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  8. The Economist: Protection racket - Would-be autocrats are using covid-19 as an excuse to grab more power

    https://www.economist.com/international/2020/04/23/would-be-autocrats-are-using-covid-19-as-an-excuse-to-grab-more-power

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  9. Ruling elites and their priorities

    How Wall Street enabled a global financial scandal, By Andrew Cockburn

    https://harpers.org/archive/2020/05/the-malaysian-job-wolf-of-wall-street-1malaysia-development-berhad/

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  10. The cult of ignorance takes advantage of the coronavirus unknowns

    The coronavirus conspiracy news cycle

    https://www.axios.com/coronavirus-conspiracy-theories-220bab78-9024-4209-ab2d-6daeb97427be.html

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  11. Lockdown life and liberty: When do emergency measures turn into dangerous government overreach? By Jonathan Wolff

    https://www.the-tls.co.uk/articles/lockdown-life-liberty/

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  12. La (indigesta) sopa de Wuhan, por Mario Jursich

    https://razonpublica.com/la-indigesta-sopa-wuhan/

    Como autor del blog reconozo que Jursich hace afirmaciones con las que estoy de acuerdo, sin embargo considero que su artículo carece de rigor conceptual y argumentativo.

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  13. EL OPORTUNISMO DEL PENSAMIENTO CRÍTICO: SOBRE SOPA DE WUHAN, por Christina Soto van der Plas

    https://www.tierraadentro.cultura.gob.mx/el-oportunismo-del-pensamiento-critico-sobre-sopa-de-wuhan/

    Como autor del blog reconozco validez a algunas afirmaciones de Soto pero en mi opinión su artículo carece de rigor conceptual y argumentativo.

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  14. Big Banks Got the Sweetest Deal from the Covid-19 Bailouts, by Nomi Prins

    https://billmoyers.com/story/nomi-prins-big-banks-got-the-sweetest-deal-from-the-covid-19-bailouts/

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  15. The Geopolitics of the United States, Part 2: American Identity and the Threats of Tomorrow - In The Guardian

    https://www.theguardian.com/world/2020/mar/26/us-gun-industry-firearms-coronavirus-essential-business

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  16. El coronavirus mostró con claridad hasta dónde ha llegado en algunos casos el divorcio entre la teoría y la práctica de la democracia. Además, expresó dos tendencias problemáticas: la de los fanáticos del Estado que terminan defendiendo cualquier forma de control y la de los detractores del Estado que desprecian cualquier política. El autoritarismo es peligroso. Ser libertario en una pandemia es ridículo.

    https://nuso.org/articulo/autoritarismo-y-democracia-en-la-pandemia/

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  17. The Housing Vultures, by Francesca Mari

    Homewreckers, Aaron Glantz’s recent book about the investors who exploited the 2008 financial crisis, is essential reading as we plunge headlong into a new financial catastrophe.

    https://www.nybooks.com/articles/2020/06/11/homewreckers-housing-vultures/

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  18. ‘Grabar imagen de negros bailando libera a gobernantes de su responsabilidad’, por Alfonso Múnera / NATALIA ARBELÁEZ JARAMILLO

    https://lasillavacia.com/silla-academica/universidades-publicas-convenio-ford/grabar-imagen-negros-bailando-libera

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