Publicado originalmente en Razón Pública
27 de abril del 2015
Agresiones, escándalos, sexismo y otras perlas similares han marcado la
campaña para el cargo más poderoso del mundo. ¿Cómo están las cosas en este
momento y cómo se proyectan para las elecciones del 8 de noviembre?
Los candidatos
Terminadas las elecciones primarias los
partidos mayoritarios reconocieron como sus candidatos presidenciales a Hillary
Clinton (demócrata) y Donald Trump (republicano).
Hillary Clinton tiene inteligencia, educación,
autocontrol y disciplina. Su carrera como abogada y política es respetada por
admiradores y detractores. Es ambiciosa y se prepara a conciencia para toda actividad.
Es cerebral y calculadora, aunque atempera estos rigores con momentos de
empatía y calor humano.
Es una hábil comunicadora gracias a su
dominio del idioma y a los temas de los que habla, es capaz de desarrollar
ideas completas en frases bien construidas, de “hablar en párrafos” sin perder
el hilo, y de mantener la atención enfocada. Su mensaje llega a la población
educada, liberal y cosmopolita.
Donald Trump es lo contrario (excepto
en lo ambicioso): superficial, ignorante, vanidoso, indisciplinado, distraído,
errático y desenfocado. Pierde el control con facilidad. Aunque está orgulloso
de su carrera de negocios y se ha autoproclamado “genio” de las finanzas, los
impuestos y la administración de empresas, muchos dudan de su buen juicio en
estos asuntos.
No expresa ideas completas ni
construye frases gramaticalmente correctas, y su discurso se compone de
exclamaciones, muletillas, repeticiones y palabras sueltas en libre asociación.
Su mensaje llega a la población menos educada, conservadora y provincial.
Moral y
escándalos
Sin duda el carácter moral de los
candidatos influye sobre la de decisión del pueblo. Y ambos tienen defectos.
Trump es racista, sexista, xenofóbico, autoritario, indiferente a los hechos
reales y adicto a fantasías y teorías conspirativas, ignorante de la
Constitución y sus principios, amigo de insultar a sus oponentes y de hacer
acusaciones infundadas.
Sus referencias a mexicanos como
violadores, a los musulmanes como terroristas, a las mujeres como objetos y a
los veteranos con estrés postraumático como pusilánimes muestran un alto grado
de insensibilidad. No acepta responsabilidad por sus palabras ni da excusas por
sus actos. Contrariando la costumbre, se niega a publicar sus declaraciones de
impuestos, lo que despierta serias dudas sobre el tamaño de su fortuna y el
monto de sus donaciones caritativas, puntos claves en su autopromoción.
Clinton ha sido acusada de
aprovechar su papel de primera dama en Arkansas y en la Casa Blanca, de
senadora por Nueva York y secretaria de Estado para mover los intereses de su
familia, de recibir dinero de las entidades financieras que ella critica en sus
discursos y de usar la Fundación Clinton en beneficio personal. A ello ha
respondido con la publicación de todas sus declaraciones de impuestos así como
de los reportes financieros de la Fundación.
Criticada por el uso de un servidor
personal para enviar mensajes gubernamentales cuando fue secretaria de Estado,
Clinton ha reconocido su error, ha pedido excusas y ha prometido ser más
prudente. Igualmente criticada por referirse a los seguidores de Trump como deplorables
por sus posiciones extremistas, también pidió excusas y reconoció que sus
comentarios fueron ofensivos.
Poco se ha discutido sobre su
propensión a hablar sobre derechos humanos y de la mujer al mismo tiempo que
respalda regímenes de derecha no democrática en países no desarrollados.
Las operaciones de desprestigio pueden
afectar su elección a última hora. Por ejemplo, el fundador de Wikileaks y el
canal de televisión RT, vocero extraoficial del gobierno ruso, están
compitiendo en este momento en la búsqueda de informacion negativa sobre
Clinton. Periodistas independientes, organizaciones cívicas y contratistas
frustrados de Trump también andan a la caza de información negativa sobre él, algo
que no es difícil de encontrar.
Por su parte, el gobierno ruso,
acusado de hacerle guerra cibernética a Clinton, ha pedido a Naciones Unidas que silencie a su jefe de
derechos humanos por criticar a Trump y a otros políticos islamofóbicos.
Entre los dos candidatos, Clinton es
la mejor calificada y tiene cualidades que la hacen, como dijo el exalcalde de
Nueva York, Michael Bloomberg, “la opción por quien se debe votar
responsablemente en estas elecciones”.
Los debates y la
plaza pública
Las ideas, actitudes y conocimientos
de los candidatos se reflejan en sus documentos de trabajo, discursos, comentarios
informales y respuestas en los debates televisivos.
El impacto final de los debates
televisios en la elección es marginal pues cuando estos ocurren la mayoría de
los televidentes ya han tomado una decisión de voto. Su mayor efecto es sobre los
indecisos y los simpatizantes de otros partidos.
En los dos debates presidenciales,
del 26 de septiembre y el 9 de octubre, los comentaristas aclamaron a Clinton
como ganadora por su tranquilidad y su control; y criticaron a Trump por su
falta de cortesía al interrumpirla repetidamente e ignorar a los moderadores. Pero
dijeron que ambos candidatos carecieron de sustancia y no dieron detalles de
sus políticas, aunque el formato de dos minutos para responder las preguntas favoreció
a las respuestas absurdas, triviales y emotivas de Trump.
Algunos de los detalles más
llamativos de estos debates fueron:
·
Las preguntas que los candidatos
no respondieron (por ejemplo, Trump nunca dijo cómo repatriaría los empleos y
las empresas que se han ido del país),
·
Los intentos de Clinton
de hacer un resumen serio de sus planes y la incapacidad de Trump de articular
los suyos,
·
La promesa de Trump de
enviar a Clinton a la cárcel si es elegido presidente, ignorando la separación
de poderes y los límites del poder presidencial,
·
La conducta grosera y
físicamente intimidante de Trump en los debates,
·
La humillación de las
mujeres que Trump invitó al segundo debate para abochornar a Bill Clinton, como
si eso tuviera importancia en la campaña actual.
Al parecer, hay medios y periodistas
que trabajan para normalizar a Trump y establecer una equivalencia moral e
intelectual entre él y Hillary. También es posible que todavía haya quienes
rechazan a Clinton por ser mujer, por tener algunas posiciones progresistas y por
ser más inteligente que todos los hombres con los que ha competido en esta
campaña (con excepción de Bernie Sanders).
Los
vicepresidentes
En el debate vicepresidencial del 4
de octubre Mike Pence, republicano, fue aclamado como ganador por su actuación
calmada, mientras que Tim Kaine, demócrata, pareció muy agitado e interrumpió
continuamente a su contrincante.
Aunque ambos defendieron a su
compañero de fórmula y desacreditaron al oponente, fue obvio que Pence tuvo 90
minutos ininterrumpidos de amnesia, pues calmadamente negó todo lo ofensivo que
Trump ha dicho sobre muchas personas.
Ambos nacidos en familias católicas,
Kaine acepta la separación de la Iglesia y el Estado con sus implicaciones. Por
su parte, Pence es creacionista, homofóbico y pro-vida (aunque parece ignorar
el conflicto entre su respeto a la vida y su respaldo a la pena de muerte, la
guerra para solucionar conflictos internacionales, la presunción de impunidad
en favor de la Policía y el porte de armas).
Los temas
Desde la presidencia de Ronald
Reagan el liderazgo nacional ha dejado acumular problemas que marcarán el
próximo gobierno y muestran la diferencia entre las dos campañas:
·
Intervención armada en
el exterior,
·
Tamaño y misión del
Ejército,
·
Relaciones con Rusia y
China,
·
Respaldo a la ocupación
de Israel en Palestina,
·
Comercio internacional y
tratados de comercio,
·
Militarización de la
Policía y sus relaciones con las minorías,
·
Distribución de la carga
impositiva entre las clases altas y bajas,
·
Libertades y
regulaciones del mundo financiero y los monopolios,
·
Financiación de la
seguridad social,
·
Creación de empleos y
salario mínimo,
·
Reconstrucción de la
infraestructura nacional,
·
Inmigración,
·
Reevaluación de los
poderes presidenciales y del papel del Congreso,
·
Elección de magistrados
de la Corte Suprema de Justicia,
·
Financiación de la
educación superior,
·
Relaciones raciales.
El futuro presidente deberá navegar
las presiones de su propio partido y de la oposición para ofrecer soluciones
viables y oportunas. De ahí la importancia de estas elecciones.
Los equipos de
campaña
Trump se impuso sobre diez
candidatos republicanos que compartían su mismo nivel de ignorancia,
intolerancia, irrespeto a las minorías y mediocridad en las propuestas de gobierno,
aunque no lo expresaran con el mismo desenfreno verbal. Ahora a Trump lo
acompañan republicanos que han perdido el respaldo de las masas del partido (Newt
Gingrich, Rudolph Giuliani, Chris Christie) o que nunca lo han tenido.
Mientras tanto, en la campaña de
Clinton están las figuras más populares de su partido: el excandidato Sanders,
el presidente Barack Obama, la señora Michelle Obama, la senadora Elizabeth
Warren, el expresidente Bill Clinton y el exvicepresidente Al Gore.
Algunos miembros disidentes del
Partido Republicano (senadores, antiguos funcionarios del gobierno,
comentaristas de medios) han dicho que Trump no es una persona calificada para
la Presidencia y han comprometido su voto por Clinton o se han declarado
abstencionistas.
El respaldo de personalidades
demócratas y republicanas a Clinton puede validar la afirmación de Trump de que
ella representa el establecimiento y sus fracasos. Pero los repetidos pasos
en falso de Trump pueden terminar por favorecer a Clinton.
Aunque el resultado de las
elecciones no es seguro, el video vulgar y
arrollador donde Trump se vanagloria de sus abusos sexuales bien podría haber
sellado su derrota. El modelo electoral del reconocido estadígrafo Nate
Silver da a Clinton más del 80 por ciento de probabilidades de ganar en el
Colegio Electoral.
Luis Mejía –
17 de octubre del 2016
Reproducido
de Razón Pública en blogluismejia.blogspot.com
Del correo privado de una amiga, copiado aquí con su autorización
ReplyDeleteLuis Javier:
Desde los comienzos de la contienda electoral para la presidencia de Estados Unidos, me siento crispada por la posibilidad, remota para unos y muy probable para otros, de que Donald Tromp salga victorioso.
He seguido los comentarios sobre los diversos debates y encuentro que hay consenso sobre la superioridad intelectual y humana de Hillary Clinton y sobre la ordinariez, vulgaridad y desparpajo de su contrincante para expresar su xenofobia despiadada que persigue exacerbar los ánimos de sus seguidores con la supuesta inferioridad física y moral de los latinos, los musulmanes y los inmigrantes en general que han llegado a despojar a los nativos de sus oportunidades de trabajo y a contaminar la pureza de la raza blanca.
Con su conocimiento profundo de Estados Unidos, su artículo hace un enfoque certero de la tensión que se vive por la proximidad de las elecciones que marcarán el destino del país mas poderoso del mundo por los próximos 8 años. Además, enfoca con precisión los temas pendientes de solución cuya solución dependerá en parte de quien ocupe el solio presidencial.
Tengo el mismo temor del 1o de octubre y ocurrió lo peor. Nunca se puede confiar en los resultados de las elecciones en un país multirracial donde se anidan diversidad de temores e intereses. Con los antecedentes del brexit y el plebiscito para la aprobación de la paz en Colombia, cualquier cosa loca puede suceder.
Gracias por compartirme un tema de palpitante actualidad.