Publicado originalmente en Razón Pública
Creado en Lunes, 04 Agosto 2014 01:10
Decenas de
miles de niños centroamericanos están entrando a Estados Unidos como ilegales.
¿A qué se debe esta oleada y cómo está manejando el gobierno norteamericano
esta emergencia humanitaria?
Camino al norte
Una oleada de
inmigrantes, la mayoría menores de edad y nativos de las repúblicas
centroamericanas, ha golpeado la frontera suroccidental (Texas y California) de
Estados Unidos, poniendo en crisis la conciencia moral de sus líderes, la
generosidad de sus ciudadanos y la capacidad de reacción de su gobierno y sus
agencias de inmigración y refugiados.
Aunque el
debate público se ha centrado en la suerte de los niños que han llegado solos,
la crisis es más amplia pues ha habido un aumento notable en el número de
personas que llegaron en grupos familiares.
De acuerdo con
la Agencia
Federal de patrulla de fronteras, entre octubre de 2013 y junio de 2014 fueron detenidos 57.525 niños
solos y 55.420 individuos en grupos familiares, lo que representa un incremento
del doble y el quíntuple, respectivamente, con respecto al año anterior (ver
Cuadro 1).
Cuadro 1.
Arrestos en la frontera sur-occidental de Estados Unidos por tipo de
acompañamiento para los años fiscales 2013 y 2014
|
||
Período
|
Grupo familiar
|
Niños solos (edades: 0-17)
|
Octubre 2012 – Junio 2013
|
9.350
|
27,884
|
Octubre 2013 – Junio 2014
|
55.420
|
57.525
|
Cambio porcentual
|
493
|
106
|
Fuente: United States Border Patrol
|
Llama la
atención que esta estampida hacia Estados Unidos se origine en tres países
(Honduras, Guatemala y El Salvador), el primero de los cuales genera casi el 30
por ciento de los niños solos y más de las mitad de quienes llegan en grupos
familiares (Cuadro 2).
Cuadro 2.
Arrestos en la frontera sur-occidental de Estados Unidos por tipo de
acompañamiento y nacionalidad para el periodo Octubre 2013 – Junio 2014
|
||||
País de origen
|
Grupo familiar
|
Niños solos
(edades: 0-17)
|
||
N
|
%
|
N
|
%
|
|
El Salvador
|
10.417
|
19,1
|
13.301
|
23,5
|
Guatemala
|
9.004
|
16,6
|
14.086
|
24,9
|
Honduras
|
30.368
|
55,9
|
16.546
|
29,3
|
México
|
4.545
|
8,4
|
12.614
|
22,3
|
Total
|
54.334
|
100,0
|
56.547
|
100,0
|
Fuente: United States Border Patrol
|
La crisis
en la frontera estadounidense refleja problemas sociales en Centroamérica. La ONU
informa que ha habido
un aumento del 435 por ciento en el número de peticiones de asilo presentadas
en México, Panamá, Nicaragua, Costa Rica y Belize por nacionales salvadoreños,
hondureños y guatemaltecos.
De otra parte,
las encuestas
Gallup han
documentado que en 2009-2011 El Salvador, Honduras y Guatemala se encontraban
entre los países con el porcentaje más alto de población deseosa de mudarse a
Estados Unidos.
Las razones
Los gobiernos
centroamericanos culpan a los “coyotes”, el tráfico de drogas, la violencia y
la falta de oportunidades. Consideran que la falta de claridad en las políticas
migratorias estadounidenses y la confusión creada por los debates sobre su
reforma dan validez a rumores y malentendidos sobre las leyes de inmigración.
Críticos del
presidente Obama dicen que su decisión de suspender temporalmente la
deportación de los indocumentados que llegaron al país cuando todavía eran
menores de edad alimenta esos rumores. De hecho, muchos inmigrantes cruzan la
frontera abiertamente o se entregan de manera voluntaria en los puertos de
entrada con la creencia de que las mujeres y los menores de edad no serán
deportados.
Algunos
científicos sociales consideran que la injerencia estadounidense en la región
ha creado condiciones para que la gente quiera salir de sus países. Las guerras
civiles de los años 80 y 90 crearon una cultura de violencia e impunidad que
heredaron los narcotraficantes y las bandas criminales de hoy; dejaron, además,
estados e instituciones incapaces de enfrentar crisis internas.
Estos son los
mismos países donde Estados Unidos participó activamente en recientes guerras
civiles y donde comprometió sus recursos para mantener en el poder a una clase
dirigente cuya inhabilidad para generar prosperidad y bienestar es obvia.
Pasadas las
guerras, estos países consolidaron una economía ineficiente, se insertaron en
el mercado global y dieron énfasis a las industrias extractivas, sin que ello
haya generado progreso.
Estudios
efectuados por la ONU, el Centro
de Estudios Comparativos de Inmigración, el Instituto
de Políticas Migratorias y la Universidad Vanderbilt identifican la violencia como una constante en el
desarraigo de la población centroamericana.
El
vicepresidente Biden acertó al decir: “… parte fundamental de la solución de
este problema es el reconocimiento de las raíces profundas de la inmigración.
Específicamente la pobreza, la inseguridad y la ausencia del estado de derecho,
de manera que la gente se pueda quedar y prosperar en sus propias comunidades y
los padres no piensen que su situación es desesperada”.
El drama de los
niños
Los niños
centroamericanos (excluyendo los mexicanos) menores de 18 años que llegan solos
a la frontera de Estados Unidos están cubiertos por una ley de 2008 de
protección contra la explotación y la trata de menores sancionada por el
presidente George W Bush y aprobada por ambos partidos.
Estos menores
no pueden ser repatriados sin haber sido oídos por un juez de inmigración,
quien decidirá si reciben estatus juvenil especial (cuando han sido abusados o
su familia los ha abandonado), asilo (si corren peligro de muerte) o visa
especial (si han sido testigos o víctimas de crímenes serios o de tráfico
humano).
Para el 30 de
junio último había un total de 375.373 casos pendientes, de los cuales 41.832
correspondían a menores de edad, ante 243 jueces de inmigración. La espera para
que un menor sea oído en corte puede ser hasta de tres años.
La crisis en la
frontera ha desencadenado una verdadera tempestad de racismo y desinformación.
Los grupos intolerantes y xenofóbicos consideran que los niños llegados a la
frontera son la avanzada de una invasión violatoria de la ley que destruirá a
Estados Unidos.
Acusan a los
niños de poner a riesgo la salud pública por ser vectores de tuberculosis, viruelas,
sarampión, gripa porcina y paperas. Aseveran que como estos menores ya han sido
expuestos a la influencia de bandas criminales serán un peligro para los niños
estadounidenses y un riesgo de seguridad pública.
La respuesta del gobierno
La mayoría del
pueblo estadounidense ha reaccionado en favor de los menores centroamericanos.
ONG, iglesias y comunidades de creyentes, médicos y otros profesionales de la
salud, abogados y personal paralegal, voluntarios de todo tipo, independientemente
de su afiliación política, han rechazado a los extremistas y trabajan con el
gobierno federal para organizar albergues, tratar humanamente a los niños y
ayudarles en su transición a una sociedad con mejores oportunidades que la que
dejaron.
El presidente
Obama ha jugado el papel de líder moral que el país necesita en esta situación,
ofreciendo compasión y simpatía a los recién llegados y ordenado a las agencias
federales coordinar esfuerzos para albergar a los menores que llegan a la
frontera, proveer a sus necesidades inmediatas, entregarlos a un pariente o
patrocinador que asuma responsabilidad por su bienestar y procesar sus
peticiones de asilo tan rápidamente como sea posible.
La mayoría de
los gobernadores demócratas coordinan albergues con el gobierno federal y los
congresistas cierran filas alrededor de su presidente, prometen proteger a los
niños inmigrantes y expresan su intención de trabajar con los republicanos en
la reforma migratoria.
Por su parte el
movimiento pro-inmigrantes presiona al presidente a ejercer su autoridad para
acabar con el temor de arresto y deportación en que viven los indocumentados
que han echado raíces en el país y son respetuosos de la ley.
Igualmente el
gobierno de Estados Unidos ha adelantado dos estrategias inmediatas en
Centroamérica:
1. Una
campaña de publicidad que incluye vallas, avisos en los periódicos, la radio y
la televisión y canciones populares compuestas para la ocasión tiene por meta
alertar a la gente sobre los riesgos de viajar con el propósito de entrar
ilegalmente a Estados Unidos y neutralizar la falsa información que circula en
la región sobre los derechos de los inmigrantes indocumentados.
2. Los
gobiernos locales han sido presionados para que impidan que sus ciudadanos
salgan del país sin pasaporte y visa y que los menores de edad viajen sin la
autorización o la compañía de sus padres.
¿Qué hacer?
El presidente
Obama ha pedido al congreso la apropiación de 3.700 millones de dólares, de los
cuales 100 millones se usarían para ayudar a Guatemala, Honduras y El Salvador
a repatriar los menores y mantenerlos en casa y $161,5 millones para ayudarles
a atender sus problemas inmediatos de seguridad y gobernabilidad.
El resto se
dedicaría a cubrir gastos de alojamiento, alimentación y cuidado médico, a
reforzar la seguridad fronteriza, nombrar jueces adicionales y pagar ayuda
legal para los niños. Inicialmente expresó interés en negociar con los
republicanos cambios a la ley del 2008 pero la bancada de su partido se opuso y
él lo aceptó.
El presidente
también ha reiterado su petición al Congreso de pasar legislación comprensiva
sobre inmigración y normalización de la situación legal de los inmigrantes
indocumentados. Esta legislación haría más estable la economía familiar de los
inmigrantes de manera que tendrían más dinero para enviar a casa, reduciría la
pobreza en que viven los niños en el país de origen y permitiría que los
inmigrantes viajen a sus países de origen reduciendo la urgencia de la
reunificación familiar.
Sin embargo,
los líderes republicanos en el Congreso se han opuesto rotundamente a las
iniciativas presidenciales, y hasta el momento no han tomado decisión alguna
que dé solución, aunque sea temporal, a la crisis de la frontera.
Un mensaje del
papa Francisco resume el plan de trabajo hacia el futuro: los niños que han
llegado solos deber ser recibidos y cuidados, debe hacerse un esfuerzo para
informarle a la gente los riesgos del viaje a los Estados Unidos y hay que
promover el desarrollo de los países de origen. Se trabaja en los dos primeros
elementos, queda en el aire el tercero. Y no se habla de los adultos y los
niños que han llegado acompañados.
Luis Mejía – 12 de septiembre del 2014
Reproducido de Razón Pública en blogluismejia.blogspot.com
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