Saturday, August 3, 2013

ARTE, REVOLUCION Y ENCLAVES DE POBREZA: UN MONUMENTO A GRAMSCI EN NUEVA YORK



 Gramsci: El Personaje

Antonio Gramsci (1891-1937) fue un filósofo marxista italiano que combinó una inmensa producción bibliográfica con el activismo político. Fue presidente del Partido Comunista Italiano, líder sindical y  diputado en el parlamento italiano de 1924. En 1926 el gobierno  de Mussolini aprovechó un supuesto atentado contra il Duce para hacer que la bancada oficialista aprobara legislación que le permitiera atacar la oposición. Uno de los primeros procesados bajo estas leyes fue Gramsci . Era necesario impedir el funcionamiento de su cerebro por 20 años, dijo el fiscal del juicio. Gramsci fue condenado primero a cinco años de prisión, luego a 20 años. Perdió la salud en la cárcel. Muy enfermo, vivió los tres últimos años de su vida en libertad condicional.

Confieso que me cuesta mucha dificultad leer tratados filosóficos, especialmente los de autores alemanes y marxistas. El nivel de abstracción casi etérea y las disquisiciones minuciosas sobre el significado de palabras y combinaciones de palabras a que son inclinados cierran las puertas a mi entendimiento. Por ello, quizá, he dedicado mi vida a los aspectos prácticos de las ciencias sociales y las humanidades. Entiendo, sin embargo, el poder de las ideas y admiro a los que cambian el curso del pensamiento y terminan influyendo en la manera como hacemos ciencias sociales y construimos las humanidades. Antonio Gramsci es ese tipo de pensador.

Así que cuando leí en la revista The New Yorker que el artista Thomas Hirschhorn había creado una instalación en honor de Gramsci en uno de los vecindarios más pobres de la ciudad de Nueva York me sentí  cautivado por la idea de que alguien quisiera llevar un pensamiento revolucionario muy crítico a quienes más lo necesitan.



El Bronx: Enclave de Pobreza

El sur del Bronx evocó por muchos años el desastre humano que los ciclos de la economía capitalista generan en los sectores vulnerables de la sociedad. La pobreza de la gente, la destrucción del entorno urbano, la ruptura de las redes familiares, la pérdida de solidaridad entre vecinos, el crimen, el desespero colectivo, la ausencia del estado como administrador del bien común, el desarraigo de la población tradicional eran las cosas que documentábamos los investigadores sociales en los años ochenta del siglo pasado.

Hubo una época en que los candidatos presidenciales tenían una parada obligatoria en el Bronx para dar énfasis a sus promesas de acabar con la pobreza en el país (promesa que ya no se sienten obligados a hacer los candidatos de derecha abierta, en contraste con los de derecha  clandestina).  Fort Apache: The Bronx, es el testimonio fílmico de esa época que Daniel Petrie como director y Paul Newman como artista principal crearon en 1981.


Poco a poco las cosas cambiaron con la prosperidad que trajeron  las oleadas de trabajadores inmigrantes de los años noventa, los que reconstruyeron la ciudad y la repoblaron, haciéndola, sin proponerse, económicamente viable para los inmigrantes de clase media alta y alta que han estado llegando en lo poco que va de este siglo XXI.

La población del área postal y censual donde se encuentra la instalación en honor de Gramsci tiene un ingreso medio estimado de US$22.549 para el 2010; es un vecindario multii-étnico y multi-lingue donde el 56% de los habitantes son hispanos   El 44% vive por debajo del nivel oficial de pobreza, el 32% son inmigrantes llegados de la República Dominicana, Honduras, Ecuador, Jamaica, otros lugares del Caribe o el África. Inglés es el idioma predominante en los hogares pues lo habla el 63% de la población; sin embargo, el 40% habla español y el 57% habla algún otro idioma. El 17% terminó la secundaria, el 6% obtuvo una licenciatura, el 11% tiene una maestría o un doctorado (lo que es normal en la ciudad de Nueva York donde uno puede encontrar profesionales altamente calificados en los vecindarios más pobres), pero el 17% no completó la secundaria. Estas estadísticas dan idea del público al que quieren llegar el artista y sus patrocinadores.  

Las Instalaciones

La instalación, o Monumento a Gramsci  como se llama oficialmente, está  construida en la zona verde de un conjunto de edificios de vivienda subsidiada para personas de escasos recursos administrado por la ciudad.

 La visité por primera vez el jueves 25 de julio en compañía de mi amigo Alonso Córdoba Granada, biólogo, investigador de vida acuática y talentoso fotógrafo. Con su ayuda puedo intentar por primera vez una crónica ilustrada en este blog.

El monumento semeja una casa comunitaria hecha con materiales perecederos, destinada a durar aproximadamente mes  y medio (de julio 1 a agosto 15), dividida en dos cuerpos unidos por un puente sobre una vía peatonal. Una parte esta destinada a actividades comunitarias y consta de un taller de arte, una cafetería y un salón de actos donde hay conciertos, conferencias y un micrófono abierto para uso de los espontáneos que quieran compartir sus talentos con los visitantes de los domingos. Yo diría que esta es la parte dinámica, de cambio diario de la instalación.

La otra parte del monumento está dedicada a las actividades de rutina, constantes, permanentes dentro de la impermanencia del proyecto. Allí hay una galería donde se exhiben utensilios personales que usó Gramsci cuando estuvo en la cárcel, 


 una biblioteca con las obras completas de Gramsci en inglés y en italiano y muchos libros sobre la filosofía de Gramsci, teoría de la revolución, historia, economía,  política y arte, 




un taller para la impresión de un diario donde se publican noticias sobre el proyecto y comentarios filosóficos, 


una radio-emisora comunitaria que transmite música, charlas culturales y entrevistas con los visitantes que quieran hablar de la impresión que les ha causado la instalación y  un salón de computadoras con conexión a internet. A todo esto tienen acceso irrestricto los visitantes. 


Las Actividades

Los vecinos se han apropiado de este espacio en sus propios términos. Voluntarios de la comunidad participaron en la construcción de las instalaciones y están disponibles a diario para orientar a los curiosos que llegamos de otras partes de la ciudad. Un niño aprovechó la presencia del fotógrafo para hacer una demostración de break dance. Un líder local maneja la radio-emisora y otro sirve como maestro de ceremonias en el salón de actos.


Cada día de la semana hay un evento diferente.  Los vecinos hacen teatro los lunes y danzas los martes, los miércoles hay una sesión de poesía, los jueves un viaje guiado para los vecinos a algún lugar de interés en la ciudad, los viernes un taller de arte presentado por el artista Hirschhorn,  los sábados un seminario sobre Gramsci y el domingo micrófono abierto. Todos los días, llueve o truene, a las cinco de la tarde, una conferencia dictada por un filósofo alemán sobre un temario diseñado para cubrir la historia del pensamiento filosófico. 


 Yo he oído dos de las 77 conferencias programadas: “elección y decisión o libertad y aprisionamiento” y “la noción de amor de Slavo Zizek”, en las que, debo confesar, entendí poco.


Pero algo interesante sucedió en ambas oportunidades. Mujeres de la comunidad hicieron preguntas sobre alguno de los puntos tocados por el conferencista. Aunque no al nivel de profundidad y con la erudición desplegada por este, las preguntas indicaban que las personas estaban atentas a la charla y trataban de seguir el tema.

El Mensaje de Gramsci

La idea de traer inspiración revolucionaria a una comunidad que la necesita me fascina. En esta instalación uno encuentra pancartas con lemas sacados de los textos de Gramsci.  Por ejemplo: “Vivo y tomo partido. Por eso odio a aquellos que no están con nadie, odio a los indiferentes”,  “Calidad es algo que debe atribuirse al ser humano, no a las cosas”, “Destruir es difícil, tan difícil como construir”, “El propósito de la modernidad es vivir sin ilusiones sin desilusionarse”.


Las urnas de vidrio que contienen la peinilla, las cucharas de palo, los forros de los zapatos y  la billetera que usó Gramsci en la cárcel deberían despertar simpatía en un vecindario familiarizado con el brazo represivo del estado y el lado punitivo de la ley. Los textos revolucionarios deberían tener eco en las escuelas, bares y calles del vecindario. El periódico, la radio-emisora y las charlas filosóficas deberían generar una discusión viva de las condiciones de vida locales.

La pregunta que me hago es si esta fue la intención del artista y sus patrocinadores. Y si lo fue, ¿es esta la manera efectiva de hacerlo, adecuada a la cultura y necesidades de la gente del barrio?

Mi Reflexión Ante el Monumento

Siento una gran curiosidad por conocer la reacción del público a tópicos como “Heidegger con Deleuze”, “Afirmaciones hiperbólicas”, “Deconstrucción de la crítica”, “Sujeto de la precipitación” y “Autoaceleración trascendental”. Me asalta el temor de que este tipo de cosas son vehículos para proyectar la conciencia social, la ideología política y las preconcepciones culturales que las elites sensibles a  los problemas de las masas pobres tienen sobre lo que estas deberían hacer para mejorar su lugar en la tierra.

Las ideas de progreso social, justicia y liberación personal necesitan ser traducidas al medio y momento del grupo humano al que están dirigidas, en un proceso de educación durante el cual las masas amplían su universo conceptual.  Este proceso educativo es lo que hay a nivel manipulativo en el trabajo de agitación y propaganda que hacen grupos y líderes revolucionarios –Danton, Marat, los bolcheviques durante y después de la guerra civil de 1917- y a nivel formativo y de transformación de la conciencia de clase en las escuelas y universidades obreras organizadas en muchas partes del mundo desde el siglo XIX.

En el entre tanto esta instalación llama la atención tanto de los vecinos como de la intelectualidad de clase media en la ciudad. Y allá vamos, a descubrir sus aspectos artísticos, reflexionar sobre las ideas propuestas alrededor del nombre de Gramsci y expresar una solidaridad vaga y genérica con la condición humana de una población que vive muy lejos de los centros de poder y riqueza de Wall Street.





Luis Mejía – 3 de agosto del 2013
Fotografías de Alonso Córdoba
Publicado en blogluismejia.blogspot.com


1 comment:

  1. The strange afterlife of Antonio Gramsci’s “Prison Notebooks”

    https://www.economist.com/blogs/prospero/2017/11/all-things-all-people

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