Gramsci: El Personaje
Antonio
Gramsci (1891-1937) fue un filósofo marxista italiano que combinó una inmensa
producción bibliográfica con el activismo político. Fue presidente del Partido
Comunista Italiano, líder sindical y
diputado en el parlamento italiano de 1924. En 1926 el gobierno de Mussolini aprovechó un supuesto atentado
contra il Duce para hacer que la bancada oficialista aprobara legislación que
le permitiera atacar la oposición. Uno de los primeros procesados bajo estas
leyes fue Gramsci . Era necesario impedir el funcionamiento de su cerebro por
20 años, dijo el fiscal del juicio. Gramsci fue condenado primero a cinco años
de prisión, luego a 20 años. Perdió la salud en la cárcel. Muy enfermo, vivió
los tres últimos años de su vida en libertad condicional.
Confieso que
me cuesta mucha dificultad leer tratados filosóficos, especialmente los de
autores alemanes y marxistas. El nivel de abstracción casi etérea y las
disquisiciones minuciosas sobre el significado de palabras y combinaciones de
palabras a que son inclinados cierran las puertas a mi entendimiento. Por ello,
quizá, he dedicado mi vida a los aspectos prácticos de las ciencias sociales y
las humanidades. Entiendo, sin embargo, el poder de las ideas y admiro a los
que cambian el curso del pensamiento y terminan influyendo en la manera como
hacemos ciencias sociales y construimos las humanidades. Antonio Gramsci es ese
tipo de pensador.
Así que cuando
leí en la revista The New Yorker que el artista Thomas Hirschhorn había creado
una instalación en honor de Gramsci en uno de los vecindarios más pobres de la
ciudad de Nueva York me sentí cautivado
por la idea de que alguien quisiera llevar un pensamiento revolucionario muy crítico
a quienes más lo necesitan.
El Bronx: Enclave de Pobreza
El sur del
Bronx evocó por muchos años el desastre humano que los ciclos de la economía
capitalista generan en los sectores vulnerables de la sociedad. La pobreza de
la gente, la destrucción del entorno urbano, la ruptura de las redes familiares,
la pérdida de solidaridad entre vecinos, el crimen, el desespero colectivo, la
ausencia del estado como administrador del bien común, el desarraigo de la
población tradicional eran las cosas que documentábamos los investigadores
sociales en los años ochenta del siglo pasado.
Hubo una época
en que los candidatos presidenciales tenían una parada obligatoria en el Bronx
para dar énfasis a sus promesas de acabar con la pobreza en el país (promesa
que ya no se sienten obligados a hacer los candidatos de derecha abierta, en
contraste con los de derecha
clandestina). Fort Apache: The Bronx, es el testimonio
fílmico de esa época que Daniel Petrie como director y Paul Newman como artista
principal crearon en 1981.
Poco a poco
las cosas cambiaron con la prosperidad que trajeron las oleadas de trabajadores inmigrantes de
los años noventa, los que reconstruyeron la ciudad y la repoblaron, haciéndola,
sin proponerse, económicamente viable para los inmigrantes de clase media alta
y alta que han estado llegando en lo poco que va de este siglo XXI.
La población
del área postal y censual donde se encuentra la instalación en honor de Gramsci
tiene un ingreso medio estimado de US$22.549 para el 2010; es un vecindario multii-étnico
y multi-lingue donde el 56% de los habitantes son hispanos. El 44% vive
por debajo del nivel oficial de pobreza, el 32% son inmigrantes llegados de la
República Dominicana, Honduras, Ecuador, Jamaica, otros lugares del Caribe o el
África. Inglés es el idioma predominante en los hogares pues lo habla el 63% de
la población; sin embargo, el 40% habla español y el 57% habla algún otro
idioma. El 17% terminó la secundaria, el 6% obtuvo una licenciatura, el 11%
tiene una maestría o un doctorado (lo que es normal en la ciudad de Nueva York
donde uno puede encontrar profesionales altamente calificados en los
vecindarios más pobres), pero el 17% no completó la secundaria. Estas
estadísticas dan idea del público al que quieren llegar el artista y sus
patrocinadores.
Las Instalaciones
La
instalación, o Monumento a Gramsci como
se llama oficialmente, está construida
en la zona verde de un conjunto de edificios de vivienda subsidiada para
personas de escasos recursos administrado por la ciudad.
El monumento
semeja una casa comunitaria hecha con materiales perecederos, destinada a durar
aproximadamente mes y medio (de julio 1
a agosto 15), dividida en dos cuerpos unidos por un puente sobre una vía
peatonal. Una parte esta destinada a actividades comunitarias y consta de un
taller de arte, una cafetería y un salón de actos donde hay conciertos,
conferencias y un micrófono abierto para uso de los espontáneos que quieran
compartir sus talentos con los visitantes de los domingos. Yo diría que esta es
la parte dinámica, de cambio diario de la instalación.
La otra parte del monumento está dedicada a las actividades de rutina, constantes, permanentes dentro de la impermanencia del proyecto. Allí hay una galería donde se exhiben utensilios personales que usó Gramsci cuando estuvo en la cárcel,
una biblioteca con las obras completas de Gramsci en inglés y en italiano y muchos libros sobre la filosofía de Gramsci, teoría de la revolución, historia, economía, política y arte,
un taller para la impresión de un diario donde se publican noticias sobre el proyecto y comentarios filosóficos,
una radio-emisora comunitaria que transmite música, charlas culturales y entrevistas con los visitantes que quieran hablar de la impresión que les ha causado la instalación y un salón de computadoras con conexión a internet. A todo esto tienen acceso irrestricto los visitantes.
La otra parte del monumento está dedicada a las actividades de rutina, constantes, permanentes dentro de la impermanencia del proyecto. Allí hay una galería donde se exhiben utensilios personales que usó Gramsci cuando estuvo en la cárcel,
una biblioteca con las obras completas de Gramsci en inglés y en italiano y muchos libros sobre la filosofía de Gramsci, teoría de la revolución, historia, economía, política y arte,
un taller para la impresión de un diario donde se publican noticias sobre el proyecto y comentarios filosóficos,
una radio-emisora comunitaria que transmite música, charlas culturales y entrevistas con los visitantes que quieran hablar de la impresión que les ha causado la instalación y un salón de computadoras con conexión a internet. A todo esto tienen acceso irrestricto los visitantes.
Las Actividades
Los vecinos se
han apropiado de este espacio en sus propios términos. Voluntarios de
la comunidad participaron en la construcción de las instalaciones y están
disponibles a diario para orientar a los curiosos que llegamos de otras partes
de la ciudad. Un niño aprovechó la presencia del fotógrafo para hacer una
demostración de break dance. Un líder
local maneja la radio-emisora y otro sirve como maestro de ceremonias en el
salón de actos.
Cada día de la
semana hay un evento diferente. Los vecinos
hacen teatro los lunes y danzas los martes, los miércoles hay una sesión de
poesía, los jueves un viaje guiado para los vecinos a algún lugar de interés en
la ciudad, los viernes un taller de arte presentado por el artista Hirschhorn, los sábados un seminario sobre Gramsci y el
domingo micrófono abierto. Todos los días, llueve o truene, a las cinco de la
tarde, una conferencia dictada por un filósofo alemán sobre un temario diseñado
para cubrir la historia del pensamiento filosófico.
Yo he oído dos de las 77 conferencias programadas: “elección y decisión o libertad y aprisionamiento” y “la noción de amor de Slavo Zizek”, en las que, debo confesar, entendí poco.
Yo he oído dos de las 77 conferencias programadas: “elección y decisión o libertad y aprisionamiento” y “la noción de amor de Slavo Zizek”, en las que, debo confesar, entendí poco.
Pero algo
interesante sucedió en ambas oportunidades. Mujeres de la comunidad hicieron
preguntas sobre alguno de los puntos tocados por el conferencista. Aunque no al
nivel de profundidad y con la erudición desplegada por este, las preguntas
indicaban que las personas estaban atentas a la charla y trataban de seguir el
tema.
El Mensaje de Gramsci
La idea de
traer inspiración revolucionaria a una comunidad que la necesita me fascina. En
esta instalación uno encuentra pancartas con lemas sacados de los textos de
Gramsci. Por ejemplo: “Vivo y tomo
partido. Por eso odio a aquellos que no están con nadie, odio a los
indiferentes”, “Calidad es algo que debe
atribuirse al ser humano, no a las cosas”, “Destruir es difícil, tan difícil
como construir”, “El propósito de la modernidad es vivir sin ilusiones sin desilusionarse”.
Las urnas de
vidrio que contienen la peinilla, las cucharas de palo, los forros de los zapatos
y la billetera que usó Gramsci en la
cárcel deberían despertar simpatía en un vecindario familiarizado con el brazo
represivo del estado y el lado punitivo de la ley. Los textos revolucionarios
deberían tener eco en las escuelas, bares y calles del vecindario. El
periódico, la radio-emisora y las charlas filosóficas deberían generar una
discusión viva de las condiciones de vida locales.
La pregunta
que me hago es si esta fue la intención del artista y sus patrocinadores. Y si
lo fue, ¿es esta la manera efectiva de hacerlo, adecuada a la cultura y
necesidades de la gente del barrio?
Mi Reflexión Ante el Monumento
Siento una
gran curiosidad por conocer la reacción del público a tópicos como “Heidegger
con Deleuze”, “Afirmaciones hiperbólicas”, “Deconstrucción de la crítica”,
“Sujeto de la precipitación” y “Autoaceleración trascendental”. Me asalta el
temor de que este tipo de cosas son vehículos para proyectar la conciencia
social, la ideología política y las preconcepciones culturales que las elites
sensibles a los problemas de las masas
pobres tienen sobre lo que estas deberían hacer para mejorar su lugar en la
tierra.
Las ideas de progreso
social, justicia y liberación personal necesitan ser traducidas al medio y
momento del grupo humano al que están dirigidas, en un proceso de educación
durante el cual las masas amplían su universo conceptual. Este proceso educativo es lo que hay a nivel
manipulativo en el trabajo de agitación y propaganda que hacen grupos y líderes
revolucionarios –Danton, Marat, los bolcheviques durante y después de la guerra
civil de 1917- y a nivel formativo y de transformación de la conciencia de
clase en las escuelas y universidades obreras organizadas en muchas partes del
mundo desde el siglo XIX.
En el entre tanto
esta instalación llama la atención tanto de los vecinos como de la
intelectualidad de clase media en la ciudad. Y allá vamos, a descubrir sus
aspectos artísticos, reflexionar sobre las ideas propuestas alrededor del
nombre de Gramsci y expresar una solidaridad vaga y genérica con la condición
humana de una población que vive muy lejos de los centros de poder y riqueza de
Wall Street.
Luis Mejía – 3 de agosto del 2013
Fotografías de Alonso Córdoba
Fotografías de Alonso Córdoba
Publicado en
blogluismejia.blogspot.com
The strange afterlife of Antonio Gramsci’s “Prison Notebooks”
ReplyDeletehttps://www.economist.com/blogs/prospero/2017/11/all-things-all-people