La Presidente De La Corte
Suprema Colombiana Se Da Un Merecido Descanso Remunerado
En Estados
Unidos los pobres que viven de los fondos de bienestar social y los ricos que
viven de los fondos de estímulo a la empresa privada tienen un sentido de
derechos adquiridos altamente desarrollado pero no igual al de las elites de
los países subdesarrollados latinoamericanos, como Colombia. Tenemos que
reconocer que tenemos unas elites lujosas aunque no sean de lujo y ah! caras
que nos salen.
Todos
conocemos, por ejemplo, las afugias[i] de que
se quejan los banqueros para completar el pago de sus sueldos y que les obligan
a acudir a sus clientes menos pudientes para que les ayudemos con generosidad.
Por eso el permiso remunerado del 20 al 25
de mayo de que hizo uso la presidente de la corte suprema de justicia de
Colombia para irse de crucero por el Caribe en compañía de magistrados de otros
tribunales no debería sorprendernos.
Dijo ella
–única de los paseantes que le ha puesto la cara a los medios- que hizo uso de
un derecho que le da cierto artículo de cierta ley porque “me sentí agotada y
lo principal es la salud. Solicité este permiso para hacer alto en el camino”,
agotamiento que, en su sentir, es resultado de jornadas mayores de ocho horas
ya que “en ocasiones sacrificamos
nuestro descanso debido a las múltiples obligaciones”, dijo para recordarnos el
agotamiento a que estaban expuestos los magistrados que tuvieron que irse de
recreo con ella.
La presidente
de la corte hizo una afirmación tan válida para los trabajadores de escritorio,
como ella, como para los trabajadores manuales, que no son ella: “Todo ser
humano se puede enfermar. Si hago una pausa de descanso y me puedo recuperar
fácilmente, puedo producir más”.
Agotada como
estaba, sin embargo, la presidente continuó trabajando durante el crucero pues
aprovechó para leer ponencias de sus colegas de corte y revisó el borrador de
una sentencia que tenía pendiente. Y agregó que no deberíamos preocuparnos por
su ausencia pues el trabajo de su oficina estaba al día.
Lo que la presidente de la corte no se dijo a sí misma es
que nadie la obligó a aceptar el cargo de magistrada, que su sueldo es
excelente para la capacidad de pago de una economía como la colombiana y que su
trabajador no es más agotador que el de los obreros de fábrica, los cortadores
de caña o los cogedores de café, los notificadores de los juzgados y las
señoras que reparten café en todas las oficinas del país, para quienes no hay
permiso remunerado para irse de paseo.
Por eso, al leer sus explicaciones
recordé unos versos de Emilio Carrere que dicen:
y cruel que en la calle había,
al escuchar mi canción
se reía, se reía…
Ofrezco
a la presidente de la corte un consejo no pedido y quizá mal recibido: la
próxima vez que se sienta cansada dese las vacaciones remuneradas a que tiene
derecho y cuando se le agoten váyase de paseo con licencia no remunerada como
cualquier colombiano que vive de un salario. Pero quizá este es el problema.
Personas como usted y las de su clase no se consideran trabajadores asalariados
aunque viven de un salario que pagamos los ciudadanos del común, y los
ciudadanos del común no consideramos que ustedes estén hechos de substancias
más nobles.
Para
terminar copio una caricatura del diario bogotano El Tiempo que a
mi parecer concuerda con la opinión del poeta Carrere:
[i]
colombianismo por afanes o aprietos
La revista colombiana Semana ha publicado informacion adicional sobre los beneficios laborales privilegiados que reciben los magistrados de la Corte Suprema de Justicia:
ReplyDelete29/05/2013
Preocupación en la Corte Suprema
JUSTICIALa Sala Plena se reunirá este jueves de forma extraordinaria para hablar del tema del crucero de la magistrada Ruth Marina Díaz.
El permiso de cinco días remunerados que tomó la magistrada Ruth Marina Díaz, que disfrutó en un crucero, ha tomado ribetes tan escandalosos, que la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia, de manera atípica, se reunirá este jueves para tratar el espinoso asunto. Según ha trascendido, de esa reunión saldrá una representación del alto tribunal que le aclarará a la opinión las razones del viaje de la magistrada y otros detalles. Igualmente, hay preocupación porque en las altas cortes creen que después de este escándalo vendrán demandas cuyo objetivo sea tumbar la norma que permite que los magistrados tomen vacaciones remuneradas de 60 días al año, consistentes en permisos justificados de cinco días al mes. Semana.com conoció que buena parte de los permisos no están plenamente justificados.
http://www.semana.com/confidenciales-semanacom/articulo/preocupacion-corte-suprema/344822-3
El periódico bogotano El Tiempo ha publicado el siguiente comentario.
ReplyDeleteHabía una vez...
Por: LUCY NIETO DE SAMPER |
5:24 p.m. | 31 de Mayo del 2013
Lucy Nieto de Samper
Había una vez un país diferente. Para comenzar, los ricos no eran tantos como ahora, ni tan ostentosos. En el Congreso brillaban los mejores ciudadanos. Era inimaginable que pudiera haber en la cárcel, como hay ahora, decenas de congresistas condenados por graves delitos. En el Concejo, los ediles trabajaban ad honórem por la ciudad. Ahora reciben altos honorarios por asistir, así no ejerzan papel alguno, y unos cuantos concejales andan metidos en el cartel de los contratos, robándole a Bogotá sin pereza. Hasta un juicio por uxoricidio hubo en este Concejo, en donde permanece un viejo edil que acostumbra a ofender a la sociedad con un lenguaje soez y machista.
En otros tiempos, la Corte Suprema de Justicia era la rama más admirada y respetada del poder público. Hoy, esa Corte y las entidades afines están en el ojo del huracán por abusos y errores que cometen, por no conformar a tiempo el quórum reglamentario, por aceptar candidatos de dudosa reputación para llenar vacantes, por enredarse en el ‘carrusel’ de las pensiones. De remate, la Corte ocupa primera plana en los medios por el ligero comportamiento de la presidenta, Ruth Marina Díaz.
Elegida en enero, a su despacho ha ido pocas veces, pues no ha hecho más que viajar. Unas veces viaja dentro del país aceptando homenajes, otras veces, fuera del país conociendo. También tuvo tiempo de disfrutar de un delicioso crucero por el mar Caribe en compañía de varios magistrados. Interrogada por la prensa acerca de este último viaje, la presidenta Díaz intentó justificarse diciendo: “Estaba estresada”.
Se supo entonces que, justificada la real necesidad de la licencia, la ley autoriza que magistrados disfruten de cinco días al mes de vacación remunerada. A juzgar por su trayectoria, la presidenta de la Corte tendría que estar estresada por sus frecuentes viajes, no por exceso de trabajo. En este caso, salta a la vista que el estrés hace estragos en la Corte. En rara coincidencia, agotó a la presidenta y contagió a los magistrados que viajaron con ella. Ojalá el descanso les sirva, porque se les ha hecho tarde para estudiar y resolver los casos que se acumulan en sus despachos.
El comportamiento de magistrados de la Corte Suprema de Justicia, que a deshoras se fueron de crucero, debería sancionarse. Porque han dado pésimo ejemplo y porque el descanso en patota demora la pronta atención de asuntos que afectan la situación de mucho colombiano. Grave que la justicia ande manga por hombro. Grave que haya magistrados que maltratan su nombre y su dignidad. Debido a tantas fallas, el Gobierno intentó sacar adelante la reforma de la justicia, intento que se frustró, pues en el Congreso llenaron de ‘micos’ la propuesta original. No obstante, la reforma la recomiendan expertos juristas. Es indispensable. De nuevo debe intentarse.
Entre tanto, la presidenta de la Corte Suprema viaja a España a un congreso de seguridad jurídica, con el visto bueno de la sala plena de la Corte, que aprobó el viaje caribeño, que fue censurado por el Observatorio de la Administración de Justicia. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿En que los magistrados sigan viajando?
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/lucynietodesamper/habia-una-vez-lucy-nieto-de-samper-columnista-el-tiempo_12837958-4
Me recuerda el comentario de una amiga que fue fiscal en el vecino pais de Venezuela. Decia ella que una excompañera que se habia convertido en miembro de la asamblea (chavista, por supuesto), viajaba con mucha frecuencia al exterior por motivos parecidos a los de nuestra magistrada colombiana. Regresaba ataviada de Versace, Prada, Vuiton, etc. Todo comprado con los modestos viáticos que solo una revolución del pueblo puede proveer a sus abnegados servidores. Mi amiga, con cierto tono irónico, le replicaba cada vez que la veía: "viva el socialismo del siglo XXI"
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