Introducción
La información
personal que dejamos como rastros en las redes de comunicación social la usan
políticos y empresarios para manipularnos. Los primeros para que los aceptemos,
aceptemos sus propuestas y manera de gobernar y rechacemos a sus rivales. Los
segundos para predisponernos a gastar nuestros ingresos en sus productos y
servicios aunque no los necesitemos y para que aceptemos como colectivos los
costos colaterales de sus actividades empresariales (llamados técnicamente
costos externos, incluyen agotamiento de recursos no renovables, riesgos de
salud para la población y los trabajadores, daños al medio ambiente,
distribución desequilibrada de la riqueza).
Presento en mi blog
dos artículos sobre el tema.
Uno, que el lector
encontrará a continuación, de Slavoj Žižek, respetado filósofo
materialista dialéctico, quien enfoca su discusión en la idea de que la
manipulación que sufrimos se identifica con la felicidad que buscamos. En su
opinión los rastros que dejamos en el mundo virtual permiten a los científicos
del comportamiento identificar lo que deseamos para ser felices y las ausencias
que nos harán infelices; con esas bases crean mensajes e inventar mentiras que
nos orientan en nuestros vacíos, reforzando nuestros deseos y agrandando los
sesgos de nuestra visión del mundo.