Sunday, December 7, 2014

Entrevista con Henry Kissinger: Orden Global y Política Internacional



Entrevista hecha por Juliane von Mittelstaedt and Erich Follath para DerSpiegel

Kissinger: personalidad y reputación 

Henry Kissinger es el secretario de estado más famoso y más controversial en la historia de los Estados Unidos. En esta entrevista discute su último libro, en el cual explora las crisis de nuestros días, de Siria a Ucrania, y los límites del poder estadounidense. Afirma que en Vietnam actuó de acuerdo con sus convicciones..

A sus 91 años Kissinger a aparenta menos edad que la que tiene. Es persona de trato amable aunque se mantiene alerta para defenderse o para desviar las preguntas muy críticas. Su inteligencia es ampliamente respetada pero su legado político es controversial. En el curso de los años ha habido muchos intentos de someterlo a la justicia por crímenes de guerra.

Kissinger sirvió en las administraciones de Richard Nixon y Gerald Ford de 1969 a1977, primero como consejero de seguridad nacional y luego como secretario de estado. En ambos cargos fue parcialmente responsable de los bombardeos de napalm en Vietnam, Camboya y Laos que mataron o dejaron inválidos a cientos de miles de civiles. Kissinger también respaldó el golpe de estado contra Salvador Allende en Chile y se le acusa de haber conocido los asesinatos que planeaba la CIA. Documentos secretos publicados recientemente muestran que Kissinger había hecho planes para bombardear a Cuba. La idea fue archivada cuando el demócrata Jimmy Carter fue elegido presidente.

Con todo y eso Kissinger es un personaje bienvenido con frecuencia en la Casa Blanca, donde continúa asesorando a presidentes y secretarios de estado.

Poco había al principio de su carrera que permitiera augurar su ascenso meteórico en la política estadounidense. Nacido Heinz Alfred Kissinger en 1923 en Fürth, Alemania, su familia, judía, escapó a los Estados Unidos en 1938. Después de la Segunda Guerra Mundial Kissinger estuvo en Alemania ayudando a buscar miembros de la Gestapo. Más tarde estudió ciencia política y a los 40 años fue nombrado profesor de Harvard.

Kissinger publicó su 17º libro con un título que no es exactamente modesto: El orden mundial. Cuando preparábamos esta entrevista él pidió que el tema fuera ese. Kissinger prefiere hablar en inglés a pesar de su origen alemán y de que semanalmente lee Der Spiegel en su iPad. Después de gastar 90 minutos con nosotros nos dijo que había arriesgado su cuello con todo lo que nos había dicho. Pero, por supuesto, un hombre como Kissinger sabe exactamente lo que quiere y lo que no quiere decir.

Un mundo de caos, crisis y orden 


SPIEGEL: Doctor Kissinger, el mundo de hoy parece más complicado que nunca, con guerras, catástrofes y caos por todas partes. ¿Hay realmente menos orden que nunca en el mundo?

Kissinger: Aparentemente sí. El caos nos amenaza por la proliferación de armas de destrucción masiva y por el terrorismo internacional. Ahora hay un fenómeno de territorios sin gobiernos. Como lo vemos por el ejemplo de Libia, un territorio sin gobierno puede tener un tremendo impacto en la falta de orden en el mundo. El estado como una unidad está bajo ataque, no en todas partes del mundo pero sí en muchas. Pero al mismo tiempo, y esto parece una paradoja, esta es la primera vez en que se puede hablar de un orden mundial.

SPIEGEL: ¿Qué quiere decir con eso?

Kissinger: Durante la mayor parte de la historia y hasta hace muy poco tiempo el orden en el mundo era un orden regional. Esta es la primera vez en que todas las partes del mundo pueden interactuar. Esto crea la necesidad de un nuevo orden para el mundo globalizado. Pero no hay reglas universalmente aceptadas. Existe una perspectiva china, una perspectiva islámica, una perspectiva occidental y, hasta cierto punto, una perspectiva rusa. Y realmente estas perspectivas no son siempre compatibles.

Equilibrio de poderes, intereses comunes y aceptación de diferencias 

SPIEGEL: En su último libro usted habla con frecuencia de la Paz de Westfalia de 1648, que puso final a la Guerra de los Treinta Años, como un punto de referencia para el orden mundial. ¿Cómo puede ser relevante hoy un tratado firmado hace más de 350 años?

Kissinger: La Paz de Westfalia se firmó luego de que casi un cuarto de la población de Europa Central había perecido por causa de la guerra, por enfermedad, por hambre. El tratado tuvo como base la necesidad de llegar a un entendimiento entre los distintos actores; no tuvo como base algún tipo de moralidad superior. Naciones independientes tomaron la decisión de no interferir en los affaires de otros estados. Crearon un balance de poder que no existe hoy.

SPIEGEL: ¿Necesitamos otra Guerra de los Treinta Años para crear un nuevo orden mundial?

Kissinger: Pues esa es una buena pregunta. ¿Logramos un orden mundial a través del caos o a través del estudio y el entendimiento? Uno podría creer que la proliferación de armas nucleares, los peligros del cambio climático y el terrorismo deberían servir de base para una agenda común. Así que yo esperaría que fuéramos suficientemente prudentes como para evitar una Guerra de los Treinta Años.

Ucrania entre Rusia y Occidente

SPIEGEL: Hablemos entonces de un ejemplo concreto. ¿Cómo debería reaccionar Occidente a la anexión que ha hecho Rusia de la Crimea? ¿Le preocupa que esto quiera decir que en el futuro las fronteras no son ya inviolables?

Kissinger: La Crimea es un síntoma, no una causa. Más aún, la Crimea es un caso especial. Ucrania fue parte de Rusia por mucho tiempo. Uno no puede aceptar el principio de que cualquier país puede cambiar fronteras y apropiarse de una provincia de otro país. Pero si Occidente es honesto consigo mismo tiene que admitir que cometió errores. La anexión de la Crimea no fue un movimiento hacia la conquista global. No fue como lo que hizo Hitler al invadir a Checoeslovaquia.

SPIEGEL: ¿Qué fue entonces?

Kissinger: Uno tiene que considerar lo siguiente: Putin gastó millones y millones de dólares en los juegos olímpicos de invierno de Sochi. El tema de los olímpicos fue Rusia como un estado progresista, unido a Occidente por la cultura. Probablemente quiere ser parte de él. De manera que no tiene sentido que una semana después de terminados los olímpicos Putin tome la Crimea y empiece una guerra por Ucrania. Entonces uno tiene que preguntarse, ¿por qué pasó eso?

SPIEGEL: ¿Está usted diciendo que Occidente tiene hasta cierto punto alguna responsabilidad por la intensificación del conflicto?

Kissinger: Sí, eso es lo que estoy diciendo. Europa y los Estados Unidos no entendieron el impacto de eventos como las negociaciones sobre relaciones económicas entre Ucrania y la Unión Europea y como las manifestaciones en Kiev. Estas cosas y su impacto han debido de negociarse con Rusia. Esto no quiere decir que la respuesta de Rusia haya sido la apropiada. 

SPIEGEL: Parece que usted entiende bien a Putin. ¿Pero no está haciendo él exactamente lo que usted está advirtiendo, creando caos en Ucrania oriental y poniendo en peligro su soberanía?

Kissinger: Cierto. Pero Ucrania siempre tuvo un significado especial para Rusia. Fue un error no darse cuenta de eso. 

¿Reapertura de la guerra fría?

SPIEGEL: Las relaciones entre Occidente y Rusia son más tensas ahora que en muchas décadas pasadas. ¿Deberíamos preocuparnos por la posibilidad de otra Guerra Fría?

Kissinger: Ciertamente estamos ante ese peligro y no podemos ignorarlo. Yo creo que empezar otra vez la Guerra Fría sería una tragedia histórica. Si se puede evitar un conflicto hay que intentarlo sobre bases de moral y de seguridad.

SPIEGEL: ¿Pero no fue la anexión de la Crimea por Rusia lo que forzó a la Unión Europea y a los Estados Unidos a imponer sanciones?

Kissinger: Primero, Occidente no podía aceptar la anexión: era necesario tomar medidas que la contrarrestaran. Pero nadie en Occidente ha ofrecido un plan concreto para la devolución de la Crimea. Nadie está dispuesto a pelear por Ucrania oriental. Eso es un hecho. Pero uno no necesita aceptarlo y en ese caso lo que hacemos es no tratar a la Crimea como territorio ruso en derecho internacional. Es similar a lo que hicimos con los estados bálticos a los que seguimos tratando como estados independientes durante el gobierno soviético.

Sanciones internacionales: ¿para qué?

SPIEGEL: ¿No sería mejor levantar las sanciones aún si no hay concesiones por parte de los rusos?

Kissinger: No. Pero tengo varias objeciones a las sanciones. Cuando hablamos de una economía global y al mismo tiempo imponemos sanciones dentro de esa economía global se corre el riesgo de que los países grandes anticipando el futuro traten de protegerse de daños posibles y a medida en que lo hagan vayan creando una economía global mercantilista. Yo tengo problemas con la idea de las sanciones personales y les voy a decir por qué. Publicamos una lista de gente sancionada. Pero cuando llegue el momento de levantar las sanciones ¿qué vamos a decir? “Estas cuatro personas están libres de sanciones y estas otras cuatro no”. ¿Por qué esas cuatro? Yo creo que cuando uno empieza algo siempre debería pensar en qué es lo que quiere lograr y cómo va a terminar. ¿Cómo termina?

SPIEGEL: ¿No se aplica lo mismo a Putin que ha logrado aislarse en una esquina? ¿Actúa él con base en su debilidad o con base en su fortaleza?

Kissinger: Creo que actúa con base en una debilidad estratégica disfrazada de fortaleza táctica.

Los límites de las potencias

SPIEGEL: ¿Qué implicaciones tiene eso en cualquier interacción con él?

Kissinger: Tenemos que recordar que Rusia es una parte importante del sistema internacional y por lo mismo útil para resolver muchas otras crisis; por ejemplo, en las negociaciones sobre proliferación nuclear con Irán o en el caso de Siria. Esto tiene que tener preferencia sobre la escalada táctica en un caso específico. Es importante que Ucrania se mantenga como un estado independiente con el derecho a las asociaciones comerciales y económicas que prefiera. Pero no creo que sea una ley natural que todo estado tenga el derecho de ser un aliado dentro del marco de NATO. Ustedes y yo sabemos que OTAN nunca va a votar unánimemente para aceptar a Ucrania.

SPIEGEL: Pero nosotros no podemos decirle a los ucranianos que ellos no pueden decidir libremente su propio futuro.

Kissinger: ¿Por qué no?

SPIEGEL: Usted habla como una potencia acostumbrada a hacer lo que le da la gana.

Kissinger: No, los Estados Unidos no puede dictarle términos a nadie y no deberían tratar de hacerlo. Sería un error el solo pensar que pudiera hacerlo. Pero con respecto a la OTAN, los Estados Unidos tendrán un voto en las decisiones que se tomen por unanimidad. La canciller alemana se ha expresado en el mismo sentido.

SPIEGEL: Los Estados Unidos están muy polarizados. El nivel de agresión en el debate político es muy elevado. ¿Son todavía capaces de actuar como una potencia?

Kissinger: Me preocupa esta división interna. Cuando yo trabajaba en Washington los enfrentamientos políticos eran duros. Pero había mucha más cooperación y contacto entre los dos partidos.

EEUU, política doméstica y acción internacional

SPIEGEL: En las elecciones de la semana pasada el presidente Obama perdió sus mayorías en el senado.

Kissinger: Eso es técnicamente cierto. Al mismo tiempo, el presidente es libre de hacer lo que considere correcto, como lo hizo el presidente Harry Truman entre 1946 y 1948, cuando sacó adelante el Plan Marshall a pesar de haber perdido el congreso.

SPIEGEL: La próxima campaña presidencial está a punto de empezar. ¿Será Hilary Clinton una buena candidata?

Kissinger: Yo veo en Hillary a una amiga y creo que ella tiene carácter. Así que sí, yo creo que ella puede hacer el trabajo. En general creo que es mejor para el país que haya un cambio de administración. Nosotros los republicanos tenemos que encontrar un buen candidato.

Diplomacia, armas y opinión pública en la política internacional

SPIEGEL: En su libro usted dice que el orden internacional “debe ser cultivado, no impuesto”. ¿Qué quiere decir?

Kissinger: Lo que quiero decir es que nosotros los estadounidenses somos un factor importante como resultado de nuestras fuerzas y valores. Uno se convierte en una potencia porque es fuerte y porque es prudente y ve lejos. Pero ningún estado es suficientemente fuerte y prudente para crear un orden mundial por sí solo.

SPIEGEL: ¿Es la política internacional de Estados Unidos prudente y decisiva en este momento?

Kissinger: En los Estados Unidos tenemos la convicción de que podemos cambiar el mundo no solo con el uso de poder blando sino también por el ejercicio del poder militar. Europa no tiene esa convicción.

SPIEGEL: El público estadounidense es muy renuente a dejarse enganchar y preferiría enfocarse en los asuntos domésticos. El mismo Obama habla de “construcción de la nación en casa”.

Kissinger: Si uno estudia las cinco guerras que los Estados Unidos han hecho desde el final de la Segunda Guerra Mundial ve que todas tenían gran apoyo público. La guerra actual contra la organización terrorista el Estado Islámico tiene mucho respaldo público. El problema es ¿qué pasa a medida que la guerra se alarga? Es esencial tener claridad sobre lo que resulta de la guerra.

Las metas de la intervención militar

SPIEGEL: ¿No debería ser el objetivo más importante la protección de la población civil que sufre en Irak y Siria?

Kissinger: Primero que todo yo no estoy de acuerdo con que la crisis siria se interprete como la acción de un dictador sin escrúpulos contra una población que no se puede defender y que esa población se va a volver democrática si uno elimina al dictador.

SPIEGEL: Pero los civiles están sufriendo independiente de cómo lo defina.

Kissinger: Sí, están sufriendo y merecen simpatía y ayuda humanitaria. Déjeme explicar lo que yo veo. En parte es un conflicto étnico. En parte es una rebelión contra la vieja estructura del Medio Oriente. En parte es una rebelión contra el gobierno. Ahora, si uno quiere solucionar todos esos problemas y si uno quiere hacer los sacrificios para solucionarlos todos y si uno cree que puede crear algo que haga realidad esa solución, entonces uno puede decir: “Vamos a ejercer el derecho a intervenir”, pero eso implica medidas militares y voluntad de aceptar las consecuencias. Mire a Libia. No hay ninguna duda de que estaba moralmente justificado tumbar a Muammar Gadhafi, pero no teníamos la voluntad de llenar el vacío que dejó. En consecuencia allá tenemos milicias enfrentadas entre sí. Y lo que queda es un territorio sin gobierno y un arsenal con el que se arma el resto del África. 

SPIEGEL: Pero estamos viendo una situación similarmente intolerable en Siria. El estado se está desbaratando y organizaciones terroristas gobiernan partes importantes del país. ¿No fue quizá una equivocación abstenerse de intervenir cuando se hubiera podido evitar el caos que nos amenaza a todos ahora?

Kissinger: En el curso de mi vida siempre he estado de parte de una política exterior activa. Pero uno necesita saber con quién está colaborando. Uno necesita socios confiables. Y en este conflicto no veo ni uno solo.

Papel de Kissinger en la guerra de Vietnam

SPIEGEL: Igual que en la guerra de Vietnam. ¿No se arrepiente a veces de su política agresiva allá?

Kissinger: A ustedes les gustaría muchísimo que yo dijera eso.

SPIEGEL: Por supuesto. Usted no ha hablado mucho de ello en su vida.

Kissinger: Yo he pasado la vida estudiando esas cosas, he escrito un libro sobre Vietnam titulado Poniéndole fin a la guerra de Vietnam y le he dedicado muchos capítulos de mis memorias a Vietnam. Ustedes tienen que recordar que la administración en la que serví heredó la guerra de Vietnam. Quinientos mil estadounidenses habían sido enviados allá por la administración Johnson. La administración Nixon retiró estas tropas gradualmente. Las tropas de combate de tierra fueron retiradas en 1961. Todo lo que puedo decir es que yo y mis colegas actuamos con base en planes cuidadosos. Apliqué mi mejor análisis a las decisiones estratégicas y actué de acuerdo con mis mejores convicciones. 

Hacer historia e interpretarla

SPIEGEL: Hay una frase en su libro, en la última página, que podría entenderse en cierto sentido como autocrítica. Usted escribe que alguna vez pensó que podía explicar la historia pero que hoy en día es más modesto cuando se trata de juzgar eventos históricos. 

Kissinger: He aprendido, como escribí, que la historia tiene que ser descubierta, no declarada. Con ello admito que uno crece a través de la vida. No es autocrítica necesariamente. Lo que yo trataba de decir es que uno no puede creer que basta con la fuerza de la voluntad para darle forma a la historia. Por eso mismo estoy en contra del concepto de intervenir cuando uno no sabe cuáles serán las implicaciones últimas.

Defensa de la guerra contra Irak

SPIEGEL: En el 2003 usted estaba de acuerdo en que se derrocara a Saddam Hussein. En ese momento las consecuencias de esa intervención también eran inciertas. 

Kissinger: Les voy a decir lo que yo pensé entonces. A mí me parecía que después del ataque a los Estados Unidos era importante que estos vindicaran su posición. Las Naciones Unidas habían certificado violaciones importantes. Yo creí que el derrocamiento de Saddam era un objetivo legítimo. No me pareció realista el intento de crear democracia por medio de una ocupación militar. 

SPIEGEL: ¿Por qué estaba tan seguro de que eso no era realista?

Kissinger: Uno tiene que estar seguro de que quiere hacerlo por décadas y de que la opinión pública lo va a acompañar. Pero eso probablemente supera los recursos de cualquier país. 

Decisión de ir a la guerra: ¿qué se quiere lograr?

SPIEGEL: Por eso mismo que dice usted el presidente Obama está haciendo la guerra anti-terrorista desde el aire, usando aviones de guerra y aviones no tripulados en Pakistán y Yemen y ahora también en Irak. ¿A usted qué le parece eso?

Kissinger: Yo estoy de acuerdo en golpear dentro de los territorios donde se originan los ataques. Nunca he expresado en público mi opinión sobre los aviones no tripulados. Los aviones no tripulados son una amenaza mayor para los civiles que sus equivalentes en la guerra de Vietnam, pero operan de acuerdo con los mismos principios.

SPIEGEL: En su libro usted opina que los Estados Unidos tienen que tomar decisiones bélicas de manera que se logre la “mejor combinación de seguridad y moral”. ¿Puede explicarnos qué quiere decir con eso?

Kissinger: No. Todo depende de la situación. ¿Qué interés específico tenemos en Siria? ¿Es solo un interés humanitario? ¿Es un interés estratégico? Por supuesto que uno siempre quiere lograr el resultado moral más elevado posible, pero en medio de una guerra civil uno no puede dejar de ver la realidad, y entonces uno tiene que hacer un juicio.

SPIEGEL: ¿Quiere eso decir que por un cierto tiempo, por razones realistas, podríamos estar de parte de Bashar Assad en su enfrentamiento con el Estado Islámico?

Kissinger: Pues no. Nunca podremos estar del lado de Assad. Eso sería echarle reversa a lo que hemos hecho y dicho por años. Sin embargo, con toda franqueza pienso que debimos preguntarnos qué queremos lograr en Siria y debimos tener una conversación con Rusia para formular una estrategia común. Fue un error decir desde el principio que Assad se tenía que ir aunque ese fuera un objetivo deseable al final. Ahora que estamos enredados en un conflicto con Rusia se hace mucho más difícil lograr un acuerdo nuclear con Irán.

Cooperación internacional: Oportunidades e indiscreciones 

SPIEGEL: ¿Está usted de acuerdo en que Europa, especialmente Alemania, asuma un papel más activo? 

Kissinger: Sí, claro. Hace cien años Europa tenía prácticamente el monopolio en la creación de un orden mundial. Hoy en día corre el riesgo de dedicarse a sí misma. Alemania es en este momento el país más importante de Europa y, definitivamente, debería ser mucho más activa. Tengo muy buena opinión de la señora Merkel y creo que es la persona adecuada para llevar a Alemania en esta dirección. A propósito, he conocido y tenido relaciones amistosas con todos los cancilleres alemanes.

SPIEGEL: ¿Sí? ¿Incluso con Willy Brandt?

Kissinger: Tengo muy buena opinión de Willy Brandt.

SPIEGEL: Nos sorprende un poco porque hace apenas unos meses se hizo pública una conversación que usted tuvo con Nixon en la que dijo que Brandt era un “idiota peligroso”.

Kissinger: ¿Saben una cosa? Esas frases tomadas fuera de contexto confunden la realidad. Esa conversación tiene lugar al final de un día agotador, entre personas que se están diciendo cosas, respondiendo al momento y probablemente teniendo una diferencia de opiniones que yo ya ni recuerdo. Nosotros teníamos algunas dudas sobre la Ostpolitik de Brandt al principio pero luego trabajamos con él muy de cerca. Pregúntenselo a Egon Bahr. Él les dirá: Sin la administración Nixon la Ostpolitik de Brandt no hubiera logrado sus objetivos, especialmente con respecto a Berlín.

SPIEGEL: Usted es un político muy controvertido en Alemania. Los estudiantes protestaron cuando la Universidad de Bonn quiso crear una cátedra con su nombre. ¿Le disgustó o al menos lo molestó eso?

Kissinger: Yo agradezco el honor. Yo no pedí que se creara esa cátedra y solo supe de ella después de haber sido creada. Yo no quiero participar en esa discusión. Es cosa exclusiva de las agencias alemanas. Creo que Alemania debería tomar esa decisión por razones propias.

SPIEGEL: Muchas gracias por esta entrevista, señor Kissinger.

Traducción, adaptación y subtítulos de Luis Mejía
Publicado en blogluismejia.blogspot.com
7 de diciembre del 2014
 
Tomado de DER SPIEGEL – Edición Internacional Inglesa de 11/13/2014 

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