Wednesday, October 31, 2012

VII. DEL PRESTIGIO DE LOS ESTADOS UNIDOS


RELACIONES INTERNACIONALES: ESTADOS UNIDOS Y AMERICA LATINA – Parte VII

Prestigio e Idea de Imperio

Además de los intereses económicos, el establecimiento internacional estadounidense reconoce otro objetivo en las relaciones internacionales del país: la protección del prestigio nacional.  El establecimiento internacional tiene una idea muy primitiva y simple del prestigio nacional.  Sacando lecciones de una lectura superficial de la historia de los imperios, le parece que el poder y grandeza de los Estados Unidos requiere la existencia de un cierto número de estados cautivos de sus intereses, un cierto número de gobiernos clientes, un cierto número de ejércitos mercenarios, libre acceso a una cierta cantidad de materias primas, mercados de trabajo y bases militares y de espionaje, y un cierto grado de impunidad para las conductas criminales de sus agentes. El costo de estos privilegios puede no estar justificado política, estratégica o económicamente, pero eso generalmente no tiene importancia para los que diseñan la política internacional del país.  El respeto a esta noción del prestigio nacional ayuda a los líderes latinoamericanos que gozan del respaldo del establecimiento internacional estadounidense a mantenerse en el poder.

El prestigio nacional sufre un daño serio cuando el establecimiento internacional o sus aliados sufren una derrota pública en cualquier lugar del mundo. El peligro de que un país latinoamericano se convierta en teatro de una operación de lavado de la dignidad estadounidense es siempre latente.

Frecuentemente, además, miembros del establecimiento internacional estadounidense que se consideren a sí mismos injuriados, insultados o humillados por alguno de los actores de la escena internacional o que confíen en que una crisis internacional favorezca su fortuna política dentro de los Estados Unidos intentan –y con frecuencia logran- identificar el prestigio nacional con su prestigio personal.

Prestigio y Juego Limpio en las Relaciones Internacionales

En las sociedades latinoamericanas el prestigio está unido a la noción de hidalguía, y la hidalguía es cosa de estilo, de gracia en el triunfo y donaire en la adversidad.  De ahí el refrán que dice que en la mesa y en el juego se conoce al caballero.  No es esta una prueba de distinción que pase el establecimiento estadounidense que en los juegos de poder es para siempre un mal perdedor.  Explota él cuanta oportunidad le dan la incompetencia, ignorancia, imprevisión, miopía estratégica, ambición, codicia, debilidad y estupidez de las elites latinoamericanas, pero jamás perdona que la suerte se torne en su contra o que sus víctimas, aprendiendo la lección del trato que han recibido, usen con éxito, en contra suya, las mismas técnicas que él ha empleado.  Esta ha sido una experiencia que han vivido los latinoamericanos y los asiáticos por igual, como lo muestra el estado actual de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, Irán, Irak y Viet-Nam. 

Los sectores políticos, asiendo por el cuello la oportunidad de jugar al patriotismo doméstico, culparán al otro país de los contratiempos y reveses que el establecimiento internacional se haya allí buscado y llevarán adelante una política de desquite que en ocasiones será tan contraria a los intereses reales de Estados Unidos que hasta los sectores económicos se opondrán a ella.  Esta actitud irracional de los políticos cierra la puerta a toda solución negociada y deja a las elites  latinoamericanas que hayan jugado con éxito los juegos aprendidos de los estadounidenses con tres opciones:  Forzar a su país a un acto de desagravio a sabiendas de que el establecimiento político estadounidense no necesariamente se apaciguará; inducir un enfrentamiento con los Estados Unidos con la esperanza de que la comunidad internacional haga presión para que el conflicto no se vuelva armado, pero ello solo postpone el arreglo de cuentas, y tratar de ganar tiempo dentro de una situación tensa pero sin conflicto abierto mientras establecen en forma lenta y callada una relación estrecha con otra potencia o grupo de países, de manera que a la larga se establezca un status quo que los Estados Unidos encuentren conveniente tolerar.

Luis Mejía – 25 de octubre de 2012
Publicado en blogluismejia.blogspot.com

No comments:

Post a Comment