Thursday, September 7, 2017

GENERACIÓN Y ACUMULACIÓN DE RIQUEZA SOCIAL

SOCIALISMO vs POPULISMO – Capítulo II

LUIS MEJÍA, Ph.D. Economía

Índice:
Primer enfoque: Creadores de riqueza
Proceso creativo de riqueza
Visualización del enriquecimiento social: la aldea
Desaparición de la riqueza
Esfuerzo humano, producción y acumulación de riqueza
Riqueza real y riqueza de papel
Incentivos del enriquecimiento
Motivadores: la codicia, la envidia, la ambición
Motivadores: necesidad y altruismo
Motivadores y prioridades sociales
De la supervivencia al mejor vivir: El florecer de la cultura

Nota: Publicado simultáneamente en http://seminariointernacionalgramsci.blogspot.com/

Este es el segundo capítulo de la colaboración que estamos desarrollando el Profesor Miguel Herrera Zgaib, Universidad Nacional de Colombia – Bogotá, y yo sobre el tópico Socialismo y Populismo. Aquí introduzco algunas nociones sobre el proceso social de creación y acumulación de riqueza.

Estas nociones, no conceptos, son necesarias para entender las decisiones políticas y económicas de los gobiernos socialistas y populistas, así como la oposición que generan, que son temas específicos, relevantes para la coyuntura de los denominados gobiernos progresistas de la Subregión de América del Sur, principalmente, de los que hablaremos en capítulos subsiguientes.

Primer enfoque: Creadores de riqueza

Hemos observado una tendencia en la gente que se pone en los extremos ideológicos a simplificar los procesos económicos. Así, los conservadores extremos creen que los únicos generadores de riqueza son los que ya tienen riqueza y sus gerentes. Los extremistas de izquierda creen que los únicos generadores de riqueza son los obreros, y de manera más amplia, los trabajadores. La forma más absurda de esta creencia asume que los obreros generarían riqueza bajo la supervisión de burócratas del gobierno o del partido de gobierno, tal como se hizo en la Unión Soviética, o se hace en Cuba, y, en menor medida, en la China popular de nuestros días.

Igualmente, circula en los medios sociales y es mencionada en conversaciones diarias una caricatura que compara al capitalista con el socialista; para dizque concluir que el primero te enseñaría a pescar y el segundo te daría un pescado que ha sido robado a alguien. Tal fórmula jamás se plantea la necesidad de preservar los peces que serán “robados o pescados.”

Esas simplificaciones son útiles en la propaganda política, porque le “economizan” tiempo de reflexión a la gente, a la que vive muy ocupada para informarse y, sobre todo, a la que no tiene interés en informarse. Le dan una muletilla con la que creen sellar una discusión sobre formas de organización económica sin profundizar los mecanismos de creación y distribución de riqueza. En suma, le dan una falsa certeza intelectual, y refuerzan un sentido común tradicional que es necesario transformar radicalmente.

Proceso creativo de riqueza

La creación de riqueza es un proceso mucho más complejo. Para empezar, la creación de riqueza es un proceso social, una actividad en la que participan, directa o indirectamente, todos los miembros de la sociedad de diversas formas.

La riqueza se crea, de modo general, alrededor de dos tipos de actividades económicas: [1] la producción de mercancías, y [2] la prestación de servicios.

La producción es una cadena de actividades en el que el esfuerzo humano material e inmaterial se aplica a la transformación de la naturaleza: extracción de materias primas de la tierra (plantas, ganados y peces, agua, maderas, minerales), procesamiento (cosecha, ordeño, refinamiento de metales, purificación de aguas), elaboración de cosas útiles o deseadas (alimentos, medicinas, vehículos y computadoras y sus componentes, puentes y carreteras) y venta a la persona que va a consumir ese producto.

Los servicios son actividades que la gente necesita para su supervivencia, comodidad o desarrollo personal. Incluyen las tareas de maestros, científicos, artistas, ministros del culto, jueces, policías, carceleros, administradores de empresas y de oficinas gubernamentales, banqueros, tenderos, transportadores, constructores, mecánicos, carteros, telefonistas, programadores de computadoras, parteras, enfermeras, azafatas, mucamas y cocineras, jornaleros, etc.

Se llama actores o agentes económicos, según los casos, a todos los que participan en la producción, circulación, distribución y consumo de mercancías y servicios. La moneda facilita las transacciones entre ellos, aunque no siempre es así.

En el mundo contemporáneo hay regiones y grupos humanos que todavía usan, o se esfuerzan por usar el trueque para sus transacciones, por lo que tienen específicas formas de intercambio y de mercado. Aspectos que fueron tratados en un libro muy influyente de Karl Polanyi.

Visualización del enriquecimiento social: la aldea

Hay un nivel de desarrollo económico que hace muy fácil ver cómo se genera riqueza, y cómo se acumula. La vida que gira alrededor de una aldea puede  servir de ejemplo del proceso económico. Lo usamos sin pretender idealizar la aldea al modo de Robinson Crusoe, ejemplo que fue objeto de una demoledora crítica por parte de Carlos Marx.

El campesino siembra, y obtiene de la tierra cultivada cosechas de pancoger, guarda lo que necesita para el mantenimiento de la gente que vive con él, trae el resto al mercado del pueblo. El excedente que no consume con su familia lo vende a un precio acordado con el comprador, y que, generalmente, tiene dos componentes: [1] los gastos en que incurrió y [2] algo más que no necesita gastar por el momento, y que se convierte en sus ahorros. Muchos estudiosos lo denominan excedente y lo consideran justificado, como fruto de la diligencia personal; lo que rechazan es la apropiación o extorsión de este excedente por parte de otros que no lo crearon.

Con el producto de la venta de su cosecha el campesino compra semillas, herramientas y los alimentos que no produce en su tierra; también paga la visita al médico y el consejo del agrónomo o del veterinario. Lo que le sobra, el excedente, lo va guardando hasta que tiene suficiente para hacerle mejoras a su tierra o empezar un cultivo comercial.

Esto implica comprar una máquina agrícola o un pedazo de tierra colindante a la suya y, a veces, contratar jornaleros que le ayuden a él y a su familia, en cultivos específicos, a producir un poco más, valiéndose de la fuerza de trabajo ajena. Así, año tras año, este campesino llegaría a crear un emporio agroindustrial o un latifundio.

Aquí hacemos un paréntesis. La evolución del campesino de pequeño agricultor a latifundista o a industrial del agro exigiría que tuviera conocimientos y habilidades específicos para realizar complejas operaciones financieras, introducir innovaciones tecnológicas, administrar instalaciones y mano de obra y sortear eventos y circunstancias imposibles de simplificar o predecir de antemano. En otras palabras, no es realista esperar que con su trabajo personal y sus ahorros todos los campesinos, sin excepción, van a hacer esa transición, ni siquiera en los Estados Unidos de América en los siglos XVIII  y XIX. De hecho, el modelo de desarrollo capitalista del campo impulsado por granjeros independientes (farmers) ha sido cuestionado válidamente desde los comienzos del siglo pasado.

Por su parte, los tenderos del pueblo, es decir, los pequeños comerciantes, le ponen un precio a sus mercancías que debe cubrir [1] el costo de estas (incluyendo el interés que carguen los proveedores a crédito), [2] el costo de operación del local y [3] los gastos de su mantenimiento personal y el de su familia. Incluyen también un poco más en el precio; es la parte que ahorran y a la larga les permite ampliar la tienda, agregarle habitaciones a la casa y comprar finca. Por supuesto, el tendero no es libre de fijar el precio caprichosamente, a no ser que sea el proveedor exclusivo de las mercancías que ofrece.

La dueña de una casa grande alquila a otros las alcobas que no usa y la renta que colecta está calculada para mantenimiento y mejoras, pagar los impuestos de propiedad raíz y cubrir su sostenimiento personal. Puede incluir un excedente que ella invierte en la cuota inicial de otra casa que arrienda completamente. La renta que ésta genera paga la hipoteca, le permite hacer algunos gastos suntuarios para embellecer su vida personal y le sirve de base para comprar una tercera casa y así hasta que es dueña del marco de la plaza.

El patrimonio de todos ellos sube de valor, además, con el crecimiento de la población, el desarrollo económico y la inversión social en obras de infraestructura. Además, ese conviene olvidar que dicho patrimonio y la renta que “produce” está sujeto a cargas impositivas, que, entre otras cosas, sirven para pagar los servicios del gobierno y la administración a nivel local y nacional.

Aquí conviene tener presente que nuestra descripción de la creación y acumulación de riqueza es válida para sociedades con una economía compleja, que son definidas como capitalistas y socialistas, no sin reserva y debates, hasta nuestros días.

En la historia humana ha habido –y hay todavía- sociedades cuya economía es tan simple que apenas tienen dos tipos de bienes: los de consumo, de los que solo quieren los necesarios para la supervivencia, y los de uso, que son propiedad común. Pero, conviene recordarlo, el capital, como relación social, tiene una “existencia antediluviana”, según la afirmación que cosechó Marx en sus lecturas del British Museum y que consignó en los escritos agrupados bajo el título Historia crítica de la plusvalía.

Desaparición de la riqueza

Todos sabemos que la vida de la aldea/pueblo que hemos descrito como una referencia hipotética o como un modelo, no transcurre de manera tan simple. Tomemos como ejemplo al campesino.

En su camino se puede atravesar un imprevisto que afecte su vida o el ciclo productivo de su finca: una enfermedad larga que le impida trabajar o cuyo tratamiento drene sus recursos; un cambio en su manera de vivir de manera que su dinero se esfume en gastos innecesarios, el juego y la parranda; una sequía, inundación, incendio forestal o plaga que destruya la cosecha; una epidemia, una huelga o un desastre natural que lo dejen sin jornaleros que le ayuden a producir o sin consumidores que le compren la cosecha.

Otras amenazas tienen la fortuna y la virtud del campesino: los costos de los insumos o la tasa de impuestos crecen de manera desproporcionada con respecto a sus ingresos; un vecino codicioso se vale de las autoridades o de los criminales sobre los que tiene influencia (a veces los dos al tiempo) para forzarlo a vender a menos precio o falsifica títulos de propiedad o deuda para quitarle la tierra; el prestamista del pueblo (un agiotista o un banco que a veces es agiotista con licencia legal) le hace efectivo un préstamo leonino que no pudo pagar; una guerra con bombarderos, tanques y tropas saqueadoras destruye casa, tierra, herramientas y mercados.

Finalmente, el campesino puede morir a deshora y dejar a su familia con algún patrimonio que desaparecerá en manos de los cuñados de la viuda, de los tíos de los huérfanos o de los abogados de herederos litigiosos.

Así desaparecen fortunas en todos los niveles de la economía y en todo tipo de empresa, y las herencias no se transmiten de padres a hijos. Pero no es este el destino de todas las fortunas. También con frecuencia la riqueza acumulada pasa de padres a hijos  y se conserva en un mismo linaje. Colombia, Estados Unidos, Francia tienen ejemplos bastante socorridos.

Esfuerzo humano, producción y acumulación de riqueza

En el proceso de producción se combinan varias formas de esfuerzo humano:
1) La fuerza bruta y las destrezas manuales,

2) La inteligencia, el conocimiento y el ingenio, y

3) La gerencia o habilidad para coordinar los esfuerzos de otros.

Estos tres factores (llamados capital humano y que podemos englobar en la diligencia personal) no se excluyen entre sí ni se personifican uno a uno en el obrero manual, el técnico de conocimientos especializados y el administrador.
Esos mismos tres factores juegan en la acumulación de riqueza y se combinan con los siguientes:

4) la capacidad de ahorro personal y de vivir frugalmente,

5) la valorización que adquieren las cosas como resultado del crecimiento de la población, el desarrollo económico y el gasto público, en obras públicas, por ejemplo (por aplicación de la regla del Código de Bello que dice: “el dueño de una cosa pasa a serlo de lo que […] se junta a ella”),

6) la suerte (un tesoro oculto, el premio gordo de la lotería, herencias, la oportunidad de un negocio imprevisto –ej., demanda súbita por un producto que uno tiene en el momento-),

7) el efecto bola de nieve de la fortuna, que beneficia a quienes ya la tienen (es más fácil para los que ya tienen patrimonio conseguir préstamos para la inversión, para los que ya tienen una red de distribución agregar productos nuevos, para los que controlan una compañía financiera canalizar recursos hacia sus otras empresas y, finalmente, cuanto más grande el patrimonio personal mayores las ganancias, así, por ejemplo, solo una gran fortuna puede aprovechar las permutas o compra-ventas de muy corta duración de moneda extranjera o de papeles bursátiles[i]),

8) el aprovechamiento de oportunidades legales para quedarse con bienes ajenos a una fracción del precio (ej., remates, subastas, casas de empeño, ejecución de hipotecas),

9) la mala fe (quiebra fraudulenta, defraudación de socios, clientes, proveedores o trabajadores, adquisición violenta de bienes ajenos, aprovechamiento indebido de cargos públicos o privados en beneficio personal, evasión de impuestos, contrabando, tráfico ilegal de mercancías, testaferrato y complicidad en negocios de delincuentes), que ojalá fuera de menos ocurrencia en el mundo real.

Observe el lector que solo con respecto al enriquecimiento de mala fe hacemos un juicio moral, en los demás casos nos limitamos a hacer una descripción.

La visualización de estos procesos se dificulta a medida que se hace más compleja la economía con el desarrollo tecnológico y la diversificación de productos y servicios: la producción se diversifica, la división del trabajo se hace más detallada, compradores y vendedores individuales pierden control de los precios, surgen monopolios, oligopolios y carteles, se globalizan los mercados.

Los apologistas de derecha nos quieren hacer creer que la diligencia personal, el ahorro y la vida frugal son las fuentes más importantes de acumulación de riqueza y que las demás se pueden pasar por alto en los análisis económicos y socio-políticos. Ellos saben que están promoviendo una falacia.

Riqueza real y riqueza de papel

Durante la mayor parte de la historia humana la riqueza ha estado representada en cosas reales, tangibles, que en la modernidad tienen existencia general bajo la forma mercancía: tierras, casas, herramientas, fábricas, materias primas, mercancías, joyas y dinero; esclavos y siervos en momentos horrorosos de nuestro pasado, convertidos después en fuerza de trabajo asalariada.

Entonces uno era poseedor directo de las cosas -y de la vida de seres humanos productivos-, o tenía título sobre una fracción de ellas como miembro de las primeras sociedades comerciales del mundo preburgués, que caracterizan el mercantilismo que se desarrolló con vigor entre los siglos XIII al XVI, de lo que son ejemplos notables, las repúblicas italianas, y los burgos de la liga hanseática, a manera de ejemplo.

En el mundo de hoy hemos creado una forma de riqueza completamente hipotética o nocional, especulativa, desconectada del esfuerzo humano productivo o de servicios necesarios para el bienestar y crecimiento de los individuos. Para construirla han sido inventados los instrumentos financieros derivados. Tales creaciones inmateriales son los llamados futuros, opciones, forwards, swaps, acuerdos de recompra y venta de acciones a plazo e infinidad de variaciones y combinaciones de los mismos.

Estos están remotamente emparentados con los instrumentos de deuda negociables del pasado, y se han convertido en un juego de especulación y albur; es el llamado “capitalismo casino”, que tiene una conexión lejanísima con la riqueza material. Los especuladores y planificadores financieros apuestan en las bolsas de New York, Frankfurt, Londres, Tokio y otras capitales financieras a que los precios de otros instrumentos financieros van a subir o bajar, o a que ciertos eventos hipotéticos –por ejemplo, oscilaciones en la oferta y demanda de materias primas- van a ocurrir.

Muchas transacciones sobre estos instrumentos no requieren inversión inicial o pago total del precio o se hacen con préstamos garantizados por los mismos instrumentos, lo cual aumenta la riqueza ficticia y el riesgo inherente en la operación.

Capitales inmensos invertidos en este mercado han llegado a dominar ciertos sectores del mundo financiero y de la vida económica de los pueblos[ii].

Esta pirámide de riqueza imaginaria, basada en la fe/confianza de que no habrá individuo ni evento aleatorio que la ponga en peligro, afecta de tal modo el sistema financiero que cuando falla una de sus partes el estado se ve forzado a usar sus recursos para impedir el efecto dominó que podría tener en otros sectores de la economía o en otras empresas.

Las tareas del mundo financiero en el pasado eran servir de intermediario en transacciones y movimientos de dinero, administrar el ahorro privado y proveer crédito para la industria, el comercio y el consumo público y privado; ahora son de importancia secundaria.

Incentivos para el enriquecimiento

Históricamente la humanidad ha inventado dos tipos de incentivos o recompensas materiales que recibe la gente para que se mantenga ocupada, generando más riqueza:
1) ingresos, representados en salarios, honorarios, intereses, y

2) acumulación personal de riqueza y el nivel de vida que le va anexa; esta acumulación resulta de los ingresos personales ahorrados y de que la riqueza producida por un individuo es transferida a otro que no la ha producido.

Los salarios, honorarios, intereses, bienes acumulados, necesitan un entramado social y comunitario para funcionar, implican una interacción con los demás actores económicos. Además no actúan por sí solos. Su efectividad depende de emociones y sentimientos que impelen a ganarse un salario o a hacer una fortuna. Nos referimos a cosas que nacen del corazón, como la necesidad, el altruismo, la codicia, la ambición y la envidia. De las dos primeras es fácil hablar pues tienen cierta nobleza moral, las otras preferimos pasarlas en silencio, pues pocos comentaristas las consideran ideales[iii].

Motivadores: la codicia, la envidia, la ambición

Adam Smith, un ilustrado escocés, quien ofrecía cursos de moral, en la Riqueza de las naciones describe la codicia como el motor de la actividad económica y el progreso: el empresario busca por encima de todo su beneficio personal y sus esfuerzos terminan beneficiando a la sociedad aunque esa no fuera su intención.

Sin embargo, su reconocimiento de la codicia como la fuerza social que es tiene un límite, pues él mismo observa que el poder económico concentrado en un individuo o en un grupo de individuos asociados perjudica a la sociedad misma[iv].

En la Teoría de la clase ociosa Thorstein Veblen describe el impulso de acumulación y gasto ostentoso de los muy ricos como motivado por el deseo de hacer rabiar de la envidia a sus pares, protegerse de la envidia que estos mismos les pueden causar y hacer sentir a las clases inferiores la pequeñez de sus recursos[v]. A su turno, las clases inferiores imitan el patrón de gastos de sus superiores en fortuna obedeciendo la misma motivación[vi].

La ambición está ligada al poder que confiere la riqueza. La mucha riqueza da a sus dueños una desmedida influencia –que no siempre es respetuosa del bien común, como lo explicó Adam Smith- en las decisiones políticas y económicas de los estados, como lo muestra el papel, con frecuencia jugado tras bambalinas, de familias y corporaciones multimillonarias. El poder permite blindar fortunas, acrecentarlas e impedir la prosperidad de otros.

A esta influencia sobre el estado se refería el presidente estadounidense Andrew Jackson, esclavista, latifundista, hombre de negocios, en 1832: “Es cosa de lamentar que los ricos y poderosos con demasiada frecuencia manipulan las actuaciones del gobierno para su propio  beneficio”. Él mismo se hizo célebre al ensayar los primeros correctivos de esta situación, que recordaron de manera diferente la batalla contra la usura en el medioevo tardío y las enseñanzas del dominico Tomás de Aquino sobre este tema.

Motivadores: necesidad y altruismo

La necesidad es el motivador más importante y común del esfuerzo productivo. La lucha de la mayoría de los seres humanos la mayor parte del tiempo ha sido contra el hambre, la intemperie, la enfermedad y la muerte y contra las amenazas a la supervivencia de su grupo familiar. La necesidad de sobrevivir es tan poderosa que por ella el hombre tolera la pérdida de su libertad y dignidad.

El altruismo o generosidad como motivador de la actividad económica es una realidad de la que hace parte un pequeño segmento de la humanidad capaz de trabajar sin darle prioridad a su propio beneficio. Los agentes económicos, especialmente los más depredadores, quisieran que nosotros creyéramos que generoso empeño guía sus empresas. La filantropía empresarial publicitada es un disfraz de la codicia. Adam Smith se refiere a los empresarios generosos con desdén.

Los ideólogos del capitalismo de estado se empeñaron en crear el “hombre nuevo”, despojado de egoísmo, con el que poblarían sus sociedades imaginarias. Estaban infatuados con el poder que tenían, eran incapaces de reconocer que las motivaciones de la gente son variadas o extrapolaban el ejemplo de individuos excepcionales. De todos modos se equivocaron.

Uno ve que el altruismo inspira acciones de solidaridad, desapego y sacrificio de muchas personas. La generosidad colectiva es importante en circunstancias excepcionales, como en accidentes y desastres naturales. Hay un nivel de confianza en los demás que sostiene la convivencia humana, tenemos fe en una decencia elemental de nuestros conciudadanos, apostamos a que en el curso normal del día no van a poner en peligro la vida, la salud o los bienes ajenos[vii].

Sin embargo, la conducta de rusos, chinos, vietnamitas, norcoreanos, europeos orientales y cubanos criados y educados por el Partido Comunista indica que el altruismo ni se puede imponer por mandato de las autoridades ni es confiable como guía de acción de los funcionarios gubernamentales y partidistas que supervisan a la ciudadanía o como regla de conducta del ciudadano promedio[viii].

Motivadores y prioridades sociales

Una sociedad bien organizada y con líderes prudentes -¡oh, utopía!-reconoce el papel de motivaciones egoístas y filantrópicas en su funcionamiento, y crea, por tanto, mecanismos para canalizarlas en beneficio de las mayorías o para minimizar el daño que puedan hacer.

En esto hay que tener prioridades claras: la generación de riqueza es necesaria para satisfacer las necesidades de la población y su acumulación lo es para sostener el bienestar social y el desarrollo tecnológico y cultural. Para lograr estos objetivos hay que darle juego a todos los motivadores del ser humano y permitir que se expresen de manera socialmente adecuada.

De la supervivencia al mejor vivir: El florecer de la cultura

Al observar el esfuerzo y el ingenio que la gente aplica a la creación y la acumulación de riqueza nos podemos preguntar: ¿Para qué?

Una vez asegurada su supervivencia la humanidad presta atención a otras necesidades, busca maneras de vivir mejor y dedica parte de sus energías al entretenimiento, el conocimiento, la ciencia, el perfeccionamiento de las técnicas de producción, las artes y el embellecimiento del entorno, el desarrollo de las instituciones de gobierno y las reglas de convivencia social, las oportunidades para desarrollar talentos y destrezas individuales, la búsqueda de la libertad y el reconocimiento de la dignidad personal[ix].

Un gobierno comprometido con el populismo distributivo tiene políticas inmediatas para atender las necesidades básicas de las clases bajas, esto es, su alimentación, salud, educación, vivienda y entretenimiento. Los críticos lo llaman despectivamente pan y circo. Los populistas acumulativos hacen lo mismo, pero en menor escala, para prevenir la agudización de los conflictos de clase. Históricamente los gobiernos populistas de todo tipo no han dado prioridad al desarrollo cultural aunque muchos de ellos se han distinguido por usar la cultura para hacer propaganda política.

Un gobierno socialista tiene un plan de gobierno para crear riqueza social y satisfacer las necesidades básicas de las clases bajas a corto y largo plazo y da prioridad al florecimiento de la cultura de manera que tanto las masas como las elites intelectuales tengan oportunidad de desarrollar sus poderes creativos.






[i] En el mundo financiero esto se llama arbitrage o compra y venta simultánea de divisas o papeles bursátiles para aprovechar diferencias muy pequeñas en los precios en diferentes mercados.
[ii] En la novela Dos años, ocho meses y veintiocho noches Salman Rushdie narra la historia de Daniel “Mac” Aroni, presidente del banco más grande Estados Unidos. Poseído por un genio perverso, “Mac” Aroni divulga información secreta sobre una conspiración para “destruir la economía de los Estados Unidos con la introducción de deuda derivativa, la cual representa dieciséis veces el valor del PIB mundial…”
[iii] Ayn Rand es la excepción más notable a esta observación; ella dedicó su vida y su obra a justificar la codicia y la ambición y a promover el derecho del más codicioso y ambicioso a dominar la sociedad. Sus libros han sido editados muchas veces. Sus seguidores la consideran gran filósofa, muchos filósofos la consideran gran charlatana.
[iv] Adam Smith enfoca su análisis en el capitalismo industrial temprano y considera como único esfuerzo productivo el del que fabrica cosas; al darle énfasis al proceso manufacturero consideró a los proveedores de servicios como personal no productivo ya que sus tareas no se cristalizaban en mercancías vendibles. En la economía contemporánea se puede identificar dos clases de servicios no productivos en el sentido usado por Smith: los burócratas del estado y la empresa privada que están ahí sin calificaciones para el cargo y los corredores de la bolsa de valores. Estos, en mi opinión, son parásitos sociales que nada aportan a la producción de riqueza real.
[v] La bella mujer recién casada con el secretario del tesoro del gobierno de Trump puso en su cuenta de medios sociales una fotografía suya saliendo de un avión oficial con su esposo con esta nota en la que ella enfatiza la marca de su prendas de vestir: “Great #daytrip to #Kentucky! #nicest #people #beautiful #countryside #rolandmouret pants #tomford sunnies, #hermesscarf #valentinorockstudheels #valentino #usa”. http://www.huffingtonpost.com/entry/louise-linton-steve-mnuchin-wife-instagram_us_599b9b16e4b04c532f43dd69?ncid=inblnkushpmg00000009
[vi] Hace poco fui testigo de un evento que evidencia la inclinación al gasto imitativo en las clases subalternas. Acompañaba de compras en Nueva York a una empresaria latinoamericana exitosa pero no multimillonaria. Al pasar al lado de un lote de carteras de lujo producidas en la China y ofrecidas por inmigrantes africanos en un andén dijo: “No. Estas son solo para secretarias y muchachas del servicio”. Su reacción obedeció al bajo precio de la mercancía y a la presunción de que probablemente era falsificada. Nada tenía que ver con el valor intrínseco de la misma. Puesta a escoger en su oficina de negocios entre una versión auténtica y una falsificada de la misma mercancía ella no sabría la diferencia.
[vii] Una nota relevante para el momento que  vivimos. El terrorismo es efectivo porque mina esa confianza en la decencia elemental de los demás y en la habilidad de las autoridades de protegernos.
[viii] Los buenos novelistas son los que mejor describen la farsa en que terminan los intentos de crear el “hombre nuevo”; tres nombres me vienen a la memoria en este momento: Senel Paz, Leonardo Padura y Víctor Serge.
[ix] Abraham Maslow, psicólogo estadounidense, creó su jerarquía de necesidades para sistematizar los motivadores de obreros y administradores de una sociedad industrial avanzada.



Luis Mejía
7 de septiembre del 2017
Publicado en blogluismejia.blogspot.com

8 comments:

  1. Descripción de algunos individuos muy ricos de Nueva York, sus patrones de gasto, la manera como manejan el “estigma de la riqueza”, sus intentos de parecerse a los que no son ricos y las implicaciones sociales. La autora se pregunta si una sociedad debiera tener valores morales que hicieran inaceptable la existencia de altos niveles de inequidad independientemente de que sus beneficiarios sean trabajadores, generosos, simpáticos, prácticos y buenas personas.

    https://www.nytimes.com/2017/09/08/opinion/sunday/what-the-rich-wont-tell-you.html?emc=edit_th_20170908&nl=todaysheadlines&nlid=34870783

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  2. Importante comentario de mi amigo Fernando Alviar - Parte 1:

    Inmediatamente después de leer el anterior Blog de Mejía, sobre el plan de estudio propuesto para abordar el tema del populismo, me abstuve de hacer algún pronunciamiento porque hasta entonces creía que dicho tema había dejado de ser relevante cuando se reestructuraron los partidos socialdemócratas bajo la orientación del Programa de Erfurt, que la Segunda Asociación Internacional de Trabajadores también acogió como Partido del proletariado, y de allí se inspiró la creación del Partido Obrero Socialdemócrata en Rusia zarista en 1895, además del aporte teórico de Lenin en 1899 consignado en El desarrollo del capitalismo en Rusia. Después de la Revolución democrático-burguesa de 1905 el campesinado pobre, de la extensa Rusia oriental, tomó distancia con los campesinos medios y ricos y se identificó con los objetivos de lucha de la población de obreros y soldados más concentrada en el occidente de Rusia.

    Hoy, cuando nos encontramos atosigados por avalanchas de múltiples versiones de nacionalismo, de fascismo, de sinarquismo y de populismo, encuentro muy acertado retomar la trayectoria histórica que tales expresiones de la política y la economía, tratadas como ideologías, ameritan ser sacadas de la penumbra cavernaria, donde permanecen a manera de opiniones (nociones) bajo la percepción de apariencia de cada quien (doxas), a fin de exponerlas a la luz para quienes optamos por la elaboración de conceptos (episteme), bajo las exigencias de la política y la economía en su condición de ciencias histórica que a todas luces indagan por la realidad verdadera, cuando terminan con la realidad aparente.
    Encuentro el origen de la noción ideológica en el populismo de las luchas campesinistas de los rusos entre 1861, cuando las luchas campesinas hicieron que se expidiera un decreto zarista sobre la supresión del siervo campesino, luchas que continuaron con marcada violencia terrorista hasta 1894, bajo las consignas “voluntad del pueblo”, “Tierra y Libertad” y otras, sustentadas en la literatura política rusa con autores tan destacados como J. Plejánov, Piotr L. Lavrov, Nikolas Mijailovski, M. Bakunin y el economista P. Struve.


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  3. Comentario de Fernando Alviar - Parte 2:

    El surgimiento del socialismo con el ascenso de los diversos partidos socialdemócratas en los dos últimos decenios del siglo XIX en Alemania y Rusia estimuló el surgimiento del tipo particular de “nacionalismo integral” propuesto por Ch. M. P. Maurras, con miras a recuperar la “Grandeza de Francia” a semejanza de la propuesta de otros ideólogos políticos en el presente decenio en varios países de distintos continentes, como punto principal de sus agendas. Este resurgimiento del nacionalismo que en su versión original dio cabida a diversas versiones de fascismo, debe ser conceptualizado acorde con los cambios en las condiciones económicas y sociales actuales, evitando los lugares comunes donde caen analistas contemporáneos con tendencia a confundirlos y mantenerlos y tratarlos “del mismo modo” o en “un mismo costal”.
    Hago la anterior consideración basado en el ensayo de González Cuevas , quien sostiene que Las ideologías políticas no pueden considerarse estáticas, porque van evolucionando en las coyunturas y con el surgimiento de nuevas problemáticas a las que deben ir dando respuestas, lo cual explica su pervivencia histórica y su capacidad de adaptación a las nuevas relaciones que el desarrollo social impone . El tradicionalismo ideológico ha transformando sus pautas doctrinales, al calor de la influencia de la filosofía positivista.

    Charles Marie P. Maurras (1868-1952) fue el ideólogo que con mayor precisión repensó los principios fundamentales del tradicionalismo ideológico en el lenguaje de las corrientes positivistas, realizando una nueva síntesis que tendría un indudable impacto no sólo en Francia y en otros países europeos (Italia, España, Portugal, Alemania), sino igualmente en Hispanoamérica (Brasil, Colombia). Maurras fue el sistematizador de las dispersas corrientes del conservadurismo francés que brotaron durante el siglo XIX en oposición al significado político y social de la Revolución de 1789. No obstante, como todas las síntesis importantes, su obra es algo más que una mera refundición, plantea un proyecto de «regeneración nacional» para la salvación de Francia.

    Maurras expurgó al positivismo de Comte de todos sus elementos utópicos y progresistas, convirtiéndole, desde su perspectiva, en un armazón ideológico profundamente conservador.

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  4. Comentario de Fernando Alviar - Part 3

    Respecto a la noción de acumulación de riqueza expuesta en el segundo Blog, para derivar de allí la base económica de la ideología del populismo, comento lo siguiente:

    La Economía dejó de ser ideología después que el profesor escocés de moral Adam Smith, en su libro sobre la causa de la riqueza de las naciones, le demostró al médico francés Quesnay que la riqueza no solo se generaba en el proceso de producción agraria, sino también en el proceso de producción industrial, debido a que en ambos procesos el trabajo humano añadía más valor al valor usual que los productos naturales presentaban, y no era dable considerarlos en el proceso de circulación de mercancías. Smith, generalizó los diversos trabajos concretos que se aplican en el sector agrario como en el industrial, bajo el concepto de valor, como abstracción del trabajo humano, además de plantearlo como ley económica básica, con lo cual le dio identidad científica a este campo de conocimientos una vez que empezó a dotarse de conceptos categorías y leyes, hasta configurarse como cuerpo teórico.

    Smith contribuyó además con el concepto de división del trabajo productivo e improductivo como sustento de la división social en la formación social capitalista. Marx partió de los aportes de Smith y aclaró que la ley del valor opera en un contexto social del cual deriva los conceptos de trabajo socialmente necesario y trabajo excedente para dar al traste con la novelística inglesa las robinsonadas como alternativa a la producción individualista y no social. El trabajo excedente es propiamente lo que antes del capitalismo se denominaba riqueza y a partir del cual este cambió en su esencia al operar el cambio mercantil y por ello cambió de término por plusvalía o ganancia mercantil

    D. Ricardo introdujo el concepto de renta diferencial del suelo agrario, como causal adicional de riqueza o ganancia extraordinaria, la cual Marx retomó para exponer el cómo la ganancia extraordinaria se convierte en renta del suelo, no sólo agrario sino también el suelo minero y el suelo urbano. La razón de ello está en el nuevo concepto elaborado por Marx bajo la renta absoluta del suelo que aparece con las tecnologías desarrolladas en el capitalismo para potenciar la productividad del trabajo humano, cuyo excedente parasita la clase terrateniente como tercera clase social en importancia, dentro del capitalismo.

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  5. Comentario de Fernando Alviar - Parte 4

    Estas elaboraciones teóricas corresponden más a la política y la economía como ciencias, que a la ideología en usanza que trata de suprimir los extremos y validar únicamente el centro. Tratemos de refutar racional y científicamente tesis e hipótesis que consideremos absurdas, con sesudas elaboraciones teóricas.

    La riqueza entonces no puede ser una noción inmóvil y por ello debemos referirnos al resultado del intercambio mercantil, incluida la fuerza de trabajo, al redundar todo ello en el dinero que a la postre se convierte en ganancia y por ende en capital, para comunicarnos en concordancia con las categorías económicas propias del capitalismo y así entenderemos mejor la ley de la acumulación del capital, en la medida que se mantiene la reproducción del proceso de trabajo, cada vez en mayores niveles de productividad del trabajo humano potenciado por las tecnologías de punta, la cooperación manufacturera e industrial y los sistemas administrativos eficaces.

    El foco se debe mantener en la productividad del trabajo así planteada como generadora exclusiva de valor durante el proceso de trabajo, sin confundirse con el papel de los agentes de la circulación-distribución, por las apariencias que tienen de generar valor, lo mismo que la apariencia que algunos observan al considerar que es el capital el que genera mayor valor cuando la realidad verdadera está en la aplicación del trabajo humano, tanto físico como mental, circunscrito al proceso de producción y de allí la connotación de trabajo productivo.

    González Cuevas Carlos P. Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, H." Contemporánea, t. 3, 1990, págs. 343-356 La recepción del pensamiento maurrasiano en España (1914-1930)

    Esto explica las formas de nacionalismo integral surgidas principalmente en España, Italia y Alemania ante nuevas relaciones sociales que el fin de la Primera Guerra Mundial impuso y donde fue determinante el movimiento político maurrasiano, que además se extendió por Suramérica. Si bien la ideología del nacionalismo integral adoptó otra denominación en cada uno de dichos países como fascismo, falangismo o social-nacionalismo, se debe considerar que todas ellas corresponden la misma ideología originada en La Acción Francesa, adaptada al contexto socio político en cada uno de los países donde se acogió dicha ideología. {Nota del F. Alviar}

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  6. Global Rentier Capitalism

    https://www.worldeconomicsassociation.org/newsletterarticles/global-rentier-capitalism/

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  7. Profesor Guillemo Maya, Unversidad Nacional - Medellín:

    "En conclusión, lo que cuenta en el desarrollo económico es la transformación productiva. ¿Petróleo y minerales? Sí, mientras haya reservas. Japón no tiene petróleo ni minerales, se transformó productivamente, al igual que Corea y China. En Latinoamérica es al revés: Desindustrialización y desagriculturización. Se importa gran parte de la dieta alimenticia, mientras que se destruye la base industrial. Un absurdo".

    http://m.eltiempo.com/opinion/columnistas/guillermo-maya/para-que-soy-bueno-su-merced-para-prometer-219324

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  8. Investors demand more access to alternative investments

    https://www.axios.com/alternative-investments-private-equity-hedge-funds-1ee60092-60f6-4c7e-9a77-b0a005214af0.html

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