Wednesday, February 27, 2013

ESTADOS UNIDOS: COYUNTURA PROPICIA FRENTE A LA INMIGRACIÓN



Publicado originalmente en RAZÓN PÚBLICA
Domingo, 17 de Febrero de 2013

Se abre paso una nueva legislación, necesaria para regularizar la presencia de una gran cantidad de indocumentados.  El momento es propicio porque existe por fin un consenso entre el gobierno y el congreso.



Mito fundacional

La imagen de la sociedad estadounidense como un melting pot  o crisol donde se funden los pueblos del mundo ha tenido una poderosa influencia en el imaginario colectivo de ese país. Con una cierta base en la realidad, esta metáfora supone que las oleadas sucesivas de inmigrantes que han poblado a Estados Unidos y han hecho de él la potencia económica y militar, han sido aceptadas e integradas en una fábrica social homogénea e igualitaria.

Las grandes olas de inmigrantes europeos, blancos y pobres, de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX — irlandeses, italianos, polacos, alemanes, judíos — acabaron por integrarse a la sociedad blanca ya existente, pese a grandes dificultades iniciales.

Fueron discriminados por su pobreza, por su ignorancia y, en el caso de irlandeses e italianos, por su catolicismo. El aislamiento con respecto a sus países de origen impuesto por la distancia, las limitaciones del transporte trasatlántico y su costo, obligaban de hecho a esos inmigrantes a asimilar la cultura anglosajona como condición para hacerse aceptar.

La prosperidad europea durante los años de entreguerras y en la segunda postguerra a consecuencia del Plan Marshall redujo el flujo europeo. Un movimiento migratorio de retorno a Irlanda se produjo con el ingreso de este país a la Unión Europea.

Inmigración no europea

Entre tanto, las mismas circunstancias económicas, sociales y políticas que habían producido la emigración europea hacia Estados Unidos se presentaron en los países no desarrollados y no europeos. Con un factor adicional: la intervención de Estados Unidos — a veces armada, a veces económica y política — en el resto del continente americano, convirtió a este país en un destino obvio para emigrantes potenciales.

El libro de Juan González Harvest of Empire (Cosecha del Imperio), publicado en  2011, y el documental del mismo título que circula desde el año pasado (ver video) describen la relación entre la intervención estadounidense y el flujo migratorio de puertorriqueños, cubanos, mexicanos, guatemaltecos, nicaragüenses y dominicanos.

En Colombia, el efecto combinado de la violencia doméstica y el deterioro de las condiciones laborales inducido por las políticas económicas impulsadas por todos los gobiernos desde Gaviria (1990-1994) ha generado un flujo sostenido de emigrantes hacia Estados Unidos y otros países.

Fuera de los latinoamericanos, Estados Unidos funciona como un magneto que atrae trabajadores del África, Asia y algunos de los países que pertenecieron a la Unión Soviética y al Pacto de Varsovia. Para 2011, los latinos representaban 52,6 por ciento de los residentes legales de origen extranjero, Asia representaba el 28,6 por ciento  y Europa el 12,1 por ciento.

Hay una manera regular y una irregular de radicarse en los Estados Unidos. La primera hace uso de los mecanismos legales para obtener una visa de residente y eventualmente hacerse ciudadano. La segunda consiste en cruzar la frontera sin registrarse ante las autoridades de inmigración o en aprovechar una visa temporal para quedarse en el país por más tiempo del autorizado en el permiso de estadía expedido en el puerto de entrada.

La inmigración legal

El primer mecanismo padece de serias deficiencias. Las visas de residentes se expiden a miembros de la familia inmediata de ciudadanos y de quienes ya son residentes y a personal contratado por compañías locales; en menor número a solicitantes de asilo.

Excepto cuando se trata de familiares de ciudadanos, las visas están sujetas a un cupo total anual y a cuotas por país de origen y tipo de empleo. Para noviembre de 2011, estaban pendientes 300.000 peticiones de visa solicitadas por familiares inmediatos y 2,5 millones por hermanos de residentes. La cola se prolonga hasta solicitudes presentadas en el año 2000.

El tiempo para procesar una visa de empleo puede ser de cinco años o más, en ocasiones hasta varias décadas. Las cortes encargadas de la revisión judicial de las solicitudes negadas administrativamente tenían 325.024 casos pendientes en septiembre del año pasado.

La inmigración ilegal

El segundo mecanismo ha dado lugar a una numerosa población de residentes llamados indocumentados o ilegales, que viven en una zona de penumbra que les impide integrarse socialmente y los fuerza a violar la ley en muchos campos.

La incertidumbre sobre su estadía los desalienta a aprender inglés y a participar en la vida cívica local.  La discriminación les impide avanzar en su educación.  La ficción de que legalmente no existen los obliga a andar sin licencia de conducir, documentos válidos de identificación o cuenta bancaria.

El Pew Reseach Hispanic Center ha calculado esta población en 11,1 millones para el 2010, lo cual representa 3,7 por ciento de la población total, 5,2 por ciento de la fuerza laboral y 28 por ciento de la población nacida en el extranjero.  El gobierno, los  expertos y los medios han adoptado este cálculo para el estudio de la situación, a sabiendas de las dificultades metodológicas y prácticas para hacer el conteo.

Coyuntura propicia

La parálisis de los mecanismos legales de inmigración, el volumen mismo de la población indocumentada y la presión popular, especialmente de los latinos, han creado la coyuntura política que muy probablemente permitirá aprobar una ley comprensiva de inmigración en esta legislatura.

El presidente Obama y una comisión bipartidista en el Senado han propuesto sendos planes que coinciden en la mayoría de los puntos, excepto que los senadores hacen énfasis en el aseguramiento de la frontera Sur y el presidente incluye la frontera Norte. El  liderazgo de los dos partidos ha declarado su respaldo a la iniciativa.

La legislación que resulte cubrirá cuatro áreas de política:
  • Simplificar procedimientos y agilizar el trámite de visas de residentes:
Deberán acortarse los tiempos de espera para obtener una visa; se dará preferencia a las familias inmediatas de residentes y ciudadanos, a inversionistas y a empresarios y a los estudiantes de postgrado en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas; habrá  un procedimiento expedito para las víctimas de crímenes, violencia doméstica o persecución política que justifiquen un tratamiento humanitario; se agilizará la expedición de visas de turismo. Se crearían programas para integrar a los recién llegados en el uso del inglés, en educación cívica y en oportunidades económicas. En la reunificación de familias, se incluirán parejas del mismo sexo.

  • Crear un procedimiento para regularizar el status de los indocumentados:
Los indocumentados deberán registrarse ante las autoridades de inmigración, pasar una revisión de actividades delictivas y riesgos para la seguridad nacional, pagar impuestos y una multa, aprender inglés y entrar a la cola de procesamiento de solicitudes después de quienes ya tienen pendiente una petición de visa conforme a la legislación anterior. Los que eran menores a la llegada al país y los trabajadores agrícolas tendrán un régimen especial.

  • Fortalecer la seguridad de las fronteras:
En las fronteras se aumentará el número de oficiales de inmigración, se mejorará la infraestructura de los puntos de entrada, se instalará tecnología de punta para la detección de movimiento de personas y vehículos –aeronaves a control remoto, equipos de rastreo, cámaras térmicas-  y se contratará con firmas privadas el procesamiento de visitantes extranjeros. Se intentará desalentar el movimiento de personas, la comisión de crímenes transnacionales –tráfico de armas, dinero, drogas y personas- y la falsificación de pasaportes y visas. Se expropiarán los instrumentos y ganancias de la actividad criminal. Se establecerá una colaboración para el desarrollo y la vigilancia con la población residente cerca de las áreas fronterizas.

  • Criminalizar la contratación laboral de trabajadores indocumentados:
Los empleadores de indocumentados serán sancionados con multas y el cierre de la empresa. Para ayudarles a contratar solo a las personas que tienen permiso para trabajar en el país, el gobierno federal creará un banco de datos con información sobre el estatus de empleo de cada persona, se expedirá una nueva tarjeta de seguro social y se creará un documento de identificación para todos los empleados. Se dará protección a todos los trabajadores por medio de multas a las empresas que no cumplan con las condiciones de seguridad e higiene en el lugar del trabajo y que eludan el cumplimiento de las leyes laborales, y se mantendrá un sistema de inspecciones de las empresas que tengan muchos trabajadores inmigrantes.
 
Buenas posibilidades

En los próximos meses el Congreso discutirá los detalles de esta legislación. El presidente Obama en su discurso del estado de la Unión hizo una breve referencia a la necesidad de solucionar este problema lo más pronto posible y prometió firmar la ley que le envíen.

La reforma tiene el respaldo de la iglesia católica, aunque la jerarquía ha amenazado veladamente con sabotear el proceso legislativo si se incluye la opción de tratar a las parejas homosexuales como cualquier otra pareja para efectos de reunificación familiar. Los grupos latinos y muchas ONGs progresistas dan su respaldo a la legislación, pero harán cabildeo en el momento de discutir los detalles.

Habrá dificultades para financiar los gastos que demandarán las propuestas de vigilancia de fronteras, aplicación de los reglamentos nuevos y procesamiento de los casos pendientes, y se repetirá la oposición que siempre ha manifestado el país a establecer un documento de identidad obligatorio.

Cada generación de inmigrantes encuentra rechazo por parte de inmigrantes anteriores y sus descendientes.  En este momento subsiste el rechazo a los hispanos en algunos sectores, pero probablemente en el Congreso predominará un sentido de justicia y de entendimiento del problema para expedir una legislación que es necesaria.

Luis Mejía – 27 de febrero del 2013
Reproducido de Razón Pública en blogluismejia.blogspot.com

OBAMA VERSIÓN 2.0



Publicado originalmente en RAZÓN PÚBLICA
Domingo, 27 de Enero de 2013 

Un discurso inspirador, estructurado y anclado en la tradición de los padres fundadores contrasta con la fría realidad de Estados Unidos: no ha logrado salir de la crisis económica, el consenso bipartidista se rompió y su influencia en el mundo declina.

El sentido de la historia

El discurso de Barak Obama — presidente reelegido de Estados Unidos — en la ceremonia oficial de posesión el pasado 21 de enero estuvo cargado de símbolos y de guiños históricos: ya se convirtió en referencia obligada para el futuro, cuando se evalúe su gestión de gobierno.

El trabajo de un presidente incluye administrar la cosa pública, encarnar la dignidad de la Nación y dar voz y sentido a la visión que su pueblo tiene del destino común. El presidente Reagan, por ejemplo, lo hacía en su estilo afable y en un lenguaje de libreto de cine que conectaba bien con la mentalidad simplista de las masas.
El presidente Obama — intelectual, académico, constitucionalista — apela a la inteligencia y al sentido de la historia de su audiencia.

Discurso bien armado

En su discurso de posesión pudimos observar una construcción formal impecable:

-En la introducción, preparó a sus oyentes mediante una invocación de la Constitución y de la Declaración de Independencia, donde evocó los ideales de igualdad y de libertad que han inspirado los mejores momentos de la historia nacional y una lista de las aspiraciones populares que aún están pendientes de realizar.

- En el medio, despertó una intensa emoción colectiva al mencionar los lugares que la imaginación popular asocia con la lucha por la igualdad de las mujeres (Seneca Falls), con los derechos de los afroamericanos  (Selma) y con el respeto a los homosexuales (Stonewall) para desembocar en una secuencia que empieza “Nuestra lucha no estará terminada hasta que…”, repetida cinco veces para hacer visibles los sectores sociales que el resto del país ha dejado atrás.

- Al final, reafirma la fe en los ideales del pasado, el orgullo en los avances sociales y políticos logrados, los retos de una lucha noble y la confianza en el futuro.

Su lectura del discurso fue efectiva. Él proyecta un aire de autoridad con la cadencia de la voz, la mesura en los movimientos de las manos, la gravedad de su expresión y la dosis correcta de emoción en los momentos claves del texto.

We the people

Hubo un tema dominante: el esfuerzo colectivo y la solidaridad social — los ciudadanos trabajando unidos y ayudándose unos a otros — hacen y harán de Estados Unidos un país libre, próspero e igualitario. Repitió dos palabras muchas veces: nosotros y juntos.

Algunos críticos opinaron que el presidente se presentó como un tirano en potencia al hacer uso del plural mayestático.  Es una lectura equivocada: al hablar de “nosotros” lo hizo inmediatamente después el preámbulo de la Declaración de Independencia: “Nosotros [el pueblo] declaramos como verdad evidente que todos nacemos iguales…”   De manera que las aspiraciones de los fundadores de la república se prolongan retóricamente en las aspiraciones populares de hoy.

El presidente enunció algunas áreas de acción para su segundo periodo:

- el déficit fiscal,
- la economía,
- el empleo,
- la infraestructura,
- el sistema impositivo,
- la educación, investigación e innovación tecnológica,
- el cambio climático,
- la inmigración,
- la seguridad social,
- la discriminación salarial de la mujer,
- la desigualdad jurídica de los homosexuales,
- los derechos políticos de las minorías,
- la población económicamente vulnerable,
- la terminación de las guerras pendientes,
- la promoción de la democracia y el desarrollo en el resto del mundo.

No se comprometió con una acción específica sobre ninguno de estos puntos. No era su intención. Lo que hizo fue esbozar una visión del país que quieren las mayorías que votaron por él. Probablemente en su discurso sobre el estado de la unión presentará sus planes concretos, el próximo 12 de febrero.

Una visión sin ataduras

El discurso — con los tópicos ya tradicionales de excepcionalismo y embellecimiento de la historia nacional — parece tener dos propósitos: de un lado, dejar claro quién ganó las elecciones y, de otro, fijar una visión de la Nación para los próximos años.

Los políticos republicanos acusan al presidente de tomar decisiones unilaterales y partidistas y de excluirlos de la discusión del proyecto nacional. Parecen no haber entendido que el discurso presidencial encarna una visión antagónica a la que ellos presentaron en la campaña presidencial y que rechazó la mayoría de los electores.

Por su parte, el presidente parece entender ahora sí que la oposición republicana a una administración demócrata – y a la suya en particular por ser negro – no admite compromiso o colaboración: se siente libre para definir la agenda política y la orientación de su gobierno. Pero es obvio que este discurso no define la agenda gubernamental, solo ofrece una visión ideal del país.

El presidente Obama tendrá que negociar con los legisladores republicanos — o por lo menos con los menos recalcitrantes entre ellos — para poder gobernar efectivamente. De hecho, lo anticipa al decir que “no necesitamos  terminar de una vez por todas el debate sobre el papel del gobierno”. Después de todo, ellos seguirán siendo mayoría en la Cámara de Representantes.

La economía sigue mal 

Un tema que tendrá alta prioridad en estos cuatro años es la política económica.  La crisis fiscal galopante, que se refleja en el elevadísimo nivel de la deuda pública, resulta del desfase descomunal entre gastos e ingresos gubernamentales. Aunque los medios subrayan el problema del nivel federal, éste  se extiende a las finanzas de los estados y de los municipios.

El partido republicano  pretende reducir los impuestos y cortar drásticamente los gastos, especialmente los de bienestar social, dando la espalda al fraude y al desperdicio que ocurren en el presupuesto militar y de seguridad nacional.  Los demócratas quieren subir los impuestos de los más ricos y evitar la reducción en los gastos sociales.

Durante su primera administración, el presidente quiso contemporizar con los republicanos y propuso una acción limitada con respecto a impuestos y gastos sociales; su oferta no satisfizo al sector más fanático del partido y no hubo acuerdo. Las negociaciones que habrá necesariamente entre el gobierno y el partido de oposición deben equilibrar la reducción de la deuda y estimular el crecimiento de la economía.

La actividad económica todavía se está recuperando de la recesión provocada por el colapso del sistema financiero y del mercado de vivienda en 2007. La empresa privada – y el sector financiero, en particular – tuvieron buenas ganancias el año pasado. La deuda privada – tanto empresarial como de los hogares – se ha reducido.

Se estima una tasa de crecimiento del PIB entre 1,7 y 2 por ciento para 2012 y de 2,5 a 3 por ciento para 2013. Un nuevo ciclo de inversión, de contratación de mano de obra, de compra de vivienda y de consumo puede resultar de esta disponibilidad de fondos y de las bajas tasas de interés predominantes.

Suponiendo que va a encontrarse una solución razonable a la crisis fiscal, la economía seguirá siendo vulnerable frente a las bajas tasas de ahorro doméstico, a la escasa generación de riqueza real – en contraste con la riqueza de papel generada por el sector financiero y por los especuladores de la bolsa – y a la crisis económica europea.

Por eso cabe esperar que haya interés en explotar mejor los beneficios de los tratados de libre comercio existentes y que se celebren otros con el mismo propósito, como la iniciativa transpacífica que se negocia en secreto y sin discusión ciudadana.

Empleo y salario son condiciones sine qua non para mejorar la vida de la población. El Departamento del Trabajo ha calculado la tasa de desempleo en 7,8 por ciento para fines del 2012. Cálculos independientes esperan que baje al 7,1 por ciento para el 2014. Entretanto, la generación de empleo seguirá a ritmo lento y concentrada en el sector servicios, donde los salarios tienden a ser bajos y los trabajadores no calificados.

En 2012 se registró un aumento del 2,1 por ciento en el salario promedio por hora y para 2013 no se anticipan cambios en el salario mínimo aunque varios estados ya lo han subido o planean hacerlo.

A falta de un programa masivo de obras públicas, el gobierno federal tendrá poca capacidad para crear empleos; sin embargo, decisiones equivocadas con respecto a la crisis fiscal pueden tener un impacto negativo.

Las relaciones internacionales

Es probable una reforma de las leyes de migración en el curso del año. La primera administración Obama deportó más inmigrantes indocumentados que los gobiernos anteriores. Aún así, los latinos aportaron el margen de votos que le permitió ganar las elecciones. Asumió el compromiso de solucionar el problema de los indocumentados.

Es posible que el liderazgo republicano, duramente golpeado por el rechazo electoral latino, considere conveniente apoyar esta iniciativa. Están por definirse las modificaciones a las leyes de inmigración y los términos para normalizar el status de los inmigrantes indocumentados.

La agenda internacional presentará retos excepcionales. La situación fiscal y las condiciones económicas internas forzarán una congelación de gastos militares y de ayuda al desarrollo.

Por esto, el gobierno dará prioridad a la diplomacia en el manejo de las crisis de los próximos años. En zonas de conflicto armado probablemente intensificará el uso de aviones de combate teleguiados.

Varios frentes de las relaciones internacionales requieren atención inmediata:

-Negociar la presencia estadounidense en la economía y la seguridad nacional de Iraq y de Afganistán;

-Definir las condiciones de exclusión o colaboración de otros estados en sus asuntos internos,

- Mantener la presión sobre las pretensiones nucleares de Irán y Corea del Norte;

- Anticipar un posible conflicto entre China y sus vecinos –con quienes Estados Unidos tiene tratados de defensa mutua- por rivalidades territoriales.

- En el conflicto israelí-palestino, las opciones son limitadas por la desconfianza entre las partes y el comportamiento insultante del primer ministro Netanyahu hacia el presidente Obama.

- La economía estadounidense puede verse afectada por la crisis europea.

-El colapso de los estados africanos puede perturbar el mercado internacional de materias primas, crear oportunidades para el terrorismo anti-occidental y exigir la presencia del ejército estadounidense para mantener apariencias de estabilidad.

-El cambio climático exigirá trabajar con los países subdesarrollados que consideran la protección del medio ambiente un obstáculo a su progreso.

-Y América Latina ha empezado a tomar distanciar frente a la guerra contra las drogas.

Todo esto pondrá a prueba la habilidad de Estados Unidos para promover paz y libertad, desarrollo económico, comercio internacional y democracia, además de sus propios intereses.

Luis Mejía – 27 de febrero del 2013
Reproducido de Razón Pública en blogluismejia.blogspot.com

ELECCIONES EN ESTADOS UNIDOS: LA RECTA FINAL



Publicado originalmente en RAZÓN PÚBLICA
Domingo, 19 de Agosto de 2012 

Las campañas disparan dardos y cañonazos, pero el debate de fondo sigue ausente. El ganador es incierto pero se juegan el papel del Estado y el porvenir de la política social.


Agitación y propaganda
 
El próximo 6 de noviembre, más de 230 millones de ciudadanos tendrán que escoger entre el presidente en ejercicio, Barak Obama –demócrata, quien aspira a ser reelegido– y Mitt Romney, republicano. Sus compañeros de plancha como candidatos a la vicepresidencia son Joseph Biden y Paul Ryan, respectivamente. Hay otros candidatos, pero carecen de presencia nacional. 

Las campañas son operaciones combinadas de agitación y propaganda. Los candidatos manipulan las emociones de los votantes con fragmentos de información, generalizaciones ilógicas, mensajes subliminales, distorsiones de la realidad, acusaciones mutuas de impropiedad y falta de urbanidad, y descripción del opositor en términos que causen rechazo. 

El discurso de campaña se va estructurando a base de pequeños explosivos verbales (“sound bites” los llaman en inglés), fácilmente reproducibles en los medios y en la conversación de la gente, cargados con mensajes al alcance del votante más intonso. 

Los medios validan la trivialización temática y la radicalización emocional, cubriendo las campañas superficialmente. En las últimas semanas, los temas más mencionados han sido la personalidad de los candidatos, el déficit fiscal, las tasas de impuestos, el nivel de desempleo y la asistencia pública. 

Los problemas de Obama
 
El presidente es vulnerable a los ataques personales. Los republicanos ponen en duda su “americaneidad”. Ha sido acusado de haber nacido fuera de los Estados Unidos y haber falsificado su registro de nacimiento, de practicar la religión de los activistas musulmanes anti-estadounidenses y, horror de horrores, de ser socialista. Socialista para los republicanos es cualquier iniciativa enderezada a remediar la pobreza o a limitar la libertad de acción de los administradores de empresas. 

El presidente ha tenido que asumir el costo político y económico de las iniciativas fracasadas de su antecesor. Ahora son suyos temas como las guerras de Afganistán e Irak, el rescate del sistema financiero, el déficit fiscal agravado por estas políticas y por los recortes de impuestos para los sectores más ricos, y los métodos irregulares para perseguir a los enemigos de Estados Unidos. 

Al principio de su presidencia Obama cometió un error estratégico. Tratando de modificar el clima de fricción y de antagonismo de la administración Bush, Obama ofreció un gobierno de consenso y de entendimiento bipartidista. En prueba de su buena fe, disolvió las redes de movilización social y de activismo comunitario que le habían ayudado a ganar las elecciones, con un 53 por ciento del voto popular. 

Pero los republicanos interpretaron este gesto como pusilanimidad de Obama y se fortalecieron en la decisión de trabajar para que éste fuera “presidente de un solo período”, como dijo uno de sus líderes. 

Han saboteado sus iniciativas legislativas y han bloqueado el nombramiento de funcionarios del gobierno y del sistema judicial que requieren aprobación del congreso. Y lo acusan de ineficiente e incapaz de gobernar.
Le critican su falta de experiencia en los asuntos del Estado. Viniendo de quienes eligieron a Reagan y a George W. Bush, cuya ignorancia era legendaria en general y específicamente en asuntos domésticos y en relaciones internacionales, se puede poner en duda su sentido del juego limpio. 

Palos para Romney
 
Mitt Romney también ha sido criticado por su inexperiencia. En un viaje reciente a Israel dio un respaldo incondicional a la política guerrerista del gobierno de ese país, sin anticipar las consecuencias para Estados Unidos. 

Como promotor de inversiones, ha atraído críticas por su cercanía con inversionistas centroamericanos vinculados con paramilitares asesinos, el despido de trabajadores, la exportación de empleo a otros países y el hecho de que en su vida de empresario jamás arriesgó un centavo propio ni estuvo en peligro de quedar desempleado. 

Su renuencia a publicar la información correspondiente a más de dos años de su declaración de renta ha abierto una tercera línea de ataque: dispone de un capital de más de 230 millones de dólares –parte del cual se encuentra escondido en paraísos fiscales– y obtuvo ganancias personales de 21 millones de dólares en el 2010, pero solo pagó impuestos por un valor correspondiente a una tasa del 15 por ciento, la misma que se le aplica a un obrero no calificado con ingresos inferiores a 45.500 dólares. En su defensa ha alegado que paga diezmos a su iglesia y que de todos modos ha pagado millones en impuestos a una tasa no inferior al 13 por ciento

Es probable que estos ataques no tengan influencia en la decisión de los que votan por rechazo personal frente a Obama y al progresismo limitado que representa. En contraste con Romney, Obama declaró un ingreso neto de 790.000 dólares en el 2011 y pagó impuestos a una tasa del 20,6 por ciento. 

El déficit fiscal
 
El tema del déficit fiscal no se presta para una discusión detallada en la campaña. Las cifras son astronómicas: del orden de billion (miles de millones de dólares, en español). La realidad, como lo dijo David Stockman, director de presupuesto de Reagan, es que “nadie entiende esos números”. 


 
Mitt Romney considera que el déficit y la deuda debilitan la economía, pero es vago al hablar de recortes de gastos: ha propuesto bajar los gastos en promoción de la cultura y las artes, que representan menos del 1 por ciento del presupuesto. 

Paul Ryan tiene un plan más comprensivo. Propone conservar intacto el presupuesto militar, reducir las tasas de impuestos para las personas naturales y jurídicas más ricas y cortar drásticamente todos los gastos sociales. 

Esta propuesta tiene acogida en sectores muy pobres de la población y es entendible: prácticamente todo el mundo conoce a alguien que ha abusado del sistema de bienestar social, pero muy pocos conocen a los inversionistas y a los administradores del complejo industrial–militar. 

Las tasas de impuestos juegan un papel central en los paquetes de reducción del déficit federal:
  • El presidente propone un sistema progresivo de impuestos, con tasas más altas para quienes ganan más.
  • Romney, por su parte, considera que tasas bajas para todo mundo estimulan la economía y propone eliminar el impuesto a las sucesiones. En lo poco específico que dice de temas económicos es heredero de las nociones de “economía del goteo” y la “curva Lefferts” que permitieron al presidente Reagan declararse economista entendido.


 
El desempleo
 
La tasa de desempleo para julio de este año se calculó en 8,3 por ciento, por debajo del 11 por ciento registrado en febrero último. 

Romney ha dicho que desde su fondo de inversiones creó 100.000 empleos dentro de los Estados Unidos. Este cálculo no ha sido verificado por quienes han estudiado las compañías que se declararon en bancarrota, redujeron su mano de obra o movieron su producción fuera del país mientras las controlaba el fondo. 

Un gobierno puede hacer poco para generar empleo, fuera de aumentar la nómina oficial o crear incentivos que aumentan el gasto o reducen el ingreso. La gente juzga al gobierno en relación con estos números y acepta con entendible ilusión las promesas de la oposición de que los mejorará si le dan la oportunidad. 

Gasto social y gasto militar
 
Desde la elección del presidente Reagan los republicanos han buscado respaldo electoral para desmontar el legado de los dos presidentes Roosevelt: el intervencionismo estatal de Theodore y el bienestar social de Franklin. 

Theodore impulsó leyes para proteger la libertad de los mercados internos, reducir el poder de los monopolios, mejorar las condiciones físicas de trabajo y regular la higiene en el procesamiento industrial de alimentos. 

Franklin sentó las bases de la seguridad social para los ancianos, puso en marcha programas para aliviar el desempleo, la caída de la producción agrícola y la parálisis industrial que caracterizaron la Gran Depresión de 1930 y estimuló el movimiento sindical para que los trabajadores tuvieran algún poder de negociación frente a los conglomerados empresariales. 

La agenda social de los Roosevelts sigue siendo progresista. Romney y los republicanos la rechazan con el pretexto de balancear el presupuesto federal y hacer competitiva la economía. 

El presidente Obama y los demócratas hacen tibios esfuerzos por defenderla y conservarla. Pero ambos candidatos y ambos partidos, defienden los gastos de defensa, que en el 2012 representan el 24 por ciento del presupuesto; la contribución de este rubro al gasto superfluo, la duplicación de tareas, el enriquecimiento indebido y la deuda pública no ha sido denunciada tan intensamente como la de los gastos sociales. 

El debate de ideas puede ser superficial pero el control del presupuesto es real. Eso explica el dinero que se invierte en el proceso. Según el New York Times, hasta el mes de junio los dos partidos habían gastado 719 millones de dólares: los demócratas llevaban una pequeña ventaja. Grupos no controlados directamente por los partidos habían gastado otros 60 millones, la mayor parte en ataques contra el presidente Obama. 

Sin tendencia clara
 
Hasta el momento de escribir este artículo no se perfila un claro ganador. El Wall Street Journal mantiene una tabla informativa donde combina los resultados de las encuestas sobre intención de voto:
  • El presidente Obama llevaba una ventaja del 5 por ciento sobre Romney en enero, del 6 por ciento en mayo y del 4 por ciento en junio.
  • Romney ha tenido la ventaja, aunque menor, en algunos momentos. Con todo, como sabemos los colombianos, las encuestas políticas tienen un buen poder predictivo ex post facto.
Considerando los intereses que están en juego, muchos desearíamos el triunfo de Obama. Personalmente considero que la agenda progresista de los Roosevelts – aún en lo poco que sobrevive en su gobierno – es mucho mejor que el darwinismo social, el fundamentalismo religioso y la ignorancia científica e histórica que reflejan Mitt Romney y su equipo.

Luis Mejía – 27 de febrero del 2013
Reproducido de Razón Pública en blogluismejia.blogspot.com