Saturday, June 14, 2014

DECISIONES, VOTOS Y EQUIVOCACIONES: EMPATIA Y HUMILDAD



Libertad de decisión: ¿es libre el libre albedrío?

Empatía intelectual y humildad para con los que toman decisiones equivocadas es el consejo que da Kent Greenfield, un jurista y académico estadounidense que ha escrito sobre el mito de la libertad para escoger y decidir.

Nuestro cerebro, de acuerdo con autores como Kahneman, Lehrer y Partnoy, impone límites a nuestra capacidad de tomar decisiones en todos los campos de nuestra vida. Greenfield ha escrito un libro cuyo título podríamos traducir al castellano como El Mito de la libertad de escoger. En él desarrolla la tesis de que la biología, la cultura, los mercados y la autoridad limitan nuestra capacidad para tomar decisiones por nosotros mismos. En terminología antigua quiere decir que la capacidad cerebral, las restricciones impuestas por las normas sociales, la coacción que ejercen sobre nosotros las autoridades y las imposiciones del llamado libre mercado debilitan la idea del libre albedrío o libre arbitrio como mecanismo que explica las decisiones que tomamos.

Gimnasia mental y libertad de decisión

Dice Greenfield
“Nuestro entendimiento de cómo piensan y toman decisiones los seres humanos está sufriendo una revisión total. Científicos y estudiosos del comportamiento dicen que la gente cae en trampas predecibles cuando toma decisiones. Por ejemplo, el “efecto de la familiaridad” hace que nos inclinemos a preferir cosas que ya nos son familiares –sean personas, creencias o productos- y que nos gusten más cuando nos sentimos amenazados o estresados. Por eso rehusamos aceptar ideas nuevas y el status quo adquiere visos ventajosos, completamente inmerecidos, especialmente en tiempos difíciles. También somos víctimas de “raciocinio interesado”, esto es, criticamos con mayor ahínco las ideas con las que estamos en desacuerdo que las ideas que nos gustan. Nuestro cerebro nos engaña y nos hace percibir hechos que confirman lo que ya creemos –“sesgo de verificación”- y descartamos las cosas que contradicen nuestras nociones preexistentes.  Tenemos una exagerada confianza en nuestra habilidad para predecir y analizar, sea con respecto a nuestras capacidades como conductores –la mayoría de la gente piensa que son mejores conductores que el promedio-, sea con respecto a nuestra capacidad de anticipar el futuro.